VEINTE
Cambios por hacer
El acuerdo llegó al día siguiente de la mano de un Noah con cara complicada.
Mi primo, por muy contrariado que se veía, todavía hizo el esfuerzo por sonreír y no preguntar nada y por el sello que mantenía los documentos protegidos y sus ojos que se desviaban hacia ellos, supe que no sabía qué era lo que me había traído, o por lo menos, no el contenido.
—Gea, prima, sea lo que sea que hayan acordado, te sugeriría pensarlo. —Por un momento, al oír una nota de ansiedad en su voz, me pareció que el tono le salía muy parecido a Abi, más vivo.
—He tenido tiempo para pensarlo. —No me molestó su sugerencia y tampoco que quisiera ver lo que me negaba a abrir en su presencia—. Tuve tiempo de discutirlo con el señor Drostan ayer y ambos ya llegamos a un acuerdo entre nosotros, por supuesto, no aceptaría nada que me perjudicara.
Lo miré a los ojos y sonreí antes de ofrecerle algo para beber, Abi no había venido con él, por lo que el ambiente era muy tranquilo, salvo por los pensamientos que le era imposible esconder del todo; aunque me había enojado con él por no advertirme o darme una pista, no podía exigir demasiado de alguien a quien no había visto en muchos años, sobre todo porque ni siquiera lo recordaba y si yo no lo recordaba, con qué cara podía exigir una confianza de tal magnitud. Killian era, por el contrario, un amigo al cual conocía desde hacía años, tanto que no era extraño verlo deambular por la mansión Blane con libertad; no podía compararme, ni siquiera como familia y tampoco quería.
Ahora entendía un poco su descontento aquel día cuando le pedí ayuda y cómo la intervención de Killian lo había puesto de mal humor. Sea como fuere, había mostrado su preocupación por mí y me había acompañado dos veces, a pesar de no estar de acuerdo conmigo; esta ya era una atención considerable si contábamos con el hecho de que no hacía ni un mes que interactuábamos.
Lo oí suspirar y apretarse el entrecejo antes de mirarme de nuevo; mientras tanto, yo le hice una seña a Buffy para que sirviera el té y se parara afuera.
—No te pidió nada escandaloso, ¿verdad? —preguntó y yo tuve que hacer un esfuerzo por no delatar mis pensamientos.
«¿Escandaloso? Ni lo creerías».
Sonreí divertida porque, al parecer, conocía muy bien a su amigo; y también me pregunté si una solicitud como la que me había hecho a mí, se la había hecho a alguien más. Torcí los labios por un segundo y volví mi atención al joven frente a mí.
—No, en lo absoluto. —Me pudriría en los confines de la oscuridad junto con Nasta y ni Velsa me podría salvar, pero no le diría, aunque muriese, lo que su amigo me había propuesto.
—Eso es bueno. —Solo después de que obtuvo mi respuesta, pude ver cómo su postura se volvía un poco más relajada y que, pese a que todavía tenía curiosidad, se mantuvo al margen. No tener una relación tan profunda también era un beneficio.
—No hay de que preocuparse. —Con esas palabras di por cerrado el tema y le pregunté por Abi y por mis tíos.
Abi había salido con Lorcan, para insatisfacción de Noah, y mis tíos también, por lo que era el único que actualmente se encontraba en la casa y quizá por eso había aprovechado para traerme los papeles; sin embargo, ni quince minutos después, ya se estaba levantando para irse.
—Aún tengo pendientes por terminar, pero si pasa algo, puedes decirme. —La línea de su mirada se poso en el acuerdo, sellado aún, y luego en mí.
—Por supuesto. —Asentí con la certeza de que no lo haría y lo despedí antes de volver a mi habitación para leer lo que Killian había escrito y si no había hecho alguna trampa.
Rompí el sello con cierta ansiedad y esquivé la mirada curiosa de Buffy al enviarla por algo ligero para comer y té caliente. Desdoblé el papel y esperé encontrarme con los puntos del acuerdo, salvo que lo primero que llegó a mis ojos fue otra cosa.
Querida señorita socia:
Verás que cumplí con mi palabra y que te he enviado el acuerdo tan pronto como fue posible; no te preocupes, no agregué más nada que lo discutido, pero eso puedes comprobarlo por ti misma. Solo quería reafirmar que espero una amable cooperación entre ambos y que, en el caso de que consideres que no puedes cumplir con el trato, siempre está abierta a discusión la primera propuesta.
