Capítulo 11: Despertar al Atardecer

Disclaimer: "GATE: thus the JSDF fought there!" no me pertenece, todo el crédito a su respectivo autor.

. . .

Capítulo 11
Despertar al Atardecer

Pueblo de Lancia...

Durante varios segundos, nadie pudo reaccionar a lo ocurrido. El primero en despertar de su estupor fue Donoso, quien, sacudiendo rápidamente su cabeza y bajándose de un salto del semioruga donde se encontraba, empezó a ladrar órdenes a todos los que estaban a su alcance de voz.

-¡Infantería a las defensas de campo! ¡Los Panzer que quedan al interior del pueblo y los semiorugas al perímetro urbano! ¡Quiero esos camiones protegidos de... lo que sea que lancen!

Cada soldado parecía despertar ante las energéticas palabras de su superior, empezando de inmediato con las acciones para cumplir dichas órdenes. En pocos segundos, el movimiento había resurgido en la calmada tarde, con los españoles demostrando el profesionalismo ganado por incontables combates en aquellas extrañas y lejanas tierras. Los tanques se internaron en el pueblo, los dos comandantes panzer de la comitiva que fue a la ciudad volviendo a sus respectivos vehículos. Por su parte, los dos tripulantes del Panzer IV destruido se acercaron a Donoso, expectantes de órdenes. Donoso los vio, observó de reojo al asustado desertor imperial, y no dudó más en que debía protegerlo a como dé lugar.

-¡Teniente Blanco!-Vociferó, pese a que este se encontraba a pocos pasos de él.

-¡Sí, señor!

-Tome a los dos tripulantes de blindado que sobran como escolta y monten el kübelwagen. Apenas le dé la señal, salgan pitando de aquí. Rumbo de Itálica.

-¿Órdenes especiales de la misión?

-¡Prioridad máxima! ¡No se detenga por nada del mundo!

-¡Entendido!-El teniente rompió la marcha hacia el vehículo estacionado, mientras que los dos uniformados de negro arrastraban al impactado desertor. Donoso volvió a centrar su vista en lo que tenía enfrente, tomando inconscientemente la cruz que ahora llevaba al cuello. Silenciosamente, elevó una oración.

-¡Capitán!-Lo llamó un sargento desde la defensa más cercana-¡Mueva el culo aquí adentro!

Donoso no se hizo rogar, corriendo rápidamente hasta dicha trinchera y lanzándose adentro.

-¿Bajas entre la infantería?

-¡Ninguna! El enemigo solo se ha dado ese disparo. Seguramente una advertencia.

-Déjame ver.

Donoso asomó la cabeza de la defensa improvisada y utilizó sus prismáticos de campaña. Efectivamente, el objeto identificado como hostil y su tripulación se encontraban expectantes, sin hacer nada. Ni siquiera recargaban el ca...

-...un cañón...-Murmuró.

-¿Disculpe?

-Un cañón... los bastardos, tienen, ¡UN JODIDO CAÑÓN! -Gritó Donoso con todo el aire de sus pulmones. Los latidos de su corazón empezaron a aumentar rápidamente al analizar ahora la situación en la que se encontraba. Un cañón en manos imperiales significaba mil cosas, la mayoría no relevante para él en ese momento. Sin embargo, había una cosa que si iba a saber de inmediato.

-Estamos jodidos...

Y el sargento la dijo por él. Que amable.

-¡Capitán! ¡Formación enemiga acercándose!-Informó un soldado desde otra defensa-¡Parecen emisarios!

Donoso volvió a asomar la cabeza, encontrándose efectivamente con una pequeña partida de caballería con sus banderas ondeando en alto, destacándose la primera de ellas. Una bandera de parlamento.

-Sargento.

-¿Sí?

-Si intentan algo, vuéleles la cabeza-Y con eso, el español de tez morena salió de su escondite, apareciendo en la visión de los jinetes. Estos, por su parte, modificaron su rumbo ligeramente para encontrarse con él.

El lugar estuvo en silencio, solo interrumpido por los cascos de los caballos, por unos pocos eternos minutos.

-¿Es usted quien está al mando de las tropas aquí?-Preguntó uno de los jinetes, adelantándose al resto. Era alto, de cabello castaño y facciones agudas. Sus ojos eran oscuros y penetrantes, y mostraban sin duda la dureza de los enfrentamientos en las guerras. Su armadura, por otra parte, contrastaba grandemente con la que llevaba la mayor parte de su grupo: una armadura de legionario imperial, con apenas algunos adornos extras, y una capa que usualmente llevaban los altos rangos.

