00- Y todo comenzó con un "Había una vez"


Kurosuke Asgore Dremurr, el actual rey de éstas tierras se encontraba exhausto y arrodillado en el suelo una vez más, estando frente a aquella brillante, transparente e inalcanzable barrera hecha de magia. Una vez más falló en su intento de destruirla y darle la libertad que se merece su reino. Una vez más... se sintió derrotado ante el asombroso poder de los humanos... los principales culpables de su encierro en aquel lugar profundo y oscuro...

Aún en el suelo pasos resonaron con eco por toda la habitación, estando cada vez más cerca hasta llegar a su lado, al sentir una mano de consuelo en su hombro cubierto por no solo una capa sino también por una armadura dorada, alzó su triste mirada hacia su amigo esqueleto y mano derecha desde que tiene memoria. El científico real Anie W. D Gaster, siempre ha estado a su lado hasta en sus más oscuros momentos, el ya nombrado se agachó a su altura actual para seguidamente dar leves palmadas en su hombro.

–Hizo todo lo que pudo su majestad, debería detenerse ahora...– Habló el científico con voz grave y serena, también parecía cansado por la forma en la que le miraba.

–¿Detenerme? Literalmente todo el poder que tengo a mi alcance no puede contra ésta barrera... es inútil, por mucho que lo intenté sigo sin poder hacerle un rasguño... y se supone que yo como rey debo de darle esperanza a mi pueblo y tirar abajo ésto que nos impide la libertad pero ni siquiera eso he podido lograr. ¿Cómo seguir dándoles esperanza si ni yo mismo la tengo?– Habló desesperado el joven rey, su amigo asintió comprendiendo la situación, aquí abajo es difícil para todos incluyendo a alguien con tanto estatus como lo es su amigo de la realeza.

–Sé que es difícil, créeme... lo sé... pero por ahora ya haz hecho demasiado, ve a descansar un poco y a despejar tu mente. Te prometo que en cuanto te sientas mejor te hablaré sobre el progreso del experimento– Lo dicho por el de menor altura llamó la atención de su contrario, mirándolo sorprendido y ahora empezando a notar las heridas de su amigo, teniendo su ojo derecho vendado al igual que ambas de sus manos.

– Tú... ¿lo lograste?– Preguntó incrédulo e incluso temeroso por la respuesta.

– . . . Algo así . . . – La cara de su compañero se oscureció, cosa que le hizo sentir un escalofrío, él más que nadie sabía que aunque aquel experimento sería útil... también sería peligroso...– Yo... no quise decirte nada aún porque... no me sentía del todo capaz de usar a cualquier inocente para esto... así que... tuve que tomar otras opciones para poder comenzar oficialmente y en caso de que esto funcione entonces el experimento tendrá la mentalidad y la capacidad igualada a la de un monstruo cualquiera, nadie notará que realmente no es uno de nosotros...–

–¿Qué? E...Espera... ¿Q..Qué?... ¿Qué hiciste?– El rey preguntó con terror, mirando fijamente a su amigo.

–. . . Solo cree mis propias opciones. . .– El científico desvío su mirada, estaba consciente de lo que hacía...

–Al menos... dime que a diferencia de nosotros... éste experimento no sentirá ningún dolor–

No hubo respuesta, ninguno de los dos habló durante lentos y torturosos minutos... hasta que el científico decidió levantarse y alejarse, dirigiéndose a la puerta que le llevaría a la salida de aquella habitación. El rey apretó los dientes, no quería pensar en lo obvio, en lo que él mismo pidió por la desesperación de no ver ninguna otra salida más que usar el poder de otro, otro que sufrirá por la libertad de muchos...

Y que sufrirá por el recado que se le hizo a su propio creador...


Anye

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