Capítulo 3

GATE y Girls und Panzer no me pertenecen.  

Capítulo 3
Encuentros no Amigables
Bosque quemado. 8:00 horas.

El grupo rodeaba el cuerpo de aquella mujer rubia que acaban de descubrir, con sus cascos y gorros a la altura del pecho en señal de luto y respeto, quedándose así por unos momentos antes de darse vuelta y volver a sus vehículos. Khoakin pasaba por sobre el cuerpo, cuando por accidente le golpeo con un pie provocando un gemido de dolor de la elfo, uno muy débil, quedándose así por unos segundos extrañado de lo que había escuchado. Fue cuando vio que el pecho de la elfa comenzó a moverse lentamente en un movimiento de respiración muy errático...

- ¡Oye, oxigenado! ¡Tráeme alguna herramienta de primeros auxilios, rápido! - Gritó Khoakin llamando la atención de todos.

- ¿Para qué? - Respondió el oxigenado de mala gana.

- ¡Solo hazlo! - Ordenó apresurado Khoakin quien se agachó frente a la elfa cerca de la nariz - ¡RAPIDO!

El moreno rubio corrió hasta el tanque y volvió con el kit de primeros auxilios de este, el cual Khoakin le arrebato de un golpe para volverse hacia el cuerpo inmóvil. Desgarrando un poco la ropa de la elfo, saco unos pañuelos y limpió la superficie de cualquier escombro, suciedad o cosa que se le hubiera pegado del agua estancada del pozo o la caída, para luego pegar nuevamente la oreja. Esta vez se tapó la otra oreja, y con la otra mano le hizo un gesto al grupo de silencio al grupo que lo miraba confundido. Durante unos segundos no escuchó nada hasta que sintió algo suave: un casi inexistente latido de corazón.

- ¡Esta viva! - Exclamó, girando la cabeza hacia el resto del grupo que se sorprendía por la noticia - ¡Esta viva! – Repitió – ¡Rápido, ayúdenme!

Los primeros en salir de su sorpresa fueron Miho, Roth, Sasha y Hana quienes se acercaron y ayudaron al capitán ruso a llevar a la ahora enferma hacia la superficie de uno de los tanques, donde la examinaron. Efectivamente estaba viva, pero sin atención apropiada esto no duraría mucho.

Roth era, quizá de lejos, el que más sabia de comunicación radial en el grupo, si bien escucho por allí que una de las japonesas tenía una licencia de operadora de radio, no confiaba aun en las capacidades de las orientales en emergencias como aquella. Con unas rápidas zancadas llego al semioruga llamando por la radio al mando de Alnus.

- ¡Base Alnus, base Alnus! ¿Me reciben? ¡Este es el semioruga 231, Séptimo Zug de exploración! ¿Me recibe alguien?

- Semioruga 231, esta es base Alnus. Señal fuerte y clara. ¿Cuál es la situación?

- ¡Necesitamos un MEDEVAC inmediatamente! ¡Tenemos un civil, único sobreviviente de un ataque a su aldea! ¡Caso grave de lo que parece ser hipotermia ya que estaba en un pozo! ¡Su pulso esta considerablemente débil, dudo que resista mucho tiempo! ¡¿Qué tenemos que pueda llegar rápidamente?!

- Una escuela nipona trajo un helicóptero UH-1 Iroquois durante el día de ayer, lo están terminando de armar ahora. ¡Apenas esté listo lo enviaremos donde ustedes!

- ¡Recibido! ¡Dense prisa maldición!

Roth dio las coordenadas actuales del grupo y volvió con el grupo, previa instrucción de que le notificaran si la radio sonaba de nuevo mientras en la cubierta del IS-2 le estaban dando calor de diferentes maneras al nuevo paciente; se le cambiaron las ropas, se le amontono con mantas, e incluso se le coloco sobre la parte en donde estaba el motor del tanque.

Los minutos pasaban, y los estudiantes se desesperaban; finalmente la misteriosa paciente dio un silencioso y último suspiro así tan silenciosamente como dio a conocer que estaba viva la elfo había dejado este mundo, la reacción que provoco genero malestar todo el grupo, quienes en su mayoría no hablaron en el largo proceso de cavar una pequeña zanja y enterrarla, Roth fue el único que se acercó a la radio para reportar lo que pasaba.

- Base Alnus, aquí semioruga 231 - Dijo con neutralidad en su voz, mas se le podía notar un dejo de tristeza - Cancelen el MEDEVAC, repito, cancelen el MEDEVAC - Repitió dejando que el sonido de la estática resonara por los parlantes con fuerza suspiro y dijo - El paciente se ha ido.

- Lamento escuchar eso semioruga 231 - El operador de radio parecía sentir lo mismo que el soldado - Cancelamos el MEDEVAC inmediatamente - Roth aventó el micrófono en señal de impotencia y rabia. Este no llegó muy lejos gracias al cable al que estaba unido, provocando que retrocediera la distancia recorrida y el suboficial lo volviera a dejar en su sitio.

- No había nada que pudiéramos hacer - Murmuró Khoakin, quien se había acercado y puesto a su lado. Ambos oficial y suboficial se sentaron en los restos de una casa, examinando el paisaje desolador del pueblo. Probablemente eran los que únicos que sabían que, independiente de lo que hubieran hecho, ella hubiera muerto. Habían llegado tarde de todos modos.

