Capítulo 21


"Donde hay luz también existe la sombra. ¿Dejaré de amar la luz porque produce sombras?"

Heinrich Lübke

Cuatro días más tarde y aún no había podido estar con Hayden desde aquel día. Solo le había visto de pasada, pero no había logrado mantener una conversación con él de más de cinco minutos. El Consejo nos tenía entre la espada y la pared.

Todos habíamos estado colocando las últimas cajas que venían de la otra sede, sin descanso, mientras que ellos parecían tener el suficiente tiempo para enviar cartas; diciendo que debíamos tener ya la base de nuevo en funcionamiento y que en un par de días ellos mismos vendrían a comprobar que tal iban las cosas. El Consejo me daba risa. Era tan fácil tener todo hecho al llegar y mandar sin ellos hacer absolutamente nada...

No me fiaba nada de aquellas personas que movían los hilos desde fuera. ¿Qué ellos mismos vendrían a comprobar que todo estaba en orden?. Nadie ni el más necio, podría creerse aquella falacia. Estaba claro que planeaban algo porque nunca habían estado demasiado presente en las sedes, hasta ahora. Solo esperaba que no empezarán con sus supuestos "interrogatorios" para investigar quién era el traidor.

Pero lo que más preocupaba era si Hayden podía ser el traidor. Como bien nos advirtió Ryan, no podemos fiarnos de nadie de esta organización. Sin embargo, mi corazón cree a Hayden. La otra parte, la más racional, piensa que existe esa posibilidad. Hasta el más bueno, al final no lo es y no solo eso, todo el mundo sabe que a veces uno está tan ciego que no puede ver...

Tampoco es que me haya dado demasiado tiempo a pensarlo, cuando no estaba colocando lo que traían de la otra base, estaba entrenando doble tiempo por orden de Venus a todos los agentes, y si no, estaba durmiendo.

Además, Venus estos días ha estado comportándose de una manera poco usual en ella. Incluso, ha dejado una orden estricta: "nadie hasta nuevo aviso podrá disfrutar de tiempo libre hasta que nada de esto se resuelva. Queda terminantemente prohibido ir a otras habitaciones ni salas de ocio." Por lo que, básicamente, nuestra rutina se basaba en entrenar, recoger y descansar por las noches.

Si mis sospechas acerca del comportamiento de Venus eran ciertas, ella simplemente está preocupada por Ryan y su aparente desaparición. Aunque no lo haya admitido en alto y sinceramente, creo que Venus ahora se siente culpable por haber peleado de esa manera con él, el último día antes de irse. Desde aquel día nadie sabe nada sobre él e incluso yo empiezo a pensar que a Ryan le han retenido en contra de su voluntad. Me parece increíblemente sospechoso que no haya enviado ni siquiera una señal de vida...

Es cierto que no conozco a la gente del Consejo y quizás exagere cuando pienso que no me fío de ellos ni un pelo. Pero después de saber que harían todo lo posible por averiguar quien había sido el topo, no podía imaginar que iban a hacer y tampoco si de verdad serían capaces de herir a Ryan o a Venus.

Estaba exhausta y debía bajar al comedor a pesar de que se me cerraban los ojos a cada paso que daba. Todos estábamos agotados desde primera hora de la mañana. Sobre las seis nos levantábamos a entrenar tres horas sin descanso con abdominales, saltos, boxeo e incluso Venus, entrenaba con todos nosotros. Siempre le seguía Sharif que se había quedado a cargo de los agentes por Ryan y ambos se tiraban horas hablando, dentro del despacho de Ryan, por las tardes.

Sabía que estaba demasiado cansada, aunque el esfuerzo físico que hacíamos era bastante demoledor, tenía la sospecha de que aún no estaba del todo recuperada de mi " casi muerte". No quería decirle a nadie que aún me dolía la maldita herida curada...

Hacia tan solo una hora que habíamos acabado de descargar aparatos, y al parecer hoy era la última vez que descargaríamos algo. Pero estaba tan cansada que apenas me alegraba saber que íbamos a acabar de ser mulas de carga.

