Capítulo 2

Desde aquella noche de reencuentro con sus amigos, Jungkook tuvo que pasar tres meses que le parecieron demasiado largos, encerrado en aquel departamento. Necesitó tanta paciencia como jamás pensó tener, pero pensar que todo ello llevaría a un reencuentro con Jimin y a un nuevo comienzo en su vida, le dio fuerza de voluntad suficiente como para respirar profundo y resistir.

Las palabras de Namjoon tenían sentido para él, porque salir a la calle con su apariencia en aquel momento, era como gritar a los cuatro vientos que no era un ciudadano de Gastrea. Quizás él se hubiese acostumbrado a verse a sí mismo de esa manera tan desastrosa, hasta el punto de considerarlo normal, pero ciertamente estaba desnutrido, delgado y descuidado. Aprovechó ese tiempo para corregir su alimentación y su estilo de vida, incluyendo un programa de entrenamiento; el sitio que no había alcanzado a ver de la casa, era un gimnasio.

En ese tiempo de ocio, gracias al internet y a las explicaciones de Namjoon y Taehyung en sus visitas, había logrado comprender a grandes rasgos el funcionamiento de la ciudad.

La población estaba dividida en castas, que vivían en distintas áreas de la ciudad, según su contribución al desarrollo de esta. Mientras más alta fuera la clase social, más cercana al centro de la ciudad sería su vivienda, y más alto su salario. En ese grupo selecto se encontraban Jimin, Nam y Tae, mientras tanto, él estaba en la parte más externa. En Gastrea no había contaminación ambiental o deforestación, los núcleos de energía producidos por el departamento de investigación, daban potencia suficiente a las maquinarias y sistemas para no depender de las fuentes agotables de energía; no había enfermedades, discapacidades o epidemias, la vacuna MHGE había logrado mejorar las capacidades físicas y mentales de la población, hasta el punto de poder llamar súper humanos a quienes vivían allí.

Todo era perfecto. Parecía perfecto. ¿De qué manera se relacionaba Ghost Town con esta ciudad perfecta? ¿Las personas dentro de Gastrea sabrían sobre la existencia de ese lugar? ¿A dónde eran llevados los que desaparecían? ¿Qué sucedía con ellos?

Namjoon había tratado de dirigir sus conversaciones hacia respuestas sobre los dos meses que estuvo dentro de los muros, pero no llegó a la ciudad. Él nunca le contestó. No sabía hasta qué punto su respuesta podría ser controversial o poner en riesgo su seguridad o la de sus amigos, debía ser cuidadoso, tal y como había dicho Yoongi.

En las últimas semanas, había salido a los supermercados cercanos, tratando de integrarse para dejar de ser visto como un recién llegado ermitaño y antisocial, era increíble como las inteligencias artificiales dentro de los robots con apariencia humana, trabajaban y se mezclaban con las personas hasta el punto de confundir unas con otras. También había conversado con algunos vecinos, apenas intercambios de palabras triviales.

Los días habían sido monótonos hasta ahora, pero no hoy. Hoy era diferente. Hoy cumpliría el anhelado deseo por el que había esperado tanto tiempo.

—¿Falta mucho, Namjoon? ¿A qué hora llegará?

—Calma, JK. Es una sorpresa para Jimin. De por sí está ocupado siempre y no suele tener tiempo para vernos. Fue casi imposible convencerlo de venir al otro extremo de la ciudad para una supuesta tarde de amigos. Si no fuera por las amenazas de Taehyung, seguramente no hubiese accedido.

—Lo sé, y me tranquiliza que Tae vaya a recogerlo para que no ponga pretextos, pero muero por verlo.

Había sido testigo de cuán difícil era comunicarse con Jimin o localizarlo. Sus amigos llevaban ya demasiado tiempo tratando de convencerlo. Saber que hoy se verían, lo tenía en un estado de euforia demasiado grande como para contenerlo o disimularlo.

Después de casi media hora de abrir un hueco en los pasillos, llegó un mensaje de Taehyung:

«Vamos en camino, llegamos en cinco minutos».

Esa fue la señal para que Jungkook se ocultara hasta que llegara el momento de revelar su presencia. Sin embargo, desde su posición podía observar el salón principal. No quería perder ni un detalle del rostro de Jimin desde que entrase por la puerta. Escuchó el sonido de la puerta abrirse y vio a Namjoon acercarse a saludarlo.

—Casi hay que hacer magia para poder verte. ¡Y vaya que te ves horrible! —recalcó Nam—. ¿Qué se supone que estás haciendo que te tiene tan demacrado?

—Mucho trabajo —simplificó.

Namjoon tenía toda la razón. Le habían dicho que allí el ritmo de trabajo era mucho mayor que afuera, pero hasta ahora no había visto a nadie en las condiciones de Jimin. Sus cabellos estaban despeinados y su ropa, desarreglada; las ojeras eran prominentes en su rostro y se veía más delgado que la última vez. Jimin no era alguien que descuidase su apariencia por más ocupado que estuviese.