- ¿Tú has matado a alguien antes? - Preguntó Roth al ruso. Este suspiro antes de sacar una botella con un líquido transparente que no debería tener con él (vodka) para ofrecérsela al alemán, quien sonrió recibiendo la botella y darle dándole un corto trago pero que le ayudaría a quitarse un poco ese amargo sabor a derrota.

- Varios, si me preguntas. Accidentes todos los que fueron entre academias, claro está. Recuerdo una vez, durante un duelo de todo vale contra los finlandeses... - El germano lo miro confundido - Guerra Total para ustedes. - El centroeuropeo asintió, dándole a entender que continuara - Ellos habían hecho algo así como una línea defensiva de trincheras, de modo que al mando no se le ocurrió mejor forma de sacarlos de allí que bombardearlos a distancia con toda nuestra artillería y cañones. Si bien logramos sacarlos, se transformó en una masacre de ambos lados al desaparecer la única línea de combate definida. Yo iba a lo loco por el campo abierto, sin preocupaciones. Y entonces... un finlandés se atravesó delante del tanque. Llevaba un panzerfaust que disparó como acto de reflejo sobre nosotros. Ordené que frenaran el tanque, pero el tiro dañó las orugas y el tanque viró sin control varias veces, golpeando y aplastándolo en el proceso. - Dijo con una sonrisa irónica en su cara - Estuvieron a punto de echarme de la academia (otra vez) por eso, mas los registros de los sensores permitieron ver que solo se trató de un accidente - Le dio un largo trago más a la botella - De él no quedo nada más que una masa sanguinolenta de carne, tela y un casco, el cual fui yo mismo tuve que entregar a su familia - Ahí bajo un poco su cabeza al recordar las caras de esas personas - Entonces me di cuenta que de todos modos era un mortal, y por lo tanto viviría como me dé la gana - Finalizó su relato dándole un trago largo a la botella de vodka, mientras el suboficial miraba al resto del grupo.

- Supongo que lo que siento es ese sentimiento... impotencia - Hizo una mueca su compañero -Cuando entré a la academia pensé que el mundo bailaba en nuestra mano, que éramos invencibles. Dentro de nuestros uniformes grises estaban nuestros sueños e ilusiones de gloria, protegidos tras una tela, unos cuantos accesorios y un casco - Suspiró mientras veía el paisaje -Pero... ¡supongo que uno no puede burlar a la muerte después de todo! - Termino con una pequeña risa irónica. El ruso le ofreció la botella de la cual tomo un trago antes de tirarla a las ruinas. Ambos se pararon para dirigirse a los tanques y entre órdenes y actitudes pesimistas, el grupo torno su rumbo hacia Coda. Allí los esperaría otro incidente. A mitad de camino se dieron cuenta que, durante la excavación de la zanja, los 4 bandidos capturados se fugaron.

Mientras, donde fue cavada la tumba de aquella elfo que encontraron se derramaba el líquido alcohólico de la botella de licor. En la cabecera de la tumba se había clavado un palo de un metro de largo y en su punta se colgó una gorro de oficial de tanque.... sería la tumba que representaría a todo el pueblo y a su trágico final...

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Escuela Privada Anzio. En esos momentos.

-Entonces, ¿dices que conseguiste una especie de instructor o algo así? - Preguntó Pepperoni a su Duce. La comandante y sus dos segundas al mando se dirigían a una explanada en un extremo del portaaviones de la escuela italiana, la Escuela Privada Anzio.

- ¡Así es! Kay fue muy amable en poder contactarme con el ya que con su ayuda entrenara a nuestra nueva unidad de modo que no haga el ridículo en el nuevo mundo - Comentó contenta el Duce. No solo había conseguido a un instructor reconocido y altamente capacitado... ¡si no que también fue a muy bajo costo! ¿Debería agradecerle con anchoas en conserva a Kay cuando la encontrara? La respuesta a esa pregunta quedaría en nada, ya que la susodicha había salido con su destacamento hacia el nuevo mundo hacía ya dos días.

- Esperemos que sea buena persona... - Comentó tímidamente Carpaccio, caminando ligeramente detrás del par que hablaba animadamente quienes al llegar a un sector plano esperaron unos minutos, a lo lejos un Bell UH-1 Iroquois estaba acercándose el cual aterrizo en unos minutos, el helicóptero una vez en tierra uno de los auxiliares de tierra abrió la puerta trasera del cual bajó un hombre que debería estar en sus cuarenta, tenía el cabello corto aunque ligeramente revuelto, una tez blanca, una alta estatura y llevaba el uniforme de gala del mundialmente conocido 75° Regimiento Ranger de los Estados Unidos. Traía consigo una mochila algo grande a la espalda. Dando la impresión de aun ser un soldado en servicio activo, camino hasta donde estaba el trío de estudiantes y se cuadro llevándose la mano a la sien.

(N/A: Buscar la apariencia de Ben Affleck en Pearl Harbor)

- ¡Teniente Primero James Johnson presentándose! - Se presentó levantando la voz por culpa del motor del helicóptero, pero su rostro se reflejaba seriedad y profesionalismo. Eso le gusto a Anchovy, mientras sus dos vice-comandantes se miraban nerviosas y algo sorprendidas de que el estadounidense hablara japonés tan fluidamente.

