Sweety
Alex y Zoba habían terminado de hablar. Zoba había esquivado todas las preguntas sobre lo que pasó anoche con mucha vergüenza, excepto que hicieron las paces. Ella realmente no sabía que era para Nicolas.
- Alex... - la llamó en voz baja - ... ¿es Zoba la novia de Nicolas?
- No creo que yo deba responderte – sonrió leyendo un libro - ¿es que él no te lo ha pedido?
Zoba negó con la cabeza.
- No creo que sea el tipo de hombre que lo pide. Si te gusta y le gustas y estáis de acuerdo, es como si... como si surgiera mágicamente.
- Zoba no está segura... no quiero ilusiones malas...
- Podrías hablarlo con él cuando viniese, y te quedas más tranquila. Ya verás, es obvio que lo sois, él no permitiría lo contrario – pasa la página de su libro.
- Hummm... - Zoba iba a decir algo más, pero no estaba segura de revelarlo. Apretó las piernas contra su cuerpo.
En ese momento sonó el teléfono. Alex lo cogió.
- Benriya, ¿Qué desea?
- Un besito no estaría mal, si me lo pides así... - contestaron al otro lado.
- Worick, eres un viejo verde – rió con cariño – Venga dime...
Zoba los miraba. No le había preguntado si ellos ya eran novios, si se lo habían dicho mutuamente o había salido solo. En cierto modo, se sentía feliz de estar rodeada de personas felices. Luego colgó.
- Tu hermano dice si puedes ir a comprar un par de cosas que necesitan – ella fue al cajón a por dinero – de paso compra helados, ¿vale?
Ella movió la cola feliz y se levantó de un salto. Alex le dio una receta del Celebrer de Nicolas, una caja de cigarrillos vacía para saber la marca de Worick y dinero extra para helados.
- No te entretengas mucho, por favor. Como Nicolas venga y no te vea aquí, le da algo – sonrió divertida.
- ¡No te preocupes! ¡Zoba vendrá rápido!
Metió su dinero en un bolsito muy mono, se puso el gorrito tapando sus orejas y salió de casa a paso ligero. Alex la miraba desde la puerta con una sonrisa.
- Pobrecita, es feliz con tan poco... - volvió dentro y cerró.
*
Saliendo de la comisaría, Nicolas miraba unos informes que Chad les había fotocopiado. Worick, para no perder la costumbre, se encendió un cigarrillo.
- No sé de que te sorpendes... una famosa asociación de compra y venta de híbridos, alguna buena tenía que haber. Y no sé como mierda se ha enterado Chad que Zoba es una de ellas...
Nicolas lo miró de reojo antes de seguir leyendo. Se le había olvidado que el resto del mundo consideraba a los híbridos objetos. En los documentos leía que los dueños eran personas bastante ricas que daban una fortuna por su rescate. Su modo de secuestro era siempre el mismo. Aparecía un pitido ensordecedor y luego una luz cegadora. Al recobrar los sentidos, el híbrido había desaparecido.
Algunos adjuntaban fotos del híbrido. Nicolas vio híbridos de perro, ratón, lagarto, había una incluso de cebra. Le llamó la atención la foto de una híbrida de gato de no más de 8 años, con el pelo corto y marrón, cara de asustada y grandes ojos color miel. Si algún día viera a su Zoba en uno de estos papeles, perdería la cabeza.
Worick le quitó los papeles.
- Volvamos a casa deprisa. Supongo que quieres verla, ¿no? Yo también he sentido esa necesidad.
Nicolas asintió y empezaron a caminar hacia casa.
*
En otra calle bastante alejada, Zoba había comprado unas cajetillas de cigarrillos a la vieja que conoció aquel día lluvioso, que no la reconoció. La vieja no dudó en darle el tabaco aun pareciendo menor de edad, que no lo era. Luego se puso en marcha a la clínica del doctor Theo por el mismo camino que fue la primera vez con Nina.
