Capitulo 1 Prologo: El Ataque
Cerca del centro de Köln, Alemania. 6 de Diciembre de 1940. 15:00 hrs.
Él se encontraba en el sur de la ciudad alemana de Köln. Su unidad acababa de terminar algunos ejercicios de las tan aclamadas tropas motorizadas por la prensa. Debido a su reciente ascenso, tenía que familiarizarse con su compañía, la cual si bien estaba formada por veteranos de las campañas de Francia y Polonia, carecían de mucho trabajo en equipo debido a su escaso tiempo desde que fueron puestos como compañeros. La razón de su presencia aquí obedecía al hecho de que habían sido re-asignados al este, para una presunta futura campaña contra los soviéticos.
Debido a una reorganización del Heer, su unidad disponía de 272 hombres, contándolo a él, más 16 semiorugas "251" y 16 Panzerkampfwagen IV Ausf. E. En ese momento, él iba con su semioruga y su escuadrón por una calle camino a la ciudad, de forma paralela al río que la recorría. El Hauptmann de 24 años iba sumido en sus pensamientos.
Hauptmann(Pensamiento):Debido a la constante modernización de las armas, no me sorprendería que a la vuelta de la esquina me encuentre con la sorpresa de que van a traer una nueva ametralladora o vehículo
Pensaba mientras volvía a poner su atención en el camino. Los civiles que estaban cerca de vez en cuando los saludaban al pasar, y los animados y motivados soldados les devolvían el saludo. El joven Hauptmann miraba aburrido el camino, deseando volver al combate al que tanto se había vuelto adicto durante las campañas de Francia y Polonia. Probablemente sus hombres deseaban lo mismo.
La quietud del ambiente se Rompio como por arte de magia, cuando un grito de terror cruzo el aire, seguido del chasquido de muchas cuerdas a la vez, sumado a una oleada de gritos. Esto devolvió a sus sentidos a los soldados del semioruga, quienes tomaron sus armas y se mantuvieron expectantes. A los pocos segundos, un gran bullicio salió de algún lugar más adelante.
Hauptmann: Conductor, llévenos allá a toda marcha. ¡Todos preparen sus armas, no sabemos que pasa allí!.
El conductor del semioruga asintio y acelero su vehículo, yendo en sentido contrario a la multitud de gente que escapaba huyendo de lo que fuera que hubiera allá adelante. Al llegar al lugar, decir que se sorprendieron sería una palabra acertada.
Una gran puerta de arquitectura desconocida se alzaba imponente en medio de una de las calles principales. Alrededor de esta, un numeroso ejército, vestido y armado como los romanos, se encontraba abriéndose lentamente y sin prisa camino hacía ellos.
Soldado: ¿Qué es esto? ¿Una broma bien elaborada? - Empezó un soldado, más un golpe lo hizo callar.
Hauptmann:Algo no va bien...
Murmuro el Hauptmann antes de ver algo.
Cadáveres, habia Cadáveres de civiles, sangrantes y destrozados, a lo largo y ancho de la calle. Cadáveres que habían sido profanados y desfigurados y que eran pisoteados sin ningún tipo de piedad o respeto por los misteriosos legionarios, algunos hasta violados. Y esa escena le encendió la sangre.
Hauptmann: Soldados...-
Llamo la atención de sus hombres, que enmudecidos habían visto la misma escena que su líder
Hauptmann: Calar bayonetas
El grupo de tiradores no demoro en realizar la acción ordenada por su oficial
Hauptmann: Conductor, llame por radio al resto de la compañía. Qué vengan aquí a la brevedad y con armamento de guerra, y toda, repito, TODA la munición que puedan traer
Aunque impresionado por la escena frente a él, el conductor hizo lo que le ordeno su superior. El oficial y los siete miembros de la tripulación que llevaban Kar 98k calaron sus bayonetas, mientras que los otros dos prepararon sus versiones ligeras de la MG34. El artillero del semioruga preparo la MG34 que iba montada en la parte delantera del vehículo, mientras el Hauptmann analizaba la situación: 5 calles entre los legionarios y ellos, civiles huyendo hacia el sur, y el enemigo siguiéndoles, ahora con caballería.