- ¡Bienvenido a la escuela privada Anzio, teniente! ¡Soy la comandante Chiyomi Anzai, pero puedes decirme Duce o Anchovy! - Anzai y Johnson se estrecharon las manos - ¿Tienes todo lo que necesitaras? - Preguntó observando el helicóptero del cual solo bajaron el piloto y copiloto quienes no bajaron más que una bolsa de plástico con algunos refrescos.

- ¡Llevo todo aquí! - Respondió orgullosamente y palmeando su mochila Johnson. Anchovy sonrió.

- Entonces vamos - El grupo comenzó su regreso hacia el edifico principal de la escuela, Anchovy era seguida del visitante y sus dos segundas al mando. En el camino le fue explicando la situación al teniente.

- En resumen - Habló Johnson - ¿Quieres que entrene un grupo de chicas para que actúen como una unidad paracaidista, aerotransportada o de fuerzas especiales en el nuevo mundo junto a las otras escuelas?

- Así es, tenemos problemas de financiamiento con los tanques pero podemos usar vehículos prestados y las armas de infantería que no sean tan caras, es una forma más viable y efectiva de cooperar. Estábamos preparado los cimientos de la unidad con anterioridad en previsión de un duelo contra los europeos pero lastimosamente el duelo se canceló debido al ataque.

- Ya veo... ¡bueno, están de suerte! Mis dos sobrinos van hacia allá también, de modo que me encargare especialmente de que les den una buena impresión. - Dijo jovialmente Johnson.

- ¿Sus sobrinos...? - Pregunto al curiosa Anchovy - ¿De casualidad uno de ellos es una rubia que se llama Kay y va a una escuela japonesa de tanques americanos?

- ¡Exacto! ¿La conoces? - Dijo con sorpresa el americano.

- Ella me ayudo a contactarte de hecho - Dijo algo apenada la comandante

- Bien, bien; esto será interesante... - De alguna forma, Anchovy y Johnson terminaron riendo juntos de manera diabólica mientras Pepperino y Carpaccio se miraban preocupadas de lo que podría salir fruto de aquella unión de personalidades.

- ¿En qué te especializas? - La pregunta arrancó una carcajada del instructor.

- Soy instructor de una escuela de Rangers - Los ojos de Anchovy brillaron peligrosamente.

- ¡Carpaccio! - La aludida salto de sorpresa para luego colocarse al lado de su líder - ¿Cuántas escuelas enviaron unidades paracaidistas y de fuerzas especiales? - Carpaccio reviso rápidamente unos papeles que llevaba consigo, desordenándolos de forma notoria debido al nerviosismo.

- H-han llevado fuerzas especiales desde el Reino Unido y Alemania, pero solo los alemanes han llevado paracaidistas. - Informo. Anchovy se volvió hacia el oficial estadounidense el cual hizo una sonrisa diabólica - ¿Acaso quieres recrear a los Folgore? - Intuyo el hombre, el gesto fue respondido por Duce - Veamos que tan capaces son - El lugar volvió a ser llenado de risas bajas pero peligrosas, lo que provocó que tanto Pepperoni como Carpaccio tragaran saliva y rezaran por lo que estaba por venir. Una de ellas incluso pudo jurar que la iluminación del lugar se apagaba a medida que avanzaban las risas.

Mientras, dos helicópteros de las fuerzas de autodefensa japonesas se acercaban al helipuerto principal, dentro de ellos iban dos 2 personas con dos cajones rectangulares de suministros de cada uno...

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Pueblo de Coda. Horas más tarde.

Era cerca del mediodía y la columna de blindados entro nuevamente al pueblo de Coda con una nube de pesimismo sobre ellos. Esto fue notado por el anciano del pueblo quien se acercó a uno de los que parecían más repuestos del grupo ese alguien resulto ser Roth, más que nada porque iba en el semioruga y por lo tanto, al aire libre.

- ¿Qué ha pasado? - Preguntó con evidente preocupación.

- Bosque quemado, no haber sobrevivientes, ultima morir con nosotros. - Informo.

Ante esto el anciano se quedó en silencio, comprendiendo que pasaba. A final de cuentas aun eran unos niños y estaban enfrentándose a la muerte, también sabía que era distinto ver la muerte desde un campo de batalla que ver una muerte fuera de este. Sin mayor ceremonia invitó a los más afectados a descansar en su casa mientras los más repuestos vigilaban afuera. Así se pasaron algunas horas, sin mayor intervención que el viento y preguntas ocasionales de los lugareños, que sirvieron para mejorar la comprensión del lenguaje local. Algunos fueron tan amables para incluso servirles té u ofrecerles comida como agradecimiento de defenderlos antes.

La quietud de la inminente tarde fue interrumpida por un relincho, un caballo que se descontrolo y salió a la carrera por la calle principal; eso no hubiera sido un problema, de no ser porque en su camino había una joven de cabello celeste que no alcanzo a ver el peligro inminente quien resulto arroyada por el animal. Apenas habían pasado segundos desde el atropello y dos tiros sonaron en el aire. El caballo cayó inerte y los granaderos del equipo de fuego rodearon a la joven, Roth la examino con ojo experto y de inmediato se subió al semioruga para tomar la radio.

