Amor sin interés


Worick bajó con Grea al jardín y la dejó en un columpio mecedora de allí. Él se sentó a su lado.

- Tu casa es muy grande... y tu jardín es una pasada... - dijo Worick mirando las rosas.

- Sí, lo se... pero sabes bien que no me gustan las rosas... ni conozco mi propia casa...

Worick suspiró. Le costaba buscar algún tema que no le doliese a Grea.

- Grea-chan... ¿algún día me contarás el porqué de tus... penas? – le miró apoyándose en sus rodillas.

- ¡Claro, Darling! ¡Yo no tengo ningún problema en contarte mi vida! – ella se acomodó en el columpio.

Ella cogió sus piernas para ayudar a subir sus pies sobre el columpio. Worick cogió sus finas y blancas piernas y las colocó en su regazo, atrayéndola hacia él.

- Mi padre no me tuvo con mi madre, como pasó con mi hermana mayor – dijo pelando una piruleta con muchos colores con una sonrisa.

Worick la observó. Se esperaba una historia como la suya. Grea-chan, la linda hija de una prostituta con un alto dignatario.

- Mi padre me tuvo con mi tía, la pelirroja – sonrió dando lamidas a la piruleta – Osea, mi otra madre, la esposa oficial de mi padre, la mató de rabia. Ahora que mi padre está tanto tiempo fuera por viaje, tiene ordenados a los mayordomos no dejarme salir del ala oeste. Mi cuarto, las escaleras, un baño, unos cuartos más vacíos... y el jardín, la parte de atrás que ella no ve desde su ventana.

Worick la miró con el cigarrillo en las manos sin dejar de mirarla. Parpadeó rápidamente un poco.

- No pensaba que sería así, no debería haber hablado...

- ¡No, Darling! Me siento muy bien... me encanta hablarte de mí y mis cosas... - ella le sonrió – siento que puedo hablarte durante horas y horas sin sentirme triste... supieron que mi madre se acostó con mi padre porque el pelo es de mi madre y los ojos de mi padre. La esposa de mi padre es castaña de ojos miel. Mi hermana mayor... es una mujer preciosísima. Guapa, guapa, y guapa. De piel blanca, los ojos miel, pelo castaño y ondulado... - ella miraba al cielo con una sonrisa.

- No, para, Grea-chan – cogió sus manos mirándola – No he visto a tu hermana ni falta me hace, pero tú eres la chica más bonita de toda la mansión. Y de la ciudad, ya que estamos.

Ella sonrió con un lindo sonrojo, realzando las pecas de su cara. A Worick le ablandaba lo tierna que era.

Ella cogió el cigarro de sus labios tras una pequeña tos y lo apagó en una piedra.

- Lo siento, Darling... mis pulmones...

- No, lo siento yo... es la costumbre, siempre estoy fumando y olvidé que tus pulmones son débiles...

Ella sacó de su bolsillo una pequeña caja roja y blanca.

- Te he comprado cigarrillos especiales – ella sonrió – Antes de irte te los daré, para que te acuerdes de mí cuando te vayas, Darling... es dulce... dulce tabaco.

- Siempre me estoy acordando de ti... siempre...

- ¡Kyaaa! ¡Para, para! – ella se tapó la cara sonrojada - ¡No me halagues tanto!

- Grea... - Worick quitó sus manos de su cara – Si veo a una chica bonita, la halago, es normal...

- Sí, seguro que halagas a muchas... - ella miró al suelo – y ya no me llamas –chan...

- Og... - Worick miró al frente molesto – No es eso... no me malinterpretes... y ya me pareces una mujer para llamarte con el –chan... perdóname, no me siento cómodo...

- No te preocupes... un gigoló... tiene que ser así... supongo... un gigoló tiene que satisfacer a las chicas de todas formas... yo no quería obligarte a llamarme Grea-chan... por eso no te llamaré yo más Darling, Worick...

Worick negó agarrándose la cabeza.

- ¡No! ¡Sigue llamándome así!

Grea se abrazó las piernas retrocediendo sobre el columpio para separarse de él.

- El sobre del dinero está en mi mesita. Dile a Sebastian que me baje la silla...

- De eso nada. Ven aquí, pequeña florecita... - Worick la tomó en brazos como una princesa de nuevo.

- ¡Que no me gustan las flores, Darli... Worick! – ella gritó un poco frustrada.

- Mira, Grea – él la levantó desde debajo de sus brazos delante de él, dejando sus piernas colgando delante de suya – Soy un gigoló, yo me tiro a las mujeres a cambio de dinero. Tengo sexo con ellas y depende del tiempo, tarifa y casos especiales el precio que les pongo. No... no sé ligar con las mujeres porque ellas ya han caído bajo los encantos de mi físico y mi labia. Las mujeres quieren que las llame por motes guarros o elegantes, las cosas varían desde "reina" a "guarra". Las sesiones de sexo van desde el cariñoso del tipo "mi marido no me hace caso" hasta "el sado dominante" y el máximo que he cobrado por una sesión de sexo, han sido 500€. Contigo, Grea, es todo muy distinto – la alzó de nuevo, levantándola un poco más – Tú, Grea, no has caído bajo mis encantos para pedirme sexo, de mote quieres –chan tras el nombre, y todos los días, por venir a pasar unas horas contigo a hacerte compañía, me pagas 5000€. ¡Grea, me sacas de todo a lo que estoy acostumbrad...!

