"Gracias"
Caminar por las calles siendo llevada en brazos era algo cómodo, tanto para ella, que podía estirar sus pies doloridos como para él, ya que era realmente ligera. Era todo pelo, hueso y pellejo.
- No sé qué ven esas personas en una criatura así... - Worick giró la cabeza un momento mirándola – No tiene pecho, está esquelética, no creo que hable... sólo por las orejas y el rabo, ¿en serio? Aunque tal vez si la cuidásemos un poco, engordase, se desarrollase y se pusiese buena – esto lo dijo mirando al frente, por lo que Nicolas no pudo enterarse.
Ella lo miró preocupada y se puso la mano en el pecho y en las orejas. Para ella era muy normal su cuerpo, pues todos deben ser amados. Nicolas la miró de reojo. Pasaban muchas cosas por su cabeza. No era la primera vez que veía a un híbrido, recordaba haber visto uno cuando era un niño, pero no lo recordaba bien. Pero lo que si sabía es que los híbridos no son personas. Son objetos sin derechos. Y aquí, en Ergastulum, donde ni siquiera todas las personas tienen derechos, que va a ser de ella...
Sus ojos rosados se encontraron con los suyos en sus brazos. Eran grandes y vivos. Nicolas no había visto un color así en la naturaleza. Ella le dedicó una rara sonrisa mezcla de curiosidad con timidez. Tenía colmillos prominentes y la lengua delgada. No podía dejar de mirarla.
- N-nom...bre... - dijo con su característica voz grave parando de caminar.
Escuchar su voz hizo que sus orejas se levantasen felices y que encogiese sus brazos sobre el vientre. Worick también se detuvo al oírle.
- ¿Cómo te...llamas? – insistió nuestro sordo.
Ella abrió la boca para dejar salir un sonido sin mover los labios.
- Gatita...escoria...puta...tu...niña...atrapala...mierda... - no movió los labios en ningún momento. Simplemente salieron los sonidos como si viniesen de otro lugar.
- ¿No entiendes? – insistió Nicolas, ya que no había leído nada.
Worick puso la mano en su hombro.
- No habla como nosotros, el sonido sale directamente desde la garganta. Lo siento, pero me temo que no puedes comunicarte con ella... - la aparta con una sonrisa un poco juguetona y la mira – Oye pequeña, eso no son nombres... es como te llama esa gente.
Ella giró la cabeza mirándole e intentó hacer memoria mirando al cielo. Un gesto muy tierno. No recordaba palabras que las hubieran usado para llamarla a menudo.
- Nicolas, tenemos una gatita callejera sin nombre.
Él seguía mirándola. ¿Cómo que no podía comunicarse con ella? ¿Cómo que no movía los labios al hablar? Pero, el lenguaje de señas es universal, eso si lo podría aprender, ¿no? Tal vez como no es humana del todo no tuviese esa capacidad. Entonces... ¿cómo voy a cuidar de alguien con quien no puedo hablar?
Entraron en el departamento, Worick dando voces.
- ¡Alex-chan, querida, ya estamos aquí!
- ¡Hola chicos!
Apareció una mujer muy hermosa con un delantal. Había un delicioso aroma en el aire que a la chica le hizo babear.
- Mira lo que nos hemos encontrado en la consulta del Doctor Theo – dijo señalándola con el pulgar mientras Nicolas la dejaba en el sofá.
Alex la miró con los ojos muy abiertos.
- ¡Una... una híbrida! ¡Oh, dios mio, pobrecita! – se acercó a su lado y se arrodilló – Cuánto habrás tenido que pasar, pequeña... - le pasa las manos por su anudado pelo esponjoso.
Ella la miraba fijamente. Le gustaba la compañía femenina. Pero no la miraba a los ojos, sino a sus grandes pechos. Directamente. Los hombres se dieron cuenta.
- Vaya, otra fan de los pechos de Alex-chan – sonrió ampliamente.
- Oh venga, Worick, ella no sabe lo que ha... ¡Ah! – gritó cuando la chica le puso las manos en los pechos y empezó a mullirlos.
Worick se reía ampliamente. Nicolas miró a otro lado con una pequeña mueca.
- ¡Si que lo sabe, si que lo sabe! – seguía riendo el rubio.
Alex le tomó las manos con delicadeza. Tenía uñas largas y afiladas.
- No pasa nada... ¿cómo te llamas? – sonrió.
- No tiene nombre – dijo Worick sacando un cigarrillo – Y no hemos pensado en ninguno para ella.
Nicolas entró al cuarto de Worick sin permiso sin que él se diese cuenta. Sólo se percató cuando lo vio salir con una revista en sus manos.
- ¡Oye, oye! ¡Pide permiso para entrar en cuartos ajenos! – Nicolas lo ignoró y buscó una página de la revista.
Enseñó a los demás una joven modelo que se había hecho famosa en el extranjero por ser una chica mayor de edad pero aparentar ser una niña. Era una modelo albina bajita con una cara muy tierna.
- Zo...ba... - dijo con voz áspera.
- ¿Zoba? ¿La modelo? ¿Quieres ponerle ese nombre porque se parecen? Yo tenía pensado ponerle algo así como "Ragú" "Brut" *son recetas donde se puede usar carne de conejo, que puede cambiarse, según tópicos, en China por carne de gato*
Nicolas le lanzó la revista a la cara de Worick.
- ¡Esos son nombres muy feos, Worick! Zoba está bien – dijo acariciando su cabeza. Ella correspondió igual que un gato – Bueno, vamos a comer.
Se levantó y fue a emplatar. Worick fue a guardar su revista. Nicolas dejó su katana guardada y se lavó las manos. Notó la intensa mirada de la nueva llamada Zoba y la miró desde el baño a donde estaba en el sofá. Sus ojos brillaban mirándole con un sentimiento cálido. ¿Agradecimiento? ¿Cariño? ¿Amor? Nicolas desvió la mirada secándose las manos en la toalla. No ha sido tanto darle un nombre, no tiene que mirarle así. Sólo se acordó de la modelo cuando la vio en las revistas en la tienda de la vieja. Cuando iba a salir, se paró al momento. Zoba estaba en la puerta del baño mirándole, de pie, con su camisón negro y roto y una mano apoyada en el marco. Mediría 1,50m o así y el pelo le llegaba hasta las caderas. Ella se acercó dando pasos cortos, lo que él respondió retrocediendo sin dejar de mirar sus ojos rosados. Su trasero chocó contra el lavamanos y la chica se puso delante de él. Ella abrió la boca para hablarle y decirle algo que por supuesto no entendió al no vocalizar, pero la expresión de felicidad con la que le miraba, no podía haber significado otra cosa que "gracias".
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