Capitulo 2
- Ya he terminado el trabajo. - dijo Alexander enfrente del perro guardián de la zona.
- ¿Y acaso esperas que te felicite? - dijo una mujer que parecía una adolescente con el pelo de color blanco y largo, con una cara que mostraba cansancio y vestida con un vestido simple a la vez que esta estaba tumbada en una especie de cama en forma de flor.
- Esperaba algo de gratitud, no condescendencia.
- Los bufones quieren aplausos, los estúpidos quieren fama. - dijo la mujer. - Nosotros no, actuamos en la oscuridad, vivimos en ella y la combatimos para que ellos no tengan que ver lo que hay en realidad enfrente de sus propias narices. Pensaba que con lo mayor que eres ya lo habrías entendido.
- No es necesario que me lo recuerdes, y me sé ese discurso, lo he escuchado prácticamente desde que nací una y otra vez. - dijo Alexander algo enfadado. - ¿Cual es mi siguiente trabajo?
- El consejo ha enviado esto para ti. - dijo la mujer lanzándole una carta sellada, Alexander sacó el mechero para después prenderlo y haciendo aparecer unas letras etéreas justo delante de él. - Alexander Luis, desde este momento y hasta que se decida lo contrario serás el nuevo Makai Kishi de Light Dawn. Así que ahora me toca vivir aquí.
- Dirás que nos toca vivir aquí. - dijo Garuba. - Preferiría viajar, 2 solitarios que van de un lado a otro mientras salvan vidas sin que nadie sepa ni quienes son. 2 héroes ocultos a plena vista que actúan sin esperar ni reconocimiento ni recompensa.
- En serio, Garuba. - dijo Alexander. - La próxima vez que sigas haciendo discursos de ese tipo te prohibiré ver cualquier cosa que tenga que ver con anime o Tokusatsu durante 2 meses.
- ¡NOOOO! - dijo Garuba a voz en grito. - ¡YA ESTABAN POR REVELAR QUIEN ERA EL ASESINO DE MONJE! ¡MILO IBA A DESBLOQUEAR SU MÁXIMO PODER! ¡NO PUEDES HACERME ESTO, ALEXANDER! - en aquel momento Alexander utilizó el alfiler.
- Si no quieres que haga eso, más te vale que cierres la boca.
La situación en la que estaban provocó la risa de la mujer que se encontraba tumbada en la cama, esta se movió de un lado a otro mientras se agarraba la tripa.
- Ja, ja, ja. ¡Sabía que había hecho bien ordenando que te hiciesen un anillo Madou! ¡Esto es lo más divertido que he visto en los últimos 50 años!
- Si no hay nada más que tenga que decirme. - dijo Alexander inclinándose un poco y dirigiéndose a la salida.
- Espera, Alexander. - dijo la mujer con tono de voz serio. - El consejo ha enviado una nueva directriz que vas a tener que cumplir tanto si quieres como si no.
- ¿Cual?
- Como sabrás, hay cada vez menos caballeros Makai, los caballeros han ido cayendo a docenas en los últimos 10 años. Ahora mismo hay menos de 100 caballeros Makai en todo el mundo y el consejo cree que les falta algo que les inspire, algo que les devuelva la esperanza para que exista un futuro. - En la parte derecha de la sala apareció una enorme armadura del mismo tamaño que Alexander, tenía la cabeza de un lobo, con un triangulo de color dorado y rojo en el interior en el cinturón, un anillo Madou en la mano derecha y entre las manos una espada clavada en el suelo.
- ¿Vas a pedirme que me convierta en Garo otra vez? - dijo Alexander. - Os repito lo mismo que os he dicho las últimas veces. Nunca voy a ser Garo. Yo soy Kiba.
- Eres el último que tiene la sangre del primer Garo corriendo por sus venas. - dijo la mujer levantándose de la cama. - Ya llevamos casi 100 años sin Garo, sabes perfectamente lo que representa Garo para nuestra orden y siendo el Makai Kishi más fuerte eres el único digno de llevar la armadura en la actualidad.
- No puedo... - dijo Alexander mirándose la mano mientras creía ver la sangre de una persona a pesar de que allí no había nada. - ¡NO PUEDO SER GARO! ¡Y MENOS DESPUÉS DE LO QUE PASÓ!
