Capítulo 2

El par de amigos se dirigió a la casa del mayor, y en el camino Jungkook pudo notar los grandes cambios que habían en el pueblo, incluso la casa de Taehyung era muy diferente a como la recordaba. Cuando llegó a la residencia Kim jamás imaginó la reacción de la madre de su viejo amigo. Él solo estaba esperando una sonrisa y un "cuánto tiempo", más sin embargo la mujer al verlo rompió en llanto y lo abrazó con fuerza, tanto que casi se siente asfixiado por la fuerza utilizada. Increíble que una Omega tuviese tanta fuerza, según él.

—¡Jungkookie, estás tan grande! La última vez que te vi podía cargarte —decía entre dramáticos sollozos la mujer, Jungkook quería reír.— Eras un niño tan tierno, tan precioso. Ahora eres un apuesto adolescente... ¡CRECISTE DEMASIADO, JUNGKOOKIE!

—Calmese, señora Kim.

Taehyung reía a carcajadas mientras que Jungkook intentaba calmar a la omega. Al alfa se le hacía muy graciosa la escena, pues por lo general su madre era muy calmada y tranquila, era raro perder el control de sus emociones, pero es que ella también había extrañado mucho a su amigo, siempre lo recordaba.

Por su parte, Jungkook estaba más que seguro que su madre reaccionaria igual si viera a Taehyung ahora. Incluso hasta más exagerado, pues ella era muy dramática y sentimental.

Como la extrañaba...

Pasaron largos minutos para que Sunie se calmara completamente, y la siguiente hora y media la pasaron hablando de todo un poco sentados el par de amigos en el sofá grande ya omega en el individual junto con unas tazas de té y galletitas. Desde lo flojo que era Taehyung con la escuela hasta el posible matrimonio de Baekhyun con su alfa.

—Y cuentame, Jungkook, ¿Qué hay de ti y tu padre? —preguntó la omega tomando un sorbo de su té.

—Pues no es muy diferente a cuando era niño, mi vida no cambió mucho. Mi padre trabaja mucho, el castillo sigue como siempre y mi clan va siendo cada vez más grande con el tiempo —explicó sencillamente. La verdad gran parte del día la pasaba encerrado en su habitación.

—Ya veo. ¿Y tus estudios? Debes estar en el último año como Taehyung.

—Sí. Mi padre dijo que me anotaría en la escuela de nuevo. —Hizo una pequeña mueca, la verdad no tenía la más mínima emoción de compartir oxígeno con pulgosos, pero no había nada qué hacer. Era por el bien de la paz.

Al oír aquello, Taehyung dejó las galletas que había estado comiendo todo este tiempo al no importarle tanto la conversación, pues las galletas de su mamá tenían toda su atención.

—¡¿Ósea que iremos a la escuela juntos?! —habló emocionado el castaño, con pequeñas migas pegadas alrededor de su boca.

—Sí, supongo. —Se alzó de hombros.

—¡Eso es genial, Jungkookie! Podemos ir a la escuela todos los días juntos, ¡Incluso con Jihoon! —Sonrió emocionado abrazandolo por el cuello.

—Lo dudo. Papá quiere que vaya con escoltas —explicó mientras se estiraba un poco para tomar una servilleta sobre la mesa y así poder limpiar el rostro de su amigo. Parece que no cambió la costumbre de ser un desastre a la hora de comer.

—Eso es aburrido, Jungkookieeeee —se quejó formando un pucherito en sus labios. El azabache rio.

—No se supone que tenga que ser divertido, Tae. —Con el ceño fruncido y su puchero intacto, dejó su mentón reposando en el hombro del contrario.

Sunie sonrió con nostalgia, ver aquella imagen le hacía acordar mucho a cuando eran niños. Su pequeño niño siempre andaba pegado al vampirito como si de un koala se tratara. Quizás el tiempo pasa, pero algunas cosas nunca cambian.

—¿Aún sigue dando clases la señorita Yongsun? —preguntó el azabache mirando al lobito, quien asintió.

—Sí, ¿Por qué lo preguntas?

—Porque recuerdo que de niños estabas enamorado de ella. —Sonrió burlón.— Incluso decías que te ibas a casar con ella. —Taehyung se alejó y lo golpeó avergonzado, Jungkook no pudo evitar reír aunque le doliera. Le daba tanta gracia verlo con las mejillas rojas. Incluso su madre reía.— ¿Qué? ¿A poco sí te casaste con ella?

—¡Cállate! —se quejó aún más rojo, cruzándose de brazos.—  E-Ella se casó con el director... Incluso tuvieron cachorritos. De vez en cuando los cuido.

—¿Y no te dolió? —Le picó uno de sus costados para molestarlo más.

