CAPITULO 15

Ahora solo quedaban dos lobos aquí y se pusieron tras una pared. Oían disparos en el interior de una sala enorme, pero querían asegurarse de ver quién era el que estaba ahí.

―Ven, Nathan, prepárate activar tu instinto asesino.

Nathan asintió con la cabeza y de un segundo a otro, el gemelo respingó al ver que el cuerpo de un soldado de RAGE cayó de bruces cruzando la puerta, terminando tendido en el suelo con agujeros de bala en su cabeza.

―¡Están dándonos apoyo! ―Vociferó Luke―. Vamos Nathan.

Los dos se levantaron y cruzaron la puerta. En efecto, varios individuos con trajes oscuros se dieron la vuelta, reaccionando de forma instintiva apuntando con sus armas. Había tres de ellos que estaban sosteniendo la Y-90, los trajes que llevaban eran tácticos, chalecos y cascos negros, mientras una especie de mascarilla metálica cubría sus bocas. Tenían los ojos descubiertos.

―¡Esperen, somos espías de la ASPM! ―gritó Nathan alzando las manos al igual que Luke.

―¡Nos identificaremos! ¡Soy Luke Thomas, espía de rango Omega!

―¡Nathan Crowell, también soy espía de rango Omega!

En ese instante los espías intercambiaron miradas entre sí y uno de ellos puso su mano en el oído.

―Hemos localizado a Nathan Crowell, lo tenemos aquí en frente ―dijo él. Nathan lentamente arrugó las cejas―. ¿Qué hacemos con el espía Luke Thomas?

Después de oír esa respuesta, ambos se sintieron alertas, extrañados. Comenzaron a retroceder. El espía que estaba al auricular separó su mano y apuntó a Luke.

―Luke Thomas, orden de asesinato.

Luke abrió los ojos de par en par y una ráfaga de balas impactó en el torso, brazos y piernas. Luke se desplomó hacia atrás. A Nathan se le atoró en su garganta la intención de gritar, simplemente salió un gemido. Nathan iba a acercarse a él hasta que vio como estos espías iban a disparar el proyectil eléctrico con una intensidad lo suficientemente moderada para aturdirlo, hasta que Isabella entró a la sala tumbando de una patada en la cabeza al espía DELTA.

Los otros dos espías se volvieron hacia ella, tratando de contratacar, pero sus balas eran inútiles, llevaba una especie de traje blindado que no se veía perforado y que le permitía moverse con agilidad. Isabella gruñó, quitándole el rifle al espía y les disparó en la garganta a ambos para que se sintieron atontados por el dolor. Finalmente acabó con ellos torciéndoles el cuello.

Isabella no prestó atención a Nathan, quien estaba junto a Luke viéndolo desangrándose mientras estaba sentado arrimado a una pared. Ella solo siguió su camino, buscando, pues había más espías DELTA que asesinar.

Luke tosió, cubriendo su boca y barbilla con sangre. Su respiración se estaba volviendo muy agitada y pesada, sus parpados cada vez más débiles tentados a cerrarse. Tenía muchos agujeros de bala en el cuerpo, no había manera de detener cada hemorragia que estaba brotando. Nathan estaba desesperado, no sabía qué hacer para que su amigo siga con vida.

Pero había que aceptar la oscura verdad, Luke Thomas estaba muriendo.

Nathan estaba al borde de las lágrimas.

―No, no, por favor no, Luke no...

Luke tenía el brazo derecho sano, por lo que acercó su mano torpemente hacia su pecho.

―... collar... llévatelo...

Volvió a toser más sangre que manchó su camisa y su cabeza fue inclinándose hacia abajo. Nathan se quedó helado. El corazón de Luke Thomas dejó de latir. Nathan intentó zarandear a su amigo, pero este ya no respondía a sus llamados.

Nathan se sintió destrozado, las lágrimas manaron de sus ojos. Era como si sus propios ojos fueran nubes dejando llover un gran diluvio, pues tan fuerte era el dolor de esta perdida. Nathan gimió y golpeó el piso con la base de sus puños, maldiciendo la muerte de Luke.

No obstante...