Suspiré cansada mientras me integraba entre los agentes somnolientos. Parecíamos zombies sin ganas de devorar cuerpos. Me senté en una silla vacía sin ser capaz de estar pendiente de otra cosa que de que no se me cerraran los ojos mientras me servía unas patatas fritas y un filete de pollo que ni miré quien se encontraba en la sala ni quién no.

Bufé en voz baja porque a duras penas conseguía saborear la comida con tanto sueño. Ni que decir de las agujetas que tenía en cada trozo de mi cuerpo. Subía el brazo para que la comida me llegará a la boca y tenía que bajar la cabeza para que no me doliese el maldito músculo. Era deprimente y más deprimente era que el culo me pedía a gritos una silla más cómoda. Estos días habíamos hecho más que en toda nuestra estancia aquí y eso que estábamos entrenados para ello. Pero hasta el más cualificado necesita un descanso.

De repente, se hizo el silencio en toda la sala, levanté mi cabeza del plato y vi a Venus o lo que quedaba de ella. Tenía unas profundas ojeras bajo sus ojos, tan oscuras que en contraposición con sus facciones delicadas, daban miedo.

—Se que estos días han sido bastante estresantes para todos, —dijo sin un rastro de emoción en su voz— pero hoy hemos acabado de descargar todo lo que teníamos en la otra organización. Lamento decir, sin embargo, que mañana deberemos seguir recolocando las cosas. —tuve que tragarme una queja y al parecer casi todos los agentes de la sala hicieron lo mismo—. Así que, os anulo la regla que os impuse. Podréis disfrutar de las zonas de ocio e ir a otras habitaciones. —finalizó con estas palabras sin un toque de sentimientos. Cuando los murmullos empezaron a emerger de nuevo, se marchó con paso firme y sin mirar atrás.

Parecía que el ambiente de la sala se había relajado y todo el mundo comía de una manera más liviana y social. Todos menos yo. Sabía que algo le estaba pasando a Venus y que fuera lo que fuese, estaba relacionado con Ryan. Necesitaba hablar con ella...

Busqué a Ariadne por la mesa, pero no se encontraba. Ni ella ni al parecer Azael tampoco. Entre ellos dos había algo más que palabras, y yo solo esperaba que eso fuera bien. Ni siquiera me había dado cuenta de que Hayden tampoco estaba aquí. ¿Dónde se habría metido?. Álex conversaba con Dean en un extremo de la sala carcajeándose y Sharif acababa de salir con un plato lleno de sopa de la cocina .

Algunas agentes de Gea también estaban aquí, entre ellas estaba presente Andrea con la que por suerte no había cruzado una sola palabra desde que me fue a ver a la camilla. Estoy segura de que ese momento solo fue una tregua entre las dos y que hoy por hoy esa tregua ya no seguía vigente. Tampoco tenía ganas de averiguarlo.

Me levanté de la mesa y deje mi plato en la cocina. Saludé a Max que estaba concentrado en un crucigrama y sin más dilación, fui en busca de Venus. Más que mi jefa era mi familia y no me podía permitir no saber aquello que la estaba haciendo sufrir. Si ella, luego, no quería contarme lo que le pasaba lo entendía y lo respetaba. Pero tenía que intentarlo...

Recordaba haber visto a Venus marchándose hacia el vestíbulo, por lo que no me sorprendí al ver que la puerta de la entrada se encontraba abierta. Había dos agentes de cuerpos gigantes apostados a cada lado, vigilando quién entraba y quien salía. Les sonreí a ambos y salí al exterior con un frío helado de esos que hacen que la nariz empiece a moquear y que cuando respiras te envuelve el vaho en una nube blanca. Llevaba más de cuarto de hora buscándola a través del bosque, sin abrigo. La razón por la que no había cogido el abrigo era porque me gustaba que el frío me dejase tiritando y porque he sido lo suficientemente lista para no coger uno, nótese la ironía. Ciertamente, me gustaba el frío, ¡pero me estaba congelando!.

