Capitulo 8 Reacciones y Cicatrices (Parte 2)

Cercanías de Itálica. 12 kilómetros al norte del perímetro de seguridad.

Soldado Americano: Es el tercero de este mes.

Soldado Americano: No, es el cuarto. Escuche algunos soldados comentando que encontraron otro ayer en la noche.

Soldado Ingles: Eso lo hace peor. Es apenas el 12, y ya llevamos cuatro, cinco con este. Igualamos el mes pasado antes de llegar a mitad de mes.

Ante la patrulla de soldados estadounidenses se extendía la escena de varios vehículos pintados verde oliva, a cuyo alrededor se encontraban múltiples cadáveres vestidos con un uniforme de similar color. Los casquillos disparados alrededor de algunas Thompson y M1 Garand, así como algunas espadas clavadas en el suelo mostraban signos inequívocos de lucha, por si los cadáveres de imperiales esparcidos alrededor y junto a los de los soldados norteamericanos no era prueba suficiente.

Sargento Baker:¡Teniente!

Un sargento se llamó al oficial que terminaba de revisar el perímetro establecido alrededor de la patrulla eliminada

Sargento Baker: ¡Encontramos un superviviente!

En un par de zancadas en oficial se plantó enfrente del sargento, con una mirada que indicaba que no perdiera el tiempo.

Teniente Andrews: ¿Dónde está?

Sargento Baker: Aquí

El sargento le indicó el asiento de copiloto del jeep en cabeza de la columna atacada, donde un soldado y el médico atendían a un severamente herido cabo.

Teniente Andrews: Soldado, ¿Qué sucedió?

Superviviente: Teniente...*cogh cogh* me alegra verlo a salvo. ...No se confíen... de los civiles...

Alcanzó a decir antes de colapsar. El soldado que lo sujetaba se empezó a alterar, pero un grito del médico lo hizo calmarse y ayudarle a llevar al soldado al semioruga propio. El cabo, explicó, solo se había desmayado por pérdida de sangre producto de un flechazo en el pecho.

Teniente Andrews: ¿No se confíen de los civiles? ¿Qué quiso decir?

Se preguntaba el teniente mientras se daba la vuelta a un aviso de un soldado que se encontraba vigilando. Otra patrulla se acercaba, pero esta llevaba la bandera roja con la hoz y el martillo.

El teniente se cuadro en lo que el capitán soviético se bajaba de su jeep y se colocaba frente a él, devolviendo el saludo. Luego, ambos examinaron la escena.

Capitan khoakin: ¿Algún superviviente?

Khoakin habló mientras encendía un cigarro.

Teniente Andrews: Uno. Esta inconsciente ahora mismo. Dijo "no se confíen de los civiles" antes de colapsar

Comunicó a su superior jerárquico.

Capitan Khoakin: Ya veo. O sea que no solo nos ha pasado a nosotros. Puedo asegurar que es lo mismo que le ha pasado a las otras 3 patrullas que cayeron.

Teniente Andrews: Cuatro. Ayer encontraron otra.

Capitan Khoakin: Oh, grandísima mierda.

Teniente Andrews: ¿Qué quiso decir con eso último?

Capitan khoakin: Han estado utilizando tácticas sucias para eliminar a los nuestros y compensar nuestras armas. Se hacen los inocentes, algún grupo finge rendirse o unos pocos se visten de civiles y piden ayuda en el camino. Luego, apenas la patrulla se detiene a ayudarlos o tomarlos prisioneros, el resto salta su escondite y ataca. Con este grupo ya son la quinta víctima. Intentaron emboscarnos a nosotros, pero le debemos la vida a que uno de nosotros no soltó el gatillo de la ametralladora. Aun así tuvimos algunas bajas.

Tenienet Andrews: Volvamos a Itálica a informar de esto. Hay que comunicárselo a todos los equipos.

Capitan Khoakin: Daré órdenes para que coloquen los cadáveres en los semiorugas y los conduzcan de vuelta a la base. No podemos abandonar los vehículos.