Los gemidos, maldiciones y lamentos se deformaron, convirtiéndose en gruñidos de odio y rencor. A Nathan le dolió la cabeza de repente, fuertes punzadas cruzaron en línea recta su corona, era como si acabaran de cortarle el cerebro y él siguiera vivo para poder sentirlo. Seguido de eso, su cabeza ardía, como si fuego comenzara a quemar su cerebro.

El gemelo no resistía el dolor, pero tampoco quería sentir esto. Subió las manos a la cabeza, apretando los dedos como si quisiera abrirse el cráneo.

Entonces los gruñidos se transformaron en gritos exasperantes. Nathan se encogió tanto que su cabeza tocaba el piso, el dolor no paraba, pero era el peor que había sentido en toda su vida. Aspiró aire y alzó la cabeza, soltando un grito final que destrozó su garganta.

En un par de segundos el dolor desapareció, pero sus ojos se encontraban inyectados en sangre.

La bestia ha despertado...

***

―Rojo 10 reportando, hemos eliminado varios soldados de RAGE en este recinto abandonado.

―¿Han dado con Nathan Crowell? ―Una voz en la radio.

―Todavía no ―respondió Rojo 10, mirando cómo uno de sus compañeros le deslizaba el cuchillo a un soldado de RAGE en un costado del cuello―. Recibimos el reporte de que uno de nuestros compañeros notificando haberlo encontrado, pero no nos ha especificado si podemos abandonar el lugar.

―De acuerdo. ¿Hasta ahí el reporte, Rojo 10?

―No ―respondió―. Hemos avistado una figura extraña envuelta en una especie de... armadura, es algo que han estado investigando, ¿verdad? Hubo un informe que decía ser un experimento que probablemente le pertenezca al traidor Horace Maxon. Algunos de nuestros compañeros han caído a manos de esa persona, si la situación empeora nos veremos en la situación de abandonar la orden de captura.

―Negativo ―dijo la voz―. Deben traer a Nathan Crowell como se les ha ordenado.

Rojo 10 contuvo un gruñido. Probablemente el hombre en la radio se esté tomando un café mientras ellos estaban en un tiroteo contra RAGE.

―¿Tal vez saben cómo va la situación del otro equipo que enviaron a la otra fábrica?

―Parecen estar en pelea todavía, así que no podré decir algo seguro. ¿Cuántos siguen en pie? Tanto espías como soldados.

A lo lejos se seguía oyendo el tiroteo.

―Ha habido muchas bajas en el bando enemigo, los disparos se siguen oyendo, pero creemos que esto terminará pronto. En cuanto a bajas del equipo de veinticinco espías que enviaron, tal parece que la mitad cayó por nuestro soldado de RAGE en armadura. Junto a mí se encuentran los espías Rojo 11, 12, 13 y 14. Nos encargaron rematar a posibles soldados que sigan vivos.

―De acuerdo. Hemos denegado el apoyo policial por un tiempo más, así ellos no meterán las narices donde no deben. Dense prisa.

Rojo 10 asintió.

―Hasta aquí el reporte, trataremos de informar el resto después.

Apagó su auricular presionándolo con su dedo y echó un vistazo a los cuerpos que se encontraban tendidos en el piso, con sus respectivas manchas de sangre. En algún lugar más lejano, seguía el combate, pero ellos habían sido relegados a ser los que rematen. Los que estaban más lejos eran los expertos, espías DELTA mejores que ese pequeño equipo. Entonces Rojo 10 vio un cuerpo boca abajo que no tenía manchas rojas sobre el cuerpo, más bien de polvo, por lo que lo volteó de una patada y el soldado que fingía estar muerto trató de mantener la mentira hasta que el espía se percató de que este había tragado saliva.

Apuntó con el rifle Y-90 y lo fulminó a tiros, matándolo.

Rojo 12 quien estaba cerca vio otro cuerpo en el suelo, uno de sus compañeros.

―Miren, me parece que es Rojo 4, 5 y 6 que vinieron por este camino. Es como si les hubieran disparado y roto el cuello, se les nota torcido...

―¿Qué habrá pasado? ―dijo Rojo 11―. ¿Sería obra de esa persona con esa armadura?

―Quizá, pero por su figura se sabe que es una mujer.

―¿Y cómo lo sabes? ―preguntó Rojo 14.

―Por su enorme trasero ―dijo en tono sarcástico―. ¿Acaso no has leído los informes más recientes? Por el cuerpo que se ven en algunas fotos, se ve que es una mujer.

