Capítulo 12: La Caja de Pandora
Disclaimer: "GATE: thus the JSDF fought there!" no me pertenece, todo el crédito a su respectivo autor.
N/A: Este capítulo se hizo mitad por asuntos de relleno y mitad porque no sabía como conectar con el siguiente punto mayor de la narrativa. Este y el siguiente capítulos encontrarán que son bastante flojos. Eso dicho, ambos ocurren al mismo tiempo. Los dejo con la lectura.
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Capítulo 12
La Caja de Pandora
"Me ausento por unos días y todo se va a la mierda.
-Capitan Butler, a su regreso a Alnus."
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Fuerte Fronterizo #4
5 de Marzo de 1943
Era cerca del mediodía en el Cuarto Fuerte fronterizo, y para los soldados debería haber sido otro día cualquiera de rutina. Sin embargo, los ocupantes soviéticos vieron dicha rutina interrumpida en la noche del día anterior, cuando unos españoles en un vehículo ligero llegaron desde el este con un nativo a bordo y exclamando que el Sexto Equipo de Avanzada había sido atacado en Lancia. A pesar de no creerles al inicio, el comandante les creyó y transmitió la información hacia Alnus. Las fuerzas aéreas del fuerte fueron desplegadas en dicha dirección, y a su regreso se pudo corroborar la información dada por los españoles, que con su informante habían partido ya hacia Itálica. Al poco tiempo llegaron los restos del equipo español en Lancia, tras haber escapado del cerco, y tras algunas horas apareció la mayor parte de los equipos avanzados. La cosa se había puesto seria en muy poco tiempo, y los soldados apenas habían podido hacer un seguimiento antes de que el fuerte y las fuerzas allí establecidas recibieran nuevas órdenes.
Órdenes de guerra.
Las órdenes para todos los fuertes fronterizos de la Coalición fueron de no dejar pasar a nadie sin autorización previa. Así mismo, los puestos de vigilancia dispuestos entre estos fuertes debían ser dotados solamente de tropas ligeras móviles. Estas órdenes encontraron extrañeza en todos los fuertes, salvo en el #4. Los Equipos de Avanzada, por otra parte, encontraron que sus nuevas órdenes los enviaban de vuelta a la parrilla de los imperiales.
- Capitanes – Habló el oficial soviético a cargo del fuerte a los comandantes de los Equipos de Avanzada presentes – Sus órdenes llegaron. Deben dirigirse unos cuantos kilómetros al este y formar una línea defensiva en una serie de colinas del lugar. Su misión será formar una barrera que evite el paso de tropas imperiales ligeras, y que atrase y de aviso de tropas imperiales pesadas. Schmidt, García y Chumikov, les toca formar la defensa. Estilo estática. Donoso, le toca la reserva, recibirá remplazos en un plazo máximo de 3 días a partir de ahora. ¿Preguntas?
- ¿Debo esperar aquí mis refuerzos o partir de inmediato? – Preguntó Donoso.
- En lo posible de inmediato. Establezcan un campamento base cerca de la defensa.
- ¿Debemos bloquear la mayor área posible o solo la carretera? – Preguntó Schmidt.
- La prioridad es la carretera y todos los caminos cercanos donde pueda pasar equipo pesado. Dispersen efectivos ligeros móviles para cubrir más terreno visualmente.
- ¿Dispondremos de apoyo artillero? Bloquear una carretera sin fuego indirecto será difícil, sobre todo si tienen cañones. – Señaló García, recordando sus días en la guerra civil.
- En un plazo máximo de dos días deberá llegarles una compañía de artillería autopropulsada. De igual forma, se les asignará una escuadrilla de Hawker Hurricane Mk. IIC como apoyo que estará disponible en los siguientes dos días. – El oficial revisó su reloj – Les sugiero salir lo antes posible. Con este sol será fácil ver a los imperiales y estará fresco cuando les toque cavar las trincheras. – El grupo de oficiales asintió antes de despedirse y salir a la brevedad.
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Pueblo de Lancia. En esos instantes.
