Capítulo 3: Alnus es Nuestro
Disclaimer: "GATE: thus the JSDF fought there!" no me pertenece, todo el crédito a su respectivo autor.
Capítulo 3: Alnus es Nuestro
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Sala de Mando. Base Alnus. 5:00 hrs.
Erwin Rommel ingreso a la sala donde se encontraban todos los comandantes de la base. Terminada su incursión nocturna con un batallón mecanizado y otro panzer, se retiró del campo de batalla junto a sus hombres y volvieron lo más rápido posible. Ahora venía a rendir cuentas de su acción.
-El campamento enemigo fue atacado con éxito y por sorpresa, desorganizando sus hombres y provocando daños materiales cercanos al 50%. Eso sin contar la falta de sueño que les inducimos, letal tras la marcha que realizaron el día de ayer y otros días antes-Informo a sus pares de diferentes nacionalidades. Algunos asintieron, dando muestras de aprobación, mientras los comandantes japoneses miraban con desaprobación la acción "sorpresiva, traicionera y cobarde", como la calificaran. El grupo de altos mandos se inclinó sobre la mesa, donde había un mapa detallado de la topografía de 70 kilómetros a la redonda. Un gran número de piezas de infantería con la imagen condigo de infantería se concentraba en un área a unos 30 kilómetros de la ladera de la planicie de Alnus. Esa era la ubicación del campamento enemigo.
-¿Cuántas bajas cree haber causado durante el ataque?
-Supondré cerca del 20% o 30%. Sin embargo, pudimos confirmar, gracias a los guardias establecidos a su alrededor, las tiendas de descanso de los comandantes. Estas fueron bombardeadas en su mayoría, por lo que podemos decir que aniquilamos la mitad de sus comandantes, lo que provocara mayor desorganización-Informo el líder de la "División Fantasma". Con un asentimiento, el comandante estadounidense saco del plano un cuarto de las fichas de infantería y la mitad de las fichas de HQ's. Alrededor de la zona de Alnus se encontraban dispersos pequeños grupos de fichas de infantería, siendo estos los grupos de enemigos que se quedaran allí tras la Batalla de Alnus, como se le conocía hasta el momento. Estos grupos oscilaban entre la fichas, demostrando grupos de entre 1.000 y 1.500 soldados. A la vez, distintos comandantes los movían según las noticias que les enviaran los exploradores.
-¿Algún indicio de su plan de ataque?-Pregunto ahora el comandante japonés, quien observaba cruzado de brazos.
-El ataque frontal sería suicida tras nuestra incursión. Digamos que hacen una maniobra de flanqueo.
-¿No es eso algo muy básico?
-Recuerda, ellos no han desarrollado la estrategia militar. Además, tenemos la ventaja de la defensa.
-Entonces, ¿Cuáles el plan?
-Que cada uno defienda su zona. Los americanos se encargaran de agregar potencia de fuego en los sectores que sean necesarios.
-Bien, eso sería todo. Como nota aparte, me gustaría que los ingenieros sigan con la construcción de caminos. Los necesitaremos. También habrá que terminar las armerías y los depósitos de munición y combustible.
-Se encargaran de eso, no lo duden.
-Entonces que cada uno vaya a lo suyo. Esperemos que este combate no nos decepcione.
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Campamento de los ejércitos aliados.
Duran vacío nuevamente el vaso de alcohol, mientras escuchaba al soldado que terminaba de informar de los daños del ataque enemigo. Las bajas solo alcanzaban los 20.000 hombres, pero los comandantes fueron fuertemente golpeados. Solo la mitad sobrevivió al ataque, pero tanto la moral como la organización, así como las armas y materiales, fueron destrozadas. Esto era especialmente valido para los ejércitos que perdieron a sus comandantes.
Las armas del enemigo eran mucho más poderosas, a tal punto que era imposible para ellos contrarrestarlas de manera eficaz. Él pudo ver con sus ojos como los escudos eran atravesados por las agujas invisibles y líneas amarillas que despedían las armas enemigas, montadas sobre esos carros sin caballos. Mientras que su cabeza trataba de responderse sobre cómo era posible usar armas y carros que parecían ser arte de magia, debía preocuparse por lo que sucedía en el campamento. Mientras terminaba de divagar, entro a la tienda donde se encontraba él con los otros reyes supervivientes un mensajero del ejército imperial. Era uno diferente del día anterior, además de que este iba acompañado de dos guardias.
