Primer Regimiento de Faltmant 1/2

La calma dentro de la base establecida en el monte Alnus finalmente había terminado, con los refuerzos que habían llegado a travez de la puerta y la aproximación de sus naves a travez de la disformidad. Los señores de terra creían que estaban tardando demasiado, y les ordenaron "acelerar la conquista" a cómo diese lugar

Comisarios y comandantes planeaban un asalto masivo sobre cada territorio, ya sea que estuviese ocupado o no. Su plan era poner fin a la guerra para llevar a las tropas a otros campos de batalla, para desgracia de estos.
Aunque tenían suerte, de que los primeros reclutas se habían unido para el primer regimiento de Faltmant

"Nombre" un sargento pasaba frente a los nuevos reclutas, posicionados en final delante de varios soldados experimentados que presenciarían "su bautizo de fuego"

"Roderik señor"

Los veteranos no pudieron evitar reírse, el recluta ya lo había arruinado. El sargento paró frente al joven recluta y sin miramiento alguno lo golpeó en el estómago. El joven cayó al suelo debido a la falta de aire, y comenzó a respirar pesadamente

"¡HABLA CON FIRMEZA, ¿TE HAS UNIDO AL EJÉRCITO O A QUÉ TE DEN MASAJES RECLUTA?!" El mayor apuntaba con su dedo amenazantemente al recluta, que aún no podía levantarse "¡Ponte en pie antes que te convierta en comida de tyranido!"

Los veteranos reían ante la incompetencia de los nuevos reclutas "no durarán ni cinco minutos" una de las veteranas apuntó a una joven de cabello azulado, la cual se veía más asustada que los demás "apuesto a que ella no durara ni cinco minutos"

"No llegará ni a conocer al comisario" otro de los veteranos que comía una lagartija asada intentaba no ahogarse mientras reía

"¡Olvídense de todo lo que les enseñaron en sus hogares, a partir de hoy se han entregado para dar su vida por la humanidad y por el Dios Emperador. Todo lo demás no importa!" El sargento no soporto más y levanto de un jalón al recluta, que aún hacía esfuerzos por respirar. Camino de vuelta frente a los reclutas y paro frente a una chica peliazul "¡Tu nombre recluta!"

"¡L- Lelei La Lena mi señor!" La pobre joven se hallaba demasiado intimidada, y las risas que se burlaban de ella por parte de los soldados experimentados no ayudaba

"¡¿Y a que te uniste a la guardia imperial? No eres más que un saco de carne esperando ser comido!"

"¡H- a Hacer todo lo que me ordene señor!" Lelei sabía que si decía su motivo real, estaría muerta. Mintió esperando que lo se diese cuenta

"¡Bien ya tenemos voluntaria para la primera línea de frente, me encanta su entusiasmo recluta!"

Quería llorar, quería llorar ahí mismo, pero sabía que si lo hacía le iría peor. Sorbió su nariz y se puso tan firme como pudo. Para ella lo peor eran las risas de los experimentados, ya que los había escuchado apostar sobre quien moriría primero.
Pese a que ella no fue a Alnus para formar parte del primer regimiento, tampoco tuvo alternativa, tuvo la mala suerte de llegar al lugar más fortificado del Astra Millitarum el día que estos comenzaron a reclutar para el primer regimiento de Faltmant. Y fue tan estupida al formarse pensando que era una fila de registros. Los más veteranos sabían que los reclutas eran demasiado verdes, y sin excepción alguna todos sabían que el primer regimiento iba a morir inmediatamente nada más entrasen en batalla.

A la chica peliazul se le entregó su uniforme, aunque con leves manchas de sangre y una etiqueta con otro nombre. No se atrevió a preguntar a qué se debía, se dirigió a sus barracas con el resto de reclutas. Aunque no había muchas mujeres de Faltmant que se quisiesen unir a la guardia imperial hubo suficientes para que se les diese una habitación aparte.

