I
Miraba fijamente a su pareja, la cual a su vez miraba el monitor con el miedo pintado en su rostro, el momento se sentía espeso y nuevamente sentía que en algún momento se echaría a llorar.
—Lo sentimos mucho, pero me temo que no hay signos vitales —cuando su mente se pudo focalizar, escuchó lo que ya sospechaba.
Nuevamente habían perdido un hijo.
Suspiró mientras agachaba la cabeza con pesar, sin saber que decirle a su pareja al verse en aquella situación una vez más. Eran jóvenes aún ¿por qué de la nada se les había hecho tan dificultoso seguir con sus vidas e intentar, aunque sea, tener un hijo?
El médico se retiró de la sala, luego de ayudar a Yewon con la limpieza del gel, no pasó mucho tiempo antes de que ella se sentara en la camilla, estaba destrozada, pero no quería perder las esperanzas, no podía cuando aún creía tener la posibilidad.
—Podemos... —.
—No —el silencio se instaló entre ellos una vez más —Dejemos de intentarlo, no quiero ponerte en riesgo por... —tomó aire al ver cómo la mujer agachaba su cabeza, luego se sentó a su lado y acarició su largo cabello —Yewon, hay otros métodos para tener un hijo. Podemos adoptar —.
La chica no dijo nada, claramente recordaba su pasado en el horroroso lugar que fue el orfanato para ella.
—No quiero volver a visitar un lugar así, no importa la razón —murmuró mientras se levantaba de la camilla, y tomaba sus pertenencias, preparada para ir con el médico y seguir el procedimiento que le tocaba por la pérdida.
Yeonjun suspiró nuevamente, preocupado por la salud de su compañera. Se levantó una vez se mentaliza para una vez más dar los pasos que corresponden, sin embargo se detuvo al escuchar la radio que el médico mantenía en la consulta, se hizo oír y retumbó en su cabeza como las campanas de algún monumento.
—Y en otras noticias, se ha confirmado que el jugador de hockey sobre hielo, Choi Soobin, habría despertado hace una semana después de casi dos años en coma y ahora fue dado de alta ¡Es un completo milagro! —.
Pudo jurar que su pecho dolió, estupefacto ante la noticia que recibió de la nada, y simplemente salió corriendo del lugar.
Por primera vez en casi dos años, recibía una noticia buena y sabía que tal vez, aquello subiría el ánimo de Yewon, por primera vez creyó que las cosas saldrían bien.
Pero Soobin no estaba feliz de la noticia. Seguía vivo, y para agrandar su desgracia, su hermana también lo estaba.
En lugar de estar sin sentir nada ni tener que respirar, estaba soportando el ruido que Minju emitía al caminar de un extremo a otro en la habitación con esos tacones bajos, y sobre todo la máquina que mostraba su pulso también estaban acabando con su paciencia.
¿Por qué seguía conectado al aparato si ya pueden verlo que está con vida y encima despierto? Él ya no lo necesitaba, saturaba bien y demostró tener un buen cardio, era ridículo.
Se recostó nuevamente en la camilla y miró por unos segundos más a Minju, tratando de entender su inquietud.
—No lo entiendo, había un contrato de por medio, estoy segura... —murmuraba cosas por el estilo como si hubiera olvidado que Soobin estaba ahí.
— ¿Se puede saber qué tanto balbuceas? Si llamaras a la enfermera o al doctor en lugar de estar ahí nos harías un favor —Recrimina cuando desconcentró a la mujer —Necesito que me quiten esta cosa —dijo mientras señalaba la máquina.
Minju rodó sus ojos, sin embargo en lugar de ignorarlo fue y habló con los médicos a cargo del deportista. Mientras, Soobin estaba tomando nota del actuar de la mujer, cada sutil movimiento. Como si fuera un venado en el zoológico.
El mundo pronto sería su zoológico nuevamente, sólo que esta vez no podrían echarlo tan pronto del recinto. No ahora que tiene que rescatar a Choi Yeonjun de esto, y finalmente irse lejos con él.