—¿Te pusiste la vacuna de este mes? —El científico desvió la mirada a cualquier parte ante la pregunta de Taehyung—. No lo has hecho...

—No he tenido tiempo, luego lo haré. —La voz de Jimin se escuchaba apagada y evasiva.

—¿Eso mismo dijiste el mes pasado? —preguntó tajante Taehyung—. No apareces en las bases de datos, Jimin. Desde que comenzaste a trabajar en el laboratorio central has cambiado demasiado. Sé que tienes más responsabilidades, que de ustedes depende la producción de los núcleos de energía y las vacunas, pero no es motivo para que nos dejes de lado de esa manera, y mucho menos a tu salud. —La voz se le escuchaba afligida.

—No es mi intención, Tae. Sabes que ustedes lo son todo para mí. Nunca serán suficientes las palabras o los hechos para agradecerles todo lo que han hecho por mí en este tiempo sin Jungkook.

Jimin dejó caer su peso en el sofá y un largo suspiro abandonó sus labios. Apretó los ojos intentando contener las lágrimas, pero se sentía vulnerable. Era demasiado para él estar al lado de sus amigos, no se sentía merecedor siquiera de respirar el mismo aire. Después de haber cometido tal pecado por su deseo egoísta de volver a estar con Jungkook, ni siquiera se sentía digno de ser humano.

—Pues, entonces, nuestro trabajo ha terminado.

—¿A qué te refieres, Nam? —Abrir los ojos le dio la respuesta.

Frente a él se encontraba Jungkook, con un pantalón de chándal negro y un suéter de igual color. Era su Jungkook, con sus cabellos negros y rebeldes, sus ojos de un azabache tan profundo que brillaban como el infinito; con su hermosa sonrisa. Su barbilla tembló, y casi guiado por la inercia, se acercó con pasos torpes al cuerpo de su amado. Sus manos le recorrieron las mejillas, delinearon sus cejas y sus párpados y bajaron perfilando su nariz hasta caer en sus labios.

—Jungkook... ¿En serio eres mi Jungkook?

—Sí. Tuyo. Siempre. —Le besó los dedos. Lo agarró por la cintura para afianzar más el contacto.

—Jungkookie. —Lo acercó por la nuca y unió sus bocas.

Los labios de Jungkook eran devorados con pasión y fervor. Jimin lo reclamaba con posesividad e intensidad, succionaba, mordía, exploraba; sus labios chasqueaban en cada intercambio. Sus manos acariciaron la fornida espalda que tanto recordaba haber delineado en tantas ocasiones. Sentía el sabor de Jungkook, su aroma, su calor. Extrañaba tanto esa sensación de plenitud en sus brazos. Casi hasta el punto de que el sabor amargo del pecado fuera disuelto por sus besos. Casi.

Namjoon y Taehyung les dieron un poco de privacidad y se retiraron a la cocina con sonrisas enternecidas, y aliviados de ver a Jimin sonreír de manera tan deslumbrante otra vez.

—Pero... ¿Cómo es posible que estés aquí? —preguntó el científico—. El Ministerio aún no me daba respuesta, dijeron que estaban procesando de nuevo tu solicitud. ¿Es que querían sorprenderme?

—¿De qué hablas? Llegué aquí con la ayuda de Namjoon y Taehyung, el Ministerio rechazó todas mis solicitudes. —Le tomó las manos—. Pero nada iba a impedirme volver a tu lado, amor.

Unos segundos de silencio conectaron a la siguiente frase de Jimin, distinta a lo que Jungkook esperaba.

—¿Dices que no consideraron tu caso? ¿Entonces... todo lo que hice fue inútil? —El cuerpo de Jimin comenzó a convulsionar en temblores—. Todas las atrocidades que sufrieron esas personas por mi mano...

Park parecía ido, hablando consigo mismo, sin ser consciente de la presencia de Jungkook, sus llamados, o las leves sacudidas para hacerlo volver en sí.

—¿De qué hablas, Jimin? —Jungkook estaba consternado, esto no era lo que imaginaba para un primer encuentro.

—Yo los maté... A todos ellos, yo los asesiné. Solo vinieron en busca de una mejor vida, a pesar de no ser aptos. Desafiaron todo por sus sueños, y yo se los robé.

—¡Jimin, reacciona! —Lo sacudió más fuerte, pero fue inútil. Sin embargo, entonces, las palabras del científico comenzaron a cobrar sentido en la mente de Jungkook—. Jimin... ¿Sabes de la existencia de Ghost Town?

Al escuchar ese nombre, los ojos de Jimin se encontraron con los suyos, llenos de lágrimas, afligidos por la culpa y el arrepentimiento.

—Jungkookie, acaso tú... ¡Oh, Dios mío! ¿Estuviste ahí?

Solo hubo silencio, pero la mirada de Jungkook fue suficiente para que la respuesta quedara implícita en el incómodo ambiente.

Bueno, creo que sobre esto no hay mucho que decir. ¡Se viene de todo! BUAJAJAJA. 😈🤭
¿Ya vieron la sensual portada y el sexy banner? Soy mujer happy. 💜

Chao chan 😘

Hasta la próxima actualización.

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