―Miren a este chico ―dijo Rojo 10 restándole importancia a la conversación. Se había arrodillado frente al cuerpo de Luke Thomas y le había levantado la cabeza percatándose de que tenía un rostro bastante joven―. No tiene cara de ser un soldado de RAGE...

―Quizá sea uno de esos lobos del equipo de espías ―dijo Rojo 12.

Rojo 10 asintió con la cabeza, tenía lógica. No muchos soldados de RAGE eran demasiado jóvenes, puesto que según RAGE los jóvenes deberían aprovechar más su juventud que pertenecer a su equipo.

En ese instante, del lado norte de la fábrica se escuchó un estallido de un cristal, alguna ventana tal vez. Los espías DELTA se pusieron atentos, un incauto acababa de hacer ruido cerca de ellos, a unos pocos metros porque se oyó fuerte y claro. Los cinco espías avanzaron hacia el origen del ruido y descubrieron que el cristal roto había sido en realidad el de una caja con un hacha de seguridad. Alguien lo había roto y luego robado el hacha.

En un instante oyeron un escombro caer en algún lugar, pero del lado contrario del que ellos vinieron. Simplemente oyeron, pero no reaccionaron a que se podía tratar de alguien. Sin embargo, sin haberse dado cuenta se encontraban ligeramente separados los unos de los otros, pero no tanto como lo estaba Rojo 13 que se había metido en una habitación para examinar si había algún posible soldado.

Los espías seguían buscando a la persona que tenía el hacha, era obvio que estaba con la intención de atacar, ¿verdad?

Rojo 10 se percató de un ruido raro.

―¿Oyeron eso? ―Miró por encima del hombro, el resto del equipo Rojo enmudeció―. Es como si alguien no pudiera respirar... ¿Rojo 13 lo has...?

No estaba su compañero por ahí cerca, así que trató de buscarlo metiéndose en la misma habitación, pero lo que descubrió fue a Rojo 13 tirado en el suelo haciendo lo posible por cubrir la hemorragia de su cuello. Al lado había un par de tijeras cubiertas de sangre, le habían apuñalado muchas veces.

―Pero qué mierda...

Rojo 10 intentó pedir ayuda, no obstante, por detrás escuchó un fuerte grito de otro de sus compañeros. Al darse la vuelta vio que Rojo 11 aullaba de dolor porque un trozo de vidrio le había cortado los ojos. El resto del equipo se acercó, viendo como su compañero aullaba por el insoportable dolor.

―¿Quién hizo esto? ―preguntó Rojo 10―. ¡Habla!

―¡No lo sé, no pude verlo!

Rojo 10 chasqueó la lengua.

―Alguien ayude a este espía.

Los demás asintieron y trataron de apartarse un poco. Rojo 10 intuía que estaban rodeados por más de dos personas, pero en la penumbra en la que se encontraban no lograban ver nada, ni siquiera reconocía algún ruido o huella en el suelo de la sangre de sus aliados. Sin embargo, mientras ellos seguían buscando, dejaron un pequeño descuido en el que Rojo 11 y 12 se quedaron solos. El espía sin ojos seguía gimiendo, su compañero le trataba de poner un vendaje, aunque en ese corto lapso de tiempo no se dio cuenta que su cuchillo había sido retirado de la funda en silencio.

Rojo 12 sufrió la puñalada de su propia arma, una penetrante punzada que desgarraba su cuello y le arrancaba los vagos intentos de gritar o llamar a sus aliados, fue en vano puesto que la punta del cuchillo le abrió el cuello varias veces. Rojo 12 había intentado apartar a su atacante, pudo tocar su cabeza y trató de tirar de su cabello, aunque el otro fue más rápido al hacerle un tajo en las venas de las muñecas.

Rojo 11 se había percatado de este extraño ruido.

―¡Está aquí! ―gritó él―. ¡Está a...!

Rojo 11 no lograba verlo como tal, sin embargo, sus últimos segundos vivo fue ver una veloz sombra que desprendió un destello rojizo que terminó con su vida: el hacha le había cortado el rostro por la mitad con una línea vertical.

La sombra robó algo, se movió con brío y desapareció sin hacer ruido. El equipo de espías restantes se quedaron inmóviles al ver que sus compañeros estaban muertos, todos con heridas letales en sus cuellos, tendidos sobre una laguna de sangre. Rojo 10 y 14 intercambiaron miradas.

