(⁠人⁠ ⁠•͈⁠ᴗ⁠•͈⁠)-32

Han Jisung es un ingenuo.

Jodidamente ingenuo.

Acostado en su cama con un puchero en sus labios y la cabeza recargada en su cabeza, no deja de repetirse la misma palabra de aquel día.

Ingenuo.

¿De verdad? En realidad estaba tan destrozado y acabado por dentro que ya era un ingenuo por créer tan grandes cosas con tan poco.

Se sentía tan triste y deprimido que sentía sus lágrimas mojar sus mejillas.

— Cariño, baja a cenar. Tengo buenas noticias. — Su madre entra a su habitación, el pequeño está tan metido en su cabeza que no le presta atención. Preocupada ella se acerca hasta él y aunque mire las lágrimas en su rostro, prefiere no decirle nada al respecto. — Bebé, anda, es temprano vayamos a cenar. — Su madre le toma de la mano con delicadeza.

Se obliga a bajar con una sonrisa tensa en su rostro. — Papá no está hoy, tiene algunos asuntos. — Su madre dice guiandolo al comedor. Por unos minutos siente un pequeño alivio que no esté su padre, no es que no lo quiera, pero sin duda su madre es más confiable para sus pequeños problemas internos.

En unos minutos están sentados los dos comiendo la deliciosa cena que su mamá preparó, la señora Kim no retiene su preocupación y con tono calmado llama la atención de su hijo.— Mañana tengo una cita con el doctor Lee, ¿Quieres acompañarme?

Jisung asiente sin darle atención, su madre carraspea un poco pero no sé molesta en ello. — De ahí la buena noticia. — Ella sonríe alzando un poco su voz llamando el interés de su hijo, está vez tiene su atención por completo. — Tenemos una cita en la universidad, así que te quiero listo y arreglado a las ocho de la mañana justo aquí.

Sus ojitos se iluminan ante la ilusión, ahora asiente más emocionado y su madre solo puede sonreír con orgullo. — ¡A las siete me tienes listo aquí mami!

Terminan su cena, pasan un tiempo en la sala hasta que cada uno se va a su habitación, Jisung con una media sonrisa toma su celular tecleando un corto mensaje a su mejor amigo.

- Mañana no podré acompañarte, tengo que ir a la escuela. Buenas noches.

Borró aquel emoticón de corazón, dios quien sabe que podría hacerle Felix o Hyunjin si es que lo miraba. Se acostó con la sonrisa entre sus labios, esperaba por la respuesta de su amigo pero la verdad fue que el sueño le ganó demasiado pronto.

Está vez soñó lindo, fue un sueño tranquilo y a la vez lleno de felicidad y aventuras.

Despertó a las siete, antes de hacer cualquier tontería y perder tiempo, entró a la ducha, se tardó diez minutos, veinte en elegir ropa y cinco en ponérsela, veinte en pienarse, ponerse algunos asesorios sin ser exagerado, claro, cinco en elegir zapatos, y dos en bajar las escaleras.

Su madre ya lo esperaba como si llevará más de una hora ahí.

— Hasta que bajas, come un poco de cereal, iremos a comer afuera.

Después de quince minutos, ambos estaban listos para irse, cuando Jisung se dió cuenta que no traía su celular, su madre rodó los ojos en falsa molestia. — Anda ve.

- Está bien, pero acepta un almuerzo entonces... Digo, si quieres podemos ir a comer sushi o algo así, Hyunjin y Felix no han dejando de pedirme que vayamos.

Acompañado de un emoticón con los ojos hacia arriba en blanco.

Jisung soltó una pequeña risa.

Y su horrible y cruel mente, le hizo dudar más de lo necesario, maldición no quería ser un mal... cuarto, pero Minho era su mejor amigo, sería demasiado grosero rechazarle.

Así que se haría el tonto mientras piensa en que contestar, la campana lo salvó, o como se diga, su madre había estacionado el coche llegando al consultorio del señor Lee.

El lugar está vacío, Jisung no sabe si aquel psiquiatra no tiene más clientes que su madre o quizá, solo quizá agenda citas por horas. — Regreso en unos minutos. Ayer no me quiso atender. El doctor Lee es todo un caso.

Vaya vil mentira.

En minutos, Jisung se pasea por todo el lugar, es bonito, las paredes están pintadas de color verde, más al fondo hay una recepción y algunos otros más consultorios, compra unas galletas en una máquina dispensadora y también un horrible jugo de aloe. Regresa y su madre aún no ha salido, así que rueda los ojos y sigue caminando, logra encontrar un pequeño estante donde hay varios de los libros más básicos, como Romeo y Julieta, Alicia en el país de las maravillas, el Principito, la saga de crepúsculo, hay otros sobre medicina, algunas revistas sobre lo más hablado y algo así. Se entretiene leyendo lo primero que toma pero se aburre a los diez minutos.

Han pasado cuarenta y tres minutos desde que su madre entró. Pasan más minutos, juega en su celular, mira videos que salen en sus redes sociales, juega con los filtros de Instagram. Va y molesta al pez que está frente recepción.

