Capítulo 4: muerte y nueva vida
500 años antes de la historia de la novela, en aquel tiempo el legendario caballero Makai León Luis se dirigía acompañado de su esposa Lara a investigar unos sucesos extraños en el reino de Arathein, uno de los numerosos reinos vecinos del reino de Valente del cual el primo de León, Alfonso era el nuevo rey.
- Oye León. - dijo Lara. - ¿Falta mucho para llegar?
- No tanto. - dijo León. - Según la guardiana el lugar que debemos investigar se encuentra cerca de una colina y de un rio. El hombre al que le compramos víveres la última vez me dijo que se tardaban un par de días a caballo.
- ¡Qué ganas tengo de terminar esta misión! - dijo Lara animada. - No hace ni dos meses desde que nos casamos y no hemos hecho nada más que trabajar, no sabes lo que me gustaría pasar un día como una pareja normal.
- ¿Acaso te arrepientes de haberte convertido en hechicera Makai? - dijo León abrazando a su esposa.
- ¡Para nada! - dijo Lara poniendo las manos en el brazo de León. - Estoy muy feliz de poder estar contigo y de ser tu esposa, pero...
A León le vino a la cabeza los recuerdos que ocurrieron unos años antes, sobre como conoció a Lara y a su familia, como le acogieron cuando perdió el derecho de ser Garo y como Lara fue quien iba curando su corazón lleno de ira poco a poco. Sin embargo, cuando León pensaba que podía hacer para compensar a aquella amable familia, la tragedia llegó a sus puertas, varios horrores atacaron la granja en la que vivía la familia y aunque León y Alfonso lucharon juntos para eliminar a los monstruos fue demasiado tarde. Los horrores ya habían matado a la madre, a los abuelos y al hermano pequeño de Lara y la habrían matado a ella de no ser porque Alfonso le había devuelto la espada de Garo a León unos minutos antes y poniéndose de nuevo la armadura se lanzó a por los monstruos y salvó la vida de la chica.
Lara fue la única superviviente, eso la llenó de tristeza y culpabilidad de ser la única persona que quedaba de su familia, León también se odio a sí mismo por fallar, pensaba que si hubiese sido mejor caballero Makai y no se hubiese dejado llevar por su odio debido a la muerte de su madre habría sido capaz de salvar la vida a aquella familia. Unos días después desafió a Alfonso a un combate para ver si había aprendido la lección y volvía a ser digno de ser Garo una vez más, no un Garo lleno de ira, si no un Garo que sería un protector y un salvador para aquellos que no podían protegerse.
Tiempo después de la derrota de Mendoza, Lara decidió que no sería una carga para León y tampoco dejaría que nadie volviese a vivir lo mismo que ella, por lo que pidió a Emma que la convirtiera en su aprendiz y la enseñase todo lo que sabía sobre combatir a los Horrores. Unos años después León y Lara se casaron en una ceremonia en la que los únicos asistentes fueron: Alfonso, Roberto (hermano pequeño de León), Ximena (segunda mujer del padre de León) y la guardiana de la zona.
- Mira Lara, ya hemos llegado. - dijo Leon observando una especie de pueblo en el que no se veía a ninguna persona y que parecía estar lleno de horrores.
- Veo a unos 25. - dijo Lara sacando una pistola con hilo mágico. - ¿Vamos?
- Adelante. - dijo León haciendo un circulo con su espada encima de él y de un agujero de luz cayeron piezas de una armadura que se unió al cuerpo de León y formando la armadura de Garo.
Garo invocó a su montura, Gouten, un caballo mecánico de color dorado y encima de él se lanzó a por los horrores en una carga a la vez que cambiaba de tamaño su espada a uno gigante. León cortaba y cortaba a todo horror que se le ponía por delante mientras que Lara ataba a los que iban a por ella con el hilo a la vez que con el mismo dibujaba símbolos en lengua Makai para después provocar una explosión que consumió a los horrores.
- Ya está. - dijo León mientras hacía desaparecer la armadura y a su montura. - Lara, ¿Estás bien?
- Si, León, estoy perfectamente. - dijo Lara mientras cambiaba el ovillo de hilo de la pistola.
La pareja se dispuso a investigar el pueblo con presteza, las casas del pueblo estaban vacías, al igual que se apreciaba que nadie había vivido en aquel pueblo en mucho tiempo. No se apreciaban restos de hogueras ni de alimentos, tan solo el olor a putrefacción propia de los cadáveres en descomposición y de otros que habían sido consumidos por los animales salvajes. León y Lara se fijaron que el único edificio prácticamente intacto era la iglesia por lo que se dirigieron hasta allí.
En el interior de la iglesia hallaron una especie de roca negra, mediría más de 3 metros de alto, tenía escritos una gran cantidad de símbolos Makai, un par de anillos de color dorado y una gran cantidad de sellos con cadenas que se conectaban con las paredes de la estancia.
