Cap 7. ¿Que Es Esto Que Siento?
Ya habían pasado dos años del entrenamiento de Tsume, mejoró mucho pero aún le faltaba por aprender.
Pero el patriarca mandó llamar a Milo de escorpion el cual fue de inmediato a los aposentos de su ilustrisima quien estaba en su trono como siempre.
Milo se arrodilló respetuosamente ante el gran patriarca.
— ¿Me mando llamar Gran Patriarca?
— Necesito que hagas una misión para mí — Dijo el patriarca Arles — Pero tendrás que ausentarte, estoy enterado de que estas entrenado a una niña para ser un caballero, envía a alguien a entrenarla por ti ya que es de suma importancia que hagas este trabajo, Milo.
— Por su puesto que si su santidad — En eso cuando el patriarca le dió los detalles de su misión le sugirió a alguien que pudiera entrenar a Tsume durante la corta ausencia en la que Milo estará ocupado.
El caballero dorado fue en busca de otro griego, uno muy especial, yendo ambos hasta los últimos templos donde estaba el patriarca para dar las órdenes para ambos.
(...)
Mientras tanto Tsume estaba tratando de crear técnicas con su cosmos.
Técnicas que pudiera realizar sin problema y que fueran útiles en batalla.
Ahora estaba en la orilla del agua donde había una roca a unos metros dentro del agua pero quería ver si sus ataques podían atravesar el agua sin que fuera una debilidad.
— ¡Torbellino cortante! — Su cosmos se juntó con el agua y sus garras creando un torbellino grande impactándolo contra esa gran roca que estaba en el agua.
Logró hacerla pedazos, sonrió complacida de ver que el agua le fue útil, podría pelear aunque hubiera agua en el sitio.
— ¡Puño del Tigre! — Gritó ahora estando en el centro de la isla frente a otra de las muchas rocas enormes que habían por la zona.
Sus puños tenían esas garras que salían debido al poder de su cosmos, logró crearle un gran agujero a la roca por el impacto.
— ¡Ráfagas de Fuego! — Ahora estando en el volcán usó de la lava y su cosmos solo para ver si el fuego le era una debilidad.
Milo la hizo entrenar de la maneras más estrictas, ya que sabía que Tsume tenía un gran potencial, hasta creía que ella podría llegar a ser un caballero dorado, lo cual era casi imposible que una mujer logré eso.
Su cosmos al fusionarse con la lava creó bolas de fuego que lanzó a otras rocas dentro del volcán.
Era excesivo pero necesario para explorar los poderes de Tsume, ella estaba de acuerdo con eso, Milo le exigía bien ya que el caballero también se puso a investigar por su cuenta algunas cosas de Tsume.
Era un poco extraño que esa niña tuviera tanto poder, era difícil de creer, hasta le mencionó al patriarca sobre ello.
Arles al escuchar eso solo se quedó serio y pensó en que Tsume...
Podría ser...esa persona.
Tenía que ver a esa niña por él mismo, podría ser la persona que se le encomendó buscar al tomar el título de patriarca.
— El maestro Milo ya se retraso a la hora — Dijo Tsume descansando.
Justo ahora usó de su propio poder de cosmos que eran esos relámpagos que salían de ella.
Desde hace rato que habían mandado llamar a Milo desde el santuario.
A Tsume le gustaría ir a ver como es el santuario pero Milo le dijo que hasta que pelee por la armadura de Tigre blanco irá al santuario pero ella quería aunque sea un poco tiempo antes de ir a pelear por la armadura.
Estar en Grecia era como un poco de liberación a su mente para que los recuerdos fluyeran.
Se levantó de nuevo para usar su cosmos contra una pared de roca pero de pronto sintió un cosmos aproximándose.
Creyó que era su maestro Milo pero Tsume aprendió a distinguir los cosmos que se aproximaban pero este aunque se le hizo conocido, ese cosmos no sabía quién era esa persona exactamente.
— ¡Plasma Relámpago! — Se escuchó una voz a lo lejos donde Tsume alcanzó a ver unos relámpagos aproximarse a ella.
— ¡Escudo Espejo! — Se protegió al momento con esa técnica que perfeccionó ella misma para esta clase de situaciones.
Los rayos se alejaron de ella al impactar contra su escudo y en eso decidió atacar rápidamente.
— ¡Garras Cósmicas! — Con sus garras lanzaba cortes que salían unas ondas filosas hacia donde provenía ese ataque.
Pero el sujeto que atacó esquivó a una gran velocidad sus ondas filosas y sin que ella podría verlo apareció detrás de Tsume.
— Veo que eres una niña con buenas habilidades, Milo te entrenó bien — Halagó el joven.
— ¿Eh? — Tsume estaba confundida y sorprendida por las habilidades de esa persona que la halagó.
Cuando se dió vuelta para verlo...
Tsume quedó atenta mirando a ese adolescente que estaba frente a ella, tenía una armadura dorada pero de otro signo zodiacal, cabello rubio, ojos azul verdosos, una expresión de seriedad. Tsume podía sentir extrañamente como aquel joven sufría por dentro.
Era como si ya lo conociera, por extraño que sonara, esa armadura se le hacía tan conocida y la apariencia del joven también.
Pensó que era mucha coincidencia que ese chico se parecía a uno que apareció en sus sueños hace tiempo.
Tsume sintió su cara arder, se había sonrojado pero intentó disimularlo, su corazón por extraña razón comenzó a latir con más fuerza, como si quisiera decirle a gritos algo importante.
— ¿Tú eres Tsume? — Preguntó el rubio.
— Si, soy yo — Trató de sonar como normalmente hablaba ya que no quería que se diera cuenta que estaba nerviosa y con su corazón acelerado.
— Mi nombre es Aioria, caballero dorado de leo — Se presentó.
— ¿Aioria? — Dijo para sí misma, pero el "Leo" fue lo que más le llamó la atención.
— Milo me dijo que viniera a entrenarte mientras él esta ocupado en una misión por orden de su santidad, El Patriarca — Informó la situación.
— Oh de acuerdo — Respondió más tranquila al saber por qué estaba él aquí.
— ¿Así que era tu cosmos el que sentí hace unos momentos? — De hecho hasta el mismo Aioria sintió algo extraño al sentir el cosmos de Tsume, era algo extraño para ambos.
— Creo que si ya que soy la única aquí en esta isla — Respondió Tsume con normalidad.
— Vaya, por que cuando venía hacia aquí ese cosmos era muy fuerte pero por lo que veo necesitas práctica — Comentó el caballero de leo viendo que Tsume necesitaba destacar más su potencial.
— Obvio, por eso entreno todos los días — Sonrió Tsume.
— Se ve tu potencial pero ahora seré tu maestro temporal hasta que Milo de Escorpión regrese — Dijo aún sin expresión alguna, solo seriedad.
— Esta bien, maestro Aioria — Dijo Tsume.
— Puedes decirme solo Aioria si quieres Tsume — Dijo un poco amable, de cierta manera esa pelirroja también se le hacía conocida, el cosmos de Tsume le transmitió confianza y tranquilidad.
En eso se adentraron en la isla para iniciar con el entrenamiento, Tsume siguió a Aioria mientras conversaban un poco para estar de acuerdo con el entrenamiento.
— ¡Maestro Milo, tarde el tiempo que quiera! — Pensó Tsume felíz ya que su corazón fue lo único que sentía cuando ella vió al caballero dorado.
Era tan extraño, tan familiar y nostálgico que ella no podía evitar estar sonriendo de vez en cuando.
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