- No sería la primera vez que portas la armadura. - dijo la mujer caminando hasta Alexander y abrazándolo por la espalda. - Alexander, te he visto crecer desde que eras un bebé, he cuidado de ti y te entiendo más de lo que crees. Pero la gente necesita al legendario caballero dorado, te necesitan.
- Llevé la armadura en el pasado debido a que era una emergencia. - dijo Alexander liberándose del abrazo. - Pero no volveré a hacerlo, si la gente quiere un caballero dorado ya lo tiene, soy el caballero dorado. ¡YO SOY KIBA!
- Niño. - dijo una voz masculina y un poco mecánica que venía de una de las manos de Garo. - Ha pasado mucho tiempo.
- Zaruba.
- No te culpo por no querer ser Garo. - dijo Zaruba. - Entiendo que todavía sientas esa carga en tu corazón, pero ya han pasado casi 500 años desde aquello y León querría que llevases la armadura y limpiases su pecado contra ti.
- No puedo. - dijo Alexander derramando lágrimas. - No puedo.
- Zaruba, guardiana. - dijo Garuba librándose del alfiler. - Dejad de presionar a Alexander, soy la que más tiempo ha estado con él y si dice que no lo va a hacer no lo hará.
La guardiana puso cara de disgusto mientras que volvía a su cama para tumbarse una vez más, mientras tanto, Garuba y Zaruba le dijeron unas palabras de ánimo a Alexander para levantarle la moral y que dejase de llorar.
- Está bien. - dijo la mujer. - En ese caso tanto la armadura como Zaruba permanecerán aquí hasta que te decidas a llevarla. Pero no es solo esto lo que ha decidido el consejo. Viendo como caen los caballeros y los sacerdotes, el consejo ha decidido que a partir de ahora un caballero y un sacerdote hagan equipo siempre para la caza de horrores, esperando que de esta forma podamos reducir el número de bajas y poder recuperarnos poco a poco.
- Yo trabajo solo. - dijo Alexander. - Siempre he peleado solo y siempre he conseguido vencer, y lo último que me apetece es tener que cargar con niños que no saben hacer nada, no se han enfrentado nunca contra un horror y que lo más seguro es que mueran a la primera ocasión.
- ¡¿CÓMO QUE SOLO?! - dijo Garuba. - ¡¿Y YO QUE SOY?! ¡¿UNA PIEDRA EN EL CAMINO?!
- Eres una molestia parlante que no tengo más remedio que soportar.
- ¡NO DIGAS ESO! ¡HIERES MIS SENTIMIENTOS!
- ¿Un anillo Madou puede tener sentimientos?
- ¡NO DIGAS ESO! ¡SOY TU COMPAÑERA!
- Silencio. - dijo la mujer. - Bien, volviendo al tema que nos ocupa, el consejo ha decidido que a partir de hoy dejas de ser un caballero solitario y ha decidido asignarte un acompañante. - dijo señalando a una cortina transparente. - Puedes pasar.
Quien entró era una mujer joven que apenas aparentaba ser adulta, tenía el color de pelo corto y negro, con un accesorio en forma de flor, con los ojos de color azul, con un semblante tranquilizador, hermosa, vestida con un kimono de color negro y rojo, y como armas un pincel y un abanico con cuchillas.
- Encantada de conocerte, Alexander Luis. - dijo ella mientras bajaba la cabeza en señal de respeto. Mi nombre es Maya Ravenwood, el consejo me ha asignado como su apoyo actuando como su sacerdotisa Makai personal.
- Pareces una niña. - dijo Alexander ignorando las protestas de Garuba de por qué habían enviado a una mujer. - ¿Cuantos años tienes?
- Tengo 19 años, maestro Luis. - dijo mirando a Alexander algo avergonzada.
- Una cría. - dijo Alexander molesto. - ¿No me podían enviar a un adulto? ¿Acaso me han tenido que enviar a alguien que nunca a cazado a un horror o ha visto uno en persona?