- ¿Qué es esta cosa? - dijo León justo cuando estaba apunto de tocar la roca.
- ¡NO LO HAGAS LEÓN! - dijo Lara agarrando el brazo de su marido. - Esta cosa es una prisión, sea lo que sea que hay dentro debe de ser muy poderoso para que le hayan puesto tantas cerraduras.
- ¿Qué crees que hay aquí?
- Espera. - dijo Lara para después ponerse a investigar los sellos. - Cada sello lleva el nombre de Abe no Seimei, al parecer ella fue quien creó estos sellos para poder encerrar a un horror de un gran poder, estos sellos fueron escritos con sangre y viendo la cantidad... Seguramente haya utilizado su propia vida para darle más fuerza a los sellos.
- ¿Pone el nombre del horror?
- Veamos... Habla algo sobre madre y sobre los descendientes, también dice algo sobre la destrucción y la salvación, pero no puedo traducirlo por completo, la mayor parte de estos sellos han perdido su fuerza. Puede que dentro de unas pocas décadas sea lo que sea que hay dentro de esta roca salga libre y comience a atacar a gente inocente.
- Entiendo. - dijo León empuñando la espada. - ¿Y si lo mato ahora y así nos libramos de problemas?
- Me gustaría contactar con Emma y el consejo antes de hacerlo. - dijo Lara sacando un pincel. - Sin embargo, viendo la cantidad de horrores que había fuera, si no lo hacemos ahora es posible que los horrores lo liberen cuando nos decidamos a actuar.
Lara se puso de rodillas en aquel lugar y comenzó a lanzar hechizos Makai uno tras otro, comenzó a lanzar hechizos de protección sobre ella y sobre León, después realizó hechizos que reforzaban el propio sello de la prisión con la esperanza de que cuando León golpease a lo que sea que estuviese allí dentro muriese instantáneamente. Y finalmente rodeó la espada de su marido con un hechizo mediante el cual imbuiría la espada de llamas verdes para así darle algo más de ayuda y seguridad en su tarea.
- Ya está. - dijo Lara levantándose y dirigiéndose a la salida. - Cuando quieras, León.
- ¡Adelante! - dijo León dirigiéndose a toda velocidad a la roca, hizo un solo corte horizontal en medio de la roca, esta se partió por la mitad ocasionando la caída de los anillos y de las cadenas, la parte superior de la roca se deslizó hacia la derecha cayendo en el suelo y con lo que quiera que hubiese en el interior siendo quemado hasta no quedar nada más que las cenizas. - Ya está.
- ¡Bien! - dijo Lara dando un salto de alegría. - ¡Misión terminada! ¡Volvamos a casa!
Lara y León salieron de la iglesia para después comenzar el camino hacia el lugar de descanso de la guardiana para informarla del éxito de su misión. Lara iba pensando en que la vida del Makai no era tan mala como se la había imaginado en un principio, era verdad que había perdido a su familia, pero también había encontrado a su verdadero amor y quizás eso era lo que Dios había planeado para ella desde un principio.
Sin embargo, cuando vives una vida relacionada con el Makai, conseguir un final feliz es algo que podría decirse difícil por no decir imposible. Detrás de Lara y de León ocurrió una enorme explosión, al darse la vuelta vieron como una enorme columna de humo negro y morado se alzaba hasta llegar hasta el cielo, la iglesia había desperecido prácticamente quedando solo unos pocos restos que estaban siendo consumidos por esa enorme columna de humo y en el centro mismo de la columna se vislumbraban dos objetos brillantes que giraban a una enorme velocidad.
- ¡¿Qué rayos ha pasado?! - dijo León poniéndose delante de Lara para protegerla. - ¡Se suponía que el horror sellado dentro de la roca había sido destruido!
- ¡No lo entiendo! - dijo Lara mientras era empujada por el viento, hasta que al fin se dio cuenta del terrible error que habían cometido. - ¡LEÓN! ¡LA ROCA NO ERA LA PRISIÓN! ¡ERAN LOS ANILLOS! - la roca solo era un potenciador del sello para mantener encerrado al horror.
León intentó acercarse a los anillos para destruirlos, pero el viento era demasiado fuerte para él, además que estaba ocupado evitando que Lara fuese empujada y llevada lejos de él. Los anillos comenzaron a moverse de forma violenta, giraban y se chocaban cada vez de forma más y más violenta hasta que al final hubo una explosión luminosa que cegó a los miembros de la orden.
Al recuperar la vista lo primero que vio la pareja fue la que la columna de humo iba encogiéndose hasta adquirir una forma parecida a la humana, esta era la forma de una mujer vestida con una túnica de color negro, con la piel pálida como un cadáver, con el pelo de color blanco muy largo y despeinado, con unos tatuajes de color negro en la zona del cuello y los brazos que simbolizaban el idioma prohibido de los horrores.
