Capítulo 9

Jimin y Taehyung corrían a toda velocidad por el pasillo subterráneo, que conectaba el laboratorio central con una de las farmacias cercanas al edificio donde abordarían el helicóptero. Habían acordado que sería la ruta más directa y menos interrumpida. Sin embargo, sus planes se vieron frustrados por un grupo de drones de seguridad que comenzó a rodar detrás de ellos, lanzando advertencias con su voz robótica.

Si ya el hecho de que Namjoon hubiera sido llamado por el Gobernador General era una advertencia de peligro, esta persecución era la prueba de que sus planes estaban siendo arruinados. Pero ya era demasiado tarde para echarse atrás.

Quizás habían sido arrogantes por pensar que serían capaces de evadir todo por su cuenta y escapar. Un sabotaje de ese nivel, por más que estuvieran entre la más alta clase de Gastrea, era una odisea. Tal vez eran solo hormigas bailando en la palma de la mano de un poder superior. ¿Y si todo era una trampa? ¿Qué pasaría con Jungkook?

Jimin quiso acelerar el paso, pero el peso de su mochila se lo impidió. Llevaba solo los víveres básicos para emergencias, y poco más, pero su cuerpo de por sí no estaba acostumbrado a correr, mucho menos a cargar peso.

Ya en la superficie, con la respiración entrecortada y ocultos en un callejón, Tae habló:

—Esto tiene mala pinta, no creo que podamos llegar. —Miró a su alrededor—. Hay drones y cámaras por todos lados, es solo cuestión de tiempo que nos vuelvan a descubrir... ¡Mierda! ¿Qué salió mal? ¿Dónde nos equivocamos?

—Es inútil pensar en eso ahora, nuestra prioridad es llegar. —Observó la maleta en manos de Taehyung, mucho más incómoda de cargar que su mochila—. Quizás tengamos que aligerar más peso, aunque eso nos dé más incertidumbre fuera de los muros.

—¡No! —La apretó contra su pecho—. Cualquier cosa menos eso. No nos retrasaré, lo juro.

A Park le extrañó la actitud de su amigo, pero pensó en que todos tenían cosas importantes. Él mismo llevaba un suéter que le había regalado Jungkook, no era necesario, a la vez que era imprescindible.

Analizando el mapa de la zona en que se encontraban, logró identificar un grupo de callejuelas que los llevarían a su destino, probablemente sin interrupciones. En este punto, lo más preocupante era que los accesos de su ID hubiesen sido bloqueados. El tiempo que demorarían hackeando el sistema del edificio era demasiado valioso como para perderlo.

Tal y como temió, no pudieron entrar. Su única tranquilidad era que Jungkook había podido entrar antes de que sus permisos fueran retirados. Tae, que era más diestro con los ordenadores, se puso a trabajar de inmediato, mientras Jimin vigilaba los alrededores, con una mano en su revólver. No sería mucho lo que podría hacer con una pequeña arma de fuego contra el blindaje de los drones, pero le daba al menos una pequeña sensación de calma sentir el metal acoplarse en su mano.

—¡Listo! —exclamó Taehyung, recogiendo el cable y el dispositivo de hackeo que había conectado a su mini ordenador portátil.

Las puertas dobles se abrieron y un pensamiento compartido les cruzó la mente: «Mierda».

Una fila de cinco drones armados bloqueaba el pasillo, armados y con su cámara de identificación iluminada en un tono carmesí, listos para eliminar las amenazas. Eran el último modelo producido en masa para uso militar. Escapar sería imposible... A menos que se hubiera participado activamentw en su diseño y desarrollo.

—¡Al pasillo de servicio! —gritó Tae—. Aprovechemos su punto ciego.

Corrieron hacia el estrecho lateral, que solo permitiría que los siguieran en fila, además de que el tramo hasta las escaleras era lo suficientemente corto como para poder alcanzarlo antes de que les dispararan.

—¿Qué tiempo necesitas para inhabilitarlos, Tae?

Ambos jadeaban en cada peldaño ascendido

—Un minuto. Tengo los datos registrados, solo es entrar y ejecutar el programa.

Cuando llegaron al sexto piso, con sus piernas temblorosas y tambaleantes, Taehyung cayó al suelo, justo al lado del ascensor. Desativaría los drones y aseguraría el ascensor, no quería más sorpresas. Con más de cincuenta pisos por subir, verse encerrados en un elevador no era una opción.

Todo ocurrió en cuestión de segundos. Los drones alcanzaron la planta, los localizaron y les apuntaron. El tiempo que demoraba terminar de ejecutar el programa de inhabilitación, permitiría que se disparase al menos una primera ráfaga.

Jimin se movió simultáneamente con los disparos, abrazando a Taehyung, cuyas piernas fallaron, para apartarlos a ambos del alcance de los disparos.

—¡Agh! —Una bala había alcanzado su pierna—. Tae, ¿estás bien? —Miró a los drones, ahora detenidos, y suspiró aliviado.

—Estoy bien, gracias por cubrirme. —Notó la herida—. ¡Chim, tu pierna!

—Estoy bien, apenas es un rasguño. Olvida eso, tenemos que apresurarnos en alvanzar la azotea. —Se volteó un poco para apoyarse en la pared al levantarse.

—¡Nooooo!

El grito de Taehyung lo hizo voltearse, para quedar sorprendido con el panorama. A los pies de su amigo, destrozado por las balas, estaba el portafolios que con tanto apego había estado llevando; también destrozadas, esparcidas alrededor, había un número considerable de dosis de vacunas.

—Tae... ¿Qué significa esto?

La culpa y el miedo se apoderaron de las facciones de Taehyung.

—Chim... Yo... No es lo que parece, puedo explicarlo. Lo juro. —Sus manos temblaban y su respiración se había vuelto irregular.

«Santo Cielo, Tae. No me digas que tú...».

Demasiado tarde como para culparse, Jimin se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. Era obvio. Él mismo había participado en la preparación y optimización de las vacunas, sabía de sus efectos adversos y de las consecuencias de dejar de usarlas, esto último por experiencia propia.

Nunca se había hablado de la dependencia o la adicción, tampoco del efecto rebote por su suspensión. No se contaba con escenarios donde una persona dejara de obtener las dosis indefinidamente.

Cada nuevo suceso, era una demostración más de todo lo que Gastrea les había arrebatado como seres humanos, de cuánto se habían perdido a sí mismos. Si construir esa ciudad había tenido un alto costo, destruirla podría costar más caro de lo que pensaban.

—Está bien, Tae. —Lo abrazó

—¡No! ¡Nada está bien! A pesar de saber la verdad, de haber dicho que dejaríamos todo esto, yo... Fui tan egoísta, tan mezquino.

—Sé lo que te pasa, y lo siento tanto. —Lo abrazó más fuerte—. Ninguno de nosotros está libre de pecado, somos unos monstruos creados por esta maldita ciudad. No vamos a juzgarte. Te ayudaré... Todos los haremos. —Le sostuvo las mejillas y encontró sus miradas—. Recuperemos nuestra humanidad.

Un nudo se formó en la garganta de Taehyung y rompió en llanto, una vez más, en el pecho de su mejor amigo.

¡Holiwis! Disculpen el retraso en volver a actualizar, fue semana de socialización y cumpleaños de amistades, así que anduve algo dispersa.

Espero que no haya ningún error, cualquier cosa, díganme sin pena. El próximo capítulo debe ser el último. Planeo subirlo mañana mismo o el domingo, en la medida de lo posible.

Chao chan 😘

Hasta la próxima actualización.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top