Cap 65. La Forma Humana de Hector

(Imágen multimedia: es una representación de la forma humana de Hector ya que se me ocurrió mostrarlo así ya que no hay imágenes de él versión Saint Seiya)

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Saori era llevada hasta las profundidades del Palacio de Troya donde había una especie de laguna subterránea donde ahí se habían detenido.

— ¿Que hacemos aquí? — Preguntó Saori.

— Atenea necesito que concentre su cosmos en el agua para purificarla y así podré tener mi forma humana — Dijo Héctor.

— ¿Para eso me necesitabas? — Preguntó a lo que le alivió.

— Solo para eso, le prometo que no haré nada en su contra, solo ayúdeme en esto por favor — Pidió la figura de roca.

— De acuerdo — Saori metió sus manos en el agua el cual cambio de color haciéndose de color Dorado.

Hector había entrando al agua sumergiéndose completamente hasta que nuevamente salió pero en forma de carne y hueso.

— Así esta mucho mejor y como le di mi palabra de caballero la dejaré ir Atenea pero...— Dijo Héctor ahora como humano.

— ¿Pero...? — Ya sabía Saori que habría algún pero.

— Solo espere a que Aquiles venga aquí, quiero hacer un cambio, usted por Aquiles ese es el trato — Dijo el príncipe de Troya.

— ¿Por que quieres vengarte de él? — Preguntó Saori.

— Fui enviando al Tártaro y Aquiles consiguió el Honor Eterno — Respondió con tristeza y algo de enojo — No se quien dió la voluntad de que yo terminara en ese lugar pero, si acabo con Aquiles podre tener esa gloria — Dijo Héctor obviamente manipulado por una fuerza maligna.

— Aunque estoy en contra de que ataques a uno de mis caballeros, supongo que nada te hará cambiar de opinión — Dijo Athena.

— Así es Atenea pero descuida prometí no hacerle daño y soy un hombre de palabra — La miró confirmando sus palabras, él no le haría daño a un Dios.

— Bien — Dijo Saori un poco triste.

(...)

Cuando habían regresado a la superficie un caballero Troyano apareció requiriendo hablar con Héctor.

— ¡Príncipe Hector hay una chica que dice ser Aquiles y esta aquí!

— ¿Donde esta? — Preguntó Héctor.

— Ella y unos caballeros habían destrozado la puerta de la muralla y están en medio de la cuidad rodeados por nuestros compañeros — Dijo el troyano.

— Perfecto iré en seguida — Dijo Héctor haciendo que el troyano se fuera — ¿Atenea podría seguirme por favor?

Le pidió a Saori aquello, ella sabía que tenía que aceptar, aparte estaba preocupada por Tsume.

Hector junto con Saori, Paris y Helena habían ido a dicho lugar donde estaban los caballeros peleando pero se detuvieron al ver la forma humana de Hector.

— ¡Príncipe Hector! — Exclamaron los troyanos ante su presencia.

— ¿¡Que!? ¡¿Ese es Hector?! — Exclamó Tsume al verlo en su forma humana.

— ¿¡Que!? — Exclamó Milo al verlo como humano y no como un pedazo de piedra.

— Tranquilos, vamos a actuar civilizadamente — Dijo Héctor haciendo que los presentes se calmaran un poco — Aquiles te ofrezco un cambio.

— ¿Un cambio? — Preguntó Tsume.

— Así es, dejare libre a Atenea si tu tomas su lugar como mi prisionera — Dijo el príncipe troyano.

— ¡Ella no...! — Aioria iba a negarse pero Tsume lo interrumpió.

— ¡Lo haré! — Aceptó Tsume causando asombro en sus conocidos y una sonrisa en Héctor — Pero no quiero que les hagas daño a mis amigos ni a Athena — Pidió como condición la caballero Aquiles.

— Te doy mi palabra de Caballero, solo entrégate y yo déjare libres a tus amigos y a Atenea — Dijo Héctor aceptando.

— De acuerdo — Tsume subió los escalones de donde estaba Hector y Saori comenzó a bajarlos al mismo tiempo hasta que Saori llego a lado de sus caballeros y Tsume a lado de Hector.

— Llevenla a las jaulas que hay en el coliseo de lucha — Ordenó Héctor.

