Promesa de vida

GAMAN

Autora: Clumsykitty

Fandom: Kimetsu No Kaiba (Demon Slayer)

Pareja: Uzuren (Kyojuro x Tengen pa pronto)

Derechos: pues a fangirlear ¿qué no?

Advertencias: esto es una historia de Alfas, Betas y Omegas, ósea un Omegaverse. Al mismo tiempo, hay licencias respecto a lo que sucede en la historia original, para más placer. Por si las dudas, no es una oda al canon, es un fanfic, así que no esperen que todo pase igual porque pues no, aquí no hacemos eso. Una historia de encargo.

"Gaman", palabra japonesa que se refiere a la resistencia y capacidad de seguir intentando algo a pesar de las adversidades, o de seguir luchando a pesar de que todo parece perdido.

Gracias por leerme.


*****


Una promesa de vida.


"Todos los cambios, aun los más ansiados, llevan consigo cierta melancolía."

Anatole France.

"Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie."

Giuseppe Tomasi di Lampedusa.



Si salía vivo de esa, Tengen se prometió decirle a Kyojuro que tenía razón sobre ese cachorro Tanjiro, había retado a una Luna Superior él solo con tal de cortarle la cabeza en un descuido del demonio con dos manos lastimabas igual que su cuerpo. De suerte que llegó a tiempo para impedirle que atravesara el cráneo del chico, sorprendiendo a Gyutaro al verlo ahí como si nada pasara. El veneno seguía circulando por su cuerpo, estaba deteniéndolo para alcanzar su corazón, el suficiente tiempo al menos. Zenitsu fue directo contra Daki cuando ella trató de atacarlos, sin desperdiciar más energías al buscar cortarle la cabeza.

-¡Ahora ya conozco tu canción! -exclamó jubiloso Uzui, haciendo danzar sus espadas.

La expresión de desconcierto en Gyutaro le complació, rechazando sus ataques ahora que podía escucharlos y predecirlos como una melodía. El demonio no dio crédito, como no podía ser de otra manera, lo había tomado por otro Hashira más, un Omega al que podía intimidar pavoneándose con su dominio Alfa. Jamás había estado frente al gran Tengen Uzui y eso estaba a punto de lamentarlo. Ambos volaron por entre los escombros, hasta que la Luna Superior huyó para darse un momento a reevaluar su situación. Su hermana estaba siendo atacada y él no tenía forma ya de sorprenderlos.

-¡No lo creo! ¡Ustedes van a morir! ¡Van a morir!

El Pilar del Sonido sonrió para sí, moviendo sus espadas contra las hoces sangrientas del demonio, yendo de aquí para allá sin ceder. Tengen percibió cómo el veneno corría un poco más aprisa al gastar así sus energías, curiosamente solo aletargado no solo porque estuviera controlando su respiración y músculos para frenar su avance, esa esencia Alfa en su vientre estaba proveyéndole de fuerza extra. Gyutaro lo había notado, por eso también quería abrirlo para arrancársela, pues era un fuego que avivaba desde lo más profundo de su esencia Omega el deseo de continuar peleando sin miedo ni aunque llegó a cortarle el ojo izquierdo.

Tanjiro no deseó quedarse atrás, buscando el cuello de esa luna expandiendo su dominio Alfa muy probablemente sin percatarse, tan solo quería cumplir su promesa. Tengen cortó un brazo de Gyutaro, buscando su pecho para atravesarlo e impedirle el moverse cuando la espada del cachorro tocó el cuello, empezando a enterrarse. Una hoz atravesó el mentón de Tanjiro, más este no cedió, lejos de mostrar miedo, hubo furia en él porque una de las manos de la Luna Superior fue directa hacia el vientre de Uzui. Para la enorme sorpresa del Omega, la esencia del cachorro se transformó a una más poderosa, tanto que fue como ver a Kyojuro, la espada de este hundiéndose en la carne podrida justo en el momento en que Inosuke apareció de la nada volando directo hacia Daki para terminar lo que Zenitsu había comenzado.

De haber podido sonreír, Tengen lo hubiera hecho, de orgullo, deseando que Kyojuro hubiera estado ahí para observar a sus cachorros mostrar tanta determinación y fuerza al rebanarle la cabeza a dos demonios al mismo tiempo con un grito de guerra. Los cuerpos cayeron igual que sus cabezas rebotando entre los escombros, el Omega con los muchachos dejándose caer agotados. Estaba hecho, habían vencido a la Sexta Luna Creciente luego de siglos de ser intocables. Uzui iba a llamar a sus esposas al olfatearlas cerca, pero un cambio en el aroma del cuerpo de Gyutaro lo alertó, girándose hacia Tanjiro quien tenía problemas para respirar, envenenado por la hoz del demonio.