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Cercanías de Itálica. 10 kilómetros al este del perímetro de seguridad.

Capitan Schmidt: Aléjate de mí Kübelwagen,Scheißkerl

Murmuró Karl mientras se giraba sobre sus pies y reventaba la cabeza de un imperial con su Luger P08. A su alrededor, la patrulla eliminaba a los imperiales que intentaron emboscarlos fingiendo que se rendían. Lastimosamente para ellos, el sol no se puso de su parte y se reflejó en las espadas de los soldados del grupo antes de que comenzara el ataque. El resto se podía resumir en una masacre de un solo lado, con los imperiales tratando de matar a los soldados atrincherados en el camino.

Solado Aleman: ¡Herr hauptmann, cuidado

Grito un miembro del convoy. Dandose la vuelta, el oficial se topó con un imperial a dos metros de él con su espada alzada. Con un agil movimiento, logro boquear su espada, más su pistola salió volando y quedo destrozada por un disparo. Murmurando maldiciones, el oficial saco un cuchillo y se abalanzo sobre el aturdido legionario. Tras un corto enfrentamiento, el oficial de la Wehrmacht salió victorioso con una herida en el brazo izquierdo. El resto del equipo terminaba a su vez de eliminar a los legionarios cercanos.

Capitan Schmidt: Creo que me buscaré una de esas espadas de oficiales y me la traeré aquí. Servira mucho mejor que estos cuchillos

Murmuró para si en lo que se subía a su vehículo de mando e indicaba que se dirigieran a aquel puesto fronterizo en el camino entre Alnus e Itálica, ahora agrandado, mejorado y rebautizado como "Fuerte Kentucky" por los nortemaericanos.

Capitan Schmidt: Que nombre más ridículo.

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Sala de mando, HQ alemán, Alnus. 14 de Junio.

Mariscal Rommel: ¡No puedo aprobar sus metodos, herr Heydrich! ¡Puede que nos haya dado la información, pero sus metodos fueron los de un bárbaro sin compasión, sin ningun respeto por los difuntos ni los prisioneros!

Rommel estaba furioso con Heydrich, más por el hecho de que hubiera mantenido la tortura en secreto que por los métodos utilizados. No era tonto, y claramente no ignoraba las acciones del ZFK o la Gestapo... ¡pero hacerlo debajo de su nariz sin más era...!

Reinhard heydrich: Pero fueron necesarios. Y ahí tiene la evidencia. Nombres, ubicaciones, referencias, personas de poder, facciones políticas, países, colonias, poder militar, contactos, fuentes de dinero, comida y soldados, sitios de recursos, geografía y, finalmente, una moneda de cambio para negociar con el Imperio menos derramamiento de sangre

Explicó calmadamento Heydrich. Pesé a su furia, Rommel se vio forzado a reconocer la utilidad de sus metodos. Lo que nadie en la base pudo hacer,  "El Angel de la miseria" lo había logrado. Fue igual que cuando lo asignaron al protectorado de Bohemia y Moravia.

Mariscal Rommel: Supongo que esta vez lo dejare pasar... ¿pero como explicó los metodos a los otros países? A menos que quiera denunciarse usted mismo ante los otros generales, en cuyo caso no tengo problema...

Reinhard heydrich: Digales que sus compañeros le dijeron que lo hiciera. A ojos de ella no es falta de verdad. Ni siquiera noto que estaba siendo violada de lo traumatizada que estaba al ver la cabeza de sus compañeros muertos observandola. Cuando la interrogue después, dijo que Norma le había pedido hablar. Apenas duerme, pero hemos iniciado un programa para que ella y los otros nobles reganen su figura lo antes posible-Heydrich se paró, proyectando su estatura y dando por terminada la reunión-Debo regresar ahora. El Kaiser quiere que los suecos se unan a la Reformada Potencias Centrales oficialmente, pero a algunos opositores no les gusta mucho la idea. Seguramente quieren que me entere de quienes sean

Comentó tranquilamente.