-Así es. Me introduciría, pero creo que le corresponde a usted comenzar los honores-Respondió Donoso, decidiendo seguir el juego del grupo pese a no saber cual era. Hasta donde sabía, podrían ejecutarlo ahí mismo si lo deseaban, pero tenía confianza en las decenas de fusiles resguardándolo.

-Cierto, ¿Dónde están mis modales?-Se aclaró la garganta-Mi nombre es Julius, comandante de la I. Legión de las Escuadras de Zorzal, primer príncipe del Imperio de Sadera.

-Capitán Álvaro Donoso, comandante del 6° Equipo de Avanzada de la Coalición, de la División Azul, bajo el mando directo del general Heinrici-Se presentó a la vez el español. Su uniforme gris contrastaba con la armadura de su interlocutor.

-Capitán Donoso, le traigo una oferta. Ríndase, y conserve sus vidas-Ofreció, sin la menor muestra de temor o piedad.

-Mire, comandante...-Habló Donoso, sintiendo rabia crecer dentro de él-...Tal vez, solo tal vez, me lo hubiera pensado... ¡si lo hubieras hecho antes de dispararle a mis hombres!-Señaló el tanque aun humeante-Pero ahora, solo tengo ganas de echarte de aquí a patadas, y de hacerles pagar caro cada centímetro de terreno a tus hombres. Así que te recomiendo que des media vuelta y te prepares para sacarnos de aquí, porque ahora que sé a donde vas, ganas de irme no tengo-Los hombres de Donoso vitorearon las palabras de su comandante, mientras que Julius hacia una ligera mueca.

-Espero no se arrepienta. Pesen sobre usted los muertos en sus hombres y en los civiles inocentes entremedio.

-Tiene 2 minutos para desaparecer de mi vista.

Julius ni siquiera se digno a despedirse de lo rápido que salió al galope.

XXXXX

-¿Desde cuando les importan a ellos los civiles?-Preguntó sordamente Donoso apenas llegó a su anterior cobertura. Sus hombres rieron ante la broma, relajando algo los nervios de la situación.

-Lo importante ahora es defendernos-Comentó el sargento.

-Olvídate de eso, no hay manera de defendernos de una legión entera. Sin embargo, habríamos descubierto sus líneas si fueran todos...-Se quedó pensando sus propias palabras.

-Señor-Le llamó la atención un cabo-Si no los avistamos, no pueden ser la legión entera. Debe ser una parte nada más. Apostaría a la vanguardia. Por lo visto, esperaban encontrarnos si tienen sus... cañones... en primera línea.

-Es cierto-Donoso se asomó por sobre su parapeto, alcanzando a observar como por las colinas lejanas pero cercanas al paso montañoso aparecían numerosos cañones-Mierda...

-¡A cubierto!-Gritó un soldado, antes de pegarse al suelo y que los estallidos comenzarán.

¡PAM! ¡PAM! ¡PAM! ¡PAM! ¡PAM! ¡PAM! ¡PAM! ¡PAM! ¡PAM! ¡PAM!

El estruendo continuó por unos segundos, desatando el infierno, sacudiendo la tierra. Los soldados españoles se pegaban a la tierra como sapos, y cuando esto no bastaba, se cubrían con los brazos o lo que estuviera encima. Pocos segundos duró, pero tal demostración de poder de fuego, tras tantos meses de paz y enfrentamiento de bala contra espada, subieron los nervios hasta niveles no sentidos desde la Segunda Batalla de Alnus.

Y eso era mucho decir, considerando que aquella fue la única vez que la Coalición vio sus defensas penetradas por el Imperio.

Los soldados apenas se habían recuperado al término del bombardeo, cuando Donoso vociferó otra orden:

-¡Ahora!

El kübelwagen, escondido y expectante, salió disparado en dirección contraria a los imperiales atacantes. Convenientemente, el camino a Itálica era contrario a las colinas con imperiales, por lo que el riesgo de interceptación era mínimo. Con suerte, no se toparían con bandidos hasta llegar a la base avanzada, desde donde sería territorio seguro.

-Bien, lo que sigue es...

-¡Señor! ¡Tropas enemigas acercándose!

-Por supuesto que vienen-Murmuró el oficial.

Donoso murmuro una maldición antes de asomarse y escanear la zona con sus prismáticos. Efectivamente, veía acercarse al menos dos columnas de soldados enemigos. La primera llevaba a los típicos legionarios armados con armas arcaicas, mientras que la segunda llevaba unos objetos de madera y metal alargados.