No hagas esa cara, galletita, que puedo verla incluso en mis pensamientos. Es solo una sugerencia; pero si quieres, sabes que estoy disponible para reconversarlo.
Dejaré este tema de lado por ahora y pasaré a lo importante…
Contuve mis ganas de rodar los ojos y leí lo que seguía con atención antes de fruncir el ceño y torcer los labios en confusión.
—Un noble con muy buena reputación que mantiene una aventura con una joven señorita… ¿y alguien que lo está amenazando? —Miré la carta atenta a si me había perdido algún detalle y me detuve sobre el nombre del susodicho—. Qué sorpresa, quién lo hubiera dicho.
—¿Quién hubiera dicho qué, señorita? —En ese momento, Buffy entró con la bandeja del té y una pequeña sonrisa.
—Nada, hablaba sola. ¿Por qué tan feliz? —pregunté para desviar su atención.
—Es que justo ahora cuando fui a buscar el té, escuché a las doncellas hablando sobre lo que se está comentando sobre usted.
—¿Y qué se dice?
—Que es más bonita y adecuada para su alteza que la señorita Bright.
—Nunca has visto a la señorita Bright, ¿por qué te ríes? —Aunque le pregunté, yo también me reí y la observé encogerse de hombros con aire de suficiencia. No sabía mucho sobre esta chica, pero quería.
—No necesito verla para saber que es verdad; además, que se esté comentando es bueno, eso significa que mi señorita se está haciendo conocida en la capital. —Dio un saltito en el lugar y luego me acercó la taza ya servida a donde yo estaba—. ¡Me gustaría que asistiera a más eventos para que más personas la conozcan!
Asentí una vez que la escuché y me dije que tenía que asistir a más eventos, pero no porque quisiera que me conocieran, sino porque ahora tenía tareas que cumplir. Fijé la vista en el papel doblado sobre el escritorio y pensé que ahora mis salidas dependerían mucho de lo que Killian Drostan dijera.
—Buffy, dime a qué eventos tengo que asistir esta semana.
—Por supuesto. —Como si de un soldado se tratase, la pelirroja cuadró los hombros y procedió a enlistar los lugares en los que había prometido estar, desde fiestas de té, hasta veladas, banquetes y tardes de juego.
—Entiendo. —Hice un movimiento con la cabeza para indicarle que la había oído—. ¿Quiénes asistirán?
Esperé en silencio, pero la respuesta nunca llegó y me vi obligada a mirar el rostro incómodo de mi doncella.
—Llama a Daisy.
—¿Señorita?
—Ve. —Sin prestar atención a su expresión, la envié fuera con un ligero movimiento de mi mano.
Esperé solo unos minutos antes de verlas entrar a las dos y la anciana bajó la cabeza en cuanto se paró frente a mí.
—Señorita, ¿mandó llamar?
—Así es. Hay algo que quiero preguntarte. —Sin esperar a que respondiera, continué—: Hay una dama de la cual he escuchado hablar, no sé si también asistirá a alguno de mis eventos confirmados.
—He verificado los asistentes de cada lugar a donde la señorita irá.
—Perfecto, en ese caso, sabes si la marquesa de Gorm irá a alguno.
—¿La marquesa de Gorm? —La doncella frunció las cejas de manera imperceptible mientras pensaba en la respuesta y asintió al momento siguiente—. Su señoría no suele asistir a muchos eventos, pero su asistencia está confirmada para los Juegos de Rosa organizados por su majestad.
—¿Los Juegos de Rosa son en tres días? —pregunté, aunque más bien era una confirmación. Miré a Buffy, que todo el tiempo había mantenido la cabeza gacha y la llamé—. Buffy.
—¡Sí, señorita! —respondió sorprendida.
—¿Mi atuendo para ese día ya está listo?
—Está listo.
—Perfecto. —Sonreí satisfecha y me quedé callada unos segundos antes de dirigir mi mirada hacia ella—. Ve con Daisy y memoriza la lista de asistentes de mis próximos eventos.
—Sí, señorita.
Vi su rizos bien sacudirse detrás de ella en cuanto salió, un paso después que Daisy y suspiré.