—Hay que esperar a que se acabe el suero, y estarás libre —alzó una ceja cuando escuchó las palabras de la mujer, quien señalaba el pequeño paquete medio vacío del suero —Creen que te puedes deshidratar muy rápido, básicamente estuviste más de un año en coma —.
Miró el paquete y con impaciencia lo presionó para acelerar el proceso, sacando risas en la mujer también.
—Soobin, presionarlo no hará más corto el proceso —.
—Entonces siéntate y deja de pasearte como loca por el cuarto, tus tacones me desesperan —atacó con amargura mientras miraba el paquete con evidente disgusto —Y también está máquina ¡Ni siquiera la necesito! Estoy vivo y respirando bien, gracias —.
Decir que Soobin estaba molesto era poco, en realidad. Había mucho en su mente, principalmente su ahora prometida, y ahora otras cosas.
Se supone que Yewon sobrevivió al incendio, y Yeonjun también porque nunca lo atacó en realidad. Entonces ¿Dónde estaban ellos?
No ha escuchado nada de ellos, ni los ha visto en toda la semana que lleva despierto, aquello no le estaba gustando del todo porque significaba que, básicamente todo lo que hizo fue en vano.
Y esos dos seguían juntos, lo abandonaron en plena oscuridad nuevamente.
Yewon pagaría por todo lo que se estaba llevando gratis, y esta vez no habría manera de dejarla libre.
El silencio estaba instalado como un comensal en la mesa, la tensión fija en Soobin y él simplemente no veía oportunidad de salirse con la suya.
Mientras los padres de Minju lo miraban como si de un bicho raro se tratara, él fingía ser un hombre de buen provecho y el candidato a esposo perfecto para la joven, cuidando de cada aspecto en ella y que estuviera cómoda.
Era poco menos humillante, pero era su deber mantener las aguas tranquilas en este caso. Ni siquiera entendía el afán de Minju a presentarlo para pedir la mano de ella si de todas formas se iban a divorciar una vez ambos cumplieran con su parte.
—Y... ¿Qué puedes aportar en la vida de nuestra hija? No se vive de compañía, detalles y amor. —habló la madre de Minju, haciendo que la joven le regañara entre susurros.
Lo pensó un poco, ya que básicamente todo lo suyo se quemó, afortunadamente aún quedaban sus cuentas bancarias con un capital más que respetable y su deportivo, el cual si lo vendía podría adquirir algo mejor.
—Hace no mucho perdí mi casa, pero adquirir una nueva en donde su hija pueda estar cómoda no será mucho problema, la verdad —contestó con simplicidad, poniendo nerviosa a la chica y dejando callada a la madre.
《De tal palo tal astilla》pensó mientras las veía con detalle.
—No es necesario, Bin. Podemos rentar —Ofreció Minju, ya que de todas formas una vez que ella tuviera lo que quiere, estarían firmando los papeles del divorcio.
Sin embargo él sí necesitaba un techo. Así que su opinión no importaba mucho de todas formas.
—Tienes razón, podemos rentar. Pero yo quiero darte un techo seguro, Jagi —llamó y dio el tema por cerrado y continuó con la cena tranquilamente, justamente como si nunca hubiera dicho nada.
La cena como tal continuó sin problemas después de eso, sin embargo estaba seguro de que eso no iba a ser suficiente para convencer a los padres de Minju de que es un buen partido -y ciertamente, él concuerda, nadie será un buen partido para ella considerando que está ahí por el chantaje de ella- así que le tocaba hacer de las suyas y usar un poco de labia. No era bueno con ello, pero si dejaba el asunto en manos de la chica, entonces todo se irá a la borda antes de que siquiera puedan empezar.
Era necesario su silencio, no tenía de otra, así que simplemente miró entre la decoración y encontró que el padre era un aficionado de coleccionar bolas de tenis, bingo.