-¿Esos son mosquetes?-No pudo evitar preguntarse Donoso. Más una inspección a los cañones enemigos le indicó que lo mejor era guardarse sus preguntas y agacharse.

-¡Cuerpo a tierra!-El siguiente bombardeo arrasó con sus defensas, pero las bajas eran mínimas. Los artilleros estaban afinando su puntería, y era cuestión de tiempo que los atraparan.

-Mierda... ¡Repliegue a las trincheras! ¡Los heridos al pueblo! ¡Vamos, vamos, vamos!

Los miembros del pelotón español se replegaron ordenadamente sobre la trinchera oculta que rodeaba el pueblo, excavada por agentes de campo de inteligencia durante sus misiones. Aun no estaba completa, cubriendo solo la mitad del pueblo, pero era la mitad protegida por la que venían los imperiales.

-¡Quiero esas MG en posiciones protegidas! ¡Tiradores en el interior del pueblo y ocultos a esos cañones! ¡Los heridos atendidos y en las posiciones de los semiorugas, listos para el repliegue! ¡El resto, disperso por las trincheras y fuego a mi orden!

Apenas los últimos españoles hubieran desaparecido de vista, los cañones volvieron a rugir. Sus disparos, aunque dispersos, se concentraron en la trinchera, cayendo unos pocos en el pueblo sin causar daños relevantes a las tropas. Donoso esperaba que no hubieran muerto civiles.

-¿No están recargando demasiado rápido para ser cañones antiguos?-Preguntó el sargento que parecía haberse pegado a él desde que Blanco partiera con sus órdenes.

-No lo sé. Puede que funcionen igual a nuestros cañones, pero nada asegura que usen lo mismo...-El desertor pasó por su mente, y sus ojos se abrieron desmesuradamente-...demonios.

-¿Qué?

-Magia. El desertor era un mago, que dijo que el ejército imperial estaba modernizándose-Donoso parecía llegar a un momento de realización-Seguramente la magia tiene algo que ver con esto.

El cuarto bombardeo comenzó. A diferencia de los anteriores, aquí los disparos fueron por oleadas, asegurando un bombardeo menor pero constante por casi un minuto. Cuando por fin los soldados de la Coalición pudieron asomar la cabeza, lo que vieron no les gustó nada.

Las columnas imperiales se habían acercado a medio kilómetro de ellos, y habían pasado a ser cuatro. El patrón de armas se repetía.

-¡Ametralladoras listas!

Las temidas MG 42 se prepararon para abrir fuego, y los fusileros manipularon el cerrojo de sus fusiles Kar 98k. Más de uno tenía alineadas sus granadas, y los ametralladores alistaron sus pistolas.

-50 de ellos me voy a cargar-Escuchó Donoso decir a uno de sus hombres, antes de oírlo decir-Me corrijo. 50 con las primeras ráfagas.

Los legionarios enemigos estaban ya a 400 metros. Los cañones rugieron de nuevo, pero los soldados recobraron sus sentidos y escondieron tanto sus cabezas como sus armas. Cuando el bombardeo terminó, el enemigo estaba a 300 metros.

-¡Fuego a discreción! ¡El que mate más y salga con vida le invito una ronda de cervezas en Alnus!

Las ametralladoras ligeras y pesadas, fusiles y cañones abrieron fuego de golpe, cubriendo el lugar con un solo estruendo que por una milésima de segundo silenció todo el ambiente. Luego, el tronar de las ametralladoras y las explosiones de los proyectiles de los ocultos Panzer II y IV causaron el caos en las filas imperiales. La columna más cercana, que había cambiado a ser una fila de 4 hombres de profundidad, sufrió horriblemente los efectos.

Espacios demostraban claramente los lugares donde habían caído los hombres. Masas morfológicas eran personas, ahora irreconocibles, y la masa de soldados tuvo que detenerse por un momento, antes de que una poderosa orden ladrada por algún oficial los hiciera volver a la marcha. Ahora, empezaron a correr, siendo aniquilados por el fuego de los defensores. Para cuando llegaron a 50 metros, no quedaba ninguno moviéndose.

-Eso fue fácil... supongo que no han evolucionado mucho-Comentó uno de los soldados, cuando una explosión mandó a volar su cabeza. Su compañero de al lado lo vio unos segundos ante de vomitar. Los cañones comenzaron a disparar nuevamente.

-¡Cuerpo a tierra!