Algo que no parecía humano segó la vida de tres espías con notable sigilo, como si fuese el aire el que actuó asesinando a cada uno.

―¿Dónde mierda está ese imbécil? ―rugió Rojo 14―. ¡¿Dónde está?!

Rojo 14 se apartó de su compañero, intentó buscar el camino más cercano hacia la salida. Para Rojo 10 la reacción del miedo en los espías DELTA era extraño, anormal, pero este espía estaba temiendo por su vida. O, mejor dicho, a ser asesinado por el aire.

Sin embargo, Rojo 10 no se había movido del lugar por una sola razón: Rojo 12 no tenía una granada explosiva de las 3 que había traído. Si el asesino sigiloso la tenía, podría lanzarla en cualquier instante.

Al ver cómo el espía seguía buscando a Nathan, pudo ver con la poca luz un objeto que chocó con la cabeza del Rojo 14. Medio segundo después, Rojo 10 respingó al darse cuenta que la granada detonó una explosión que desapareció la mitad superior del torso del espía y las extremidades superiores cayeron a los lados. Pronto él también caería al suelo para no volver a levantarse.

Rojo 10 miró hacia la izquierda, dónde creyó ver que fue de ahí que se arrojó la granada. El espía DELTA se acercó con cuidado, manteniendo su rifle en alto, no obstante, sus manos temblaban. Este sentimiento que no era nada nuevo, volvió a apresarlo después de tanto tiempo, ya que desde sus inicios como un DELTA que tenía miedo de ser descubierto, ahora el miedo era mayor, más aferrado que en ese tiempo.

Cruzó la habitación y por un trozo de ventana rota creyó distinguir una silueta detrás de él, pero con el cabello rubio. Rojo 10 se dio la vuelta, sin embargo, allí no había nadie. Trató de buscar al asesino y acabar con él antes de que sea él quien consiga dar un ataque mortal. Rojo 10 vio muy tarde por el rabillo del ojo como la sombra descendía el hacha hacia su brazo, rebanándole la carne. El brazo derecho entorpeció, sus dedos no funcionaban tan bien como de costumbre.

El atacante le dio una fuerte patada que lo hizo caer al suelo. Rojo 10 desenfundó su cuchillo con la mano izquierda, esperando cortarle o herir gravemente a la sombra. Pero para su sorpresa, la hoja del cuchillo no hirió a nadie más que a él mismo, ya que su atacante lo agarró por la muñeca y desvió la punta del arma al hombro. Rojo 10 trató de gruñir por el dolor, pero no pudo hacerlo porque recibió un rodillazo en la nariz, rompiéndola. Retrocedió a duras penas, sus brazos y dedos estaban mayormente inútiles, tan solo le quedaban las piernas para retroceder mientras iba hacia un espacio de luz.

La linterna de un rifle de asalto que le perteneció a un soldado muerto iluminó un poco aquellos espacios llenos de oscuridad y penumbra. Con heridas punzantes y sangrantes, Rojo 10 levantó la mirada cuando su espalda chocó con la pared. Ya no había a dónde más huir.

Sus ojos vieron a una persona que avanzaba en silencio, sus pies no hacían ningún ruido, la luz le permitió reconocer al joven rubio que debían capturar. Nathan Crowell, sosteniendo el hacha con ambas manos, estaba manchado de sangre en los dedos, hombros, piernas y un poco en su cara. Aunque de esto último Rojo 10 no sabría decir si era sangre de alguno de sus compañeros o se trataba de la sangre que se había inyectado en sus ojos.

Unos ojos rojizos que le hizo creer al espía que podían ser de ira, odio, pero era difícil descifrarlo porque Nathan mostraba un semblante inexpresivo, no había enojo, tampoco tristeza o felicidad, tan solo un rostro pétreo que no emitía emoción alguna.

Rojo 10 acercó su débil mano izquierda al oído para contactar a alguien que pudiera darle apoyo, pero antes de que sus dedos pudieran llegar a la oreja, estos terminaron en el suelo. Rojo 10 apenas pudo ver que Nathan blandió el hacha cortándole los dedos. Esperaba ver alguna expresión de alegría al verse torturado por el gemelo Crowell, no obstante, su rostro seguía siendo un trozo de hielo.