Buffy era mi doncella personal y había sido adecuada para mi ritmo de vida en Treva, después de todo, tenía asistentes específicos que pasaban su parte de las cosas del ducado, pero ahora solo la tenía a ella y para Eirán era insuficiente.
No era su culpa, era mía por pensar que la posibilidad de volver estaba o que no necesitaría estar tan al pendiente de todo. Me había equivocado. Dejé salir otro suspiro, todavía más largo que el anterior.
Bebí mi té con lentitud a pesar de que ya había comenzado a enfriarse y resolví mis pensamientos.
Me llevé una mano a la frente, cansada ya ante la perspectiva de socializar con tantas personas en busca de una pista para resolver el lío amoroso de un noble que no supo mantener sus cosas lo suficiente escondidas; de cierta forma, sentí que Killian me estaba poniendo a prueba con esto y que no confiaba en que yo pudiera darle información de importancia.
Saqué el acuerdo para revisarlo y confirmé que todo lo que habíamos hablado estaba correctamente estipulado, pero si yo pensaba que estaba todo bien, cuando llegué al punto en donde se detallaba el castigo por el incumplimiento del acuerdo, me quedé muda.
—¡Sinvergüenza! —rompí el silencio con una maldición y me reí, porque no podía creerlo.
No iba a firmar esto todavía.
Negué con la cabeza y guardé los papeles en el mismo lugar en donde tenía el diario. Una vez que cumpliera con lo que él quería de mí, nos reuniríamos a charlar sobre esta ridiculez.
Volví a reírme y decidí que si seguía pensando en las locuras de este hombre yo también me volvería loca antes de tiempo; de por sí, las lucecitas tintineantes cada vez aparecían con más frecuencia y más de una vez había respondido a llamados de nadie.
Salí de la habitación rumbo al salón en donde sabía que mi padre estaría leyendo y lo invité de nuevo a jugar; si Buffy había tomado en serio mis palabras, tardaría en volver.
Mis suposiciones se confirmaron, porque otras doncellas se acercaron para atenderme hasta que llegó la hora de prepararme para dormir.
—Señorita.
—Es el momento perfecto, ayúdame con mí cabello, Buffy. —Hice caso omiso de su gesto incómodo y me senté frente al espejo.
Ella comenzó a deshacer las trenzas, mientras yo la miraba a través del reflejo. No dijo nada, pero sabía por su expresión que no sabía cómo romper el silencio.
—Buffy, ¿crees que podemos volver a casa? Porque yo no. —No necesitaba que nadie me lo dijera, las posibilidades de volver a mi hogar eran escasas—. Y eso significa que tendremos que hacer algunos cambios.
—Entiendo… Haré lo posible por cumplir sus expectativas.
—Buffy… Mi única expectativa, para ambas, es que podamos llevar una buena vida; y para esto, tú y yo tenemos que hacer cambios. No volveremos a nuestra antigua vida, pero podemos hacer lo mejor por la futura.
Me reí al ver su rostro contrariado y agregué:
—Pensé que querías chisme y entretenimiento.
—No sabía que tendría que estudiar tanto. —Refunfuñó y sonrió—. Pero no puedo decirle que no a un buen chisme.
—Sigue aprendiendo con Daisy y te aseguro que los tendrás.
Su expresión mejoró y yo respiré tranquila. Quería a Buffy y también necesitaba una doncella competente que pudiera trabajar conmigo.
Haría los cambios que tuviera que hacer, incluso conmigo misma; por eso, tres días después, cuando volví a poner un pie dentro de las inmediaciones del palacio, sonreí como si estuviera encantada y acepté los saludos de los asistentes como si fueran mis mejores amigos. Recibí a los que se acercaron con la mejor disposición y escuché con atención todo lo que decían a pesar de que mi atención estaba en otro lado, en la marquesa que conversaba con su majestad.
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21 de agosto de 2023
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Hola, fées! Un poco tarde hoy y confieso que el cap. Sería más largo si hubiera tenido más tiempo, pero se me complicaron las cosas (hubo visitas continuas desde el viernes hasta hoy).
Así que acá estamos, prometo que en el próximo aparecen los niños 🤣 aunque Noah si apareció.
Nos leemos pronto.
Flor!
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