ONCE
Mi padre volvió a dejarme en el lugar en donde me encontró antes y esta vez ya todos habían terminado con sus asuntos; sin embargo, la persona que hasta entonces me había hecho compañía no aparecía por ningún lado.
Sentí una pizca de decepción nacer dentro de mi pecho, pero la hice a un lado en cuanto Abi me miró. La sonrisa le llegaba a los ojos y su prometido, al igual que ella, sonreía como si le hubiera pasado algo magnífico; no hizo falta que preguntara antes de que ellos mismo me lo dijeran.
—Marian está tan bonita. No me extrañaría que fuera la más hermosa entre todas.
—Sí, antes de salir de casa no me dejó verla. —Lorcan se rio, orgulloso y me hizo un gesto para que mirara hacia donde las jóvenes se disponían para el primer baile—. ¿Ves a la joven del vestido verde con las trenzas de rosa? Es mi hermana.
Seguí su señal y miré entre las diferentes niñas hasta dar con la que me describía antes de asentir; la niña era bonita, con un rostro un poco redondeado y mejillas sonrojadas.
—Muy bonita. —Por las miradas expectantes en los ojos de Lorcan Selig y Abigail Blane, alguien podría pensar que estaban hablando de su propia hija y no de su hermana y cuñada. Había afecto, orgullo y expectativa.
—No sé si alguien le llamará la atención esta noche, pero de seguro recibirá muchas invitaciones. —Mi prima suspiró mientras miraba los primeros pasos de un baile lento, pausado y serio se llevaba a cabo frente a nuestros ojos; a su vez, el joven Lorcan frunció el seño y miró a su novia con insatisfacción antes de volver la vista hacia su hermana con las cejas más juntas todavía.
«¡Qué gracioso!», pensé y enseguida mis hombros tensos se aflojaron.
—¿Luego viene una Galantía? —Noah me preguntó, aunque parecía más una afirmación que una pregunta en sí.
—Parece ser lo correcto, una Vaanpa y una Galantía*.
—¿Bailarás? —Inclinó la cabeza en mi dirección y esperó a que yo le respondiera.
Si decía la verdad, no esperaba sumarme a ningún baile a menos que se diera la inesperada situación de que lo que todos querían ver se diera de verdad y el muy afamado príncipe deseara hacer un espectáculo de nosotros; la cuestión es que no había considerado la posibilidad de que él no apareciera. Mi padre tampoco era un aficionado a la danza, prefería oír la música, aunque más de una vez lo había visto bailar con mi madre; a veces sospechaba que era una excusa. Así que dentro de mis posibilidades, no había contemplado bailar con nadie aparte de mi padre o el príncipe.
—¿Por qué? ¿Me invitarás? —pregunté al tiempo que consideraba que bailar con mi primo no me haría daño.
—¡Qué perspicaz! —Sonrió y se inclinó en mi dirección ni bien se marcó la pausa antes de que comenzara la siguiente. Lorcan ya había invitado a Abi y nos llevaban una gran distancia de ventaja—. Bueno, no hay gente más ansiosa que ellos por sumarse a este tipo de ejercicios.
—Parece que nunca se les acaban las fuerzas.
—Hasta el momento, no puedo contradecirte, y los conozco desde que nacieron.
Noah me guio hasta una posición no demasiado cerca del centro pero tampoco tan cerca de los extremos y sujetó mi mano en cuanto la melodía volvió a animar el salón. Al principio, pensé que aparte de una invitación amigable, mi primo tenía otra intención para que nos mezcláramos entre los demás bailarines, pero al ver el ritmo y los necesarios y continuados saltos, me parecía imposible decir una palabra.
Moví los pies tal y como había aprendido en algún momento, sin ser realmente consciente de lo que hacía mi cuerpo, giré y brinqué y Noah hizo lo mismo sin que su sonrisa flaqueara en ningún momento, como si esto no fuera algo exigente; yo, por mi parte, ya sentía que mis mejillas se enrojecían y que mi cuerpo entraba en calor.
Para cuando terminó esta primera parte mi respiración se notaba un poco agitada, pero no era muy diferente a cómo estaban las otras damas; como tal, acepté de buena gana el brazo de mi primo y me retiré.
—Con esto nadie dirá que podrías caer muerta en cualquier momento, ¿verdad? —Me sorprendió su declaración y supe que mi primera suposición no estaba errada. Me reí y confirmé con la cabeza.
—Claro, claro, por supuesto... y gracias. —Aunque no lo necesitaba, tampoco estaría de más mostrar que mi enfermedad no me tenía tendida en la cama ni imposibilitada la mayor parte del tiempo.