-Señores reyes-Hablo, dirigiéndose al ahora reducido grupo de monarcas-Mi nombre es Julius, ahora comandante oficial de las Legiones VI y VII, ahora fusionadas en esta última. He venido aquí apenas me lo han permitido el tener conocimiento del ataque y los medios de movimiento que tengo, esquivando las patrullas enemigas. ¿Puedo saber que daños os ha ocasionado el enemigo, que cobardemente ataca por la noche después de una larga marcha durante el agotador sol del día?
-La mitad de los comandantes y cerca de veinte mil hombres-Contesto secamente Duran, atrayendo las miradas del resto. El sonrojo del alcohol empezaba a notarse en su persona, pero aún se mantenía sereno.
-Ya veo...-Murmuro el legionario-Si es así, comunico que la legión VII se coloca bajo el mando de los ejércitos aliados para compensar las bajas que han tenido, a la vez que traemos todo el material bélico sobrante de los soldados caídos en combate. Debería bastar por ahora para defendernos en caso de ataque-Planteo, recibiendo agradecimientos de los diversos y desmoralizados reyes. De todos salvo Duran.
-¿De que serviría?-Murmuro en voz baja. Julius le pidió que hablara más fuerte-¿¡De que serviría!? ¿¡Para ver a los nuestros morir como moscas!?-La sala quedo conmocionada ante la explosión del viejo veterano de otras guerras-¡Esa maldita rata de Molt solo nos está utilizando para que perdamos nuestros poder y dejemos de ser una amenaza para el Imperio, ya que perdió gran parte de su poder bélico cuando intento retomar Alnus y atacar el otro mundo! ¡Esa es toda la verdad! ¡Él ya sabe que es inútil enfrentarse a ellos por como están ahora! ¡Nos está mandando a la muerte! ¡Si vamos será un suicidio!-La explosión de Duran termino tan pronto como exploto. Lasa observo en silencio como el anciano rey maldecía por lo bajo al emperador Molt, artífice de toda el engaño que estaban sufriendo. Luego de unos minutos para que todo el mundo se calmara, Julius hablo.
-En realidad, hemos desarrollado tácticas que pueden ser utilizadas contra ellos. Las hemos probado varias veces en los enfrentamientos ocasionales que tenemos, y han funcionado de buena manera. Si bien no son infalibles, al menos nos permitirán avanzar.
Durante la siguiente hora, Julius les explico a los generales las tácticas que podían ser utilizadas contra el invasor de otro mundo, así como las cosas que se habían descubierto en su lucha contra ellos. Cosas como la acumulación de escudos, que los ballesteros dispararan cuerpo a tierra, la inutilidad de las lanzas y la nula armadura de los soldados enemigos. También se les informo de los tipos de armas que poseían, sus efectos, y a reconocer aquella que disparaba pocas agujas y aquella que disparaba muchas. Con la depresión de Duran recuperada, los generales alistaron sus tropas para salir, mientras abandonaban la carpa dictando órdenes. Cuando se hubiera quedado solo, Julius sonrió para sí mismo.
-Que empiece la fiesta.
Y es que a pesar de ser del mismo bando, Julius sabía que esas tácticas no funcionarían contra nada más que los soldados de a pie. Las armas más grandes los destrozarían apenas se acercaran. Cabalgando lejos del campamento, empezó a reír locamente.
-Atacaran al anochecer. Dígales a los distintos comandantes que preparen sus campamentos para abandonar la zona. Nos largaremos con la puesta de sol.
-Señor, ¿y qué pasa con los ejércitos aliados?-Pregunto un soldado de su escolta.