Se detuvo en la puerta antes de llamar y miró a la calle. Aún podía ver las manchas de sangre en el suelo que dejaron sus perseguidores después de que Nicolas y Worick acabaran con ellos. Si aquel día ellos no llegan a pasar por ahí...
Zoba sonrió feliz y agradeció sentirse tan afortunada. Llamó a la puerta y Nina le abrió luego. Le dejó pasar y sentarse mientras ella buscaba la medicina. Ella siempre se preguntó por qué tomaba Nicolas esas pastillas. Puede que estuviese enfermo. No le hacía gracia pensar eso, y de verdad le ponía enferma ver cómo se las tomaba, muchas y de golpe. Sacudió la cabeza fuerte. Nina vino con una bolsa.
- Aquí tienes, ¡muchas gracias! – sonrió.
Ella le agradeció. Ella era una de las personas que le había salvado la vida, le tenía mucho cariño. Luego salió de la consulta pensando en que tipo de helados podría comprar. Ella no les había visto tomar helados nunca, pero una vez Alex le dio a ella un cono pequeño de chocolate que le volvió loca.
Así que ante la duda, chocolate. Chocolate forever and ever.
Compró cuatro cucuruchos en una tienda cercana y empezó a darse prisa hacia casa para que no se derritieran.
Una persona de ojos afilados la miraba desde un tejado. La tenía vigilada desde que compró el Celebrer. Sonrió mirándola. Su sonrisa no daba nada bueno. Se adelantó a ella para poder sorprenderla en un callejón. Una mano helada tapó su boca desde la espalda y tiró de ella hacia el callejón. Zoba se revolvía y quería morder esa mano que la agarraba.
- Shh... tranquila... no te asustes de un conocido... - le dijo sonriendo de lado.
Dicho esto, la soltó. Zoba dio un salto alejándose de él. El chico sonrió de lado. Tenía porte de creído. Si, ella lo había visto antes, hace muchos meses. Le conocía como el chico que no hacía ruido, el que no olía, el que no tenía presencia. Era un espía formidable. Tembló suave.
- Tranquila, sólo vengo a hablar – sonrió poniéndose las manos tras la nuca.
- En... Envy... - dijo temblando.
- ¡Woah! ¡Te acuerdas de mi nombre! De verdad tienes una memoria envidiable... si, soy un envidioso... - sonrió de lado de nuevo – Iré directo al grano. El amo te ha mandado un regalito, puede que lo eches de menos después de tanto tiempo. Dice que estará muy contento si lo vuelves a usar para él, se puso tan triste el día que te escapaste... maldita gata callejera... - miró a otro lado.
Zoba vio la cicatriz de su cuello y vino a su mente un flashback. Era una noche oscura y esa persona se interponía entre su libertad. Una híbrida asustada y nerviosa necesitaba salir de ese sitio y huir a cualquier parte. Y si eso significaba sacar las garras, se sacaban, y con mucho gusto. Se miraba las manos temblorosas. Le habían cortado las uñas hace relativamente poco, pero le crecían de nuevo muy rápido. Se lanzó contra el chico sin temor a perder nada, con la oportunidad de ganarlo todo.
- ¡Eh, eh! – Envy chascó los dedos delante de ella- ¿Me estás escuchando?
Zoba lo miró callada y apretó los dientes. Abrazaba contra su pecho la compra.
- Sabemos dónde te escondes ahora, y con quién. Cuando llegues a casa, miras la cajita azul que el amo te ha mandado. Seguro que se alegrará mucho cuando le cuente que te he visto... y todo lo que has cambiado, a mejor... - sonrió de lado - ¡Nos vemos!
El chico desapareció en un parpadeo. Zoba no podía dejar de temblar mirando al suelo. Empezó a jadear y se apoyó en la pared. Tantos recuerdos que ella había borrado de su mente amenazaban con volver a ella al ver a Envy. Sacudió la cabeza rápidamente y empezó a correr hacia casa, rezando para que Nicolas y su hermano hubieran vuelto ya. Necesitaba abrazarlos. Con ellos allí no tenía nada que temer.