- Al fin. - dijo la mujer con una voz que recordaba a la misma muerte. - Después de tantos siglos al fin soy libre para caminar por esta tierra una vez más. Muchas gracias, Makai Kishi.
- ¡¿Quien eres?! - dijo León dispuesto a llamar a su armadura en cualquier momento.
- ¿Quien soy? - dijo la mujer con la mano en la barbilla y hablando dudosa. - ¿Un fragmento? ¿Un pedazo? ¿Podría ser considerado un ser?
- ¡RESPONDE! - dijo León con ira.
- No te fíes, León. - dijo el anillo Madou Zaruba en su mano derecha. -Ese de ahí no es un horror normal, siento una intensa oscuridad que emana de su interior, si no tienes cuidado es posible que no vivas para ver otro día.
La mujer comenzó a caminar de forma siniestra en dirección a Lara y a León, pero antes de que pudiese dar pasos cayó al suelo de rodillas.
- Aún sigo muy débil. - dijo la mujer medio riéndose para después mirar a Lara a los ojos y lamerse los labios. - Pero creo que ya he encontrado mi alimento.
- ¡NO! - dijo León lanzandose a cortar a la mujer mientras invocaba su armadura, pero la mujer se convirtió en humo, pasó a su lado para después entrar por la nariz, la boca y los ojos de Lara. La chica cayó de rodillas para después tocar la cara con el suelo.
Lara comenzó a convulsionar y a moverse de un lado a otro de forma muy violenta, León fue a su lado a toda prisa para tratar de ayudarla, la sujetó y comenzó a llamarla y animarla para que peleara y así intentar expulsar al horror de su interior. La lucha continuó durante 10 minutos hasta que al fin Lara dejó de convulsionar.
- León.
- Lara ¿Estás bien?
- Si. - dijo Lara a la vez que su cuerpo comenzaba a cambiar, su piel comenzó a ponerse muy pálida, el castaño de su pelo puso de color blanco a la vez que su boca dibujó una terrible sonrisa. - Me encuentro perfectamente. Makai Kishi.
- ¡NO! - dijo León al darse cuenta de que el horror se había hecho con el cuerpo de su esposa.
- ¡Qué cuerpo más bueno es este! - dijo el horror a la vez que manoseaba el cuerpo de Lara. - Hace tiempo que no tenía una huésped tan buena como esta. - después comenzó a respirar al igual que un animal cuando rastreaba. - Umm, huelo comida, tal vez sea ese pueblo a una hora de aquí, ¿verdad?
- ¡SAL DEL CUERPO DE LARA AHORA MISMO! - dijo León con ira.
- ¿O qué, Makai Kishi Garo? - dijo el horror. - Tú yo sabemos que no vas a hacerle nada a este cuerpo, amas demasiado a esta mujer como para hacerla daño. Así que, hazme un favor y apartate de mi camino.
El horror fue a pasar justo por la derecha de León, pero esto puso la hoja de la espada en el cuello del cuerpo de Lara. El horror se sorprendió de ver lo que el Garo hacía, pero en el fondo sabía que León solo podría amenazarla o golpearla, jamás se atrevería a matar a la mujer que amaba. El horror viendo que la espada no se movía a pesar de que este intentaba irse, alargó las uñas de Lara hasta hacerlas tan largas como cuchillas y comenzó a pelear contra el caballero.
León saltaba al igual que intentaba golpear la cabeza de Lara con la parte roma de la espada, también intentaba golpear en las articulaciones con la esperanza de poder romperlos y de cierta forma poder romperlas y así obligar a salir al horror de un cuerpo que no le resultaría útil para nada. Sin embargo, el horror no era para nada uno débil, este horror era antiguo, seguramente tendría cientos por no decir miles de años y alimentándose de humanos antes de ser sellado le había proporcionado la fuerza suficiente para hacer frente e incluso poder superar al caballero dorado
- ¡Vamos! ¡Vamos! - dijo el horror mientras giraba dando vueltas y golpeando la armadura al igual que la espada. - ¡¿Y este es el Garo de esta generación?! ¡Menuda decepción!
- ¡Callate! - dijo León desesperado. La rabia iba en aumento a cada minuto que pasaba al igual que iba perdiendo la concentración en el combate, León comenzaba a cometer errores que nunca habría cometido si mantuviese la cabeza fría y pelease como siempre. - ¡Devuélveme a mi esposa ahora mismo!
- Chico. - dijo Zaruba. - No dejes que te provoque y te lleve a su terreno, es justo lo que quiere.
- ¡¿Qué puedo hacer, Zaruba?! Tiene a Lara.
- Por desgracia, no hay nada que puedas hacer por ella, León.