Dos troyanos tomaron a Tsume de ambos brazos y Aioria intento acercarse.

— Alto ahí, caballero — Dijo Héctor a Aioria al ver que intentó acercarse — No olviden que están en mis dominios.

Alrededor aparecieron cientos de arqueros con flechas listas para atacar, apuntando a los caballeros.

— Di mi palabra de no dañar a Athena, ahora deben irse — Dijo Héctor.

— ¡No me iré sin Tsume! — Exclamó Aioria.

— Lo siento caballero pero ella se quedara aquí, tengo cuentas pendientes con Aquiles — Dijo el príncipe troyano.

— ¡Chicos vayanse! — Dijo Tsume llamando la atención de sus amigos — ¡Estaré bien, lleven a Athena al santuario y quédense ahí!

— ¡No te dejare aquí! — Gritó Aioria.

— ¡Dije vayanse y cuiden de Athena! — Gritó Tsume en forma de orden.

— Ya la escucharon, no dañe a su Diosa ese era el trato así que vayanse — Ordenó Héctor.

Los caballeros junto con Athena estaban siendo escoltados por los troyanos a las afueras de Troya y después se fueron al Santuario en Grecia.

— ¡Demonios! — Dijo Aioria golpeando una pared de roca que estaba afuera del santuario.

— ¿¡Como dejaron que se quedara!? — Exclamó Hyoga.

— Fue decisión de ella, era ella o Athena — Dijo Patroclo.

— Tsume se sacrifico por mi, no puedo quedarme de brazos cruzados — Dijo Athena.

— Athena déjeme ir por Tsume — Pidió el león dorado.

— Aioria — Dijeron sorprendidos los caballeros presentes.

— No puedo dejar que vayas solo — Dijo Saori.

— Saori será mejor que estés al cuidado de los dorados, todos los demás iremos a salvar a Tsume — Dijo Seiya.

— ¿Pero como? — Preguntó Hyoga — ¿Tienes algún plan?

— Yo si — Todos miraron a Patroclo sorprendidos.

— ¿Y cual es tu plan? — Preguntó Seiya.

— Sencillo ¿Como los griegos derrotaron a los Troyanos? — Dijo Patroclo sabiendo la respuesta.

— Con un caballo gigante de madera — Respondió Shiryu.

— ¿¡Y de donde rayos vamos a conseguir uno de esos!? — Preguntó Seiya.

— Yo se donde esta el caballo de Troya, esta en las afueras de Troya en una enorme cueva oculta — Dijo el marino de la perla.

— ¡Y que estamos esperando vamos a salvar a Tsume! — Dijo Seiya poniendo manos a la obra.

— Tengan cuidado — Les dijo Saori al verlos irse.

Mientras tanto Tsume estaba en una de las jaulas donde encerraban a los tigres y leones que usaban para los coliseos.

— ¿Te gusta este coliseo? — Preguntó Héctor a Tsume — Lo mandé construir para la ocasión, quise tomarme la libertad de hacer una pelea esta noche en este coliseo como las peleas en Roma.

— Tengo que admitir que esta bien construido ni con mis puños puedo romperlos casi — Dijo Tsume moviendo sus manos las cuales estaban con una cadena y esposadas con unos grilletes.

— Lastima que las cosas tengan que hacer así pero así fue en la mitología griega pero esta vez morirás tu — Dijo Héctor.

— Eso lo veremos, Príncipe Hector — Tsume lo miró de manera desafiante.

— Aunque seas una hermosa reencarnación de Aquiles aun así pelearé, lastima que deba destruir este bello rostro — Dijo queriendo acariciar el rostro de Tsume pero se contuvo.

— Y lastima que destruya el tuyo que recién la acabas de obtener — Respondió desafiante.

— Si y todo gracias a Atenea, un poco de su cosmos se fusiona con el mío y seré poderoso como tu — Le dijo Héctor.

— ¡Lo veremos en la pelea! — Respondió Tsume aún con esa misma actitud desafiante.

— Que así sea, Aquiles — Héctor salió de las celdas, sonrió satisfecho ya que esta nueva Aquiles era alguien que le gustaban los duelos, pensó él aunque algo en su mente le quería decir algo más pero lo ignoró.

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