-¿Recuerdas lo que vimos el otro día?-Recibió un asentimiento del soldado-Eso quiere decir que están perdidos. No van a tener posibilidad de escapar de la masacre que se producirá. Cuando lleguemos a Sadera diremos que fueron derrotados por la ineptitud de los comandantes de los ejércitos aliados, mismos que nos dijeron que no éramos necesarios y nos mandaron de vuelta a casa. Eso sepultara lo que quede de ellos.
2 días después. Ladera de Alnus. 5:30 horas.
-Entiendo la importancia de la defensa, pero... ¿en serio era necesario abandonar la seguridad de las murallas y dedicarnos a cavar trincheras y colocar alambradas de espino en la ladera? El espacio entre la muralla y el final de la subida debería ser suficiente para aniquilar a cualquier bicho que se asome.
-Pues la historia militar dice que es mejor tener ventaja de altura. Seguramente se influenciaron con eso.
-Que inutilidad...
Tras la redada nocturna de Rommel, el mando de la Coalición se decidió por cavar trincheras en la parte superior de la inclinada ladera que rodeaba la explanada de Alnus, casi en el borde mismo de la planicie, en forma de línea defensiva preventiva. Al igual que la base, la gran trinchera - pues eso era, una sola gran trinchera que rodeaba la planicie en forma de semicírculo - estaba dividida por países. Al lugar se habían llevado ametralladoras pesadas y ligeras, y algunos morteros ligeros ubicados en el borde para que no estuvieran expuestos al fuego. La ligera protección tenía un simple fundamento: si había dudas sobre mantener la posición, se retirarían al fuerte. Como comodín, se llevaron unos pocos tanques a la línea defensiva.
Alemania había desarrollado una nueva ametralladora, una que al poco tiempo sembraría el terror en sus aliados y enemigos. Se trataba de la MG42, un modelo muy similar a la anterior MG34 anteriormente en uso. Sin embargo, tenía una característica notable, algo que nadie pensó siquiera en intentar con éxito.
1.200 balas por minuto. 1.20 balas por minuto. 1.200 balas por minuto.
Eso era lo que se repetía en la cabeza de los soldados que operaban ametralladoras de otras naciones. Las 900 balas por minuto de la MG34 ya eran una gran cantidad de balas de por sí, pero los alemanes se superaron nuevamente en ese aspecto. Aunque aún no se probaba su efectividad en combate, las prácticas de tiro demostraron el sonido de "tela rasgándose" cuando no se alcanzaba a distinguir la diferencia individual entre los proyectiles. Era un nuevo logro para la ingeniería alemana.
Pero ellos no eran los únicos con juguetes nuevos. Los estadounidenses habían traído su nuevo tanque, uno que, como se describió más tarde, "era tan fácil de usar que hasta un granjero con manual podía hacerlo". Se trataba del tanque medio M4, bautizado por los británicos como Sherman. Su forma inclinada contrastaba con su par alemán, el Panzer IV, que llevaba un blindaje recto en su mayor parte. El tanque llevaba un cañón de 75mm, aunque el M4 parecía tener mayor velocidad de movimiento.
Los británicos tampoco se quedaban atrás. Ellos también habían aportado con un tanque nuevo, aunque este palidecía en comparación a sus equivalentes soviéticos, alemanes o estadounidenses. Se trataba del Valentine Mk. III, seleccionado entre los muchos tanques británicos en producción debido a que no poseía tantas fallas mecánicas como sus predecesores. A pesar de su cañón QF de 2 libras, para la fecha claramente ineficaz y onsoleto, la forma en la que se diseñó el tanque permitió su rápida adaptación al frente para Febrero de 1942. También se habían enviado algunos Matilda II, pero su baja velocidad obligo a no desplegarlos en la trinchera.
Los británicos también desarrollaron su propio subfusil, después de analizar en profundidad la efectividad de estos en espacios cerrados, y más importante en la situación actual, su eficacia contra numerosos enemigos a corta distancia. Se trataba del subfusil Sten, una pieza británica que, a pesar de su facilidad de producción y manejo, tenía constantes problemas. Estos problemas, sin embargo, fueron reportados de forma menos constantes en el cuerpo de paracaidistas, donde el arma fue bien recibida debido a su reducido tamaño, ideal para transportarse en aviones.
