La verdad


- Yo... yo fui el que mató a tu madre... hace 20 años... lo siento...

- Qué estás diciendo... - Zoba dejó caer el juguete al suelo y los gatos se encargaron de él.

- Yo maté a tu madre... hace 20 años. Con esta katana. – se giró un poco para que Zoba pudiese ver su característica katana.

Ella conocía muy bien esa arma, le encantaba además. Lo que pasa es que no conseguía digerir lo que le estaba contando su chico.

- Yo tendría 13 años... y lo hice. No voy a poner excusas porque lo hecho... hecho está.

Zoba bajó las orejas y escondió el rabo. ¿Su chico de verdad ha...? ¿El hombre que ama hizo...?

Una sombra apareció detrás de Nicolas, dándole un soberano coscorrón en la cabeza, clavándole los nudillos y haciéndole daño.

- Nic, si vas a contarle la verdad, la cuentas bien – le dijo Worick enfadado – Zoba, si Nicolas lo hizo fue porque yo se lo ordené. Nicolas estaba bajo mis órdenes, y de cierto modo, lo sigue estando. Soy su amo.

Worick ni siquiera podía a su hermana a los ojos contándole aquello. No quería que le viese también como un monstruo.

Zoba empezó a temblar y retroceder mirándolos.

- Mi mamá... seguro que no era mala y... Zoba está segura que no era mala... Nicolas y Worick sólo matan personas malas... ¡estáis entristeciendo a Zoba! ¡Hermano Worick y Nicolas no son...!

- ¡Si lo somos! – Nicolas levantó la voz mirándola – Zoba... somos asesinos, monstruos si lo prefieres...

Nicolas clavó su mirada oscura en la rosada de Zoba muy seriamente. Su voz dura y enfadada se entendía peor que de costumbre.

- Nicolas... Nicolas no miente a Zoba nunca... - sus ojos se empeñaron de lágrimas.

- Te llevo engañando desde hace seis meses... desde que somos pareja... con mis secretos... - Nicolas la miraba a la cara – No somos... los hombres que tú piensas...

Zoba paseaba la vista nerviosa entre su hermano y su pareja. Cada vez se iba alejando más de ellos con pasos inseguros.

- Hermanita... nosotros no somos los hombres de justicia que tú admiras... nosotros no atrapamos y matamos a esa gente por gusto... lo hacemos para no ir a la cárcel y poder tener botines extras. Zoba... eres el botín de Nicolas de aquel día... en que nos viste por primera vez.

- Pensaba que vosotros no trataríais a Zoba de objeto... - empezó a sollozar – Zoba pensaba... de verdad pensaba... que querríais tener a Zoba de compañera...

- Y así fue el primer día – Worick tiró su cigarrillo – Yo no quería cuidar de ti, pero Nicolas sí. En un principio, te quedaste con nosotros hasta que sanaras y volvieras con tu dueño, ya que daría una buena recompensa. Pero nos encariñamos muy fácilmente contigo y no pudimos soltarte. Y ahora de verdad, te vemos como parte de la familia, ya no te devolvería por nada del mundo, eres mi hermana. No te veo como objeto, sino como una persona.

Zoba no se creía lo que le estaban contando. ¿De verdad era esto todo lo que los dos hombres que más admiraba le escondían?

- Zoba... hermanita... - Worick se acercó un poco, pero Zoba retrocedía - ... no somos héroes... somos delincuentes...

- La verdad le duele mucho a Zoba... - sus lágrimas caían cada vez más gruesas – Ibais a devolver a Zoba a Vaas... ¿cuál es la verdad? – gritó llorando.

- ¡La verdad...! - Nicolas la volvió a mirar duramente, daba mucho miedo - ¡La verdad... es que no me arrepiento de haber matado a tu madre!

El mundo de Zoba se derrumbó en ese momento. Su corazón se apagaba de tristeza. Se preguntaba por qué todo se volvía en contra de ella.

- Si no hubiese hecho eso... nunca te habría conocido... estarías muerta...

- ¡Zoba mejor muerta que con vosotros!

Dicho esto, empezó a correr a cuatro patas por el callejón alejándose de ellos todo lo que pudo. Ninguno hizo nada por seguirla. Solamente se quedaron mirando su silueta desaparecer entre muros y basura. Worick se encendió otro cigarrillo.

- Te has pasado, Nic...

- Tú también...

- Los remordimientos nos hacen daño a todos y lo pagamos con quien no debemos. Pero... creo que hicimos lo correcto...

Nicolas bajó la mirada apretando fuertemente los puños. A pesar de todo, sus sentimientos eran sinceros. Muy sinceros. Sintió ganas de llorar. Definitivamente había perdido al ser que más quería en esta vida. Worick puso la mano en su hombro.

- Fueron... unos seis meses felices... ¿verdad? Quédate con eso.