—No hay por qué, de vez en cuando no está mal sumarse al bullicio. —Como para acompañar su declaración, se paró junto a mí y no mostró señales de volver a moverse—. ¿Cuál fue tu impresión de la familia real?
Me sorprendí por un momento e inspeccioné nuestro alrededor antes de pensar en su pregunta; como se esperaba, no había muchos que nos estuvieran prestando atención y los que lo hacían no estaban lo suficientemente cerca como para escucharnos.
—Peculiares —respondí al fin y miré de forma fugaz los tronos elevados, las tres presencias eran las mismas, sonrientes, elegantes, simpáticas, como si fueran cualquier vecino cordial; sin embargo, dentro de esa afabilidad, había una sensación discordante que recordaba que no eran, ni por accidente, alguien a quienes pudiéramos tratar con descuido. Esa era mi opinión personal y dado que mi oyente era una persona en la cual confiaba, añadí en referencia a cada asiento—: Sagaz, astuta, invisible... ausente.
—Dado que es la primera vez que los conoces, no creo que estés muy errada. —Soltó una risita entre dientes y desvió la mirada hacia el lugar desocupado—. ¿Crees que fue intencional?
—No lo sé. —No quería adivinar lo que pasaba por la cabeza de su alteza—. Pero otro que está ausente ahora es el señor Killian, ¿se fue?
Noah levantó las cejas y las comisuras de sus labios se elevaron apenas.
—Volverá en cuanto haya terminado de hacer negocios, acostúmbrate a que aparece y desaparece peor que un fantasma. No necesitas prestarle atención, mejor preocúpate por ti, ahora que has venido y que el príncipe no está, habrá trabajo.
Como prueba de sus palabras, una figura se acercó a paso decidido hacia nosotros y me sorprendió ver que era una cara conocida. Era ese joven que había conocido en el taller, el atrevido.
—Conde, no hay necesidad. —Antes de que realizara un saludo estándar, Noah lo detuvo y me miró para confirmar que yo no estaba en desacuerdo con su actitud—. Veo que se ve tan relajado como siempre.
—Soy una persona relajada y la naturaleza de mi trabajo tampoco tiene demasiado altibajos. —Con la sonrisa sobre los labios se volteó hacia mí—. Confío en que ha estado bien desde nuestro último encuentro, ¿qué tal el libro?
Miré a Noah, quien nos observaba intrigado y me volví hacia el conde.
—Pude comprobar que lo que decía era cierto y le agradezco el gesto.
—¿Verdad? Era una versión mucho mejor, el copista era mucho más hábil que el que hizo la versión que se llevaba y la traducción también. —Sus ojos azules se iluminaron y su sonrisa se amplió un poco más al encontrar un tema familiar—. Pero confieso que esta vez no vine para hablar de libros, sino para solicitar un baile.
Podía decir que su solicitud me sorprendió, pero sería una mentira decir que no lo esperaba; dada su actitud desenfadada del principio, me di cuenta de que no era una persona que se parara demasiado a pensar en las cortesías. Dominik Sterling era una persona soleada.
—¿Aceptará mi ofrecimiento? —Se inclinó hacia mí y tendió su mano sin que su postura flaqueara en lo más mínimo; también, como si estuviera muy acostumbrado a jugar, me miró por debajo de sus pestañas oscuras y sonrió más ampliamente.
Lo pensé un momento, miré a mi primo, que me hizo un gesto de aprobación y puse mi mano en la suya. Si había aceptado un baile, podía aceptar dos y bailar siempre parecía una mejor opción que pararse al costado; esta opción no sería tan mala, sin embargo, si pudiera comer y beber con comodidad, cosa que no era posible.
Al igual que Noah, el conde me guio hasta un lugar apropiado y realizó una pequeña reverencia antes de que la música comenzara a sonar. Miré a mi alrededor por un segundo y observé a las parejas hacer lo mismo, arcos pronunciados sobre sus labios y miradas encantadoras y emocionadas; solo entonces me di cuenta de que esta era una danza más actual y mucho menos discreta que las anteriores. Me tomó un solo segundo pensar en las consecuencias, pero ya había aceptado; por lo tanto, me comprometí con mi papel y miré de frente al joven cuya mano se enlazó con la mía.
—Esperaba verla de nuevo y para pedir una disculpa por mi actitud de entonces, no crea que lo hice con mala intención. —Aprovechando que aún el ritmo se consideraba calmo, inclinó la cabeza hacia mí y susurró.
—Consideraré su recomendación como una muestra de su sinceridad. —En realidad, no había leído mucho del libro, pero podía mentir si eso lo hacía feliz.
—Tengo más, si le interesa... y confieso que esperaba volver a encontrarla en el taller, aunque no tuve la fortuna.