Hauptmann: Desmonten
Los soldados en la parte trasera abrieron las puertas del vehículo y se alinearon en una fila: cuatro fusileros a cada lado del semioruga, y las MG34 en el medio de los 2 grupos. Los civiles se encontraban ya a una distancia respetable de ellos. En su afán de huir, dejaron un caos por todo el lugar, incluso dejando un par de incendios pequeños. Espero a que los jinetes llegaran a 3 calles de distancia antes de ordenar:
Hauptmann: Abran fuego.
Base Naval de Pearl Harbor, Hawaii, Estados Unidos.
El teniente James Miller del Cuerpo de Marines se encontraba jugando cartas con los sargentos de su pelotón en la orilla del mar, cuando una puerta de extraño aspecto y de grandes dimensiones apareció en el agua. Al cabo de 15 minutos, una numerosa flota de barcos de madera de aspecto romano y con hombres con armadura de la misma época apareció. Cuando ya todo era raro y no podía ser peor (a los ojos de los más racionales), los tripulantes de aquellos barcos antiguos elevaron sus arcos al cielo y dispararon una lluvia de flechas hacía la base.
Tte James Miller: Oh mierda
Fue todo lo que pudo pensar mientras corría a cubrirse.
Costa Báltica de Leningrado, Unión Soviética. Algunos minutos después.
Se suponía que venía a recibir el mando de su unidad, obtener sus nuevos cañones, y volver a su base en Polonia. Si era así... ¿¡Por qué diablos estaba peleando contra legionarios romanos y criaturas mitológicas en las calles de Leningrado!?
Capitan: ¡Dragón a las 11, bórrenlo del mapa!
Ordeno. El antiaéreo acoplado al afuste ZU-7 en la parte trasera del camión donde iba cambio su orientación a la dirección señalada. Allí, un dragón de escamas azules daba vueltas en el aire con su jinete ensartando con su lanza a todo ser vivo que se le cruzara. Luego de una increíblemente precisa ráfaga de 5 disparos, jinete y dragón cayeron al suelo, muertos.
Soldado¡Camarada capitán, tenemos civiles llegando por la calle desde el norte!-Le informo un cargador.
Capitan: ¡Ubíquense a ambos lados de la calle y déjenlos pasar! ¡Fuego al que sea que se acerque y tenga pinta de romano de mierda!
Los conductores y soldados cumplieron la orden dada por su oficial al mando, mientras este sacaba un cigarrillo y lo encendía aprovechando el fogonazo del arma antiaérea
Capitan: ¡Al que deje pasar a uno solo lo matare yo mismo por Incompetencia!
Cerca del Palacio Imperial, Ginza, Japón.
Sargento Itami:¡Sigan disparando, que no pase ninguno!
Soldado: ¡Nos siguen rodeando, a este paso seremos aniquilados!
Soldado:¡20 hombres a la derecha, están intentando flanquearnos!
Sargento Itami: ¡Ametralladoras al frente, rápido!
Soldado: ¡Señor, se están acercando demasiado al perímetro! ¡Están a menos de 5 calles! ¿¡Que hacemos!?
Itami Youji no estaba teniendo un buen día. Sus hombres obtuvieron lo último en armamento durante la madrugada, pero de allí las cosas se complicaron. Para alguien que era un vago, el trabajo de pasar cerca de lugares importantes siendo acusado de ser una vergüenza por tener un pensamiento más adaptable que el de confianza ciega de la mayoría de su clase no era un paseo agradable en absoluto. Cuando pasaban por Ginza, una extraña puerta apareció, y de ella salieron soldados con apariencia de legionarios que empezaron a atacar a los civiles, secundados por criaturas extrañas como los orcos o trolls descritos en las mitologías y obras fantásticas occidentales. Debido a ese extraño panorama, tuvo que quedarse a defender el camino al Palacio Imperial, defendiendo de paso a los civiles que lograban escapar de la masacre. Sin embargo, y a pesar de la línea de fuego tendida por las tropas del Ejército Imperial en diversos lugares, el solo número del enemigo le permitía acercarse, a pesar del constante plomo vomitado por los fusiles y ametralladoras Tipo 99.
