El primer beso


Zoba lloraba de rodillas apoyada en la cama. Sus intentos de calmarse eran en vano, pues realmente le dolía. Con la poca de lucidez que le quedaba, asumía que tendría que apretar sola, limpiarlo sola, cortar el cordón sola... tras estar agotada de empujar. Se sentó despacio en el suelo sudando y temblando. Había leído que faltaban horas para que dilatara completamente para que la cabeza pudiese salir, pero todo para ella estaba yendo demasiado rápido. Notaba al bebé muy próximo. Se abrazó a su vientre sollozando cuando escuchó la puerta de la casa abrirse...

*

El jeep aparcó cerca de un centro comercial de comestibles. Una vez dentro, Alexy revisaba entre sus bolsillos buscando el papel con la lista de la compra.

- Estoy seguro de que la hice, lo tenía todo apuntado... - dijo mirando de nuevo.

- Cabra loca, eres muy despistada, seguro que te la dejaste en casa – dijo Warning apoyada en el carrito.

- Pues... que no te extrañe que esté en el baño, que fui allí antes de irnos :3 – dijo poniendo una carita inocente.

- Entonces esta noche comemos cabrita al horno – amenazó Warning.

- No me gusta mucho la cabrita ;-; ...

- Nik, ¿puedes ir a casa a por ella? Así corres un poco y no te aburres, nosotros cogeremos lo que nos acordemos, pero no tardes mucho...

Nikita se abrochó el abrigo de nuevo y salió corriendo de allí. Si es cierto que le aburría mucho ir de compras, y así tenía una pequeña excusa para ver a Zoba un poco más. Por mucha nieve que hubiese, no le retrasaría en absoluto. Ella era muy fuerte, y además, en casa le esperaba Zoba.

*

La respiración de Zoba se detuvo al oír la puerta abrirse y entrar alguien. No taconeó en la entrada como solía hacer Alexy, y al caminar no hacía ruido como los zapatos con taconcito de Warning.

- ¿Ni...kita? – dijo con hilo de voz tirada en el suelo.

Los pasos se detuvieron en el salón mirando un charco delante de la chimenea, e inmediatamente fue a su cuarto a grandes pasos para ver a la híbrida tirada en el suelo llorando y abrazando su vientre. Ella se quedó helada mirando, y Zoba volvió a llorar, esta vez al ver que no estaba sola. Nikita corrió a su lado y la ayudó a incorporarse con cuidado.

- ¿¡Por qué no llamas?! – dijo ella sin señas.

- No... no podía... no tiene saldo... Nikita, tengo miedo, me duele mucho... - dijo mirándola con los ojos empañados en lágrimas.

Nikita resopló llevándose las manos a la cabeza. Ella no tenía teléfono, pues no le sirve de nada si no puede oír. Respiró profundamente y tomó las manos de Zoba.

- Todo saldrá bien... ¿de acuerdo? No me iré de tu lado... hasta que los dos estéis bien...

Zoba asintió mirándola mientras seguía dejando caer lágrimas. Nikita la tumbó en el suelo semiincorporada con la almohada en su cabeza y le levantó el camisón para ver cómo estaba la cosa ahí abajo. No le diría a Zoba que tenía 0 experiencia atendiendo partos porque si no... que cunda el pánico.

Nikita se asomó entre sus piernas. No sabía bien que era lo que tenía que mirar y si todo estaba bien o no. Pero ver que salía sangre no le gustó nada.

Levantó la cabeza para decirle a Zoba que todo iba bien y volvió a su lado para tomar sus manos. Empezó a inspirar e inspirar profundamente a su lado incitando a imitarla, intentando que se calmase. Poco a poco, Zoba lo fue haciendo, mirando a su amiga fijamente a los ojos y relajando su ritmo cardíaco. Luego la dejó ahí sola un momento mientras corría a por agua y toallas. Ella en ningún momento podía escuchar los llantos de Zoba ni los gritos que daba cuando una contracción llegaba, y cada vez eran más frecuentes.

Nikita colocó las toallas debajo de ella y entre sus piernas y se dejó una para recoger a la criatura. Volvió a mirar, estaba muy dilatado, y una cabeza empezaba a asomar. Los nervios y sudores que le entraron por el cuerpo no fueron pocos, pero ella tenía que aparentar tranquilidad para no poner mala a Zoba, que bastante mal lo estaba pasando. Tenía que hablarle oralmente, pues ella no estaba para ponerse a leer sus manos, y aunque no le gustase a Nikita porque no quería que Zoba pensara que su voz era horrible, la prefería sintiendo asco por ella, que muerta.

- Cuando venga otro dolor así, empuja, todo está bien, sólo tiene que salir la cabeza y yo lo tomaré de los hombros, ¿de acuerdo?