- Base Alnus, ¿me recibe? Aquí el semioruga 231 - Dijo mientras la estática fue interrumpida de inmediato.

- Aquí Base Alnus. Recibimos fuerte y claro, 231.

- Estamos en un pueblo llamado Coda en las coordenadas XXX, XXX. Tenemos una civil con heridas graves, fue arroyada por un caballo, necesitamos MEDEVAC lo más pronto posible.

- Recibido, el MEDEVAC saldrá en 3 minutos a lo mucho, cambio y fuera.

La joven peli celeste fue tendida sobre el césped siendo rodeada por curiosos, una evidente mueca de dolor se reflejaba en su pálido rostro pero no había dicho más que unas pocas quejas. Un granadero se acercó al Unterfeldweber (Sargento Primero) con un informe.

- Tiene una pierna magullada, la otra presenta algunas fracturas graves y tiene varias heridas abiertas - Informaba aquel chico - No hay daño letal, pero no podrá caminar por un tiempo. Si recibe tratamiento debería quedar como si nada en unos meses.

- Muy bien. Ya llamé a Alnus para que enviaran evacuación médica. - Indicó Roth al salir del vehículo - ¡Prepárenla para traslado! ¡Un helicóptero viene en camino! - Ordenó a sus uniformados quienes comenzaron a moverse de inmediato.

En esos momentos salían de la casa del anciano del pueblo Miho y Maho, Maho había estado casi todo el tiempo que estuvieron dentro de la cabaña consolando a Miho que no había parado de sollozar y llorar debido a la pérdida y como era común en ella, se echó la culpa de lo sucedido, a pesar de las palabras del oficial ruso que le insistían en que no era su culpa. El resto de las tripulaciones japonesas tenían poco que decir, muchas de ellas en su propio mundo.

- ¿Qué ha pasado? - Le preguntó Maho a un grenadier cercano. Estando Miho todavía impactada por la muerte de la mañana, ella hablaría por las dos.

- Un caballo arroyó a una joven. - Le decía aquel soldado de infantería-La evacuación médica viene en camino por aíre-Señalo el lugar donde atendían, los tres se acercaron a donde estaban tratando a la adolescente quien a pesar de esta mal herida, tenía una mirada interesada en observar los procedimientos a los cuales le estaban sometiendo, además de las armas, gestos y uniformes pero sobre todo prestaba especial atención al idioma extraño que hablaban. Maho comprendió que tenía una gran curiosidad respecto a lo que estaba pasando a su alrededor a pesar de no comprender nada, luego de unos minutos ella musitó unas palabras, las cuales repitió debido a que nadie las escucho.

- ¿Qué dijo? - Preguntó la castaña mayor.

- Ni idea - Respondió un granadero encogiéndose de hombros, el resto encogiéndose de hombros mientras Roth examinaba el libro traductor.

- ...Hago magia - Habló Miho para sorpresa de todos, siendo que llevaba horas sin hablar con nadie que no fuera su hermana, más concretamente desde que salieran de aquel pueblo en ruinas.

- ¿Perdón? - Pregunto su hermana extrañada

- Hago magia. Eso está diciendo - Respondió ahora la castaña menor - El anciano del pueblo me conto ayer que había un hechicero y su aprendiz en las cercanías y supongo que ella será el aprendiz - Miho tradujo esas palabras al idioma local, obteniendo una afirmación de cabeza de la herida quien señalo un bastón a unos metros de ella pidiendo que se lo entregaran. Cuando se lo entregaron algo sorprendente pasó, una luz azul que salía de su bastón se dirigió hacia sus piernas, sanando sus heridas exteriores aunque sus huesos aún estaban rotos. Había logrado curarse en gran medida hasta que finalmente quedó agotada por aquel esfuerzo que hizo en semejante condición cayendo dormida; los estudiantes que observaron no daban crédito a lo que habían visto incluso algunos que eran bastante religiosos se alejaron asustados o escépticos.

- Así que efectivamente es una maga - Confirmó Maho aun sorprendida.

- Imaginen las posibilidades si los médicos aprendieran esa magia...

- ¿231 me recibe? - Una transmisión por radio se escuchó del semioruga - Este es Big Bird 1, por favor indique la ubicación exacta de la aldea, cambio - Dijo una voz femenina que sonaba vagamente conocida para las hermanas Nishizumi. Mientras, en tierra, uno de los estudiantes se dirigió al centro de la aldea y disparo una bengala, la cual comenzó a quemarse soltando un humo de color rojo en dirección al cielo. El helicóptero a la distancia divisó la humareda y con un giro enfiló hacia aquella dirección, mientras aquel espectáculo de luz y humo dejo impresionados a los habitantes de la pequeña aldea quienes de por si estaban aun digiriendo el hecho de que aquellos jóvenes soldados pudieran haber repelido un ataque hacia poco tiempo atrás. Fue cuando el sonido de un motor turbo propulsado en conjunto con unas hélices hizo eco en el lugar, terminando de impresionar y asustar a los habitantes del pueblo perdido en la nada.