"¿Qué clase de sitio es este? Todos parecen haber perdido la cabeza..." Lelei hablaba para sí, antes de abrir la puerta a la que seria su habitación y la de otras diez reclutas. Encontrándose con rostros perdidos y con una de ellas llorando a mares

"Cálmate ya por favor..." una de las mujeres intentaba apaciguar los llantos de la joven, pero todo era en vano. Lelei colocó el uniforme junto al resto de sus cosas sobre un catre, sin despegar la vista de la joven ¡era una niña, no podía tener más de catorce años!

"¿Que hace una niña aquí?" Lelei pregunto, aunque molesta también tenía algo de miedo por su pregunta

"En nuestra aldea no hubo muchos voluntarios... así que sortearon varios puestos. Ella fue una de las "ganadoras"" la chica que trataba de calmar a la joven le explicó, mientras abrazaba a la más pequeña

"Pero es una niña..."

"A los ojos de los militares está en buena edad para servir"

Las reclutas escucharon un murmullo, en uno de los catres una de ella estaba sentada en posición fetal, sosteniendo un rosario que terminaba en una gran I, susurraba cosas como "fuimos seleccionadas" "somos sus elegidas"

Lelei trago saliva y fue donde está, dado a que el resto no quería acercarse, tocó con suavidad su hombro y con su mejor tono de amistad hizo una pregunta "¿te encuentras bien?"

La joven rio, pero su risa estaba rota. Cortada y cerca de ser considerada llanito "¿Bien...? ¡Estoy más que bien, fui una de sus elegidas. Si le importo!"

"¿De que hablas? ¿A quien te refieres?" Lelei estaba indispuesta a usar magia senadora, dado a que no sabía como podía reaccionar a los encantamientos en su estado

"¿Quien...? ¡¿Quien? EL EMPERADOR, QUIEN MÁS!" La joven la tomó de los hombros y la hizo ver a los ojos, estaba rota, perdida y desesperada "¡Por su voluntad me hayo aquí, lista para darle mi vida al señor de la humanidad!"

Lelei usó su fuerza para quitarse la de encima, pero la joven seguía riendo entre delirios. "Cuando llegamos ya estaba así, solo habla del "Dios emperador" que promulga el ministorum" una de las chicas le hablo a Lelei, sin importarle que la joven que aún se mecía aferrándose al rosario las escuchase "El nos ama... el protege... el da la luz..." oyeron que la joven decía, entre risas y lágrimas

"Lo que le haya pasado... debió ser espantoso... Dioses qué pasa..." Lelei pensó para sí misma, sin poderse sacar de la mente la joven que seguía en posición fetal, sin intención de dormir


Todo el regimiento de Faltman ya estaba en final y con sus uniformes puestos, a diferencia de los que utilizaban los guardias imperiales que se encontraban por la base, estos eran verdes y el pantalón contaba con manchas de camuflaje. Listos y a la espera de recibir su armamento; el famoso lasgun y laspistol que tanto habían visto portar a los que patrullaban por sus aldeas y pueblos

"Este es la varita que expulsa magia?... de cerca se ve menos amenazante..." ahora que tenía entre sus manos aquello que creía que desprendía la magia, no pensaba que fuese la gran cosa, pero era impresionante que generase lides verdes y rojas de ningún lugar aparente

"¡Esto es el Lasgun M36, es el arma predilecta de la guardia imperial y lo que usarán hasta el día de sus muertes. No se traba ni con arena, tierra u agua, es resistente a golpes y caídas, puede disparar rondas de 220 disparos por minutos y se recarga al sacar el cargador. Cuídenla y los cuidara a ustedes!"

"Vaya..." pese a no entender mucho de lo dicho, le parecía que tenía entre sus manos algo de inmenso poder

"¡PRIMER REGIMIENTO FALTMAN ESTÉN ATENTOS, OFICIALMENTE SUS VIDAS LE PERTENECEN AL DIOS EMPERADOR!"





































Recuerden que para nosotros el Lasgun es el arma más potente que podría existir, para warhammer no son más que lucesitas molestas que dan miedo cuando te disparan entre 3 millones de estas

Pobre Lelei si se encuentra un tiranido porque no le va a hacer ni brisa con eso

Si se preguntan porque es corto el capítulo: pereza

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