Ninguno se estaba mirando a la cara. Cuando Worick dejó su hombro para entrar en la casa, Nicolas lo agarró por la muñeca. Tiró de él un poco y le abrazó fuertemente. Worick apretó su cigarrillo en los labios. Nicolas había perdido al amor de su vida, y su mejor amigo había intentado consolarle. Pero Worick había perdido a su hermana, la única familia viva que le quedaba, así que también intentaría consolarle. Worick lo abrazó también bajando la mirada.

- Zoba... - dijo Nicolas en voz baja y dudosa - ... no va a volver a casa... ¿cierto?

- Ya viste lo que dijo de nosotros... hemos perdido... algo muy importante, Nicolas... - un lágrima cayó de su ojo derecho, a la vez que de los ojos de Nicolas caían varias.

Se separaron del abrazo y entraron a la casa callados, cada uno a encerrarse en su cuarto.

*

Zoba huía por las calles a plena luz del día sin saber a dónde ir. Ni siquiera veía bien, pues sus ojos tenían demasiadas lágrimas que pedían salir. Necesitaba un lugar donde esconderse y no aparecer nunca, donde llorar hasta no poder más y disfrutar a solas con su pena.

Saltó al patio trasero de una casa abandonada y se puso a llorar en medio de un jardín destruido, rodeado por unos muros altos.

- Zoba engañada... - lloraba - ...por... por hermano y novio... ellos malos... no querían a Zoba... Zoba usada...

Se hizo una bola en el suelo mientras lloraba. Se preguntaba por qué le ocurrían esas cosas a ella. Ella sólo pedía una vida normal. Había conocido la felicidad, y le había encantado. Amaba el cariño de Alex y su atención; amaba a su hermano, a veces un poco infantil, pero serio en buenos momentos; amaba a su novio, tierno con ella, rudo con el resto; a la buena de Nina, al doctor que la curó... pero ellos se ven ahora muy lejanos.

Intentó respirar profundamente para calmarse, y pasear un poco, a cuatro patas por el jardín mal cuidado, para intentar relajarse. El dolor era demasiado grande. Miró un charco en la tierra, cristalino por las últimas lluvias y se vio reflejada.

- ¿Es porque Zoba... es híbrida de gato? – dijo tocando sus orejas – Zoba... no pidió nacer así... Si Zoba hubiese sido humana... ¿Zoba sería más feliz?

Miró sus orejas en el reflejo y las agachó escondiéndolas entre su pelo. Se miró la cola, y por un momento se planteó arrancársela. Pero olvidó eso rápidamente. La envolvió en su cintura escondiéndola. Luego miró sus manos finas, y empezó a morderse todas las uñas de las manos para dejarlas cortas. Al cabo de unos minutos, se levantó y le preguntó a su reflejo.

- ¿Puede ser Zoba una humana así? – dijo dolida - ¿Así no jugarán con mis sentimientos? ¿Así Zoba... no sufrirá? No... Zoba no es Zoba... Zoba no se llama así... ¡Zoba puso nombre Nicolas! – gritó enfadada llena de lágrimas. Miró hacia el cielo nublado – Mamá... ¿qué nombre me pusiste? No me dejes ser gata callejera, mamá...

Nuevas lágrimas comenzaron a salir de sus ojos y se dejó caer de rodillas sobre el charco. Llorar ya no le consolaba. Empezó a gritar con ganas cerrando los ojos con fuerza.

Aquella gata callejera sin nombre, sin hogar, traicionada, sin familia y sin lugar a dónde ir, se encontraba en su punto más bajo de odio hacia el mundo.

Igual pasaba en aquella casa, donde el Twilight que vivía en ella se sentía la persona más odiada del mundo. No hablaba por los demás, hablaba solo por la chica que quería. Si ella le odiaba, no había nada más. No importaba nada más. Él no se arrepentía de haber matado a su madre, eran órdenes, era lo que esa mujer quería, estaba cansada de ser violada sin poder evitarlo, era la forma para que en un futuro Zoba viviese, se conociesen, y se amasen, aunque esto no lo sabía él hace 20 años. Pero si había algo de lo que no se arrepentiría nunca, era de coger a esa híbrida de la camilla del doctor, llevarla a casa, y poco a poco, ir enamorándose de ella perdidamente y descubrir la magia de ser correspondido.

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Bueno bueno bueno, capítulo cortito pero intenso, ¿verdad?

Ahora que Benriya se ha separado de Zoba porque le mentían mucho más de lo pensábamos, ¿Qué será de la híbrida, sola de nuevo en las calles?

¿Pensáis que volverá a ellos cuando piense las cosas y recapacite por el amor que siente hacia ellos, o por el contrario... serán ellos los que necesiten a Zoba de nuevo en sus vidas?

Nos leemos Gangstercitas! :3

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