A León se le vino el mundo encima, ya había perdido a su madre cuando nació y a su padre hacía unos años y ahora el destino iba a quitarle a su esposa. León comenzó a derramar unas pocas lágrimas a través de la armadura para después devolver la determinación a sus ojos.
- ¡Horror sin nombre! - dijo León haciendo pasar la hoja de su espada por su guantelete izquierdo y cargándola de llamas verdes. - Yo, el caballero dorado, Garo. Te enviaré devuelta al Makai.
- ¿De verdad lo crees? - dijo el horror alargando más sus uñas y lanzandolas a por León. Este no hizo ningún movimiento para esquivarlas más bien movió su espada cortando las uñas y convirtiéndolas en cenizas.
León avanzó lentamente hacia el horror mientras que este le lanzaba sus ataque a distancia una y otra vez, aunque los ataques del horror no llegarían jamás a su objetivo, León destruía los ataques del horror mucho más rápido de lo que estos tardaban en llegar hasta él.
- ¡No te acerques! - dijo el horror retrocediendo. - ¡Aléjate de mí! - entonces el horror puso sus uñas en el cuello de Lara. - ¡Un paso más y esta chica muere!
- ¡He perdido a mi esposa! - dijo León. - Y actué o no vas a matarla de todas formas, lo único que puedo hacer ahora es evitar que algo así vuelva a suceder. - León alzó su espada apuntando hacia el cielo.
La espada comenzó a bajar a toda velocidad, el horror cambió su cara a una de terror, la espada bajaba con la punta en dirección al cerebro del horror. Sin embargo, León se detuvo en el último minuto.
- No puedo. - dijo León con tristeza. - No puedo hacerlo, Zaruba.
- ¡IMBÉCIL! - dijo el horror golpeando a León en la cara. - ¡Has perdido la única oportunidad que tenías de derrotarme! ¡Y ahora quien va a morir vas a ser...! - el horror comenzó a retorcerse, era como si el cuerpo comenzase a resistirse al monstruo que había entrado dentro de él. - ¡No puede ser!
- No voy a dejar que hagas daño al hombre que amo. - dijo la voz de Lara.
- ¡Lara!
- ¡Es tu oportunidad, León! - dijo la voz mientras cogía un pincel del bolsillo y lo clavaba en el cuerpo. - ¡Mata al horror ahora!
- ¡Si lo hago, tu también vas a morir!
- ¡No me importa! - dijo la voz de Lara con decisión. - No quiero que este ser utilice mi cuerpo para hacer daño a gente inocente, no quiero que nadie pierda a la gente que ama de la misma forma como perdí yo a mi familia.
- Lara. - dijo León apretando el mango de su espada con la mano. - No quiero perderte.
- No estés triste, León. - dijo Lara sonriendo con ternura. - Una parte de mí siempre estará contigo. ¡Hazlo! ¡No voy a aguantar eternamente! ¡Por favor!
León atravesó el corazón de Lara con su espada, el horror que había dentro de ella dio un grito de dolor para después morir y dejar de existir. León cogió el cuerpo de Lara para después acunarlo y besarla mientras que decía que la amaba. Poco a poco el cuerpo de Lara comenzó a deshacerse y convertirse en polvo.
- ¡LARA! - dijo León llorando, sin embargo, su periplo de aquel día todavía no había terminado. - ¡¿Qué es esto?! - dijo León levantándose mientra veía una especie de esfera negra justo donde estaba el cuerpo de Lara. La esfera se deshizo mostrando a un ser que era negro, con lineas de color rojo y azul y con partes escamadas, el ser se movía mientras que hacía sonidos de llorar, pero esos sonidos parecían ser de otro mundo. - ¡¿OTRO HORROR!? - dijo León volviendo a coger su espada y apuntando a aquel ser. - ¡MUERE!
- ¡Espera, León! - dijo Zaruba. - ¡Mira! - el ser comenzó a hacerse más pequeño mientras que el color negro daba paso a otro color más humano, al igual que el resto del cuerpo y dejando a un bebé con una mota castaña de pelo. - ¡¿Un bebé?!
- Pero ¿Cómo...? - dijo León mientras soltaba la espada y recordaba algunas de las últimas palabras de Lara: " Una parte de mí siempre estará contigo". - Zaruba, creo que este bebé es mi hijo. - dijo León cogiendo al bebé. - Tranquilo, hijo. Papá está aquí, no dejaré que te ocurra nada malo.
Notas: Muchas gracias por leer el cuarto capítulo de Garo Born in the Darkness, lo que hace la imprudencia, ¿verdad? La impaciencia de León y Lara ha ocasionado la muerte de esta, pero también este es el origen de como nació Alexander. He decidido dejar el origen aquí ya que si no el capítulo se me haría muy largo.
Nos vemos en el siguiente. ¡HASTA LA PRÓXIMA!
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