- ¡Llegó el helicóptero! - Grito Roth.

A varios metros de altura un helicóptero se acercaba dejando atónitos a los habitantes de Coda ya que parecía que veían a una bestia descender, pero dicha sensación se disipó cuando por una de las puerta corredizas del aparato se asomó una persona muy particular, especial conocida de las famosas hermanas castañas.

- ¡Holaaa! - Saludó enérgicamente Kay al grupo.

- ¡Kay! - Exclamó sorprendida Miho. Maho solo tenía una mirada sorprendida en la cara mientras las tanquistas que estuvieran allí observaban anonadas por la aparición de la comandante americana-japonesa. El helicóptero aterrizó en la plaza principal del pueblo y Kay, saltando del vehículo, fue a abrazar a las hermanas en un tiempo record, en medio del abrazo murmuro una frase...

- Lo siento por lo de esta mañana - Su expresión no contenía nada de la alegría que usualmente llevaba. Las Nishizumi se observaron perplejas antes de que Miho le respondiera.

- No te preocupes, solo... llegamos tarde - Murmuró, finalmente convencida de la verdad. Kay le acaricio la cabeza mientras volvía a su energética alegría de siempre.

Mientras la escena sucedía del helicóptero bajaron dos paramédicos, un hombre y una mujer que llevaban una banda con la cruz roja en el brazo y una cruz roja pintada en el casco, llevando una camilla se acercaron a la herida y cuidadosamente la colocaron en la camilla para luego colocarle una bolsa con suero la cual conectaron al brazo de la joven inconsciente a la cual ataron a la camilla para que no tuviera algún percance en su traslado; terminado esto volvieron cuidadosamente al vehículo aéreo, el cual empezó a aumentar la potencia del motor. El piloto hizo un gesto desde la cabina a Kay quien asintió.

- ¡Me alegra haberlas visto pero debo irme porque llegara mi hermano hoy a Alnus! ¡No lo he visto en un laaaargo tiempo!

- ¿Tu hermano? - Murmuraron las tanquistas japonesas, confundidas.

- ¡Así es! ¡Mi hermano llegara de los Estados Unidos debido a una solicitud de una academia del aire británica! ¡Debe estar haciendo bien las cosas si es que lo han solicitado desde otro país! ¡Bueno, nos vemos! - Y entre medio de su despedida se subió al transporte aéreo, alejándose en la distancia. El grupo se quedó observando el vehículo mientras desaparecía para que después con ánimos ligeramente recuperados, subir a los suyos propios y enfilar en dirección a Alnus.

El anciano de Coda les comunicó que le informaría al hechicero de lo que le sucedió a su aprendiz y le diría que la podría encontrar en Alnus. Como forma de identificarlo, Miho le entrego una lapicera que traía consigo como costumbre y quizás como amuleto de buena suerte, además, considerando que no existía en ese mundo, algo de tan poco valor serviría como símbolo de identificación. Dadas las instrucciones el grupo de alejo del pueblo entre pequeñas charlas bajo el sol de la tarde; les esperaba un agotador viaje de dos horas después de todo, y solo querían llegar a darse un baño caliente, comer y luego dormir.

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Base Alnus. Esa noche.

Esa noche el 7° Zug de Exploración finalmente pude devolver sus armas y vehículos a los hangares y almacenes, mas nadie les predijo lo que hallarían después. Se dirigieron a cenar al comedor de la base, no tan acogedor como esperaban ya que apenas Miho abrió la puerta, secundada por Maho, Yukari y Saori, tuvo que agacharse para que un plato de comida no le llegara en la cara. Pero no tuvo la misma suerte el desafortunado rubio de tez morena del equipo ruso del grupo, quien no vio venir el alimento y su uniforme se vio totalmente manchado por salsa de tomate y espagueti. Murmurando maldiciones e insultos entró como una turba al comedor, seguido por el resto del zug de forma curiosa.

- ¡¿No puedes preocuparte de tus cosas ni una sola vez?! ¡Siempre debo organizarlo todo yo, todo yo! ¡¿Algún día te encargaras siquiera de estar listo para una misión de verdad?! ¡Porque te puedo asegurar y apostar si quieres, que el día que te gradúes llegaras a tu academia como si nada con apenas el uniforme puesto! - Una castaña pelirroja con su pelo largo y suelto hasta poco más debajo de los hombros regañaba a otro alumno.

- ¡Bla, bla bla, relájate, chica seria! ¡Ni que se fuera a acabar el mundo porque me doy una licencia de unas semanas de mi puesto! - Se defendió su contrincante, un rubio de pelo alborotado algo alto. Ambos llevaban uniformes no familiares para el grupo.

Bastaba decir, que ambos se estaban arrojando comida que disimuladamente o no, dejaban los otros alumnos a su alrededor, el último plato arrojado fue un curry de carne que nuevamente le llegó al rubio estudiante ruso.

- ¡¿Pero se puede saber de qué licencia estás hablando?! ¡Solo estas aquí por una condenada misión, de la cual ni siquiera deberías formar parte! - Gruñó aquella enfurecida chica.

- ¡Ay, ay, me hieres Mary! ¡Y pensar que les dijiste a tus superiores que su mejor piloto no iría si no iba cierto piloto de los Estados Unidos porque de lo contrario no podrías actuar bien! - Respondió pícaramente aquel chico logrando sorprender a la chica y a los comensales presentes.