*
Nicolas y Worick estaban subiendo las escaleras para entrar, cuando vieron en la puerta por fuera un regalo azul. Se miraron entre ellos. Worick lo cogió y meneó. Nicolas lo miró enfadado.
- No te preocupes, en esta ciudad no hay nadie tan cateto como para mandar una bomba en un regalo – sonrió – tiene algo dentro, suena una campanita y no pone nada.
Nicolas abrió la puerta y entraron. Alex los miró.
- Bienvenidos... ¿Qué es eso? – dijo acercándose.
- Estaba en la puerta, no pone remitente ni destinatario – dijo Worick sentándose.
Puso el regalo en la mesa y los tres lo miraron.
- Bueno... ¿lo abrimos? – preguntó Worick.
- "¿Y Zoba?" – miró Nicolas.
- Ha ido a comprar, no tardará nada – le dijo Alex.
- "¿Cuánto hace que se fue?"
- Una hora como mucho... más o menos...
- "Ya debería haber vuelto, voy a buscarla" – se levantó.
- ¡Joder Nicolas, dejala respirar un poco!
Él giró los ojos. Estaba así por lo que le habían dicho en comisaría y no tenía ganas de discutir. Miró a Worick antes de irse con la puerta abierta. Él había abierto la caja en su regazo (igual que un niño chico) y sacó de ella una correa rosa. Nicolas abrió los ojos. El rosa era el mismo que el de los ojos de Zoba.
- Pero que mierd... - Worick sacó también un collar con un cascabel grande.
Nicolas se acercó a su lado a mirarlos dejando la puerta abierta. El collar tenía rastros de sangre y algunas zonas mordidas. Tenía grabado en el cascabel con letras doradas "Sweety".
Nicolas se lo quitó de las manos y lo inspeccionó. Era muy pequeño y el cascabel exagerado. La correa iba a juego.
- ¿Sweety? – dijo Worick - ¿Qué nombre es ese?
- Swe...weety...Sweety...
Alex y Worick miraron a la puerta. Zoba estaba parada mirándoles jadeando suave de correr, con la compra en brazos y la cara muy blanca. Nicolas, al verlos, se giró a verla, haciendo sonar el cascabel. A Zoba se le cambió la cara al escucharlo. Empezó a temblar reconociendo las cosas y la compra se le cayó al suelo. Retrocedió bajando las orejas y escondiendo la cola.
- No... Sweety no...
- Zoba... - Nicolas se levantó para acercarse a ella.
Zoba estaba horrorizada de ver a su hermano con la correa rosa... y peor era la imagen de Nicolas con ese collar, haciendo sonar ese horrible sonido del cascabel. Miles de cosas que ella había encerrado en su mente para olvidarlas empezaron a salir. Nicolas dejó con cuidado el cascabel en la mesa sin hacerlo sonar.
- Zoba...
- ¡NO! ¡SWEETY NO! – ella salió corriendo por la puerta bajando las escaleras de un salto.
Nicolas se apresuró a seguirla. Alex y Worick se levantaron y corrieron a la puerta.
- Ay, Zoba...
- Nicolas la atrapará, no la va a dejar escapar tan fácil – dijo Worick mirando la dirección donde se fueron.
*
Zoba corría con una sorprendente agilidad y desesperación por pequeños callejones que no conocía. Saltó por varios lugares para subir a los tejados. Nicolas no la perdía de vista y la seguía de cerca. Como había dicho Worick, no la iba a dejar escapar.
El miedo y el pánico estaban en los ojos de Zoba. Ver esos objetos tan significativos de su pasado le hizo recordar todo lo que se prometió olvidar. Y su familia sabía que había algo malo en ella al ver los objetos. Sabía que lo perdería todo. Le dolía el hermano que había ganado, el cariño de su amiga, y el amor incondicional de su pareja. Tanto dolor, tanto pánico y tanta oscuridad. El pasado que quería esconder de todos para poder seguir adelante, empieza a abrirse camino entre sus memorias.
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