- He visto horrores. - dijo Maya caminando hasta Alexander y poniéndose de puntillas le miró directa a los ojos. - Vi a mi primer horror cuando tenía 8 años, y cacé al primero cuando tenía 16. He cazado más de 20 horrores desde entonces, por lo que creo que tengo experiencia más que de sobra para ser su apoyo, maestro Luis.
- Ya veo... - Alexander notaba como los enormes pechos de la joven le tocaban para después alejarse. - Deja que te diga una cosa, estoy acostumbrado a trabajar solo, por lo que no tengo esa mentalidad de proteger a mis compañeros, de modo que si estás en peligro ten en mente que es posible que no salte delante de ti para protegerte.
- Entiendo. - dijo Maya sacando una libreta y tomando apuntes.
- Segundo, si has cazado a 20 horrores, seguramente serían horrores en nivel básico. ¿me equivoco?
- No, no lo hace.
- Bien, los horrores básicos no representan dificultad si sabes como se mueven, pero los de nivel medio y avanzado pueden ser un problema, estos han mutado y ganan habilidades a medida que se hacen más y más fuertes, por lo que si quieres seguir viva, piensa que todo horror que veas es como mínimo de nivel alto.
- De acuerdo.
- Y tercero. - dijo Alexander sacando una especie de pistola antigua que tenía un rollo de hilo. - Esta pistola pertenecía a mi madre, pero sigue siendo un arma bastante efectiva y en mi opinión más versátil que ese abanico que llevas. Te recomiendo que busques o fabriques una.
- Bien, bien. - dijo la guardiana aplaudiendo. - Veo que el equipo irá bien, Alexander espera fuera tengo que decirle unas palabras a Maya.
Alexander salió de la sala mientras que Garuba comenzaba a enfadarse por tener a alguien entre Alexander y ella.
- Bueno. - dijo la guardiana. - ¿Qué te ha parecido?
- Es guapo. - dijo Maya sonrojada. - Ya lo sabía desde que era niña, pero ahora me parece que es más atractivo que antes. - Alexander no lo sabía, pero fue él quien había salvado a Maya del horror que había asesinado a su madre y a su hermano mayor cuando tenía 8 años, ella vio como Alexander mataba al horror en el que se había transformado su hermano mayor y que había devorado a su madre delante de ella, le cortó en pedazos para después permanecer al lado de la niña hasta que su padre volvió a casa. - Desde aquel incidente he estado entrenando para devolver el favor a Alexander y también para ser su esposa algún día.
- El consejo quiere que haya un nuevo Garo. - dijo Zaruba. - No les importa que sea Alexander o alguno de sus hijos, tan solo que exista un Garo al que la gente pueda mirar y ver con admiración y fuerza.
- Si, pero que sea mitad horror no hace que las mujeres hagan cola para estar con él. - dijo la guardiana. - De todas las mujeres que pertenecen a nuestra orden, tú has sido la única que ha dicho que si, pero tienes que saber que no te será nada fácil conquistarle. Lleva deprimido desde mucho antes de que nacieras y es peor de lo que te puedas imaginar, que la gente de la orden le ignore o le insulte a sus espaldas no le ha hecho ningún bien.
- He leído y me he informado de todo lo que había sobre Alexander. - dijo Maya con decisión. - Sé lo que ocurrió y nunca le he culpado por ello, hizo lo que tenía que hacer para seguir vivo, también sé que va a ser difícil, pero no por ello voy a rendirme con él. Le haré feliz y conseguiré que me ame de la misma forma con la que lo amo a él.
Una hora después de que se conocieran, Maya y Alexander iban caminando por la ciudad mientras que estos apenas se dirigían una palabra, Maya no decía nada debido a que deseaba que Alexander se acostumbrase a su presencia, este sin embargo, iba perdido en sus pensamientos mientras que ahora se mentalizaba de que tendría a otra vida a su cargo y que no podía permitirse volver a fallar.
- Maya.
- Dime
- ¿Por qué te uniste a la orden?
- Mi padre es un sacerdote Makai. - dijo Maya mientras en su interior se alegraba de que Alexander quisiera hablar con ella. - Y su padre antes que él, así hasta hace unos 250 años, digamos que yo quería seguir sus pasos y convertirme en una sacerdotisa también. ¿Y tú?