Cuando el fuego de cañones cesó, ya la siguiente columna estaba a 300 metros. Donoso, desde su posición en el suelo de la trinchera, aturdido por el cañonazo y viendo las balas de la MG 42 caer en cámara lenta alrededor de su cabeza, pensó en poder aniquilarlos, pero el estado de la trinchera dejaba que desear.

-¡Ametralladoras de vuelta al pueblo! ¡Tomen posiciones y prepárense para cubrir el repliegue! ¡Todos hacia la plaza! ¡Fusileros, fuego a discreción!

La segunda columna era de 200 hombres, al igual que la primera. El fuego de fusiles empezó a tronar, pero ahora la columna evolucionó. Los hombres con escudos, que conformaban la mitad, se colocaron en frente y cubrieron a sus camaradas de atrás. Estos, por su parte, sacaron ballestas y empezaron a disparar sobre la trinchera, recargando y corriendo a cubrirse detrás de los escudos que avanzaban. No era infalible, pero era eficaz. Demasiado eficaz contra meros fusiles.

-¡Todos, repliegue sobre la plaza!

Los Panzer ya hace rato habían partido.

Serpenteando por las calles desiertas, salvo por el ocasional curioso que observaba tras su ventana, los españoles corrieron hasta la plaza del pueblo. Allí, las ametralladoras y tanques ya se habían instalado en cualquier resquicio o cobertura conveniente. Los fusileros se colocaron junto a los tanques y ametralladoras, esperando pacientemente la llegada de los combatientes enemigos. Los semiorugas y camiones, por su parte, estaban en la retaguardia.

Pero lo que ninguno se esperaba era que comenzaran a bombardear el pueblo.

-Así que a esto se refería con lo de las pérdidas civiles...-Murmuró Álvaro observando como la ciudad era envuelta en llamas. Entre el fuego y los gritos, empezaron a aparecer figuras que corrían hacia ellos en línea recta. No era difícil saber que eran criaturas humanoides con la piel más dura que la humana, capaces de cruzar el fuego sin mayores miramientos.

-¡Fuego a discreción!

Rápidamente aniquilados los enemigos, el bombardeo se acercó a sus posiciones. No parecía alcanzarlos aun, pero un tiro impactó en la casa donde se hallaba una ametralladora y su equipo, quedando todos sepultados bajo los escombros. Donoso murmuró una maldición.

-¡Capitán!-Llegó un soldado corriendo-¡Nos han rodeado por los flancos!

-Por supuesto-Contestó Donoso dándose una palmada en la cara. Recomponiéndose tras unos segundos, averiguó que avanzaban por la base del cerro donde estaba el pueblo.

-¡Repliegue general hasta la salida oeste del pueblo!

-¡Enemigos por el este!

Donoso no era del tipo "Disparar primero, preguntar después", sobre todo estando en una zona urbana. Pero cuando dichas personas vienen moviéndose profesionalmente a través del fuego y con evidentes armaduras, era difícil no pensar que eran legionarios que iban a por ellos. Al caer el primero por su propio disparo, el resto empezó a hacer llover plomo sobre sus enemigos.

-¡Cúbranse las espaldas! ¡Nadie se queda atrás! ¡Fusileros cubran a las MG, tanques al último!

Lentamente, sufriendo bajas ocasionales por los cañonazos, los españoles empezaron a replegarse nuevamente. Pero las malas noticias no paraban de llegar.

-¡Estamos rodeados!

-¡Mierda!-Que el legionario hubiera aparecido justo en la puerta donde lanzó el culatazo fue un golpe de suerte, uno que temía no se repitiera. Rodeados, no había posibilidad de escapatoria. Menos con los cañones enemigos disparándoles.

-¡Formación en círculo, cúbranse todos! ¡En esa plaza de allí! ¡Campo abierto, o los cañones nos mataran como a perros!

XXXXX

Los soldados se formaron alrededor del lugar rápidamente. Los soldados se apoderaron de la fuente central y los escombros, mientras que los tanques cubrían en un patio a los camiones y semiorugas.

Al principio, solo el bombardeo ocurrió. Lejos de ellos, sus artilleros asumiendo que seguían camino al oeste. Luego el bombardeo paró, y un silencio de ultratumba llenó el pueblo, solo interrumpido por las llamas que asolaban el lugar. Para Donoso era raro que todavía no hubiesen aparecido civiles.

-Seguramente escaparon durante el bombardeo inicial. Dudo que alguien se quedará aquí con todo lo que ha ocurrido en los primeros 10 minutos-Comentó un cabo. Donoso le encontró la razón.