Soldado: ¡Señor! ¡Señor, ¿me escucha?! ¡Debemos salir de aquí, o moriremos todos!-
Itami miro con un gesto sorpresivo al soldado, para luego cambiar su expresión a una de determinación. Podía tener un pensamiento distinto al común, pero no por eso dejaba de ser un japonés.
Sargento Itami: Hare como que no escuche eso
Su expresión le mostro al soldado que no estaba sujeto a discusión. Itami se giró hacia el resto de los soldados
Sargento itami: ¡Atención soldados! ¡Detrás de nosotros está el Palacio Imperial: nuestro lugar a defender, el refugio de los civiles que huyen, y el objetivo de nuestro enemigo! ¡Y les voy a jurar que ninguno de nosotros retrocederá antes de que cada ciudadano haya escapado a una zona segura!
Gritos afirmativos le dieron al teniente la confirmación que necesitaba
Sargento Itami: ¡Calar bayonetas!
Itami comprobó a su enemigo, el cual se encontraba a 3 calles de distancia, cargando hacia ellos. Cuando se hubieron acercado lo suficiente, Itami tomo su fusil a la altura del pecho
Sargento itami: ¡CARGUEN!
Así, en Ginza, en Diciembre del año 1940 según el calendario gregoriano, dos fuerzas cargaron entre ellas: los legionarios buscando destruir y aniquilar, y los japoneses buscando defender y resistir.
Base Naval de Pearl Harbor, Hawaii, Estados Unidos. 1 hora después.
Teniente: fuego,fuego! Sigan Disparando!
A pesar de la sorpresa del ataque, los profesionales marinos y marines de los Estados Unidos lograron reaccionar, contener, y recientemente contraatacar a quienes sea que osaran tomar por asalto una de las bases navales más importantes de su país. El hecho de que sus atacantes fueran romanos atrapados en botes y barcazas y desconocieran las armas de fuego ayudaba bastante. A menos de una hora, los marines se encontraban reduciendo abismalmente los números enemigos, quienes o hacían una resistencia fanática, o se lanzaban al agua tratando de escapar por el portal. A pesar de que algunos lo lograron, la gran mayoría se ahogó por su propio equipo. Las armas pesadas de los buques y la escasa aviación que estaba preparada se encargaron de eliminar los grandes barcos enemigos, mientras que las ametralladoras y las armas automáticas y semiautomáticas de los infantes diezmaban sus fuerzas con velocidad alarmante.
Sargento: ¡Esto debe ser una broma! ¡Llevamos una hora peleando y no se acaban! ¡¿Cuántos desgraciados son?!
Exclamaba un sargento mientras se agachaba para cubrirse de las flechas. Miller le dio un gruñido afirmativo antes de imitar la acción de su subalterno.
Miller: ¡Alguien traiga los B.A.R, necesitamos apoyo pesado!
Grito hacia atrás, donde otro teniente de la misma compañía venia con su pelotón detrás a la carrera. Ambos pelotones se unieron detrás de la escasa cobertura que proporcionaban algunos botes enemigos varados en la orilla. A lo lejos, algunos buques bombardeaban con armamento explosivo y ametralladoras las cercanías del portal o "GATE", como había sido provisoriamente bautizado. Algunas lanchas de patrullaje se pasaban por cerca de la costa, dejando como colador a quien osara asomarse del agua.
Teniemte: ¿Alguien pidió apoyo pesado?
