Eight


↪ ❋❋❋ ↩



Los intentos de Lía por ignorar al chico de lentes redondos fueron en vano, siendo que este no había dejado de llamarle y de seguirla, por lo que no tuvo más opción que sacar de tajo lo que el chico quería y después irse directo a su dormitorio en el que su cama le esperaba.

—¿Qué quieres, Potter? —la pelirroja no paró de caminar en ningún momento simplemente miraba de reojo al azabache esperando la respuesta del chico.

—Solo me apetece hablar contigo —miraba el andar de la chica con una sonrisa ladeada, en el fondo le volvía loco ver el andar de la melena pelirroja de la chica, aunque claro él no lo aceptaba del todo.

—Entonces habla —Lía había dejado de caminar y había girado mirando de manera aburrida al chico, realmente la presencia de James le molestaba al recordar lo que le había hecho a Lily.

—Quería que fuéramos amigos —James se tragó su nerviosismo, hablar con Lía le resultaba algo complicado siendo ella tan distinta a las chicas que había caído desde un inicio a sus pies—. Solo amigos —aclaró tras ver la mirada seria que Lía le brindaba.

James sintió un escalofrío tras varios segundos mirando directamente a los ojos azul-verdoso de la chica, esta apenas pestañeaba mientras miraba al chico como si esperara que él diera media vuelta y huyera como un niño en busca de su madre, cosa que no paso.

—Seré clara contigo, Potter —se cruzó de brazos—. No me agradas —James no esperaba que ella fuera tan clara, pero no le sorprendió tanto—, pero te daré una oportunidad. Arruínala y desearas no haber nacido —la sonrisa que Lía le había brindado hizo que James temiera por su vida, pero no lo demostró y sonrió como si no le tuviera miedo a la chica.

—Gracias, no lo arruinaré.

—Bueno, no veremos luego, Potter —Lía giró y comenzó a caminar alejándose de James, pensando en si había sido buena idea darle una oportunidad a James Potter.

—Hasta luego, Evans.

James sonreía mientras miraba a la chica marcharse y estuvo a punto de girarse para irse de aquel pasillo, pero no lo hizo al ver que Lía se tambaleaba un poco hasta apoyarse contra la pared que estaba cerca suyo, esto no solo lo extraño, sino que le preocupó.

—¿Evans? —no recibió respuesta por lo que comenzó a caminar hacia la pelirroja, por unos segundos no se escuchó ni siquiera la respiración de la chica hasta que esta soltó un grito que heló la sangre de James

—¡James! —su grito resonó por todo el pasillo y sonaba ahogado como si algo malo pasara, James corrió hasta estar frente a Lía y casi maldice de la sorpresa al ver directamente los ojos de la pelirroja, estos habían perdido su color original hasta ser grises como si de la niebla se tratara castos de brillo alguno y Lía no miraba al chico, ella tenía la vista perdida sin un punto dijo.

—¿Lía? —James se acercó a ella tomándola de los hombros intentado que la pelirroja reaccionara, pero era inútil, ella ni siquiera le miraba y murmuraba cosas sin sentido para el azabache, de un momento a otro todo paró, al segundo Lía ya se encontraba en los brazos de James desmayada—. Lía. ¡Lía! ¡Lía, despierta!



Lía había caminado solo un poco cuando a su alrededor comenzó a oscurecerse y entre sus pies comenzaba a brotar una niebla, lo único que había logrado hacer era recargarse en una pared antes de perder por completo la vista del pasillo en el que segundos atrás había estado hablado con James Potter.

La niebla se disipaba poco a poco hasta dejarla ver el lugar en el que estaba, era un parque en el que jamás había estado, había árboles, flores y una fuente que ella no reconocía, caminó un poco intentando reconocer aquel lugar, pero falló en el intento. Creyó que estaba sola, hasta que unas voces le hicieron notar que no era así.

—Vamos, Lía. Solo una foto —un chico que no aparentaba más de veinte años caminó cerca de Lía sin siquiera notarla, este daba vuelta con una cámara en sus manos.

—James sabes que no me gusta tomarme fotos—Lía prestó atención a cada detalle, cada gesto de la pareja y no sabía realmente lo que ocurría, pero estaba casi segura de que aquellas personas eran ella y James simplemente que más grandes. Algo que no tenía sentido alguno para ella.

—Amor, solo una —el que Lía creía era James abrazó a su yo más grande. ¿Por qué le había dicho amor? ¿Qué hacía ella ahí? ¿Qué estaba ocurriendo? Estas y muchas más preguntas rondaban por la mente de la pelirroja sintiendo que todo comenzaba a marearla.

—Bien, pero nada de fotos desprevenida —la Lía más grande se acercó a James hasta pasar sus brazos detrás del cuello del chico y cuando estuvieron por besarse la niebla apareció nuevamente distorsionando todo hasta volver a disiparse, pero esta vez Lía se encontraba en una casa que al igual que el parque ella no conocía.

Un sentimiento amargo se estableció en el pecho de Lía como si algo malo estuviera por ocurrir, como si ella no debiera estar ahí y sentía la necesidad de correr para huir de aquella casa, pero no sabía a dónde debía ir, mucho menos con la niebla que la rodeaba. Lía dio un par de pasos hasta que notó algo cerca de sus pies o más bien alguien, esta vez ella sí reconoció a aquella persona.

—¡James! —sintió su garganta arder tras su grito horrorizado, las lágrimas mojaron sus mejillas tan rápido que ni siquiera se había percatado de ellas, Lía se hincó mientras sollozaba y abrazó sus piernas—. Quiero salir. ¡Quiero irme! ¡Lily! ¡Severus! —gritó asustada llamando su hermana y a su mejor amigo en busca de ayuda—. James, alguien, sáquenme de aquí —el aire comenzó a faltarle hasta que sintió que todo se volvía negro hasta caer inconsciente. 






↬Editado↫ 

Pelirroja W

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