El sol empezaba a esconderse, cuando figuras aparecieron a lo lejos. Marchando en columna sincronizadamente, era indudable que fueran soldados. Lo que Donoso no reconoció eran sus armas.

-Parecen fusiles, pero eso es imposible-Acotó el sargento. Sin embargo, cuando la columna paró, se formó en una fila doble, y la primera hincó la rodilla, era obvio que algo estaba mal. Eso fue cuando Álvaro vio que levantaron sus armas, de un tipo muy familiar para él...

-¡Cuerpo a tierra!

Cincuenta truenos en miniatura resonaron por el pueblo, acompañados del sonido de españoles cayendo. Un ligero humo salía de los cañones de los imperiales, quienes empezaron a manipular sus armas para probablemente lanzar la siguiente andanada de disparos. El Sexto Equipo no los dejaría.

-¡Fuego a discreción!

Las ametralladoras y fusiles abrieron fuego, arrancando gritos de dolor en la formación imperial. Pronto, el centro fue una piscina de sangre y restos humanos. El resto se lanzó hacia las casas, ocultándose de la vista.

-¿Bajas?

-4 hombres.

-¡Enemigos a las seis! ¡Usan espadas!

Aunque los tanques los destrozaron en campo abierto, fue suficiente para que los fusileros enemigos llegaran hasta las casas que rodeaban la plaza. En el patio de una, un mago lanzaba un hechizo de luz sobre ellos. Cuando los españoles se dieron cuenta, ya era demasiado tarde. El bombardeo había recomenzado.

XXXXX

Ya la noche había caído cuando el bombardeó cesó. Los españoles se arrastraban por las ruinas, saliendo de debajo de los escombros y reagrupándose en la plaza más cercana. Los Panzer II habían sido destruidos, y sus dotaciones, muertas. El Panzer IV recibió un impacto indirecto y logró salvarse. El camión de ingenieros fue destruido, pero lograron salvarse 3 semiorugas.

Los soldados supervivientes se encontraban descansando en la plaza designada como punto de encuentro, mientras los oficiales y suboficiales de más alto rango se reunían en una casa cercana. El resultado era desalentador.

-No hay respuesta de la base. Solo esperemos que Blanco pueda llegar y pedir ayuda-Comentó un sargento.

-Dudo que llegue ayuda. Tardarían un par de días en formar una fuerza de reacción rápida, y las tropas de los fuertes no son capaces de lidiar con esto por si solas-Comentó Donoso.

-¿Cuántos imperiales hemos matado ya?-Preguntó el teniente del tanque sobreviviente.

-Diría que al menos 150, quizá el doble de heridos. Me aventuraría a decir más.

La sala quedó en silencio unos segundos, suficientes como para que el soldado que entró corriendo no pasara desapercibido.

-¡Señor!-Se dirigió hacia Donoso-¡Hemos logrado comunicación por radio!

-¿? ¿Con quién?

-¡Apoyo aéreo, señor! ¡Se reporta una escuadrilla de Stukas y otra de cazas P-36 americanos!

-Contáctame con ellos.

XXXXXXXXXX

Barracones del Regimiento de Avanzada, Alnus, [Territorio Neutral de la Coalición].

-¿Donde se encuentra Itami?-Era lo que preguntaba el español capitán del equipo de avanzada estadounidense, Alejandro García, sentado en un lado de la mesa del comedor de oficiales del barracón.

-¿Importa?-Respondió Khoakin, desparramado sobre su silla en un extremo de la mesa y con una botella de vodka en la mano derecha-Hasta hacer papeleo es más divertido que estar aquí perdiendo el tiempo.

-Por una vez concuerdo contigo-Su par alemán, Karl Schmidt, estaba en el lado opuesto al de Alejandro, y se encontraba tomando un café en lo que leía un periódico alemán con 3 días de antigüedad.

-¿Para qué necesitas al japo?-Preguntó Khoakin.

-Al parecer, la inspección del equipo de Butler se transformó en una misión de "pacificación"-Explicó Alejandro, remarcando la palabra con los dedos-Y necesitan que otro equipo vaya a apoyarlo hasta que llegue una columna de infantería. Debido al maldito terreno, pensé que los japoneses serían los más adecuados.

-O sea, no quieres ir y pensaste como justificarlo-Dedujo Karl.

-¿Me dirás que acaso quieres ir tú?

-Touché.