—Veo que le gusta el tenis, señor Kim —rápidamente la mirada de los tres se dirigió a él. y simplemente sonrió de manera —A mí también me gustaba mucho en su momento —.
Minju lucía tensa, y la duda no fue discreta en el semblante de su "suegro", por lo que se tuvo que idear alguna estupidez nueva. Afortunadamente, su mente fue rápida.
—No sabe lo bien que sentí al ver que volvieron a incluir el tenis en los juegos olímpicos, en especial cuando fue en el ochenta y ocho —comentó mientras miraba una foto donde se veía a una joven Minju junto a sus padres, una fotografía de hace seis años —Tal vez habría conocido a más gente con la misma pasión por el tenis —.
El hombre se le acercó, sabía que aquello debía tomarlo como una señal de que al menos, estaba tratando de caerle bien al peor de los dos. El padre.
—Había mucha gente ¿Por qué no asististe? —.
—Me ví en la obligación de no asistir, debía practicar para un partido de hockey —el hombre frunció el ceño, confundido —Me apasiona el tenis, pero no pude dedicarme a ello. Sin embargo, pude encontrar el punto divertido en el hockey sobre hielo —el padre miró a su hija, tensando la postura de ella.
— ¿Y por qué no me dijiste que es deportista? —no pudo evitar sentir diversión al escuchar la pregunta con ese tono de incredulidad, aquel que delataba la emoción del padre, aquello hizo que Minju suspirara al sentir alivio.
—Pensé que ibas a reconocerlo, es Choi Soobin, Papá —contestó la joven y el hombre volvió a voltearse, sorprendiéndolo al ver la expresión de asombro.
¿Era tan importante su presencia ahora?
Lamentablemente para Soobin sí, porque acaba de ganarse el consentimiento del padre.
Tras recibir algunas palmadas en su espalda -las cuales no sólo dolieron sino que encima le provocaron tos- y unas carcajadas de orgullo y alegría, presionó a su esposa para dar el consentimiento de la boda, alardeando que el mismísimo Choi Soobin sería su yerno y que sería un matrimonio de provecho.
Kim Minju le debía una bastante grande, porque de ser ella quien se hubiera encargado, todo se habría ido por la borda en menos de diez minutos.
— ¡Será maravilloso! —el hombre abrazó a su hija y se dispuso a darle un sin fin de halagos, entre ellas diciendo que estaba orgulloso de que su hija consiguiera a un "hombre de buen provecho" para su matrimonio. Estaba comenzando a creer que aquello se estaba dando con las intenciones de que no la abandonara, es notorio que ni sus futuros suegros le tenían fe a Minju respecto al matrimonio.
Fue un factor en el cual estuvo pensando mientras conducía en silencio aquel Audi -el cual extrañará una vez pueda venderlo-, incluso teniendo a la misma Kim Minju a su lado como copiloto.
Cuando la cena y la celebración del señor Kim acabaron, discutieron entre ellos los detalles de la boda, cuando se realizaría y acordaron tener una próxima comida para acordar el resto, y por supuesto los costos.
Debía admitir que sólo irá por la comida, puesto que no tenía muchas intenciones de discutir al respecto, no tenía familia aparte de Yewon y ella estaba perfectamente excluida de los planes, por lo que literalmente sólo debía instalar su trasero en la silla del comedor y fingir que quiere hasta la muerte a quien verdaderamente detestaba.
—Lucías cómodo —Soobin miró por unos segundos a la chica antes de volver su mirada a la carretera, directo hacia el cuarto que estaba rentando para poder pasar el frío —Mamá dijo que parecías estar gustoso con la comida incluso —guardó silencio mientras pensaba bien sus palabras, y no dijo nada hasta que llegaron a un semáforo en rojo.
—No todos los días obtienes la oportunidad de probar comida casera —contestó sin mirar a la joven —No cuando estás destinado a vivir en la miseria —.
—Pero tú no vives en la miseria —refutó la mujer, sin entender las palabras del chico.
—No es ese tipo de miseria, Minju —.
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