- Soy un caballero y un hechicero Makai. - dijo Alexander. - He estudiado ambas ramas desde que era niño, pero creo que se me da mejor ser un caballero que un hechicero, por lo que supongo que nuestra formación será: yo atacando y tú como apoyo.
- No es necesario que me esconda detrás de ti, maestro Luis. - dijo Maya con decisión y respeto. - Mi padre me ha entrenado con rigor al igual que he estudiado libros escritos por la famosa sacerdotisa Makai, Abe no Seimei. Según mis compañeros estoy en un nivel más alto que la mayoría.
- ¿Por qué me llamas maestro Luis?
- Eres el caballero más fuerte y el que lleva más tiempo en activo. - dijo Maya poniéndose delante de Alexander. - Puede que la mayoría te insulte o te tema, pero los de mi generación te admiramos y queríamos tener tu fuerza y determinación, aunque sea solo un poco, maestro Luis.
- Alexander.
- ¿Qué?
- Llamame Alexander, ahora somos un equipo y si me llamas con ese título es posible que pierdas unos segundos que podrían suponer la diferencia entre la vida y la muerte. Por lo tanto, llamame Alexander y yo te llamaré Maya.
Alexander pasó al lado de Maya sin mirarla a la cara, pero en el interior de Maya surgió un enorme sentimiento de felicidad, tenía el permiso del hombre que amaba para llamarlo por su nombre, sin que se dijeran una sola palabra más se dirigieron a la biblioteca de William.
- Así que... - dijo una mujer mirando a la pareja desde un tejado. - El caballero dorado ha conseguido a una compañera. Puede sernos útil para nuestros planes.
- Puede. - dijo un hombre sentado y con una espada en la mano derecha. - Ya ha pasado tiempo desde la última vez que me enfrenté a un caballero dorado, tal vez este sea mejor que el que me mató. Estoy deseando enfrentarlo.
- Todavía no. - dijo la mujer con una esfera de color negro en la mano. - Todavía no es el momento de que lo enfrentes, pero lo será dentro de poco, mientras tanto. ¿Por qué no lo ponemos a prueba?
- No eres quien para darnos órdenes. - dijo una mujer con el pelo negro quien abrazaba al hombre. - Nosotros actuaremos a nuestra manera, siempre lo hemos hecho. ¿Verdad, Jinga-sama?
- Amily. - dijo Jinga. - No hace mucho que llegamos a este mundo. ¿Por qué no hacemos lo que dice Azami? Tal vez sea divertido, al menos, hasta que llegue la hora de enfrentar a Garo.
- No es Garo. - dijo Azami. - A pesar de que podría portar a Garo, ese hombre lleva la armadura de Kiba.
- ¡¿La armadura oscura?! - dijo Jinga asombrado. - ¿No se supone que quien lleve esa armadura será el sirviente de Messiah?
- La armadura de este mundo fue purificada hace mucho tiempo. - dijo Azami. - En realidad la armadura de Kiba fue hecha como la armadura hermana de Garo, por lo que también tiene le brillo dorado.
- Jinga-sama. - dijo Amily. - ¿Qué quiere hacer? Ese hombre no es Garo.
- De momento le observaremos. Después empezaremos a divertirnos con él. - dijo Jinga sonriendo de forma maligna. - ¡Amily, nos vamos! - Amily y Jinga desaparecieron de la vista de Azami quien puso cara de disgusto.
- No sé por qué necesitará a esos dos. - dijo Azami sacando otra esfera en su mano. - Pero bueno, no importa, ya que las piezas del tablero se están colocando en su posición. Kiba es el primero, el siguiente eres tú, viejo amigo. - dijo Azami riéndose de forma malvada mientras veía a un hombre que se dirigía a la ciudad.
Notas: Muchas gracias por leer el capítulo 2 de este fanfic. Sé que en este capítulo no hay lucha, pero creo que es necesario presentar a personajes antes de continuar con las peleas al igual que dar algo de personalidad al protagonista.
He decidido meter a Jinga y Amily porque me parecen de los mejores antagonistas de todo Garo, al igual que Azami. En el siguiente capítulo habrá lucha, al igual que un personaje de la serie hará su aparición.
¡Hasta la próxima!
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