En ese momento, un soldado de comunicaciones entró apresurado a la sala de un portazo. Ante las miradas curiosas del trío de oficiales, solo dijo entrecortadamente por el esfuerzo de la corrida:

-Preparen todos sus equipos. Acaban de atacar a los españoles en Lancia.

XXXXX

La reacción fue instantánea.

-Creo que necesito un poco de eso y tu un poco de esto-Fueron las palabras de Khoakin al alemán, señalando su café. Ambos intercambiaran tragos y después de bebérselos en seco, ambos solamente escupieron bebido murmurando:

-¡ESTO SABE A MIERDA!

El soldado se les quedó mirando.

-Ya veo porque están en el regimiento de avanzada-Dijo el soldado al ver semejante escena.

-¡CIERRRA LA PUTA BOCA CABRON!-Fue la respuesta de Khoakin mientras le lanzaba la botella vacía.

-... tu también estas en la avanzada pedazo de imbécil-Fue la respuesta de Karl junto a la de Khoakin.

XXXXXXXXXX

War Room, Alnus [Territorio Neutral de la Coalición].

-¿Situación?-Preguntó Alejandro entrando a la sala, seguido por ambos oficiales restantes.

-Aun en desarrollo. Hasta donde sabemos, los españoles fueron atacados por tropas imperiales en el pueblo de Lancia-Empezó a decir un teniente coronel, leyendo los reportes dados por los soldados-La fuerza enemiga era bastante superior en número, superior a los 500 efectivos, y formaba una tropa regular en lugar de desertores o guerrillas. También reportaron que el enemigo contaba con... ¿cañones?

-¿Cañones, señor?-Preguntó Karl.

-Esperen-Se giró hacia uno de los soldados-¿Esto esta correcto? ¿No hubo una falla de comunicación o algo así?

-Negativo-Contestó el soldado-El emisario que llegó de Lancia corrobora todo el tiempo lo dicho, indicando además que lograron destruir con eso uno de los Panzer Mark IV.

Todos los oficiales llevaban expresiones desencajadas.

-Noticias del capitán Butler, del Quinto de Avanzada. Pide refuerzos urgentemente, ya que los nativos están muy agresivos y los guardias locales se están viendo empujados hacia territorio civil.

El teniente coronel no pensó mucho más. Tomando del brazo a Itami, que acababa de entrar apresuradamente a la sala, empezó a dictar órdenes.

-Capitán Itami, prepare al Tercero de Avanzada y salga a la brevedad a apoyar al capitán Butler. Prioridad máxima. Salga de inmediato-Itami realizó un par de preguntas breves antes de salir de la sala camino a sus tropas-Capitanes Schmidt, García y Chumikov, preparen a sus tropas y salgan a la brevedad al 4° Fuerte Fronterizo. Allí les daremos las instrucciones pertinentes. Despliegue estratégico, prioridad máxima, usen los ferrocarriles para llegar lo más rápido posible. Olvídense del equipo pesado si los atrasa mucho-La tríada de oficiales realizó un saludo militar antes de abandonar la sala a paso acelerado. El Teniente Coronel se volvió hacia los mapas de la zona de la Coalición, mientras seguía recibiendo los informes que le correspondieran.

XXXXXXXXXX

Lancia

Donoso siguió al soldado hasta el aparato de radio, dentro de la fuente de la plaza. Allí, tomó el dispositivo, pidiendo identificación del otro lado.

-Aquí Falcon 4-0, listo para prestar apoyo sobre el pueblo de Lancia. La escuadrilla de Águilas nos acompaña igual.

-Este es el Capitán Álvaro Donoso, comandante del Sexto de Avanzada. Estamos atrapados en una plaza al interior del pueblo, contamos con medios mecanizados pero escasos blindados. Efectivos reducidos en gran cantidad. Prepararemos una incursión al flanco oeste enemigo para romper el cerco y retirarnos al Cuarto Fuerte, cambio.

-Recibido, 0-6, prestaremos apoyo aéreo cercano. Señalicen posición para evitar fuego amigo, cambio.

-4-0, 0-6, marcaremos nuestra posición con bengalas y tomaremos dirección oeste. Esperen a que se reagrupe el equipo, tuvimos que escondernos para evitar la captura. Prepárense para los fuegos artificiales imperiales.

-0-6, 4-0, repita, creo que no hay claridad.

-Ya verán a que me refiero. Usen a la aviación de caza para dar apoyo en el pueblo, aún hay civiles en el pueblo. Mantengan dos Stukas listos para atacar por las afueras, verán posiciones para bombardear. El resto que esté preparado para dar apoyo apenas salgamos del pueblo, cambio.