Me puse seria luego de oírlo, pero al enfrentar su rostro, no pude ver ni una pizca de coqueteo o de segundas intenciones; tal como sonaban sus palabras, tampoco parecía haber nada malo con ellas.
—No tuve tiempo de volver, comprenderá que mi estadía aquí no es tan tranquila como gustaría pensar.
—Eso he oído por ahí. —Soltó mi mano y se acercó; puso sus manos en mi cintura y, con rapidez, apenas mi palma hizo contacto con su hombro, me levantó y giró antes de volver a colocarme una vez más en contacto con el suelo. A diferencia de mi baile con Noah, un tipo de calor diferente se elevaba desde el lugar en donde sus manos se posaban.
Escuché risitas mezcladas con la música y un poco de vergüenza se abrió paso sobre mi rostro. No estaba acostumbrada, Lavolvere no se bailaba con frecuencia en las provincias, se la consideraba osada, aunque aprenderlo era una obligación.
Tan pronto como pensé que no podría soportarlo más, hubo un pequeño descanso que nos permitió alejarnos y el calor se fue para volver de forma potenciada. Su rostro sonriente se me mostraba no muy lejos del mío y sus labios arqueados acompañaban la luz alegre en sus ojos.
—Hay algo muy curioso en el baile, por alguna razón, las personas se sienten más felices.
Ese fue el último baile que acepté y me excusé con el hecho de que estaba un poco cansada; no podía afirmar que podría resistir otra ronda de este tipo de emociones. Por mucho que no me gustara aceptarlo, parecía que mis costumbres se habían quedado bastante atrás en el tiempo, era, en todo caso, una pueblerina conservadora.
Abi y Lorcan no pararon ni un segundo y tampoco tuve la oportunidad de despedirme de ellos o de Killian, puesto que no habían vuelto. Solo hablé un poco con Noah y mis tíos antes de que mi padre insistiera en irse no mucho después de que sus majestades lo hicieran; habíamos cumplido al mostrar nuestros rostros y ya no hacía falta más.
Se sintió largo, extenuante, pero emocionante.
Abordé el carruaje y me apoyé contra el respaldar del asiento sin decir ni una palabras. Mi padre hizo lo mismo y así seguimos, en un acuerdo tácito, hasta la mansión; ninguno de los dos tenía fuerzas o ganas de ponerse a hablar de lo que había y no había pasado, pero estábamos más que dispuestos a meternos en la cama.
Buffy ya me había preparado la ropa y junto con otras doncellas se encargaron de desvestirme y desatarme el cabello. Parecía que la noche por fin había acabado y mi cuerpo se relajó al instante; no obstante, para mi desgana, la luz de las velas no se apagó.
—Señorita, su té. —Antes de que pudiera sumergirme en la comodidad de las mantas y dar por terminado el día, mi doncella me sonrió con disculpa y se acercó a mí con una humeante taza de líquido caliente, dulce y nauseabundo.
Habíamos atrasado la toma un par de días para que no coincidiera con el baile, dado que mi condición era buena, no había mayor problema y tampoco podíamos darnos el lujo de que mi cuerpo se resintiera con la bebida en un momento importante. Últimamente no había tenido reacciones fuertes, pero era mejor ser precavidos.
—Lo beberé, puedes ir a dormir. —Le quité la taza de las manos, tomé un poco de aire y me llevé el borde a los labios; enseguida, un estallido de dulzura aberrante se precipitó en mi boca y e hizo que lo poco que había consumido en el día se agitara en mi vientre. Tragué con dificultad y miré con cansancio a la pelirroja que se rehusaba a alejarse de mí.
—Me la llevaré, ya puede descansar, avíseme si necesita algo más. —Suspiró con alivio y se aferró a la taza; tenía un miedo persistente a que algo pasara.
—Puedes... —Antes de que pudiera decirle que podía irse, un dolor agudo en mi cabeza me dejó en blanco. Escuché la voz de Buffy llamarme y un pequeño estruendo, pero para entonces yo ya no veía ni era capaz de reaccionar.
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11 de junio de 2023
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* No son nombres reales de danzas, pero están basados en la Pavana y la Gallarda. Simplemente, por beneficio de la ficción, cambié el nombre.
* Al igual que las dos danzas anteriores, esta también está basada en una danza llamada Volta. Técnicamente, por la época en la que se desarrolla Gea, estaríamos unos años adelantados, pero pensemos que me estoy tomando una licencia poética.
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Hola, fées! Por fin acá, cumplido con los dos caps. que les prometí, espero que les haya gustado y que me digan qué tal les pareció.
El príncipe no apareció, pero en compensación tuvimos a Dominik y Killian jajaj
Gracias por leer!
Flor~
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