Mariscal Rommel: ¿Y luego?

Inquirió Rommel, aunque sabia la respuesta.

Reinhard heydrich:Hacerlos...

Gestículo un gesto con sus manos-

Reinhard heydrich: ...desaparecer

Justo cuando terminaba de hablar y se empezaba a poner los guantes, uno de los soldados del HQ entró a la sala.

Secretario: Herr Generalfeldmarschall Rommel, los mariscales Patton y Montgomery lo esperan

Informó.

Mariscal Rommel:Iré de inmediato. Diles que esperen unos minutos

El soldado asintió antes de retirarse. Ambos alemanes se miraron.

Mariscla Rommel: ¿Alguna cosa que deba saber ahora, antes de que se retire y este a oscuras algun tiempo más?

Pidió Rommel, atento a las posibles reacciones de su interlocutor.

Reinhard heydrich:...

Mariscal Rommel:...

Reinhard heydrich: Esto me lo informaron en una carta hace unos días

Habló finalmente el alto cargo de las ZFK, tras echar un vistazo a sus alrededores

Reinhard heydrich: Pero descubrieron que los británicos rompieron Enigma

La mirada en la cara de Rommel no tenía precio

Mariscal Rommel: Como lo hicieron no lo sé, pero tendra que ver con una fábrica de radios de la cual no salen radios y tienen guardias militares. Parece ser que el codigo naval sigue siendo seguro, por lo que utilice ese para los mensajes más... delicados

Finalizo su informe con una recomendación, que Rommel no dudo en grabar en su cabeza

Reinhard heydrich: Los rojos estan enfrascados en mejorar a sus oficiales tras la Guerra de Invierno. Trostsky  permitió la innovacion de algunas Doctrinas que podrian suponer un problema para nosotros, principalmente las de las Tropas Terrestre y Blindados. Y ha echadod el cargo a algunos que tiene la mentalidad de la anterior guerra para mejorar la eficiencia y eficacia del Ejercito.Sera un problema si los Rojos hacen eso y mas si es con el proposito de una ofensiva contra nosotros.


Mariscal Rommel: El horizonte se vuelve oscuro

Sentenció Rommel mientras obervaba la información de la princesa Piña sobre su escritorio. De repente todas esas hojas, el edificio, las estructuras a su alrededor e incluso ese mundo en sí dejaban de ser relevantes, abrumadas por el peso de un inminente conflicto internacional.

Reinhard heydrich: Lo mantendre informado

Indicó Heydrich

Reinhard heydrich: Puede que lo necesitemos de vuelta en Alemania si la cosa empeora. Han habido multiples roces políticos entre Polonia, el imperio  Aleman y la URSS. A estos últimos no les agrada saber que el Imperio se haya Fortalecido cerca de sus Fronteras.

Mariscal Rommel: Entiendo

El mariscal le tendio la mano, en un gesto de camadería

Mariscal Rommel: Tenga buen viaje

Aunque a Rommel no le agradaban los métodos de las ZFK, menos los de la gestapo, debía reconocer que la información dada por Heydrich podía ser peligrosa.

El rubio le estrechó la mano

Reinhard heydrich: Tenga cuidado, desconfíe de sus aliados

Le dio una última recomendación antes de darse la vuelta y desaparecer por los pasillos oscuros. Rommel echó un vistazo al nublado cielo por la ventana, antes de calarse su gorro de oficial y dar un pesado suspiro.

Mariscal Rommel: Hora de terminar con esto

Tomando los papeles bajo un brazo, salio de su oficina con su arma enfundada. Afuera, Heydrich subia en su vehículo descapotado y se retiraba, triunfante y oscuro, del otro lado del GATE. Su destino, aquel mundo donde un mínimo error podía desencadenar la guerra más espantosa jamas vista en la historia. Lo que ambos tenían en cuenta, a pesar de ser de distintas ramas y prestar distintos servicios, era una sola cosa.

Ambos estaban en medio.

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