Lelei no sabía a qué Dios había ofendido para tener su suerte, pero era un hecho que esta no estaba de su lado en esta ocasión. Recapitulando lo que había sucedido, recordaba que se separó de los soldados de la Coalición hace 1 mes, dedicándose a poner en práctica algunas teorías mágicas usando la información adquirida del otro mundo. Sin embargo, cuando se detuvo una tarde en el pueblo de Lancia para obtener suministros, lo que menos pensó que pasaría sería que el Imperio empezara un bombardeo con cañones sobre el pueblo, para luego haber un combate que duraría hasta tarde durante la noche. Ni siquiera sabía por dónde comenzar con las cosas que estaban mal en ese estamento.
Luego, sin embargo, vino algo peor. Fue encontrada por soldados imperiales, quienes vestían armaduras diferentes a las usuales, al amanecer, para luego ser apresada y ser llevada (entre buenos tratos y empujones) hasta una tienda colocada a las afueras del pueblo. En el camino, pudo ver de cerca el efecto del ataque aéreo (no se equivocó cuando supuso que ese ruido eran aviones) así como los cañones imperiales, tanto intactos como destruidos. Y al entrar a la tienda, vio uno de las imágenes que menos le gustaría ver en su vida.
Su hermana mayor, Arpeggio, vistiendo un abrigo militar imperial (aunque desconocía la procedencia), dando de beber un vino que a todas luces parecía ser caro (a juzgar por la apariencia de la botella sobre la mesa detrás) mientras daba placer a un comandante imperial, acariciándole su miembro viril con su mano dentro de un guante, a todas luces, de material y manufactura costosos, a la vez que ella misma llevaba una expresión sonriente.
Corrupción en una imagen.
Lelei tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para no asquearse ante las implicancias del acto de su hermana. Pronto, dicho comandante imperial se desmayó del placer, y Arpeggio se deshizo de su guante, se terminó la copa de vino y encaró a su hermana, una mirada de superioridad en su rostro tan absoluta, que Lelei no pudo sino avergonzarse de reconocer a su hermana en aquellas facciones.
El sentimiento era mutuo al parecer.
- Hermana. – Habló Lelei, sin saber cómo reaccionar.
- Lelei. Vaya casualidad. Hacía meses que no te veía, al menos desde que te fuiste de Rondel con el sabio Kato el Alestan.
- ¿Qué estás haciendo?
- ¿Hum? – Arpeggio levantó la ceja confundida, antes de que una expresión de entendimiento asomara su rostro - ¡Ah, hablas de eso! – Dijo, señalando al comandante imperial que estaba siendo extraído de la tienda por dos soldados – Lo sé, asqueroso, pero de alguna parte tengo que sacar fondos y favores para avanzar en mis experimentos.
Lelei levantó una ceja - ¿Experimentos?
- Es cierto. Tú has estado desconectada de todo por mucho tiempo. – Reconoció la mayor de ambas hermanas – Deja que te ponga al corriente.
- ¿Al corriente de qué?
- Verás, Lily, tras el fracaso del Imperio en vencer a la Coalición, el Ejército Imperial pasó a tener un enfoque más... innovador.
- ¿Innovador?
- Si. El príncipe Zorzal observó las armas enemigas y mandó a desarrollar armas nuevas, basándose en las de sus enemigos. También reestructuró el ejército, provocando que aparecieran más secciones y jerarquías. De esa forma fue que lograron conseguir una, aunque pequeña y pírrica, victoria sobre el enemigo aquí en Lancia.
- ¿Y que tiene todo eso que ver contigo? – Preguntó Lelei, ya presintiendo el rumbo de la conversación.
- Muy simple, Lily. Necesitaban a un mago que pudiera replicar el efecto de las armas del enemigo... - Arpeggio mostró el escudo que llevaba en el abrigo, el cuál era un cetro cuya punta estaba envuelta en un círculo, simulando que brillaba - ...y ahí, entre otros, estoy yo. Déjame presentarme de nuevo, hermanita.
- Soy Arpeggio la Lelena, sublíder de la División de Armamento Mágico Imperial.
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Camino Itálica-Lancia.
Dos días después...
El bloqueo de carretera de los Equipos de Avanzada, renombrados como Equipos de Reacción, ya se había asentado cuando llegaron, como en masa, los refuerzos, la disponibilidad de los aviones y la artillería prometida. También habían llegado noticias de los otros dos equipos del mismo tipo, que se encontraban en la frontera con el bosque de Schwarz. Según estas, las fuerzas de la Coalición habían ya llegado a hacerse cargo (en la forma de jinetes cosacos soviéticos), de forma que estaban en proceso de ser reasignados tras la quema del bosque fronterizo (hecho del que nadie se echó la culpa, misteriosamente).