Pasé tantos arces y nogales que ya no sabía ni donde me encontraba hasta que divise un claro que daba a un arroyo semi-helado. Vislumbré el pelo rubio de Venus sentada en una piedra, al parecer no era la primera vez que ella venía aquí o sino había estado dando vueltas como yo durante un buen rato. Ciertamente, el lugar era precioso. El arroyo descendía hacia abajo y trozos de hielo se arremolinaban en la orilla de piedras. Alrededor la hierba crecía verde con una ligera capa de hielo por encima. El sonido del agua chocando era tan relajante que podía quedarme para siempre con los ojos cerrados y simplemente, escuchando su sonido. Froté mis brazos en busca de un calor inexistente, en la sudadera y me acerqué hacia ella con cautela.

Venus sollozaba en bajo mirando hacia el fondo del arroyo. Apoyé mi mano en su hombro y subió su mirada sorprendida. Había estado tan ensimismada en su dolor que no se había percatado de mi presencia. Sus ojos azules ahora rojos me miraban con tanto dolor que se me partía el alma verla así. Ella que me había consolado tantas veces y ahora era yo quien lo hacia.

—Puedes contar conmigo, ¿lo sabes, verdad? —dije sincera y la abracé sin esperar su respuesta.

Lloró sobre mi hombro durante, al menos, mediahora. A veces, sollozaba alto y otras veces parecía como si el aire no le llegase a los pulmones. Cuando paró, se secó la cara roja con su abrigo negro y me dejó un sitio en la piedra grisácea.

—¿Es por Ryan, no?. _pregunté entristecida. No me gustaba nada verla así...

—Sí. —sorbió por la nariz— Desde que discutí con él no hemos vuelto a hablar. Ni siquiera me coge el móvil... —cogió aire y siguió— Al principio pensé que era porque estaba enfadado, pero luego pensé que aquello no era propio de él. Ryan siempre me cogía el móvil o me enviaba un simple mensaje aunque las cosas entre nosotros no estuvieran bien. Estos últimos días y la carta del Consejo me han puesto a pensar. No quiero creer que hayan sido capaces de hacerle algo a Ryan, todos nos conocemos entre todos desde hace años. Sin embargo, hace tiempo que no estamos de acuerdo en muchas cosas, entre ellos los métodos que aplicamos...

—¿Te refieres a que ellos hayan decidido usar la tortura para sonsacarnos información? —apunté.

—Por ejemplo. —dijo girándose hacia a mí— No puedo contarte más de lo que sabes. Es confidencial. Perdóname, si fuera por mí te lo contaba.

—Entiendo. —suspiré derrotada después de unos segundos en silencio.Quería saber todo... Puse una mano encima de la suya en su regazo y la mire comprensiva—. En cualquier caso, no creo que le hayan hecho nada a Ryan y si así es, si es necesario iremos a por él, ¿ de acuerdo? —la sonreí.

—Gracias. —susurró sincera— Habrá que esperar...

El silencio se instaló entre nosotras cómodamente y miramos el bajar continúo del arroyo. Mis pensamientos, al igual que la corriente del agua, no paraban de moverse. Nunca me había cuestionado si la organización que representaba era buena porque siempre había pensado que por lo que luchaba era algo bueno. Pero, ¿puede ser bueno si esta dirigido por gente que piensa de esa manera?¿desde cuando la tortura puede considerarse algo moral?; ¿un medio para un fin?.

No quería mentir a Venus, pero algo me decía que las cosas no estaban yendo nada bien y que lo más probable es que a Ryan le hubiese pasado algo. Sabía que había cosas que Venus no podía contarme y lo entendía, pero ¿habría algo que ella me estuviera escondiendo?. La conocía y la quería. Aunque si algo había aprendido en mis años de vida es que las personas siempre esconden algo. A veces, algo malo y otras veces, algo mucho peor. No quería desconfiar de ella, no quería eso. Pero mi intuición me decía que algo se me estaba escapando, y si dudaba de ella... ¿en quién podría confiar a partir de ahora?.

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