Antes de las dos horas, su señora madre y el doctor salen entre risas y bromas del consultorio, Jisung trata de alejar malos pensamientos celosos, pero vaya con solo escucharlos prefiera seguir dándole la espalda a ambos, claro sería mejor antes de decir una incoherencia y llegar a ser grosero.

Tenía sus audífonos puestos y colgaba de la silla, así que podría culpar a la música y decir que no los escuchó salir.

Dios, parece que su madre y aquel psiquiatra eran buenos amigos.

— Jisung, ya salí.

Rodó los ojos antes de levantarse del sillón algo adolorido por la forma tan infantil en como estaba sentado. Giró sobre sus talones y miró a ambos.

Oh vaya.

— ¡Oh. Te conozco! — El doctor Lee alza la voz, hay una gran sonrisa en sus labios mientras mira con sus ojos redondos abiertos. En pocos segundos, ha reconocido al famoso doctor Lee.

— Señor Lee, soy Jisung amigo de Minho. — Da una reverencia. El doctor Lee sonríe.

Su madre ve a ambos algo soprendida.

El señor Lee sonríe recordando al amigo de su hijo, rápidamente asiente recibiendo el saludo con la mano que le da el menor.

— Tu mamá me habló mucho de tí Jisung, veo que tienes algunos conflictos en tu cabeza. — Dae Han sonríe ladeando su cabeza mirando a la señora Lee, se arrepiente al instante, pero aún tiene esa idea plantada en su cabeza. — Esto parece poco profesional, pero todo lo que tu madre dijo, son los problemas que tu tienes, Jisung. Ella solo está aquí, por tí, porque quiere ser la madre perfecta para tí.

— Oh, Jisung, deberías de pasar con el doctor Lee.

El mayor solo mantiene su sonrisa.

Jisung se siente jodidamente incómodo.

Su madre le hace esa sonrisa, "es tu decisión" cree que se sentiría algo tenso, después de todo es el padre de su mejor amigo.

Así que acepta, en pocos minutos está en el bonito consultorio del señor Lee. No sabe cómo tratar eso, se siente más como si estuviera en un confesionario frente a un sacerdote.

Pero aunque está tremendamente nervioso, en cuanto su boca se abre, habla y habla, sin parar, el señor Lee asiente y toma mejor postura escuchando al chico. Puede formar miles de ideas en su cabeza pero prefiere no dar esas suposiciones. Ya demasiado está fuera de su ámbito laboral.

Ha escuchado demasiadas historias, aveces la gente no puede separar el hecho de que el es un psiquiatra y no un psicólogo o terapeuta, aunque sí, puede ser similar, y ha estudiado un poco de ambas. Al final, las personas lo toman como un amigo al cual contarle todos sus miedos y preocupaciones. Y él, al final toma ese papel y se empeña a dar buenas palabras para alentar a la gente.

— Eres un niño, dentro del cuerpo de un adulto, Jisung. Estás asustado de no estar en lo básico que creías que era la forma correcta de crecer. — Dae Han juega con los anillos de sus dedos sacando un pequeña sonrisa. Es inevitable como padre no imaginar que fuera si su hijo estuviera en esa situación. — Pero bueno, parece que empiezas a pensar por ti y para tí, si crees que ir a la escuela y tener salidas está bien, deberías de hacerlo, eres joven, si no te equivocas y si no triunfas por tus propios medios, seguiras aburrido de la vida que tienes. Te hará sentir solo, Jisung.

Pasan quizá cincuenta minutos en una gran conversación, realmente Jisung siente un poco de alivio, el señor Lee es tan solo la persona que le recomienda seguir sus metas, hacer ejercicio, tener su cabeza dentro de algo más que preocupaciones, salidas, parejas, y si, no ser tan ingenuo con liges de un solo día.

Jisung sale con una pequeña sonrisa, a los brazos de su madre, el doctor Lee se despide de ellos. Ambos, se van.

Es temprano así que toman un desayuno en una cafetería cercana a la universidad, comen en tranquilidad hablan más calmados. Juegan y rien, tienen tiempo que no se divertían tanto ellos solos.

La sonrisas no terminan, tiene una pequeña entrevista en la universidad, habla en grandeza, tener conocimientos previos de como mantener un negocio, le hacen usar una labia que no sabía que tenía. Jisung termina dándole la mano al director. Las clases hace cuatro días habían empezado pero logran aceptarlo, el semestre es completamente suyo, pagan la inscripción, firman un par de papeles, listo Jisung es un universitario.

Sus clases son de siete de la mañana a dos de la tarde. En las mañanas estudia, tiene tiempo para llegar a casa y comer, hacer tareas, salir un poco al aire libre antes de entrar en crisis, si le da tiempo y no tiene pendientes puede pasearse en el bar para seguir aprendiendo del negocio.

Parecía estar feliz por ello.

- Vayamos por ese Sushi

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