Para ponerle la guinda al pastel, durante los últimos meses ocurrió un incidente entre los Países Bajos y Alemania. Un grupo radical neerlandés empezó a realizar atentados en la frontera germana, más la falta de respuesta del gobierno movilizo a la Wehrmacht a actuar. El plan era simple, practicado y realizado con éxito antes: asalto paracaidista, captura de aeródromos, llegada de refuerzos, ocupación de la zona hasta la eliminación del grupo insurgente.
El plan fallo al empezar, cuando los compartimientos con armas se extraviaron, y luego fueran encontrados por los radicales. La falta de equipamiento estándar para los paracaidistas los golpeo duramente, y solo debido al avance de una brigada panzer cercana se pudo completar la misión. Pero el daño ya estaba hecho, y un furioso Göering insistió en la investigación de un arma para los paracaidistas. El resultado fue la FG-42, un arma que aún no salía de Alemania debido a la falta de acción de los paracaidistas desde entonces.
También en los Estados Unidos se empezaban a desarrollar nuevas armas. Los rumores que recibían los soldados en Alnus decían que se trabajaba en un arma antitanque portátil, que podía incluso ser usado por una sola persona. La otra arma sería algo que el Ejército de los Estados Unidos llevaba buscando desde hacía mucho: un fusil o carabina ligera para equipar a las tropas de retaguardia.
-A pesar de todo el desarrollo de armas, no es como si el enemigo fuera a atacarnos. Sus bajas son tantas que sería un suicidio colectivo intentar un avance-Opino Schmidt.
-Recuerda que no conocen nuestras armas. Quizá los sigan lanzando contra nosotros hasta encontrar una forma de contrarrestarnos.-Comento el teniente que estaba con él en la trinchera.
-Eso sería ridículo. Puede ser una opción, pero no por eso lanzarían cerca de 100.000 hombres de cabeza contra nosotros colina arriba.
-¿Estás seguro? Te apuesto una cerveza que atacan.
-Apostado. Y la mía que este bien helada.
19 horas después...
01:24 horas.
-Me cago en Dios.
-Bueno... supongo que me debes una cerveza.
-Si... y un cargador-Respondió el capitán mientras le entregaba un peine de 5 balas al teniente. A mitad de camino cerro abajo se encontraba una absurda fuerza de cerca de sesenta mil enemigos protegidos con unos seriamente gruesos escudos, mientras que el cielo se encontraba iluminado por luces antiaéreas y bengalas. Las ametralladoras, tanques y morteros disparaban constantemente, cayendo enemigos en grandes cantidades. Y a pesar de eso avanzaban, casi con desprecio a su vida. Para cuando la mayor parte de los oficiales se dio cuenta, los enemigos se encontraban ya a 500 metros de ellos. Y cuando empezaron a reaccionar, ya estaban a los 400, distancia desde la cual empezaron a correr, siempre con los escudos delante. La distancia se acortaba peligrosamente. Dentro de nada estuvieron a 200 metros, todavía corriendo. Los alemanes estaban perdidos, sin ninguna orden aún de retirarse.
-Hauptmann! ¿Qué hacemos? ¡No hay ordenes de retirada, pero si seguimos aquí nos mataran!-Le grito el teniente. Karl estaba en una encrucijada. Podía retirarse, motivo por el cual salvaría vidas pero podría terminar en un consejo de guerra debido a desobedecer órdenes. Podía mantener la posición, pero sus hombres serían aplastados por la avalancha de enemigos. Por ende, la opción que quedaba era...
-¡Calar bayonetas!
-¿Que qué?-Pregunto el teniente, sin entender a lo que quería llegar su superior.
-¡Calar todos bayonetas! ¡Vamos a mantener esta posición hasta que nos digan lo contrario! ¡Y alguien dígale a los tanques que dejen de disparar sus ametralladoras!
La orden de acoplar los cuchillos a los fusiles e fue repitiendo a lo largo de la línea a semejanza de aquellas trincheras de la Gran Guerra, con las excepciones de aquellos con subfusiles, sirvientes de ametralladora y equipos de mortero. Todos estaban ya listos, algunos aun disparando sus fusiles, y las ametralladoras con su sonido de rasgar tela. El enemigo estaba a 50 metros.