Nathan Crowell retrocedió un poco y envió el hacha por encima de su hombro. Rojo 10 vio inútil rogar, no habría servido de nada.

El espía DELTA murió cuando su cabeza chocó contra la pared, luego de haber recibido el hacha sobre ambos ojos en un corte horizontal repetidas veces.

***

Ariana le destrozó el codo a un soldado de RAGE y lo tiró al suelo, para luego acabar con él disparándole en la cabeza con una pistola. La gemela Crowell cayó al suelo sentada, jadeando. Necesitaba descansar un poco, había dejado un montón de cadáveres junto a sus compañeros y nuevos aliados. Al cabo de unos minutos mientras ella se hallaba oculta tras unas paredes, Augustus Brennaman salió a la vista y ella soltando un último jadeo se levantó para acercarse a él.

―¿Ha visto alguno de los lobos que venimos a rescatar?

Augustus meneó la cabeza.

―A ninguno. Resulta que está ocurriendo otra pelea más a una hora y media de aquí. Hasta que lleguemos es probable que ellos se vayan.

Ariana arqueó una ceja, confundida.

―¿Otra pelea?

―Sí. Mis compañeros me acaban de informar que allí vieron a los tres chicos, pero no han dicho nada más, se ha cortado la comunicación. Hemos identificado a un par de compañeros DELTA aquí, pero de los que nos encargamos antes de que quisieran informar de que unos DELTA que no llamaron estaban aquí.

―¿Cuántos eran?

―Solo tres. Con ellos habría sido suficiente para matar a todos estos soldados de RAGE, pero un DELTA contra otro DELTA es una cosa totalmente diferente. Ustedes como Manada de lobos no podrían pelear con ellos, son mucho más experimentados.

―Si aquí no está mi hermano ni mis amigos, ¿entonces los DELTA que están en la otra fábrica...?

Augustus hizo un ademán con la cabeza.

―No tengo idea de si se llevarán a Nathan, pero es probable que sí.

Ariana agachó la cabeza, mordiéndose los labios.

―Tenemos que irnos, no podemos quedarnos aquí más tiempo. Llamaré al resto del equipo para escapar.

***

Isabella recibió dos disparos a la cabeza, pero al tener el nanotraje que cubre su cabeza las balas tan solo chocaron y cayeron al suelo. Aunque el dolor del impacto estaba reducido, podía sentirlo. Se dio la vuelta y disparó a quemarropa al espía DELTA que trató de matarla.

La confrontación de RAGE vs ASPM DELTA seguía todavía. La mayoría de los soldados había muerto en combate, pero Isabella seguía en pie peleando para poder salir de allí. Se preguntaba si su hermana seguía viva. Incluso se preguntaba si los DELTA no habían matado a los tres lobos que están en sus salas encerrados.

Isabella se puso detrás de un par de pilares que estaban cerca, mientras que sabía que había diferentes espías DELTA a cubierto al frente. Había cinco de ellos todavía, se preguntaba si había más o si quedaban otros por allí.

Si no los mataba rápido la energía de su nanotraje se agotará y ella se volverá vulnerable a cualquier daño.

Un trozo de la columna en la que estaba arrimada se destrozó cuando los perdigones de una escopeta trataron de acertarle a la cara de Isabella. Se asomó un poco y se percató de que una silueta envuelta en sangre se acercaba despacio por detrás del espía, se trataba de Nathan sosteniendo un hacha. Él la levantó y la bajó con fuerza hacia abajo, partiendo el cráneo en dos partes, el casco también lo rompió. Aunque eso no le pareció suficiente al gemelo Crowell, porque Isabella se percató de que Nathan atacó al espía estando muerto.

Ella luego vio como la cabeza del hacha se había desprendido del resto, así que Nathan se volvió hacia un espía que trataba de flanquear a un soldado. De un segundo a otro, la parte puntiaguda se enterró en la espalda del espía. Este hombre profirió un gritó que se vio opacado por el ruido de los disparos. Nathan tomó un trozo de ladrillo y golpeó sobre la cabeza del hacha para que se hunda todavía más en la espalda del enemigo.

Isabella se percató de que el gemelo Crowell tenía los ojos inyectados en sangre. Su mirada le hizo pensar que desprendía una furia gélida, incontrolable.

