16

El día de la cena de bienvenida había llegado. Tzuyu estaba nerviosa, sus manos sudaban y creía que dejaría caer la bolsa de papel con el vino, además de que se sentía torpe y creía que diría algo totalmente estúpido. Jamás había hecho esto, era algo totalmente desconocido para ella.

Para su suerte, Sana estuvo a su lado en todo momento. La ayudó a elegir su ropa, a peinarse y a elegir el vino que les gustaría. También le daba palabras de aliento y besitos para calmarla.

Después de cierto día, no habían vuelto a tocar el tema de por qué Sana comenzó a mostrar interés en Tzuyu, la menor prefirió dejarle su tiempo para decirle. Era una duda que venía a ella muy seguido así que realmente esperaba la respuesta.

Mientras llegaban a la casa, Tzuyu paró en seco.

──Me voy a hacer en los pantalones.

Sana rodó los ojos y regresó a su lado, tomando su mano y jalándole para llegar a la puerta.

──No seas así.

──¡Me da miedito!

Al tocar la puerta, Sana le dio un pequeño golpe en la nuca que la hizo quejarse y chillar, pero aún así al escuchar los pasos hacia la entrada se obligó a quedarse quieta y sonreír.

──¡Qué alegría verlas!──les dijo una mujer mayor con cierto parecido a Sana, quien estaba sonriente y tenía puesto un delantal de cocina.

──¡Hola, mamá!──saludó Sana soltando a Tzuyu y abrazando a su madre──. Mh, huele bien, extrañaba tu comida.

──Y yo extrañaba cocinar para ti, cariño.

Sana se volteó a Tzuyu, quien estaba fingiendo que el piso era demasiado interesante, y agarró su mano libre para atraerla más a ella.

──Te presento a Tzuyu, mi novia.

La nombrada agarró valentía y miró a los ojos a la mujer, luego hizo una reverencia perfecta a ella y dijo:

──Noches buenas, digo, buen día- No, tardes, no, noches, sí, noches.

La madre de Sana sonrió junto a su hija por la ternura de Tzuyu. ──Buenas noches, Tzuyu. Es hermoso que finalmente vengas.

──Vino de trajes, ay, traje vino──y extendió la bolsa con una expresión apenada. La mujer la tomó sonriente.

Sana quería reírse, si era honesta, pero sabía que Tzuyu estaba dando todo de sí.

──¿Ya llegaron?──se escuchó una voz masculina a las espaldas de la mujer mayor.

Pronto un hombre apareció, con una mirada seria e intimidante. Imponía mucho más que la madre de Sana, Tzuyu pensó que de verdad se haría en los pantalones ahora.

──Oh, Tzuyu──y para la sorpresa de la taiwanesa, él sonrió de una forma particular. Tenía la misma sonrisa que Sana. ──Te recordaba más bajita, ¿no es Dahyun mayor que tú?

──Sí──asintió.

──Entonces eres menor que Sana.

──Sí──volvió a asentir.

──¿Sabes otra palabra que no sea "sí"?

──Sí.

Sana creyó que era momento de intervenir, Tzuyu estaba cada vez más nerviosa.

──Ella es un poco tímida al principio, pero ya se soltará, ¿qué hay de cenar?

Y gracias a esa conversación, comenzaron a entrar en la casa.

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