-¡Ninguno pasara de aquí!-Los infantes alemanes salieron de la trinchera, liderados por sus oficiales-¡Carguen y que no pase ninguno!
En esa ladera, durante una larga noche, se enfrentaron alemanes, estadounidenses y japoneses, cada uno por su cuenta, contra los aliados imperiales.
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10:00 A.M.
Patrullas se movían lentamente de un lado a otro de lo que había sido campo de batalla. Los vehículos todoterreno estadounidenses se mostraron especialmente eficaces en ese aspecto, llevando las patrullas de las 5 naciones entre cerros, subidas y bajadas. En dos sectores de la ladera que rodeaba la explanada de Alnus se encontraba una gran cantidad de restos tanto humanos como materiales. Se podían apreciar numerosos cráteres gracias a los morteros y tanques, la tierra sacudida por los pasos de los aliados imperiales que cargaron, y la sangre formaba ríos hacia abajo, donde se formaban grandes charcas en las que uno podía hundirse hasta medio muslo. Cada cráter de tamaño decente era una piscina de líquido rojo, y era usual observar algunos miembros humanos esparcidos por allí, Simplemente complementando la vista de lo que fue un espectáculo de grandes proporciones humanas.
-El informe preliminar dice que habrán muerto unos sesenta mil enemigos, desbandándose gran cantidad del resto. Logramos capturar algunos, pero no deben superar los doscientos-Comento Cubbison a su ayudante mientras observaba el terreno. A pesar de que no había sido la primera batalla contra el enemigo, era la primera que cobraba victimas de ese lado. El error había sido una estupidez. Resulto que un tanque británico tuvo un problema durante su movimiento al otro lado, y durante las reparaciones se cortó el cable de comunicaciones con la trinchera, lo que provoco que no se escuchara la orden de retirada. Debido a eso, los infantes y blindados del fuerte tuvieron que salir a campo abierto para ayudar a sus compañeros adelantados, pero eso no evito que cerca de 1.000 soldados alemanes, estadounidenses y japoneses perdieran la vida.
-¿Hay algún informe respecto a los comandantes enemigos?-Pregunto a su ayudante. Este asintió.
-Confirmamos 3 comandantes muertos en el campo, y otros tantos dentro de tumbas en su campamento tras el ataque de Rommel. También pudimos observar que los imperiales que estaban diseminados en grupos pequeños se retiraron de la zona, probablemente camino a su base. No tomaron parte de la batalla.
-Sacrificaron a sus aliados. Eso no los diferencia mucho de los británicos. Tal vez estemos en el equivalente de Inglaterra en este mundo.
El que había hablado era un oficial de la recientemente traída 5° división de las SS "Wiking", formada por voluntarios extranjeros en su mayoría de Escandinavia. El rubio oficial había luchado contra los alemanes durante la invasión, admirando sus tácticas combinadas y su eficacia. Pero lo que le determino de unirse a las SS fue el hecho de que pudo observar de primera mano el abandono efectuado por los ingleses a Noruega en el más completo silencio. Debido a eso, se unió a las SS para poder tomar venganza contra los ingleses, aunque la Batalla de Inglaterra la quito esa posibilidad. El solo era otro más que fue consumido por la rabia de ver el abandono de sus aliados. Cubbison no podía culparlo, aunque le desagradara el régimen nazi.
-Mientras no te escuchen, critícalos todo lo que quieras-Le recomendó, antes de dirigirse a su jeep con su ayudante y salir de allí, conduciendo con cuidado debido a lo irregular del terreno. El oficial nórdico observo el suelo, donde encontró un escudo de algún noble local. Con rabia contenida, lo lanzo al aire y lo pateo lo más lejos que pudo.
Alnus se observaba de fondo, con sus banderas de 5 países imponentes por sobre una tierra calcinada.
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N/A: Con este termina el primer arco, titulado "El Ataque", que encompasa el prólogo y los tres primeros capítulos de la historia. Este es un buen punto para darse una pausa antes de seguir si desean.
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