Worick detuvo su conversación cuando notó unas gotitas templadas caer en su cara desde el cielo. Los ojos verdes esmeraldas de Grea lagrimeaban encima de él con gran pena. Se frotó los ojos con el puño de la camiseta.

- Worick no... no se siente a gusto conmigo... Yo pensaba que si te pagaba más vendrías conmigo... a pasar el rato... a pasear, a tomar té, dulces... jugar a las consolas... - ella dio un sollozo más grande – soy una chica aburrida, mi madrastra tiene obligado a Sebastian sólo me atienda, no puede jugar conmigo... no salgo de casa, no tengo amigos, mis padres no me quieren y no puedo caminar porque trataron de abortarme y salí así... ¡Darling, me estoy amargando encerrada en casa, me marchito como una rosa asquerosa con 19 años y tengo que pagar porque alguien venga a hacerme compañía, y ni aun así lo consigo!

Ella rompió a llorar tapándose los ojos, y movió su cadera intentando que Worick le soltase, lo que hacía que sus piernas inmóviles se balanceasen. Worick la miró de arriba abajo. La bajó lentamente hasta el columpio y se sentó a su lado. Ella seguía llorando y frotando sus ojos. Ella frotaba sus ojos fuertemente porque le picaban. Worick miraba la hierba de debajo de ellos. Él tampoco sabía... cómo consolar a una chica triste. Sus clientas nunca lloraban con él. Lloraban cuando él se iba, sólo si se sentían culpables por ponerle los cuernos a sus maridos.

- Me sacas de todo lo que estoy acostumbrado. Me gusta viajar, aunque sea a la ciudad de al lado. Me gustan las mujeres, mucho, en general, pero me gusta tratarlas bien. Nunca he tenido novia, desde muy joven he estado con este trabajo y... nunca he tenido pareja estable. He visto a algunos así, enamorados, juntos... y me daba envidia. A veces. Tiene que ser bonito tener a alguien sólo para ti, comer juntos, vivir juntos, quererse, hacer cosas de pareja sin pagar, sólo por el hecho de disfrutar de las compañías. Todas las llamadas son mujeres amargadas que desean urgentemente polvos bien echados, tratándome como si fuera un dios, y otras como si fuera un juguete. Tú me llamas como si fuera tu amigo, alguien querido para ti... Darling... tuve que coger un diccionario para saber que significaba "cariño"... y lo del dinero ya me da igual. Pero 5000€ me arreglan el mes realmente bien y al día siguiente me pego una comilona con Nicolas. Pero que puedo vivir sin ellos, ¿eh?

Todo esto lo dijo sin mirarla, jugando con un cigarrillo entre sus dedos apagado. Ella le miraba fijamente, con sus ojos verdes empañados en lágrimas, pendiente de las palabras del rubio maduro a su lado. Él se giró mirándole fijamente, serio, guapo y atractivo.

- Esta es la verdad. Lo siento si te he ofendido, pero... me siento así. Ahora me gustaría saber si tú tienes algún secretillo así que contarme, como... ¿por qué me escogiste a mí entre tantos gigolós? Porque me dijiste que era el único.

Ella se sorbió la nariz.

- El apellido... Arcangelo estaba el primero en la lista, estaba ordenada alfabéticamente...

- Ah... - él miró al frente – Bueno... al menos no es... algo malo...

Ella miraba al frente con sus piernas colgando.

- Sólo he hablado contigo de mi asco a las rosas, porque tienen el color de mi pelo, este color que tanta mala suerte me ha traído en la vida... están llenas de espinas que no te dejan cogerlas... y yo no soy así... quiero que me quieran... quiero que me quieras tú... Worick, quiéreme... por favor... te pagaré lo que tú quieras... ¡no te quiero para el sexo! Sólo quiero a alguien que... como has dicho tú... se quede conmigo, viva conmigo... sin intereses, pero yo te pago lo que tú quieras, por favor... - ella juntó sus manos delante de su cara – Onegai, Darling... onegai...siento muchísima envidia de las películas de amor que veo en la tele, acostada en mi cama sin poder moverme por mí misma sin ruedas... pero cuando me llevas tú... me siento como una princesa... - sus ojos volvieron a ser cristales de lágrimas mientras miraba hacia el hombre que la hacía sentir feliz - Worick Arcangelo... te pido formalmente... que seas la pareja de Grea Honeyheart...

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¿Cómo va el fanfic, os gusta? :3

Contadme cositas :3


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