-Entendido 0-6, 4-0 fuera.

Donoso no perdió el tiempo y empezó a reagrupar a sus hombres. Subiéndose todos en los 3 semiorugas y con el tanque en cabeza, Donoso solo hizo una pequeña oración antes de comentarle a sus hombres:

-Si conocen algún otro dios, récenle de todas formas. Porque necesitaremos más que una plegaria para salir vivos de esta-Sus hombres se rieron ante sus palabras.

Luego disparó la bengala.

Se desató el infierno.

XXXXXXXXXX

-¡Otro bloqueo!

-¡A la izquierda, rápido, rápido!

-¡Por la mierdaaaaaa!

El tanque disparó su cañón sobre los imperiales que bloqueaban el camino, para luego tomar una calle lateral. Detrás de él, los 3 semiorugas seguían avanzando entre las estrechas vías del pueblo que parecía eterno. Siguiendo su rastro, los cañones imperiales bombardeaban todo a su paso, buscando dar con uno de los vehículos blindados con saña.

-¡¿Qué tan grande es este maldito pueblo?!-Preguntó uno de los que iba con Donoso.

-¡Ni idea!-Respondió otro, cuando una curva cerrada se les vino encima.

-¡Cuidado!

El semioruga se dio un par de vueltas producto de ir en bajada y girar bruscamente. Los otros vehículos, que iban delante de ellos, se perdieron en la ruta. Los soldados se reagruparon y escanearon el lugar, para ver las sombras de personas corriendo hacia ellos. Y no daban buena espina.

-Prepárense para luchar. Olvídense de rendirse, probablemente nos maten-Les ordenó Donoso.

-Eh, capitán. Tengo un grito para prepararnos para el combate-Comentó un cabo.

-Pues dilo, aunque le sugiero que lo haga cuando lo considere pertinente-Dicho esto, Donoso se lanzó hacia el recovo de una puerta y disparó su fusil. Seguido pronto de sus hombres, los imperiales que llegaron demostraron ir armados con fusiles y procedieron a hacerles la vida imposible. Disparando el fuego de ametralladora, los españoles lograron hacerles frenar su camino hasta que los imperiales armados con espadas aparecieron y empezaron a ganar terreno. Ya era un todo o nada.

-¡Cabo! ¡Si ese grito todavía sirve, úselo!

-¡Si señor!-El cabo procedió a erguirse de su cobertura-¡Las bayonetas caladas, y los cascos afirmar! ¡Por Dios y Santa María, a la carga la infantería!-Y dicho esto, se lanzó a la carrera contra los imperiales. Españoles e imperiales le miraron impresionados, antes de que los primeros reaccionaran y se lanzaran con igual vigor.

Los imperiales, tanto fusileros como combatientes cuerpo a cuerpo, no supieron reaccionar hasta que los ibéricos ya se hubieran metido entre sus líneas y se hubieran ya cobrado su cuota de bajas a la bayoneta. Ordenándose a gritos y pánico, lograron replegarse hasta formar una línea sólida alrededor de los españoles con los fusileros detrás de los espadachines. Los pobres desdichados que no alcanzaron a llegar fueron eliminados por los españoles, pero no sin un costo: de los 12 que había originalmente, solo quedaban 6.

Los imperiales no se movieron. Uno de ellos, un oficial por la apariencia ligeramente adornada, se levantó sobre un cajón cercano y les habló a los rodeados uniformados de gris. Donoso escuchó atentamente. Sus hombres no entendieron mucho, al ser el acento extraño para ellos.

-¿Qué dijo?-Preguntó uno de ellos.

-Quiere que nos rindamos-Respondió Álvaro.

-Que se vaya al infierno.

-Nos lo llevaremos con nosotros-Acto seguido, el oficial le gritó su respuesta al oficial imperial. Este miró al grupo ibérico antes de asentir y gritar una orden.

-¡Armas listas y fuego a mi orden!-Gritó Donoso. Los españoles se ubicaron espalda con espalda, sus armas apuntando al frente de si mismos. Eran 1 MG42, 4 Kar 98k y 1 MP40. Suficiente para encargarse de suficientes. El oficial imperial se preparó para dar la orden.

Pero nunca llegó.

En lugar de eso, un sonido aterrador se hizo presente en todo el lugar. Los soldados miraron asustados a su alrededor, y aunque el oficial trataba en vano de mantener el orden, no había duda de que estaba tan o más asustado que sus hombres.