El gemelo corrió hacia otro espía. Este logró verlo por el rabillo del ojo y trató de apuntar su rifle hacia Nathan, pero este logró tomar la punta y desviarla hacia el techo, soltando ráfagas de balas. Isabella pudo ver que el cargador de la Y-90 cayó al suelo porque Nathan la descargó, después le arrebató el arma y lo golpeó en la cara, destrozándole la mandíbula.

El espía cayó de rodillas y Nathan lo agarró del cabello, tirando de su cabeza para así embestirla con la esquina de una caja. El espía intentó quitarse al gemelo Crowell golpeándolo con sus codos, pero él dejó de hacerlo cuando su nariz rota manchó la esquina de rojo con cada choque que Nathan hacía. El espía se rindió y terminó en el suelo, recibiendo pisotones en la cabeza hasta morir.

Isabella se quedó congelada mirando aquello.

Nathan siguió avanzando. El espía que se dio cuenta que sus compañeros dejaban de disparar se volvió y se percató de que el gemelo se aproximaba a él con una expresión pétrea, con claras intenciones de asesinarlo. El espía no tenía tiempo de recargar su arma, ni siquiera la de su pistola, así que soltó la Y-90 y desenfundó el cuchillo. Efectuó diferentes cortes, esperando dejar un tajo sobre Nathan, pero él los esquivaba todos.

Lanzó un puñetazo y Nathan lo detuvo, el espía decidió mover el cuchillo de abajo hacia arriba. Desde lejos, Isabella pudo ver un extraño, pero veloz movimiento de manos del gemelo, haciendo que el cuchillo vaya hacia el mentón de espía, clavándose. Nathan no se detuvo, sino que aprovechando que tenía la mano del espía, se la torció con tanta facilidad. El espía intentó dar un puñetazo con su mano buena, pero el gemelo la agarró para romperla desde el codo.

Después Nathan se abalanzó sobre él, poniendo ambas manos en los costados de la cabeza y le hundió los pulgares en los ojos. El espía no gritó, pues de todas formas se estaba desangrando porque el cuchillo perforó la vena yugular.

Isabella que había estado ensimismada viendo esos asesinatos, se volvió hacia un espía que había matado a los demás soldados y consiguió rodearla. Los impactos de bala le dieron en el corazón y abdomen, pero no se desangró. Isabella le colocó la pistola en el cuello y antes de apretar el gatillo, vio por el rabillo del ojo que un objeto giraba, destellando en el aire hasta clavarse en el cuello del espía. El DELTA cayó al suelo e Isabella lo remató con un disparo a la cabeza.

Cuando creyó que todo había terminado, se percató de que el gemelo Crowell se abalanzó sobre ella haciendo que se caigan juntos. Isabella levantó la mirada, viendo que el gemelo tenía un rostro neutral manchado de sangre, con los ojos rojizos. Lanzó un puñetazo tras otro a Isabella, pero ella se cubría de esos puñetazos.

En el muslo de Isabella había un par de dardos adormecedores, así que trató de inyectarlas en Nathan, pero él al darse cuenta la agarró por la muñeca y la puso en el suelo.

Soldados de RAGE aparecieron de repente y estaban a punto de matar a Nathan, hasta que uno lo detuvo.

―No podemos matarlo, son órdenes de Contacto 1 ―dijo el soldado―. Hay que dormirlo.

―No tengo dardos para eso.

―Pero yo sí ―gritó Stela de repente.

Levantó la pistola y un dardo salió volando hacia Nathan, pero allí se sorprendieron al ver que Nathan pudo esquivarla a pesar de no haberse dado la vuelta. Isabella, que seguía forcejeando con él, vociferó:

―¡Sigue disparando, Stela!

Ella asintió y continuó hasta terminar toda la carga que tenía. Nathan ya no pudo esquivar todo aquello, ni siquiera del dardo que se clavó en su pierna y cuello. El gemelo comenzó a aflojar las manos de Isabella, su respiración se hubo agitado un instante, soltando aire por la nariz de manera muy forzada.

El gemelo cambió su cara después de varios minutos y sus parpados se volvieron pesados. En un par de segundos más el cuerpo de Nathan cayó sobre el de Isabella.

La bestia ha sido adormecida.

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