- ¡C-cállate! ¡Eso es mentira! ¡No sé de donde lo sacaste, pero es una vil mentira! - Claro que su sonrojo y tartamudeo no sonaban muy convincentes.

- ¡¿Pero puede alguien explicarme qué demonios está sucediendo aquí?! - Entró dando un portazo la general Rose Marshall, oficial al mando de las tropas blindadas británicas femeninas de la Lord's Academy. La pelea se congelo en el instante, mirando todos los presentes a la oportuna (o no tanto, según a quien le preguntaran) interrupción. Ambos estudiantes, que aparentaban estar a finales de su adolescencia y a punto de lanzar otro plato se cuadraron entrechocando sus tacones, secundados por el total de la muchedumbre del comedor y dejando escucharse varios platos caer al suelo; el 7° Zug decidió imitarlos, a pesar de que la mayoría no sabía quién era ella.

- My general! I was telling to this mo-ron...- Remarcó intencionalmente el insulto la castaña pelirroja - ... how he was supposed to behave! But nooo! He is always laying over here, playing over there... It's so annoying!

- My general... could you tell her to relax a bit...? I'm sure most of the people here in the dinner room wants to eat in peace, but with her screams and shouts, she doesn't let the others be in peace. That's all the issue - Habló tranquilamente por su parte el rubio, disimulando sus temblorosas piernas, aunque claramente muchos alumnos del comedor estaban disfrutando de la pelea. Debido a eso nadie noto el sudor frío que se estaba formando en su frente.

Rose Marshall se froto el puente de la nariz, tratando de buscar palabras que pudieran terminar el conflicto sin tener que recurrir a una fuerza de autoridad muy grande ni a los insultos.

No lo logro....

- For f*cks sake...- Comenzó a hablar en voz baja, para luego alzarla drásticamente - ...You two! You're coming with me, NOW! AND IF YOU DARE TRY TO ESCAPE, YOU WILL SEE WHAT IS HELL IN EARTH IN THIS NEW WORLD, BECAUSE I CAN GUARANTEE YOU THAT THOSE MOTHERFU***** ROMANS AREN'T THE BIGGEST PROBLEM THAT YOU'LL HAVE IF YOU EVEN DARE TO DISOBEY ME! UNDERSTOOD!?

Tras semejante explosión, no había mucho que pudieran hacer para defenderse. El par de estudiantes murmuraron "Yes, ma'am" y con un temeroso asentimiento con la cabeza ambos se excusaron y salieron a la carrera del lugar dirigiéndose a la entrada para esperarla; el resto del comedor se quedó observando con ojos desorbitados a la británica quien les dirigió una mirada que hizo que varios tragaran saliva.

- Ustedes - A varios les paso un escalofrío por la columna vertebral - Ni una palabra de esto - Dicho esto salió del edificio, provocando que más de uno liberara un suspiro que no sabían que estaban conteniendo y, silenciosamente, la comida prosiguió dentro del comedor.

Los miembros del zug de exploración obtuvieron y consumieron sus alimentos y fueron a echarse a la cama en tiempo record, aun con la viva imagen de la general en sus mentes.

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Base Alnus. Día D+25.

Hacía unos días se había presentado un viejo de barba y cabello gris, quien se identificó como Cate el Alestan, quien usando la lapicera dada por el anciano de Coda y la confirmación de Miho y Maho, el anciano mago pudo pasar dentro de la fortaleza para examinar el estado de su discípulo. Luego, con la ayuda tanto de la medicina como de su magia, la paciente conocida como Lelei la Lelena pudo caminar de nuevo en 10 días, usando, eso sí, su báculo como apoyo debido a lo débil de su cuerpo.

Lelei desde el primer día en el que llego, se mostró como una joven extremadamente curiosa pero siempre inexpresiva y de pocas palabras, salvo con Miho, Kay, Saori y Yukari, pocas veces intercambiaba palabras con alguien durante más de un minuto. Ella fue solo una más de diversas personas traídas de distintos lugares por los zugs que se dispersaron por la zona, trayendo en su mayoría heridos y abandonados. Aprovechando la finalización del muro externo de la doble muralla de la fortaleza, se instaló una zona de refugiados para quienes llegaran buscando asilo, previa inspección médica y de riquezas.

No era que fueran saqueadores, solo eran escuelas haciendo la guerra, pero la regla era simple: si tenía más de cierta cantidad, pagaba un impuesto por entrar; los primeros habitantes no superaban la centena, pero se esperaba que vinieran más y por supuesto, para poder compensar su protección los locales abrieron distintos puestos de entretención y comida los cuales usaban comprando o intercambiando con los alumnos allí establecidos; no había gran actividad todavía, pero se esperaba que incrementara con el pasar de las semanas y también estaba el detalle que pocos alumnos llevaban dinero consigo, menos aún eran los que tenían dinero local, pero eso iba a cambiar.