Pregunto el otro teniente sarcásticamente, a la vez que sus hombres mostraban B.A.R. y Brownings. Los ojos de Miller brillaron ante el botín.
Miller: ¿Dónde consiguieron semejante tesoro?
Teniente: Digamos que los... "tomamos prestados" de la armería. No creo que los extrañen.
Miller: No importa
Miller se dirigió a sus hombres
Miller: ¡Tomen las armas que puedan y muéstrenle a esos romanos a no meterse con los Estados Unidos! ¡Y de paso muéstrenles como muerden los marines!
Marines: ¡Oorah!
Base aérea Ringway, Inglaterra, Reino Unido.
Una cosa con forma de cerdo humanoide cayó pesadamente al suelo, con un agujero en el medio de la cara. El provocante de la muerte, un miembro del par de centenares paracaidistas británicos, mantuvo una mirada de apremio antes de dirigirse hacia otro lado del perímetro de la base. Cuando llego, sus compañeros le arrojaron algunos peines de balas para su Lee Enfield, los cuales tomo gustoso. Luego de eso analizo con la mirada la situación: el perímetro no paraba de reducirse, y a pesar del constante fuego de las Bren y Thompson, su número no paraba de aumentar. Promesas de refuerzos se habían hecho, pero aún no había palabra del ejército o la Royal Air Force.
Teniente Acker:¿Alguna palabra de los refuerzos?-Pregunto.
Sargento: Ninguna, teniente Acker. A pesar de que estamos retrocediendo, el área con los civiles y los no combatientes permanece aun segura, aunque hemos perdido bastante infraestructura de práctica
Teniente Acker: ¿Algún otro lugar de la base que resista?
Sargento: Pues tenemos algunos tiradores en el dirigible, eliminando oficiales y alguno que se nos escape. Algunas de las armas antiaéreas siguen barriendo a quien ose acercarse, incluyendo algunos dragones, y hay a quien se le ocurrió ponerles bombas a nuestros viejos bombarderos Whitley. La pregunta es de donde las saco - Informo el sargento.
El hombre era como él, un veterano de la Gran Guerra a quien ya pocas cosas podían sorprenderle. Y esas "pocas cosas" no incluían a romanos saliendo de un portal de la nada y atacando a todos. Cuando menos aparecieron en la base y no en la ciudad.
Un soldado se dejó caer al lado suyo
Soldado: Mensaje de la RAF. Algunos de los aviones que estaban en guardia por el bombardeo alemán de esta noche harán pasadas de ametralladora. Así es como se enviara a esos cabrones al infierno. ETA 25 a 45 minutos- Informo -Sobre el ejército, algunos soldados de tierra vienen en camino requisando cualquier vehículo que se les cruce. Tal vez demoren unas tres horas a lo mucho.
Teniente Acker: Dame esa Thompson
Ordeno al soldado. El aludido le entrego su subfusil, recibiendo a cambio el fusil de su superior jerárquico
Tenient Acker: Traten de reunir a todos los soldados en un punto. Si deciden eliminarnos de uno en uno lo lograran a este paso
Ordeno antes de disparar por sobre su cobertura.
Soldado: Otra noticia- Dijo el soldado- Los jerry's no atacaran hoy
Ante las miradas desconfiadas del resto, se apresuró a informar
Soldado: Aparentemente, según inteligencia,unos romanos también aparecieron allá. Estarían dirigiendo su aviación contra ellos y no contra nosotros.
Tenienet Acker: Eso es bueno para nosotros, pero dile a nuestra aviación, que necesitamos más esas bombas aca, estamos siendo sobrepasados.
El resto le dio una afirmación con la cabeza acompañada de una sonrisa irónica antes de volver a disparar. Aprovechando la cubierta de balas, el soldado salió a la carrera a las demás posiciones. Debía difundir la información cuanto antes.
Calles de Leningrado. 2 horas más tarde.
