Nunca le avisé al destino que me protegiera del frío
Seguro es porque estoy acostumbrada a él
Tengo un calor inmerso en mí, tal vez te sirva de abrigo
No tengo que contar la palabras que digo, solo fluyen pero como en ese río
Tengo rasguñado el corazón, uno por cada vez que he recaído
A veces me da vergüenza pensar que lo que te quiero entregar ya está herido.