Zoba gimoteaba agarrándose a la almohada. La había escuchado bien, pero tal era el dolor que necesitaba agarrar algo fuerte. Nikita la miró tragando saliva y le ofreció una de sus manos.

- Aprieta fuerte, todo saldrá bien... respira profundo y empuja – luego sonrió tranquila y llena de confianza.

Zoba dudó antes de coger su mano, que finalmente lo hizo y apretó con fuerza cuando llegó la siguiente contracción. Nikita también apretaba la suya dándole fuerza mientras cogía una toalla. No había absolutamente ninguna sensación de frío en el cuarto, aunque realmente lo hiciera. Bastaban esos cuerpos haciendo tal esfuerzo y aguantando el dolor para no pensar en otra cosa que no fuera seguir adelante.

Un enorme grito de la híbrida apretando la mano de Nikita, ambas rojas y blancas del esfuerzo fue bastante para que la cabeza acabara de salir. Nikita soltó el agarre para tirar de los hombros del bebé y sacarlo despacio, para envolverlo en las mantas y cortar el cordón.

Zoba jadeaba mirando al techo. Ahora era cuando poco a poco sentía el frío del suelo y de su sudor. Lo siguiente en oírse, fue un llanto. Pero no era un llanto de un bebé. Eran unos pequeños maullidos lastimeros.

Zoba levantó la cabeza un poco para ver a Nikita. Ella estaba sentada en el suelo limpiando despacio al bebé en sus brazos con una sonrisa. Al encontrarse con los ojos de Zoba, no pudo evitar sonreír ampliamente. Lo cambió a una toalla más limpia para poder dárselo.

- Lo conseguiste... enhorabuena... tienes un híbrido de gato macho precioso... - dijo poniendo a su hijo en sus brazos.

Nikita se sentó detrás de ella para ayudarla a incorporarla un poco y mirar a ese pequeño gatito envuelto en una toalla blanca, y al momento rompió a llorar de nuevo. Nikita la abrazó por la espalda y la meció un poco, mirando por encima de su hombro al bebé. Sus ojos negros también soltaron unas lágrimas, y la sonrisa no se iba de sus labios. El niño abrió los ojos para ver a su madre llorar. Tenía el cabello y los ojos completamente negros, como Nicolas, y la piel blanca blanca como su madre. Unas pequeñas orejas negras escondidas en su cabeza y una cola fina negra entre sus piernas.

Zoba lo apegó a su pecho llorando. Tan parecido a Nicolas, tanto sufrido y tanto castigo... y ahora lo estaba abrazando. A su hijo... a su tan amado hijo. La emoción no se podía expresar con palabras. Ya no había dolor, ni frío, ni calor... sólo estaban los brazos de Nikita, y los curiosos ojos de su hijo mirándola. Abrió la boca para soltar un pequeño maullido y vio dos diminutos colmillos superiores asomando. Los bebés híbridos se desarrollaban mucho más rápido que los humanos, por lo que no daban muchos problemas cuidarlos.

Delante de ella, las manos de Nikita gesticularon.

- "Es precioso. Enérgico, fuerte y sano"

Zoba vio en su mano derecha aún las marcas de haberla apretado tan fuerte. Acercó la mano a su boca y la besó. Luego giró su cara para ver la de Nikita, que se había limpiado los ojos rápidamente.

- Gracias por volver, Nikita... gracias, de verdad... no lo habría conseguido sin ti... mi hijo y yo estamos bien, y vivos por tu ayuda... me calmaste, me relajaste, me ayudaste a ser fuerte... y mi hijo está así gracias a vuestros cuidados, eres una chica maravillosa... nunca te podré estar lo suficientemente agradecida...

Nikita la hizo callar dándole un beso en la frente. Era el primero que ella le daba a la gata, puede que se dejara llevar por la emoción del momento, pero ella siempre la había respetado. Incluso al tener que mirar la entrepierna de la chica que le gustaba, no lo hizo con otra intención que no fuera la de mirar al bebé y su estado.

El niño seguía soltando pequeños maullidos mirando a las dos chicas, a su madre Zoba, y a su tía Nikita. Zoba acarició su pelo despacio y suave, y el pequeño despegó las orejitas negras de su cabeza y cogió un dedo de su madre. Luego estiró las manos hacia su cara con un maullido y una sonrisa que enseñaba esos dientecitos. Las funciones primarias que estaba realizando el bebé con unos minutos de vida demostraban la gran capacidad híbrida sobre la humana en general, pues cosas así como es sonreír, por ejemplo, no lo hacen los bebés humanos hasta meses después de nacer, y este pequeño tendría sus pequeñas manos hacia la cara de su madre, llamándola y sonriendo.