General y Comisariado de la NKDV Volodia Kozlovich: ¡Adelante, soldados! ¡Vamos, por la madre patria!-
Gritaba el General-comisario soviético de ka NKVD a los soldados que corrían camino al enemigo. A unos metros de él, un oficial ondeaba una bandera de la URSS, alentando a todos los soldados en el lugar a avanzar a cualquier precio.
La masa de soldados del Ejército Rojo presente en la ciudad sumaba en esos momentos unos 100.000 soldados, y seguirían llegando más. Adelante del comisario, el oficial antiaéreo que dirigiera la defensa se encontraba coordinando el fuego de los antiaéreos bajo su mando, borrando a cualquier criatura que intentara alzar el vuelo. De fondo, el fuego de los incendios mantenía iluminada la ciudad.
El caos provocado por el abismal número de enemigos, el cual superaba al propio, y las desconocidas armas bautizadas como "bastones de hierro" que portaban, provocaban un caos profundo dentro de las filas romanas, el cual a la larga termino provocando más daño que los expertos aunque desmotivados soldados soviéticos.
Oficial Khoakin: General Kozlovich
Se acercó el oficial antiaéreo
Oficial Khoakin: Los cielos están despejados. Solicito permiso para conducir mi unidad dentro del combate. Nuestros hombres lo agradecerán.
General Kozlovich: Permiso concedido, capitán Khoakin, pero manténgase en segunda línea y ordene al capitan Cheminorv que ataque por los Flancos con los Tanques T-26, Quieroea esos enemigos Muertos y lejos de Leningrado.
Oficial Khoakin: Entendido, camarada General, se lo Informare.
El Comisario general sonrió satisfecho. Lo que comenzó como una probablemente aburrida asignación de guardia e inteligencia en una ciudad lejos del frente Finlandes termino transformándose en una batalla de oponentes con ingentes cantidades de hombres. Mirando el desarrollo de la batalla, suspiro satisfecho por las ordenes dada,s ya que est le haria relucir su inteligencia y estrategia de mandoa los altos, lideres de la U.R.S.S, camino hacia el camión de mando y, tras ofrecerle un cigarro a su chofer, encendió un cigarro suyo y el del su Camarada Conductor y empezó a fumar tranquilamente.
Köln, Alemania. En esos instantes.
Tras la llegada del resto de sus hombres y los tanques, la situación se estabilizo. Formando un amplio perímetro en forma de semicírculo con el río cerrando el otro lado, los soldados alemanes contuvieron el avance cada vez más abrumador de sus enemigos romanos. Las municiones empezaban a escasear, y la distancia seguía acortándose. Presionado, el oficial le arrebato la radio al soldado que se encontraba utilizándola.
Hauptmann: ¡¿Dónde demonios están los refuerzos?! ¡No aguantaremos sin municiones, por si no lo saben!
Grito por la radio, mandando a paseo el duro respeto a la jerarquía impuesto en el entrenamiento.
Hauptmann, refuerzos aéreos van en camino. Que alguien le diga a esos romanos que se comerán la cena nocturna de los británicos
Una risa macabra acompaño sus palabras, cuando un ruido se escuchó en el aíre, provocando que oficial y operador de radio levantaran sus cabezas. Allí arriba, volando a baja altura, se encontraban incontables aviones, entre los cuales predominaban los famosos JU-87B, también conocidos como Stuka. Entre gritos de alegría y alivio, los soldados de tierra los vieron cambiar sus formaciones a formación de ataque.
Lo que vino después puede ser considerado una masacre.
Las potentes bombas de los Stuka diezmaban al enemigo por centenares debido a su concentración en la calles, y sus ametralladoras de 7,62 mm cortaban cualquier intento de estos por huir hacia la extraña puerta. Los dragones intentaban alcanzarlos, pero si no eran las ametralladoras delanteras, eran los artilleros con las ametralladoras traseras quienes se encargaban de que nunca volvieran a alzar el vuelo. Cuando la mayoría de los aviones había lanzado su armamento pesado, y del primitivo enemigo no quedaba más que un montón de soldados desorganizados y mutilados, fue cuando se apareció el golpe definitivo.
