Un emperador para controlarlos a todos
- Escuchame bien, el patriarca esta deseoso de comenzar con todo esto, pero no se si debamos, no se si aun es el momento - dos guardias bajaban por las alcantarillas, y las quejas de uno hizo que el otro se girara a verlo
- ¿Cuestiones al patriarca? - fue la pregunta acusatoria
- No claro que no, solo que siento que no estamos listos, es más, esperaría un par de decadas más si fuera el patriarca - el otro guardia nego ante las ideas de su amigo
- El emperador de cuatro brazos nos ah dado esta oportunidad unica - el hombre señalo hacia la entrada del tunel por donde estaban caminando - el mundo haya fuera necesita la verdad, y nosotros se las daremos - el otro guardia asintio de mala gana
Siguieron caminando, en silencio, sin perturbar el lugar más, y sin querer llamar la atencion, se adentraron a zonas donde unicamente iban los servidores, las maquinas organicas de los tecnosacerdotes, el tunel estaba solitario salvo por algunas ratas de gran tamaño que huían ante su presencia, doblaron a la izquierda y la derecha, en distitnos tramos, finalmente llegando frente a dos guardias, cada uno con un rifle, uno contaba con un tercer brazo y el otro tenía una cabeza demasiado deforme para hacerse pasar por seres humanos
- Thomas y Kleth, un gusto verlos hermanos, ¿que noticias traen? - preguntaron ambos seres siseando
- Nada nuevo, el "faro" sigue en su puesto
- Bien, el patriarca considera oportuno todo esto, pasen - y dicho esto los dos seres se apartaron de la puerta
Ambos guardias entraron y se quitaron los cascos, varios seres caminan de un lado al otro, llevando armas, montando equipos, construyendo vehiculos y armandolos, había varios humanos que trabajan con estos seres, hablando casualmente, amigos, hermanos, padres y madres, todos interesados en el progreso de la secta, en espera del emperador de cuatro brazos
Sentado en un trono, en lo más alto de la alcantarilla, estaba sentado uno de lo más antiguos y venerables miembros de la secta, el patriarca, en muchos casos el abuelo de muchos de lo que estaban ahí, estaba solo, inusalmente solo, y parecía pensativo, aunque se giro rapidamente a mirar a los recien llegados, hablandoles en un tono cariñoso, paternal y que de verdad recordaba a un abuelo
- Mi querida progiene, ¿como os ah ido en vuestro trabajo? - los hombres se arrodillaron al acto
- Patriarca, el faro sigue en la catedral, pero si atacamos ahora, no podríamos vencer a los herejes - indico Thomas
- Thomas ah cuestionado tu ingenio patriarca, pero se que siempre tendras un plan hasta que llegue el momento de la gloriosa salvacion - Afimro Keleth, a lo que el patriarca asintio
- Si, tengo un plan, para eso, el mismisimo emperador vendra a nuestro socorro - Thomas y Keleth se miraron sorprendidos - Hijos mios, la hora de la salvacion ah llegado - indico el patriarca en tono solemne - solo esperen un poco más - y entonces el ser sonrio
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