(⁠人⁠ ⁠•͈⁠ᴗ⁠•͈⁠)-42

Han miró a sus amigos, era Minho, Chan y Changbin, los tres entre risas y empujones. Era gracioso porque aunque fueran bajitos, Minho se miraba más delgado, y vulnerable.

Quiso acercarse a ayudar pero simplemente no se atrevió, solos miró poner la mesa, había muchas cosas, salchichas, tocino, jamón, queso, champiñones, y varios vegetales.

En cuestión de minutos tenían una mesa llena de comida. Lo bueno de ser ocho es que siempre había un tema de qu hablar, era cómodo, eran mejores amigos con vidas completamente diferentes que saben llevarlas a diferente manera. Casi todavía adolescentes olvidando que son adultos, riendo, sonriendo. A veces, un poco de su normalidad no estaba del todo mal.

Bebían con tranquilidad ya sabiendo que la media noche había pasado hace horas, algunos soldados más fuertes ya habían caído, tal era Chris, Changbin, y Seungmin que yacian rendidos ante el cansancio acostados sobre el gran sofá bajo la noche. Luego estaba Felix y Jeongin quienes aún tenían una feroz batalla en el karaoke, uno a uno. Los dos dando de toda la fuerza con su garganta que les fuera posible.

— ¡Yo siempre gano! — Felix alza ambos brazos disfrutando de su victoria quedando con Let it go con noventa y cuatro puntos mientras que Jeongin solo sacó ochenta cerrado. El menor de los dos se tiró a llorar mientras Felix saltaba lleno de emoción sosteniendo el micrófono.

Hyunjin solo sonreía mirando a su lindo novio festejar. Miró como Felix y Hyunjin se tomaron entre brazos, se miraban demasiado lindos, esa pareja simplemente funcionaba.

— Yo sobro ahí. — Jisung deja de prestar atención hacia la bonita pareja para centrarse en su realidad. Estaba a lado de Mihno, los dos recargados del gran barandal, una pequeña mesa instalada frente a ellos con sus respectivas bebidas mientras que en sus manos cargaba con una brocheta de hace más de media hora. Estaba con Mihno. Se asombró de escuchar aquellas palabras desde la boca de su amigo. Quiso decirle algo pero es que la verdad, no se le ocurrió nada. — Mi tía miró la fotos de tu amigo. — Su amigo cambió de tema, fue tan rápido que probablemente no le dió tanta importancia a el primer comentario.

— ¿Ah así? — Preguntó sonando desinteresado tomando una diminuta mordida de su brocheta. — ¿Qué le pareció?

No estaba realmente en si, habían tomado, era sincero, estaba ebrio y Minho también.

Su amigo asintió. — Dice que es un dios griego. Algo así, siempre dice eso.

Su amigo le dió una última mordida a su brocheta, aunque no la terminó solo la dejó en la mesa. Se miraba adorable, sus ojitos estaban brillosos y sus mejillas rojitas debido al alcohol, rio un poco dejando su comida de lado.

— Dice que también eres bellísimo. Muy hermoso, tienes un encanto único en tu mirada, tus labios son muy visuales y tús ojos son hermosos.

Han solo se quedó mudo, tan quieto que era asombro la manera en la que no podía siquiera moverse. Tragó saliva mirando de reojo, sus manos empezaron a picar. Nunca se había sentido incomodo con Minho, ni siquiera estaba incomodo ahora. Solo se sentía extraño, le sudaba la cabeza, una irritante comezón empezó a picar en sus manos y sobre todo sentía su estómago revuelto.

— Lo va a considerar. — Vuelve a decir su amigo. — Lo está buscando, de hecho.

— Yo quería besarte. — De verdad lo dice, relame sus labios mirando a su mejor amigo.
Las manos le siguen picando.

Y la expresión de Minho es ilegible. — ¿Qué? — Su amigo apenas habla una milésima de segundo. No había siquiera una idea de que ocurría en su cabeza.

— Quería saber que hubiera sentido, quería saber que era besarte. — Habla sin remedio, no tiene límite. Sonríe sin siquiera darse cuenta de como él mismo se siente. — Quería saber que hubiera sentido mi cabeza, o mi corazón. Solo quiero besarte.
Creo... Que me gustas, creo que lo pensé así. Sí te besaba, yo hubiera realmente lo iba a saber.