Ella lo abrazó suavemente. Nikita se incorporó y tomó a Zoba en brazos para dejarla sobre la cama, cómoda y descansando mientras ella recogía las toallas y limpiaba un poco. Zoba mientras lamía a su hijo terminando de lavarlo como un buen felino haría. Nikita miró la hora al acabar, habían pasado dos horas desde que llegó a la casa, y entonces se acordó de a qué volvió a casa. Vio por el rabillo del ojo abrirse la puerta del salón mientras ella estaba con la fregona limpiando delante de la chimenea.

- ¡Aquí estás! ¡Todavía te podríamos estar esperando! – dijo Alexy entrando cargado de bolsas.

- Hubiésemos tardado menos si no se te hubiese olvidado el papel, menos mal que tengo una memoria sobrenatural y me acordé de todo – dijo Warning entrando después y dejando más bolsas.

Nikita acabó de fregar y los volvió a mirar cuando notó esos dos pares de ojos clavados en ella. Ella miró sus labios.

- Estás fregando... y.. y Zoba... y esas toallas del baño sucias... - dijo Alexy señalando hacia el baño.

Nikita sólo respondió con una pequeña sonrisa y señaló su cuarto con la cabeza. Ambos corrieron dentro y se pararon en la puerta mirando hacia la cama. Zoba le había puesto un pequeño pañal al niño haciéndole un agujero para que pudiese sacar la cola y le estaba colocando un monito (o mono, traje de cuerpo entero de bebé) que ellos le habían comprado, de color blanco porque no sabían su sexo, también con un agujerito para la cola. El pequeño, boca arriba, pataleaba dando pequeños maullidos inquietos. Zoba los miró sonriendo mientras tomaba a su hijo en brazos.

- Aww... ¡que ternurita! – dijo Alexy saltando y acercándose a ver.

Warning se acercó despacio con la boca levemente abierta. Se quedó al lado de la cama. Alexy observaba sentado en la cama con una enorme sonrisa. El bebé los miraba muy curioso, como buen gatito, y se fijó en Warning. Sonrió enseñando sus pequeños colmillos extendiendo sus pequeñas manos hacia ella.

- Madre del amor hermoso... - dijo ella mirando fijamente, y el gatito dio un maullido elevado al ver que no lo tomaba en brazos - ¡DIOS DE MI VIDA QUE COSA MÁS BONITA! ¡DIME QUE PUEDO TOMARLO!

Aunque había gritado sin poderlo evitar, el bebé lejos de asustarse movía sus brazos suavemente pidiendo a la rubia que lo tomase. Zoba sonrió y asintió. Warning tomó despacio al pequeño y los puso en sus brazos.

- Que cola, que pelito, que ojos... que espabilado está... dios, no me lo creo... es precioso... ¡me encanta! – dijo sonriendo.

Nikita entró después de haber limpiado todo y los miró con una sonrisita.

- Oye, que al final el héroe de la historia soy yo >:3 – dijo Alexy levantándose – Si no se me hubiera olvidado la lista de la compra, Nikita no hubiese podido venir a ayudar a Zoba.

- "Si tuvieses tu teléfono con saldo, no hubiese sufrido tanto" – le aclaró Nikita.

- Bueno, lo importante es que todo ha salido bien :3 – dijo moviendo sus orejas de cabra – Yo voy a hacer una buena comida para celebrarlo – dijo huyendo del cuarto antes de que le regañasen más.

El pequeño gatito había enamorado a Warning con sus pequeños chillidos y lo enormemente cariñoso que era. Antes de dejarlo en los brazos de su madre, el pequeño le dio una lamida pequeña a un dedo de la rubia, que soltó un grito.

- ¡ME HA LAMIDO! ¡ME HA DADO UN BESITO! ¡EL PRIMER BESITO DEL NIÑO VA PARA MI! ¡YO ME LO COMO!

Zoba sólo podía reír. Su pecho se desbordaba de felicidad al ver a su hijo tan bien y tan buen ambiente a su alrededor. Mientras Warning corría por la casa gritando y chillando que el bebé le había lamido un dedo, Nikita se sentó en la cama mirándolos.

- "Y bien... ¿cómo se llama el pequeño?" – preguntó mirándolos.

Zoba sonrió mientras veía bostezar a su hijo y se tumbaba sobre ella para dormir.

- Teru... se llama Teru Brown.

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Teru Brown, el hijo híbrido de Nicolas Brown, por fin ha nacido.

Los expertos (y no tan expertos) verán que el bebé Teru tiene la cola y la cabeza pintados de negro porque no soy buena ni usando el Paint XD, en verdad es un neko de Kuroko,

Pero sí, es una imagen muy acertada de Teru, además que tiene los ojos grandes y negros como su padre.

Al final el parto salió bien, sólo les queda descansar y disfrutar de esa preciosidad mimosa y cariñosa que ha llegado a la familia.

Nos leemos, Gangstercitas! :3



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