Pero los españoles reconocieron ese sonido. Era uno muy familiar, que no escuchaban hacia meses, y que no podía alegrarles más escucharlo sobre sus cabezas.

El Stuka había llegado nuevamente a escena.

Y estaba hambriento de sangre.

XXXXX

Apenas las primeras bombas cayeron sobre los imperiales a su alrededor, Donoso gritó un energético "¡Fuego!" y los españoles vaciaron sus cargadores sobre la masa humana frente a ellos. No contentos con eso, siguieron disparando sobre la masa humana que se desorganizaba más por cada segundo que pasaba. Era un matadero sin igual, en el que los legionarios olvidaron toda disciplina en un intento de salvarse.

Uno de los españoles cayó herido por una cuchilla voladora.

-¡Mierda, Daniel!

-¡Esta muerto, sigue disparando!

La lluvia de balas sobre los legionarios continuó, hasta que estos empezaron a despejar la calle. En ese momento, ocurrió algo que nadie se esperaba: un semioruga apareció por la calle contigua, deteniéndose en al intersección siguiente. Por el borde se asomó un cabo, que le gritó al grupo que veía impactado en medio del camino.

-¡¿Piensan quedarse ahí todo el día?! ¡Muévanse, carajo!

El grupo despertó de su estado de sopor y se dirigió corriendo al vehículo blindado, de cuyos bordes aparecieron unos pocos soldados disparando a discreción a cualquier ser vivo que no llevara uniforme gris. Donoso y un soldado se quedaron cubriendo a los otros 3, que abrieron las puertas traseras y subieron al vehículo.

Un imperial con fusil apareció por una ventana.

-¡Cuidado!-Gritó Donoso. El fusil imperial se disparó, y el soldado cayó herido. Al segundo siguiente, Álvaro había volado la cabeza del legionario, y ayudo al soldado a levantarse para luego empujarlo hacia el semioruga.

-¡Sube, rápido!-El soldado subió al vehículo, cuyo motor ya empezaba a hacerlo andar. En los últimos segundos, Donoso salió corriendo hacia el vehículo, lanzó su arma al interior, subió de un salto a este y, agarrándose del borde, se giró sobre si mismo pistola en mano y mató al imperial detrás suyo.

El semioruga, con su tripulación excedida, se reencontró con el Panzer IV y el semioruga restante afuera del pueblo. Redistribuyendo rápidamente las dotaciones, y con un apoyo aéreo escaso ya por el uso de sus principales armas de ataque a tierra, el pequeño convoy salió a todo lo que le daban sus motores del lugar. De testimonio de su lucha, quedaba un pueblo en ruinas y llamas, cuyos civiles corrieron un destino desconocido, y que los diezmados imperiales ocuparon según las palabras de Donoso justo antes de que comenzara semejante batalla.

"...hacerles pagar caro cada centímetro de terreno a tus hombres."

. . .

N/A: Con esto terminamos el Tercer Arco. Seguramente a este punto cualquier divergencia con la versión de Franco ya sea más que evidente, y eso obedece a un par de cosas. Principalmente, el que este fanfic tienen un enfoque principalmente en lo militar del lado de Falmart del GATE; cualquier otra cosa se ve reflejada en los diálogos, pensamientos, acciones y órdenes de los participantes. Otro cambio relevante es que Julius, el comandante imperial que apareció aquí, no es un sediento de poder político. Como se verá en otros capítulos más adelante, él es un devoto seguidor de Zorzal. Esto se exploraba mejor en una serie de historias cortas anexas que eliminé, entre cuyas anécdotas se encontraba el éxodo de los imperiales derrotados en Alnus hacia la capital imperial.

Con eso dicho, vayamos la explicación de por qué este es el mayor punto de inflexión de la narrativa del fanfic (que concierne la historia propiamente tal y no otros detalles).

Esto incluye ***SPOILERS*** del resto de la historia.

La razón por la que esto se considera el acontecimiento más importante es porque acaba con la única posibilidad de que el Imperio de Sadera sobreviva. Los generales en su mayoría son conscientes de que no pueden vencer a la Coalición, y solo buscan echarla de Falmart o, en su defecto, provocarle un daño tan grande que los obligue a firmar la paz. Es algo similar a Japón con los Estados Unidos en 1941. Sadera entró a una guerra que, al menos los que conocen de ambos bandos, saben que no pueden ganar.

Eso es todo. Nos leemos,
RedSS.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top