De igual forma, en los dos días que llevaban allí no había habido noticias sobre las tropas imperiales. Según el informante rescatado, la tropa con la que se enfrentó Donoso en Lancia correspondía a la vanguardia de la 1° Legión de las "Escuadras de Zorzal", cosa que les daba a entender que estaban luchando contra tropas bien entrenadas. Sin embargo, también indicaba que el enemigo era mucho más numeroso de lo que se esperaba. El informante también indicó, cuando explicó parte de la nueva estructura del ejército Imperial, que una legión contaba con diez mil hombres, siendo la vanguardia el 10% de esta.
En resumen, malas noticias para los hombres del bloqueo.
Inclinados sobre un mapa, con la hora cercana al amanecer y alumbrados por una lámpara dentro de la tienda de mando, los 5 oficiales presentes en el bloqueo de carretera (4 de Reacción y 1 de artillería) analizaron nuevamente su entorno y situación, ahora bien ubicados en el mapa.
- Estamos en la "X" marcada en el mapa. – Señaló García, quien cuidaba mantenerse lo más lejos posible de Donoso y Schmidt – Y lo llano del terreno nos da, al menos, 3 kilómetros de visión despejada hacia el frente. Y a la redonda en general.
- Deberíamos destacar un observador en aquella colina alejada, para que avise si se acercan enemigos. Equipémoslos con bengalas y radio para eso.
- Buena idea. También debemos empezar a colocar alambre de espino alrededor de nuestra posición y en las rutas de flanqueo directas. De esta forma ganaremos tiempo en caso de ataque.
- Fortifiquen también la posición de la artillería. Y denle algunas ametralladoras.
- Se agradece la preocupación. – El comentario del artillero fue recibido con risas de los oficiales.
- Hasta donde sabemos, los cañones imperiales son de tiro directo y de no mucha distancia. Podemos estar bien siempre y cuando mantengamos las colinas cercanas despejadas de enemigos.
- También se alinean para disparar sus mosquetes. Será necesario evitar que formen líneas de combate, cosa que solo los atacantes cuerpo a cuerpo puedan luchar, y sean aniquilados en el camino.
La respuesta de los oficiales murió en sus bocas cuando un grito de "Incoming!" de los hombres de García se oyó atravesar el campamento. Instintivamente, los cinco oficiales se arrojaron al suelo, justo a tiempo para cubrirse de la metralla que esparció la explosión que cayó cerca de la tienda. Bramando maldiciones, el grupo salió para encontrarse con las alturas opuestas ocupadas por los cañones imperiales.
- Me cago en...
- Achtung! Infanterie, zu ihren positionen! – Exclamó Karl en lo que recogía sus armas, una Walther P38 y una Maschinen Karabiner 42, para luego dirigirse a su búnker de mando en las trincheras.
- Infanterie! Fix bayonets and hold positions at the front! – Ordenó García antes de imitarlo. Khoakin rodó los ojos antes de indicarle al comandante de la artillería que replegara sus cañones, a fin de poder dispararle a objetivos en el campo tras las colinas propias, antes de correr hacia sus hombres.
Donoso tampoco perdió el tiempo.
- ¡Teniente Blanco! ¡Tome media compañía y cubra el flanco norte!
- ¡Si señor! – Al tiempo que el teniente partía con sus hombres, Donoso hacía lo propio pero hacia el sur, asegurando el otro flanco de la defensa. Bajo órdenes de Schmidt y García, los tanques permanecerían detrás de las colinas para realizar contraataques oportunos.
- ¿Será la vanguardia? Se recuperaron rápido. – Preguntó Donoso por la radio, sin poder ver claramente el frente principal.
- Probablemente. Puede que hayan recibido refuerzos del resto de la Legión, sufrieron serias bajas en Lancia. – Analizó García.
- Le diré al mando que tenemos contacto con el enemigo. Mantengamos la posición hasta saber cuántos enemigos son. Pediré reconocimiento aéreo. – Indicó Schmidt.
- Hay casi tres kilómetros hasta esas colinas desde donde disparan. Tienen buen alcance. – Analizó Khoakin, con desagrado - ¿Deberíamos tratar de aniquilarlos de inmediato?
