Capítulo 9
La puerta resonó en el vacío apartamento. A duras penas, la azabache condujo a su mejor amiga hacia el sofá, la dejó allí tumbada y encendió la televisión a un volumen bajo para que el ruido las acompañara en aquella velada.
- Kagome, Bankotsu es un chico muy callado y bastante misterioso, pero si es amigo de Koga no puede ser mala persona. – habló Sango dejando a la nombrada traspuesta. Ella se paró y decidió abandonar la idea de buscar ropa más cómoda en su habitación para sentarse junto a la morena.- También es verdad que es el heredero de una gran empresa y la gente que tiene dinero no suele valorar otras cosas más importantes de la vida, pero creo que podríais quedar.
Kagome intentó no reírse de la situación. Su amiga, quien aún no quería confesar lo locamente enamorada que estaba de Miroku, le aconsejaba borracha darle una oportunidad al chico que había visto tres noches.
- Supongo que le llamaré y tendremos una cita, como tú dices, no tengo nada que perder.
- ¡No supongas! Di que sí, que lo vas a hacer – se quejó
- De acuerdo, el próximo sábado quedaré con él, ¿contenta?
- No sabes cuánto, ahora puedo dormir tranquila esperando la resaca de mañana- contestó tumbándose en el sofá poniendo las piernas sobre su amiga.
Por otro lado, el chico de la trenza ya se había despedido de sus amigos y se dirigía tranquilo al apartamento de Kagome. Imaginó que la dueña de la casa ya se encontraría en la cama y que podría entrar sin ninguna preocupación. La corta duración de su ahora doble identidad le estaba gustando cada vez más, aunque sabía que tenía que tener cuidado y ser más discreto a la hora de dar desplantes porque ni Koga ni Miroku volverían a creerle si decía que tenía que volver a casa más temprano de los que hacía en sus habituales juergas.
Como ya tenía por costumbre, pasó de largo la entrada principal del bloque de pisos y giró a la derecha para meterse en el callejón de las escaleras de emergencia. Miró a ambos lados antes de comenzar a subirlas aún en su forma humana.
Según había podido apreciar, la imagen de la mujer de pelo negro, de la que ahora tenía su número, era de una persona organizada y ordenada. Pero al parecer siempre se le olvidaba cerrar la ventana al lado de las escaleras de incendio. Así que se transformó en gato y pasó por la ventana para entrar en casa.
Las luces estaban apagadas pero la luz de la televisión iluminaba la sala de estar. Allí se encontró a Sango, tumbada en el sofá en una posición entraña, con la cabeza hundida en el sofá y las piernas alzadas y colocadas sobre Kagome. Tenía un brazo tapándole los ojos y el otro se encontraba en su pecho. La azabache, mientras tanto, estaba medio sentada, con las piernas apoyadas sobre la pequeña mesita al lado del sofá y los brazos extendidos. Su cabeza estaba ladeada a la izquierda, donde estaba su amiga y su cuerpo encogido en el pequeño espacio que su amiga le dejaba.
Sonrió y supuso que era el momento de volver a convertirse en humano para llevar a esas dos jovencitas a la cama de Kagome, porque si no al día siguiente no iban a poder ni moverse. Justo antes de cerrar los ojos para transformarse, un resoplido fuerte y el sonido de alguien moviéndose lo alertaron para que no lo hiciera. Ante todo pronóstico, Kagome se desperezó como pudo y miró a su alrededor, cuando sus miradas se encontraron ella sonrió. Después sus ojos se fijaron en Sango, y fue entonces cuando decidió levantarse lentamente para dirigirse a por su bolso.
Kuro se sentó en la alfombra mientras miraba lo que su ahora dueña estaba haciendo. Algo le dijo que se acercara, por lo que maulló débilmente para no despertar a la que estaba dormida todavía y corrió junto a la chica.
- Habla más bajo- susurró ella- voy a llamar a Miroku para que sepa que Sango se queda conmigo y que seguramente pasemos todo el día juntas mañana. – confesó mientras hacía la acción, pero el típico sonido del contestador fue lo único que se escuchó.- Koga no me va a coger el teléfono ni de coña y seguro que Inuyasha no está con ellos... así que, solo me queda Bankotsu.
Tras esta conclusión volvió a acercarse al sofá y se sentó a sus pies en el suelo mientras miraba el móvil.
- Si no lo hago, Miroku se preocupará un poco. Siempre le digo si Sango se va a quedar o no en mi casa porque hay veces que quiere volver a su piso y viene él a acompañarla, ¿sabes?
Suspiró y marcó.
Kuro corrió a otra habitación y se transformó de nuevo en hombre, miró su pantalla y se alegró de haberlo dejado en silencio. Se metió en el baño de la habitación de Kagome y contestó con tranquilidad.
- ¿Hola? – preguntó aun sabiendo quién llamaba.
- Bankotsu, soy Kagome.
- Tantas ganas tienes de saber cómo te he agendado – inquirió mientras su vista revoloteaba por los estantes del baño.
- La verdad es que te llamaba para que le dijeras a Miroku que Sango se quedará conmigo... pero ya veo que no estás con él. – concluyó haciendo que parase de prestar atención al pequeño taburete que se había encontrado tras la puerta.
- ¿Cómo lo...?
- No hay música de fondo y nos escuchamos perfectamente.
El chico ojizarco sonrió para sus adentros.
- Chica lista.
- Bueno, solo era eso... lo siento por haberte llamado tan tarde.
- No te disculpes, llámame cuando quieras, no hay ningún problema.
- Adiós, Bankotsu
- Hasta luego, Kagome – dijo y esperó a que ella cortara.
Se miró al espejo. Tenía que ser más precavido. No podía alargar tanto esto de conocer a una chica en su forma de gato y su forma de humano. Tenía que dar algún paso pronto...
- ¡Kuro!- llamó la azabache lo más bajo que pudo.
Aunque podía ser más tarde que pronto.
No saben lo feliz que estoy de haber escrito el capítulo. No tanto por el contenido pero sí por haber actualizado, ¡¡muchísimas gracias!!
Voy a comentar unas cosillas:
- Desde ahora en adelante los capítulos serán un poquito más largos
- El nombre al principio de Bankotsu como gato era Ao, pero luego sin querer puse Kuro y creo que se va a quedar así porque me gusta más y me recuerda a Kuro de Servamp y al de Haikyuu!! :3
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