Preludio
Votok se consideraba así mismo un buen servidor del emperador, mataba herejes y luchaba para cumplir la voluntad del maestro de la humanidad, ahora frente a el, un montón de herejes eran arrastrados hacia un granero, sus hombres corrían hacia todos lados y traían cualquier objeto inflamable, si algún hereje se resistía lo mataban en el acto, estos no merecían perdón ni redención, Votok tomo una estatuatilla que representaba a la diosa de estos paganos y grito de rabia
. ¡MATAD AL HEREJE! - Votuk arrojo la estuatilla contra el establo en un grito, rompiéndola
- ¡QUEMEN A LA BRUJA¡ - gritaron a coro sus hombres mientras seguían en su labor
No era el mejor grito que quisieran exclamar, pero era suficiente, para ellos lo que importaba era la intención, finalmente todos los habitantes de la aldea estaban encerrados en el granero, gritando, tratando de salir, Votok indico que empezaran, y varios hombres bestia con lanzallamas se acercaron al granero, al estar dentro del rango optimo activaron sus armas y una lluvia de fuego fue arrojadas contra el granero
Las llamas ascendieron en medio de la noche al mismo tiempo que los gritos se dejaban escuchar, pidiendo piedad, tratando se salir, Votok alzo las manos en silencio hacia el cielo, rezando al emperador en una letanía que solo usaban los hombres bestias, que evocaba un canto oscuro y viejo, de la antigua Terra que se combinaba con los gritos horrorizados de las personas que se quemaban vivas
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- En total, son 143 personas hasta ahora - murmuro uno de los soldados a su oficial superior mientras señalaba los restos humeantes del granero
- 143... - el centurión señalo por los restos carbonizados de la aldea - ¿y en las casas?
- No hay nadie - murmuro el hombre
- Esto es horrible... en este lugar había entre 200 a 300 personas
- Quizá se habrán llevado algunas como prisioneras - el centurión le dedico una mirada a su subordinado
- No, no hay rastros de lucha o de forcejeo que salgan de la aldea - el hombre señalo el granero - todos los aldeanos deben estar dentro, dejad de buscar
- Mi señor, hemos encontrados rastros de un grupo de bestias internándose a los bosques ¿enviamos hombres a perseguir a los posibles sospechosos?
- No - el hombre señalo el camino - proseguiremos la marcha hasta el punto acordado, una vez lleguemos montaremos el campamento y descansaremos antes de llegar ante las tres colinas de los dioses
- Si su excelencia
Los dos hombres que habían estado esperando se arrodillaron y salieron a dar las ordenes, mientras el centurión solo miraba a todos lados esperando ver algo más que muerte en ese lugar, y por un momento lo vio, pero se arrepintió de eso, un ser extraño encaramado a una copa de un pino lo observaba, una criatura que no había visto en mucho tiempo, mitad hombre mitad cabra, con una cara deforme y aun desde la distancia que estaban, sintió que lo miraba fijamente a el, en vez de mostrar pánico, o gritar alguna incoherencia espoleo el caballo y fingió no haber visto nada
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