—¿Dolerle? —intervino Sunie.— Cuando se enteró que la señorita Kim iba a casarse, llegó a casa llorando y no quiso ir a la escuela durante una semana.

—¡Mamá! —se quejó abochornado el alfa.

Riendo, Sunie se levantó de su lugar, dejando la taza en la mesita de centro.

—Ya debo irme para el turno de noche, Taehyunggie. Por favor, limpia esto y no duermas tarde.

—Sí, mamá.

—Me alegro mucho de volver a verte, Jungkookie. Espero que pases nuevamente por aquí. —Sonrió dulcemente hacia el azabache.

—Claro que sí, señora Kim. —Le sonrió de vuelta.

La mujer dejó un pequeño besito en la frente de cada uno antes de caminar hacia la puerta. Tomó su bolso que estaba ahí colgado y salió de la casa. Los dos menores comenzaron a recoger las tazas y los platos donde estaban las galletas, mientras seguían hablando de la vida de su ex profesora.

—La mayor tiene ocho años y el menor tiene tres añitos. Son niños muy lindos, gracias a la madre luna salieron igual a la señorita Kim —explicaba en castaño mientras lavaba los trastes.

—¿Por qué dices eso? Yo recuerdo que el director era un hombre muy guapo —cuestionó curioso mientras secaba una de las tazas.

—Sí, pero la señorita Kim lo es aún más.

—Supongo. —Se alzó de hombros dejando la taza a un lado, y tomar otra.— ¿Cuándo se casaron?

—Creo que casi dos años después de cuando tú te fuiste. —Formó una mueca en su rostro.— Pero se habían enlazado desde antes.

—¿Enlazado? —Frunció ligeramente el ceño sin entender.

—Sí, Jungkookie, formaron un lazo. —Soltó una pequeña risita al ver la expresión de su amigo.

—¿Con un beso? —preguntó recordando la manera que ellos dos habían formado el lazo... O eso pensaba.

Los engranes en la cabeza de Taehyung empezaron a trabajar para recordar de qué diablos estaba hablando el azabache. Hasta que finalmente le llegó un vago recuerdo de muchos años atrás de cuando se le lanzó a su amiguito y le robó un beso bajo la hermosa luna azul. No pudo evitar sentirse avergonzado ante tal recuerdo, ¡En serio creía que así se formaban los lazos! No era su culpa que su madre no le contara cómo se hacían verdaderamente.

Aunque pensabandolo bien, quizás hubiese sido un poco traumático que le dijera la verdad.

—Oh, eso... —Soltó una pequeña risita nerviosa.— De hecho... No se forman así los lazos, es de otra manera que no pretendo explicarte.

—¿Entonces me robaste mi primer beso por nada? —Alzó una ceja, mirándolo burlón. Eso solo hizo que las mejillas de Taehyung ardieran de vergüenza. De niño era un poco muy impulsivo.

—¡Yo creí que así era! —Intentó defenderse secando sus manos.— Aparte tú fuiste quien insistió en querer tener un lazo conmigo.

—Sí, pero no sabía que ibas a besarme. —Rió dejando la última taza seca en su lugar.

—¡Deja de decirlo! —Se quejó avergonzado.

—Es más, recuerdo que me robaste los primeros trece besos. —Sonrió para molestarlo aún más.

Taehyung sentía morir al recordar aquellas veces. Recuerda bien cada una de esas veces; el primero, durante su "boda", la vez que lo besó solo porque le estaba haciendo burla por perder en un juego, para distraerlo durante una pelea y así derribarlo, cuando uno de los personajes de la serie favorita del vampirito murió y no paraba de llorar. Esa vez solo lo hizo para callarlo, pues al hacerlo el azabache lo corrió por toda la casa para golpearlo.

—Cállate de una vez. —Molesto, le lanzó el trapo con el que se había secado las manos a la cara. Jungkook solo pido reír a carcajadas.— Aparte, tú tampoco te quejabas.

—Es que pensaba que estabas practicando para besar a la señorita Kim

—¡Cierra la boca!

Riendo, Jungkook comenzó a correr para huir del avergonzado lobito. Era tan divertido molestar a Taehyung. Por lo general no se avergonzaba tan fácil, pero habían ciertos temas que sí hacían que su rostro cambiara de color. Y él sabía perfectamente bien cuáles eran.

—¡Te partiré las piernas, colmillitos! —gritó corriendo detrás del azabache escaleras arriba.

—¡Alcanzame si puedes, pulgoso!

Que agradable era volver a los viejos tiempos.

Y es que no importaba cuánto hubieran crecido. Ellos seguían siendo ellos.












MARATÓN 1/10

Agradezcanle a Nobody31__ por la maratón que les debía hace mucho.

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