Su amigo se quedó en silencio, no había siquiera un abismo de palabras. Esperaba estara igual, esperaba que los dos se sintieran de la misma manera.

Tomó un último trago antes siquiera de poder pensar en lo que iba a hacerlo. No lo pensó, ni siquiera imaginó, tomó a su mejor amigo entre sus manos, un amigo que ha tenido desde hace largos años, de quién más confía, de quién más agradece tener de compañero, a quien le dijo eso que no le había dicho nunca antes a nadie. Jisung no lo pensó porque si lo pensaba iba a arrepentirse. Solo tomó el rostro de su amigo entre sus manos, miró por una última vez esos ojitos brillosos y esas mejillas sonrojadas. Entonces lo besó. Besó a su amigo tal y como lo había imaginado antes, porque era verdad, quería besar a Minho para dejar de ser ese ingenuo o para serlo aún más. Para posiblemente darse cuenta de que es lo que de verdad quería. Si es que realmente le gustaba ver la relación de su amigo, si es que estaba celoso de ellos tres o si solo era de ellos dos por tenerlo a él. Lo besó, sin dudarlo sin esperar a ser correspondido.
Disfrutó del tacto en sus labios, de la suavidad, del placer instalado en su pecho y de su estómago revuelto en pirañas mordiendo desde dentro.

Movió sus labios en sincronía, porque su mejor amigo no lo había dejado de lado, Minho estuvo ahí para corresponder ese beso, para que lo tomara de las caderas y así poder profundizarlo aún más.

Segundos se hicieron minutos y los minutos se hicieron eternidad.

Jisung dejó los labios de Lee y entonces entró en razón.

Gritó y corrió hacia cualquier lugar. Tomó el micrófono y se puso a cantar sin poder atreverse a pensar en lo que acababa de hacer, eso sí con una gran sonrisa en sus labios.

Dejando a un pequeño Lee confundido tocando sus pequeños labios.

Jisung abrió los ojos de golpe debido al sol que empezaba a quemar sus pobres párpados. Esa escena era familiar. Todos sus amigos tirados sobre el suelo o los sofás unos encima de otros. Sonrió, ellos eran un gran trozo de felicidad.

— Despierta, bebé. — Palmeó el bello rostro de su pequeño Innie, su amigo abrió sus ojitos lentamente apretando gracias a los fuertes rayos filtrándose.

— ¿Qué hora es?

— Son las once. — Jeongin talló sus ojos hasta que Jisung terminó de mencionar, fue divertido ver la expresión de su pequeño, casi horrorizado. — Mentira, apenas son las ocho.

Extrañamente la pantalla de su celular estaba toda rota, aunque aún alcanzó a ver la hora. De todas maneras no le tomó mayor importancia, guardando su celular en sus bolsillos.

En menos de media hora estaban nuevamente los ocho. Todos y cada uno de ellos comiéndo, mientras se burlaban entre sí sobre la noche anterior. Changbin ganando cada uno de los argumentos lleno de burlas simples y risas. Diciendo entre burlas que tendrían que "donar" dinero para un nuevo celular para Jisung.

A las once ya había recogido todo lo que hacía mayor estorbo, habían lavado los platos, tirado la basura y guardando lo que quedó de comida. Ahora todos despidiéndose, nuevamente.

Christopher, Seungmin y Jeongin van juntos.

Changbin va solo no sin antes despedirse por quinta vez.

Han y Minho iban juntos, los dos ahogados en un incómodo silencio.

Felix y Hyunjin estaban juntos en el coche de Hwang, es lo bueno que no vayan los cuatro sumidos en esa incomodidad que tiene junto con su mejor amigo.

Se despidieron entre abrazos y palabras de aliento, los ocho deseándose suerte entre sí. Todos ellos con grandes sonrisas.

Jisung tragó saliva mirando hacia el frente donde estaba el camino. — No recuerdo cuando me quedé dormido... No recuerdo mucho, pero estoy seguro que te gané en el karaoke.

Minho lo miró por cortos segundos, tan rápido que ni siquiera sintió la mirada de su amigo en sí.

Mihno solo sonrió un poco, sin dejar de ver a la carrera. — Eso quisieras.
Y así, tan fácil y tan corto, se fueron todas las palabras de ambos.

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