Los comandantes de cada academia militar, acompañados de los comandantes de los ocho zugs de avanzada (contando el de mando) y de los dos alumnos que habían provocado un alboroto en el comedor hacia unos días, se encontraban en una reunión. Estos eran un par de pilotos que habían llegado de academias del aire del Reino Unido y de Estados Unidos, siendo estos Mary Helena Carter y Rick Johnson respectivamente. Miho se enteró de que Rick era el hermano mayor de Kay, quien lo recibió con un efusivo saludo al estilo americano, mientras que se enteró que Mary era una prima de Darjeeling, sin embargo por algún motivo ella no era muy querida por su familia, punto demostrado por la fría actitud de la piloto al mencionar el nombre de su pariente japonesa.

En la mesa en medio del grupo de 18 personas habían algunos mapas dispersos junto a los cuales habían algunas fotos aéreas, cortesía de los pilotos sobre sus aviones: un Gloster Meteor y un Grumman F9F, respectivamente, escogidos específicamente para operar en este nuevo mundo.

- Por lo que hemos podido comprobar, no hay ningún asentamiento mayor por los alrededores salvo algunos pueblos – Habló Hermann, general de la Panzer Akademie - Además, al sur de nosotros se encuentra un reino que, por boca de los ciudadanos y prisioneros, fue derrotado totalmente por nosotros en las batallas sostenidas aquí por nuestras armas; eso quiere decir que de momento estamos seguros por ese lado, eso nos deja con... - Dejo la palabra en el aire, dispuesto a que alguien más la tomara y esa fue Rose, general de la Lord's Academy.

- Una ciudad amurallada al norte de aquí que según los locales se llama Italica y es un fuerte enclave económico y, por lo tanto, estratégico; además hemos podido averiguar con ayuda de los equipos avanzados que la guarnición fue severamente diezmada o inutilizada por las batallas, por lo que debería estar prácticamente indefensa, también nuestras fuentes dicen que es el cruce de dos importantes carreteras, una de las cuales lleva a la capital y la otra a Rondel, ciudad académica de los magos.

- Viendo esto - Intervino ahora la general rusa Irina - ¡Los equipos de combate avanzado serán los responsables de conquistar esta ciudad! El cómo lo hagan no es de nuestro problema, véanlo entre ustedes ya que son prácticamente una división independiente del resto aquí en Alnus. Nos encargaremos de darles los suministros que requieran, siempre y cuando los pidan con anticipación. Los aviones permanecerán listos para salir así surja la necesidad, daremos los planos del lugar a su comandante y él organizara la reunión informativa para su ataque. Eso es todo, pueden retirarse.

Con esas palabras, el grupo de altos mandos se retiró de la sala. El hauptmann Karl Schmidt retuvo a todos los miembros de su división con la mirada, esperando a que terminaran de salir los peces gordos. Cuando hubieran salido todos se acercó a la mesa y empezó a distribuir los mapas a los que quedaron.

- Como pueden ver - Comenzó a hablar sin mucha demora - Además de estar amurallada, es una ciudad que solo puede ser atacada por 3 lados: este, oeste y sur - Explicaba mientras señalaba los puntos con su mano - En el centro hay una especie de palacio o castillo, seguramente de quien este al mando. Si alguien opone resistencia y es forzado a retirarse de las murallas, seguramente se quedará aquí - Intuyo mientras hacía girar su gorra de oficial sobre su dedo índice - En caso de que debamos asaltar la ciudad, debemos asegurar este punto - Señaló el centro de la ciudad - Será vital para derribar la resistencia, estos mandos acostumbran a ser exageradamente centralistas sin ningún tipo de mando intermedio. ¡Un golpe a la cabeza y se desmoronan!

- ¿Cómo deberíamos acercarnos? ¿Avanzar con todas las unidades? - Preguntó un comandante.

- No, los asustaría demasiado, hay que capturarla sin abrir fuego, si es posible mediante la diplomacia - Respondió otro.

- ¿Entonces cómo? ¿Vamos y tocamos la puerta diciendo "Hola, venimos a ocupar tu ciudad"? -Contestó sarcásticamente el primero.

- De eso nada - Regañó otro comandante - Un zug se acercará a pedir acceso y con el zug de mando detrás para dar apoyo y dirigir en caso de emergencia; los zug ligeros se dispersarán por allí para mantener un perímetro, mientras los otros permanecerán a una distancia prudente, no debería ser más complicado que eso... - Paró de hablar cuando vio algo extraño en las fotos - ¿...Que será esto?

- ¿No es una especie de campamento? - Supusó otro de los presentes

- Sería muy raro acampar tus tropas fuera de la ciudad, sobre todo a una distancia tan grande - Sospecho Karl - Lo veremos cuando lleguemos, esta será la disposición: Zug de exploración avanza hacia la ciudad, zug de mando detrás para dar apoyo, zugs ligeros marcaran una zona de seguridad y los otros 4 zugs se mantendrán como reserva a una distancia considerable, si es posible ocultos de la ciudad. Si deben intervenir, háganlo de forma vistosa, si les causamos miedo... mejor - Sonrió aquel comandante que con su actitud aparentaba imitar más a un oficial de las SS que de la Wehrmatch.

- Hablando de guerra psicológica - Comentó alguien por lo bajo, causando una ronda de risas entre los comandantes.

- ¿Alguna pregunta? - Nadie dijo nada - ¡Bien, partimos en dos días! La 1° Brigada Japonesa se movilizara como apoyo nuestro en caso de ser necesario, aunque no creo que lo necesitemos. Hasta entonces.