???¡Hauptmann Karl! - Hablo un oficial por la radio - ¡Espero que no hayamos llegado tarde para unirnos a la diversión! ¡Y de paso me traje algunos amigos!
Hauptmann Karl: ¡Maldito seas Hans! ¡Siempre llegando en la mejor parte! ¡Esta te la voy a cobrar muy cara, ¿escuchaste?! ¡Te la voy a cobrar cara!
Oficial Hans: Claaaro... como digas- Respondió burlescamente el otro oficial del Heer, antes de colgar la radio. 10 minutos después, un gran grupo de semiorugas y blindados aparecía a sus espaldas, y procedía a aniquilar al enemigo.
Hauptmann Karl: ¿Nosotros no vamos, Hauptmann?
Hauptmann Karl: ¿Qué clase de pregunta es esa? ¡Claro que vamos!
Se giró hacia sus hombres
Hauptmann Karl: ¡Todos arriba, es hora de devolverles la mano y demostrarles porque somos el orgullo de la Bliztkrieg!
Soldados de la Werchmatch: ¡Jawohl mein herr! - Respondieron los soldados antes de volver a sus vehículos y lanzarse al asalto.
Ese día sería recordado también como una de las mayores masacres sistemáticas del ejército alemán en su historia.
Ginza, Japón. Poco después.
Sargento Itami: ¡Se retiran! ¡Se retiran! ¡Síganlos, que ninguno se salve de la afrenta de haber tratado de atacar el Palacio Imperial!
Fue una carga masiva protagonizada por los refuerzos del Ejercito Imperial acantonados en Tokyo y alrededores. La agresividad japonesa, combinada con sus temerarios oficiales, no tardaron en empujar de vuelta a los romanos por donde vinieron. Pero en la puerta les esperaba otra sorpresa. Cuando se acercaban a escapar, un gran número de soldados con ametralladoras abrió fuego desde su escondite. Esto termino de liquidar lo que quedara de organización, y la retirada se transformó en una loca huida por salvar sus vidas. Itami dirigió el contraataque, ganándose el agrado de muchos soldados y Oficiales en el proceso. Cuando la loca huida romana hubo terminado, Itami pudo constatar una presencia de prisioneros cercana a 1.000 hombres. De alguna forma logro evitar su fusilamiento inmediato, pero no les pudo asegurar nada más. Suspirando, se quedó mirando la salida del Sol. De fondo, la extraña puerta, ahora con un centenar de soldados como guardias.
Base aérea Ringway, Inglaterra, Reino Unido.
???: ¡Sí! ¡Así es como se hace, perras! - Exclamaba un paracaidista.
Varios soldados más aclamaban también ante la vista de la RAF aniquilando a sus enemigos y sembrando el caos en sus filas. Luego vino el embate del ejército, quien sin piedad arraso con los que siguieran en pie, arrinconándolos en la puerta.
Teniente Acker: Al menos llegaron antes de que muriéramos todos - Comentaba Acker a un colega del ejército
Teniente Acker: Por cierto... ¿porque no trajeron tanques?
Oficial: Pues veras... trajimos algunos, pero les fallo el motor y quedaron varados en el camino. De todos modos no creo que hubiera sido un resultado diferente.
Teniente Acker: ¡Ah, grandísima mierda! ¡¿Cuándo empezaran a hacer tanques de calidad?! ¡Como uno de esos tanques jerry's toque suelo británico, nos vamos a la mierda!
Pese a sus quejas, estaba agradecido de salvar el pellejo. Ahora todo volvería a la normalidad... ¿o no?
Teniente Acker: Oye Terry... ¿Qué crees que pase?
Terry: Ni idea. Pero eso no nos concierne a nosotros - Se quedó mirando a la puerta un momento- O al menos esperemos que no lo sea.
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