- Dejemoselo a la aviación, ¿quieren?
- De momento, concentrémonos en mantenerlos a raya y evitar que nos vuelen la cabeza. – Indicó Schmidt, volviendo al canal de radio – Artillería, misión de fuego. Referencia las trincheras, 3 kilómetros al este.
- Recibido. – Se escuchó la voz del oficial artillero – Misión de fuego en camino. Esperando ajuste de coordenadas.
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War Room, Alnus.
Los generales Gotthard Heinrici y Michael O'moore Creagh estaban en el War Room de la base Alnus apenas se supo que el bloqueo de los Equipos de Reacción fue atacado. En este momento, estaban ambos esperando la confirmación de la aviación sobre el número de efectivos enemigos.
Las cosas solo se pondrían peor.
- Ahora nos atacan los romanos... - Murmuró Creagh. Heinrici solo siguió mirando el mapa y a los operadores de radio.
- Confirmación del Cuarto Fuerte. Cita "Larga columna enemiga. Miles de efectivos. Legión completa." – Informó uno de los operadores de radio.
- Diez mil hombres... podemos rodearlos y aniquilarlos-
- Comunicado del Teniente Coronel Rayleight, de los Royal Marines.
- ¿Qué dice? – Apremió Craigh. Los marines reales habían sido desplegados para mantener el control de los cruces más importantes del río en Alnus, lejos de la base.
- Cita "Larga concentración enemiga. Al menos dos legiones. Conteniéndolos en los puentes y pasajes con material a mano. Solicito refuerzos."
- Diablos...
- Tenemos un problema aquí...
- Comunicado del Mayor Chaffin, de los marines estadounidenses. – Patton justo entraba en la sala – Cita "Larga concentración enemiga. Bombardeo ocasional. Reconocimiento cuenta al menos veinte mil hombres."
- Ellos cubren los otros cruces del río. – Señaló el general americano.
- Comunicado del Segundo Fuerte, cerca de Ligs. Cita "Al menos 2 legiones al oeste. Carecemos de fuerzas para combatirlos."
- Comunicado de Octavo Fuerte. Cita "Tropas enemigas. Mínimo una legión."
- Comunicado del coronel Jackson. Cita "Este del Sexto Fuerte. Al menos 3 legiones. Logramos contener enemigo, pero cortos de munición."
- Nos rodearon... - Se dio cuenta Craigh. Patton lanzó un gruñido bajo, y Heinrici solo pudo agarrarse el puente de la nariz cuando un operador de radio habló nuevamente:
- Mensaje de los Equipos de Reacción. Cita "Aviación realiza nueva pasada. Larga concentración enemiga. Tres legiones completas en el camino."
Los tres generales se miraron entre sí, dándose el mutuo permiso. Al final fue Heinrici quien habló.
- Achtung! ¡Orden general! ¡Repliegue inmediato a todos los fuertes y ciudades, prohibido salir sin orden previa, evacuación de civiles como prioridad máxima hasta mañana! – Los operadores se le quedaron mirando, inseguros de como reaccionar ante ese giro de acontecimientos - ¿Están sordos? ¡Muévanse! – La sala se lanzó a un frenesí de actividad, enviando órdenes y recibiendo comunicados. La triada de generales al poco tiempo salió, camino a preparar las reservas.
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Alnus. Días después.
El ingeniero Carson observó por sobre la muralla. Luego volteó su mirada a su escuadrón y su arma. Luego volvió a mirar al exterior, para proceder sin demora a cubrirse la cabeza con su casco y llevarse su Thompson consigo al interior del fuerte donde se encontraba. Su grupo lo miraba, en silencio siguiendo sus pasos y arrastrando sus armas de protección personal. Los soldados a su alrededor seguían mirando impactados, en lo que los civiles terrícolas apresuraban el paso para entrar al fuerte y escapar de la inminente batalla.
Los cerros que rodeaban Alnus contenían múltiples banderas imperiales, todos salvo uno. Y en ese único cerro, los soldados que vigilaban aún el paso de los civiles seguramente agarraban fuertemente sus armas, al punto de ponérseles blancos los nudillos, y morderse los labios tan fuerte, que seguramente el rojo manchaba ya sus rostros. Todos sabían que era lo que proseguía.
La Tercera Batalla de Alnus estaba a punto de comenzar.
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