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Dos días después. 14:00 hrs.

El viaje no debería haber tomado tantas horas, pero la prudencia manda y por ende avanzaron de forma cautelosa según lo planeado hace dos días; llegaron a lo que deberían ser las murallas de la ciudad, mas lo que encontraron les dejo de nuevo impactados. Un montón de cadáveres dispersos y varios restos materiales; signos inequívocos de lucha se veían por toda la zona de la puerta cercana al muro al igual que incontables marcas de pasos a su alrededor; Miho bajo sus binoculares renunciando a la idea de buscar vida en las murallas las cuales no parecían forzadas a pesar de todo, pero no se veía a nadie allí-"¿Tal vez estaban descasando de su guardia?"-Pensó.

- ¿Qué haremos? - Preguntó Khoakin. Él, junto a Miho y Maho se encontraban sobre el Panzer IV, vigilando la entrada a la ciudad. Medio kilómetro más atrás, el zug de mando esperaba noticias de lo que sea que hicieran. Esto le provocaba una gran molestia a Khoakin, quien odiaba el hecho de estar bajo el mando directo de su (unilateralmente) rival.

Más atrás en la columna, el recientemente ascendido a Oberfeldwebel (subteniente) Roth organizaba los pertrechos y miembros del grupo para una eventual entrada forzada a la ciudad.

- Intentemos entrar pacíficamente, asumiendo que no tienen defensores deben estar peleando milicianos. Si les ofrecemos protección deberíamos ser capaces de entrar y apoderarnos de la ciudad antes de que quien sea ataque de nuevo - Mencionó por radio Roth.

- Entonces eso haremos. Preparen los vehículos para luchar, mas no hagan nada hasta que los autorice - Ordenó Miho por la radio a todos los vehículos de la columna.

- Entonces, será la entrada diplomática... odio la diplomacia - Murmuró con fastidio el capitán ruso. Maho le dirigió una mirada de muerte por burlarse de la orden de su hermana, pero se guardó su comentario ante alguien de notablemente mayor experiencia. Se lo atribuyó, en cambio, a alguna experiencia del pasado.

Maho había pedido ser parte del equipo de Miho, razón por la que no podía tener un rango mayor que esta. Pero a pesar de tener un rango alto como el de Major (Mayor/Comandante), no se atrevía a decirles gran cosa a los europeos y esto se debía a un simple hecho: sus rangos jerárquicos no eran más que una formalidad, una manera de incluirlos dentro del sistema dominante. Prueba suficiente de esto era el caso del equipo, Miho era un Oberst (Coronel), en su equipo había al menos dos Major y a pesar de eso, el segundo al mando era un capitán ruso y el líder de todos los equipos era un Hauptmann (Capitán); hablando correctamente, el rango de Miho en la práctica no debería superar el de Hauptmann, y el de ella el de Leutnant (Alférez).

La columna blindada rompió la marcha, acercándose lentamente a la gran puerta de la muralla de la ciudad de Italica. Deteniéndose a unos 15 metros de esta, Miho descendió acompañada de Hana, a quien considero mejor para la diplomacia al dar una sensación de calma por su inalterable semblante. Roth también descendió como consejero militar, aunque en la práctica quería asegurarse de que Miho no subestimara el poderío militar que tenían y no aceptara tratos desfavorables; al mando de las tropas quedaron Maho, Erwin y Hans, recientemente ascendido a Unteroffizier (Sargento).

- ¿Hola? ¿Hay alguien aquí? - Preguntó Miho en voz alta mientras tocaba la puerta pequeña del pórtico con los nudillos; llevaba su arma cruzada sobre el pecho con una correa al igual que Roth, pero Hana no había recibido instrucción con armas de fuego por lo que no podía portar una. De todos modos se le dio una pistola por insistencia de Miho, aludiendo a su capacidad de mantener el pulso y, por ende, tener una buena puntería; Roth y Miho también llevaban pistolas.

El lugar seguía en silencio, provocando que Miho tocara la puerta otra vez y repitiera la pregunta, aunque esta vez sí hubo una respuesta: una pequeña parte, apenas una delgada y corta línea de la puerta, se abrió, demostrando que estaban siendo observados.

- ¡H-hola! Nosotros no ser enemigos - Saludó con nerviosismo Miho. Claramente cualquier persona que intenta entrar a una ciudad con signos de estar en batalla diría lo mismo, pero de todas formas debía intentar ser amigable.

No hubo respuesta desde el otro lado, solo un par de ojos que los observaban inquietos. Miho había ocultado intencionalmente los tanques con los cuerpos de ella y sus acompañantes; mas cuando vio a alguien señalar los vehículos desde la parte superior del muro supo que era inútil.

Hubo algo de agitación dentro del muro, hasta que finalmente se abrió la puerta un poco, apenas lo suficiente para que pasara una persona; Miho no cedió ante el miedo y se aventuró al interior, acompañada por su segundo al mando y su amiga tras ellos, la puerta se cerró.

Los miembros del 7° Zug de Exploración se quedaron expectantes, rezando porque las habilidades de sus miembros allí adentro les permitieran salir con vida de allí....

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