Sintió que no llegaría a tiempo para salvarlo, demasiado cansando, demasiado envenenado, pero entonces el aroma de Rengoku apareció, este tomando a los otros dos mocosos con ayuda de Nezuko antes de saltar hacia ellos y alejarse lo más rápido posible cuando el cuerpo de Gyutaro estalló lanzando sus hoces sangrientas destruyendo la zona alrededor igual que un explosivo preparado para llevarse consigo a todos los que estuvieran cerca. Fueron empujados en el aire por la onda de choque contra el resto de las casas y muros, Tengen alcanzando la mano del Pilar del Fuego, ambos formando una suerte de capullo que protegió a los cachorros de la fuerte caída.

-Maldita sea, todo me duele -se quejó el Pilar del Sonido tumbado en el suelo.

-Somos dos -sonrió Kyojuro, apretando su mano- Tengen...

-¡MI SEÑOR!

El Alfa se separó cuando llegaron Hinatsuru, Suma y Miko por su pareja, haciéndose a un lado mientras ellas recostaban a Tengen contra una piedra, llorando al verlo en ese estado. Tenía un horrible corte en la mejilla izquierda, ese ojo perdido, la mano de ese lado mutilada por no hablar del veneno corriendo libremente por su cuerpo. El Pilar del Sonido buscó la mirada de Rengoku, notando que no estaba asustado por él, más bien lo observaba como diciéndole que resistiera un poco más, todo estaría bien y el Omega le creyó, suspirando hondo. Nezuko hizo lo suyo, buscando a los demás para sanarlos con su técnica, desapareciendo el veneno. Mientras las Betas se lamentaban, la cachorra fue con Uzui para hacerle lo mismo, haciendo reír a Kyojuro por el barullo que las esposas de ese Hashira hicieron cuando notaron que la pequeña lo había salvado y no asado vivo como pensaron.

-¡Mi señor!

-¡Tengen!

-¡Está vivo!

Tanjiro desapareció con su hermana por unos momentos, el Pilar del Fuego los olfateó no muy lejos, levantándose para buscarlo, sabía que estaba recolectando la sangre de los demonios para investigarla, más le sorprendió lo que hizo después. Parecía que había escuchado a hablar a los dos hermanos, acercándose a ellos. Kyojuro le dejó hacer, sin interrumpirlo, su pupilo estaba hablando con las cabezas ya desapareciendo, un gesto de nobleza peculiar que le sacó una sonrisa de orgullo. No le cupo duda de que Tanjiro tenía un gran destino por delante, y esperó de todo corazón seguir vivo para poder estar presente.

-Señor Rengoku -llamó Hinatsuru suavemente, haciendo que se girara.

-Ah, ¿qué puedo hacer por ustedes?

La shinobi le entregó un paquetito envuelto con un moño, al olfatearlo reconoció el aroma de una medicina.

-Para su corazón. No haga que mi señor se angustie.

Se quedó sin palabras, asintiendo con una reverencia para tomar la medicina mientras la Beta volvía con su grupo cuando Tanjiro llegó a él, abrazándolo con fuerza y echándose a llorar cual cachorro que era.

-Estoy orgulloso de ti, Tanjiro.

-¡Maestro! -el chico quiso devolverle su espada, pero el Alfa mayor se lo impidió.

-Es tuya.

-Pero...

-Si acaso vuelvo a blandir una espada, será mucho más adelante, Tanjiro. Así que no tiene caso que una hoja tan valiosa quede abandonada, quién mejor que tú para portarla como se debe.

-Maestro, es demasiado honor para mí.

-Has vencido a una Luna Superior, te la mereces. Es mi regalo por haber ganado.

-¿Y haber protegido a su Omega?

Rengoku entrecerró sus ojos, riendo apenas al pellizcar la mejilla de ese descarado cachorro quien no lo soltó, menos cuando Zenitsu despertó y fue con Inosuke hacia ellos, apretándolo con en un abrazo grupal.

-¡Maestro! ¡Lo hicimos!

-Felicidades, mis pequeños, lo han hecho muy bien.

-¡Te queremos, Maestro!

Los muchachitos lloraron de alegría y emoción, riendo con él, sosteniéndolo probablemente porque se daban cuenta de lo débil que estaba. Suma, Miko y Hinatsuru también estaban celebrando, peleando entre ellas como era su costumbre, solo para hacer reír a Tengen quien entrecerró sus ojos al observar a lo lejos al Alfa mayor con sus cachorros, encontrando esa mirada vivaz y la sonrisa que le dedicó, un gesto que decía más que todas las palabras que hubieran tenido para decirse. Toda aquella conmoción se detuvo cuando se presentó el Pilar de la Serpiente, observándolos antes de ir hacia Tengen quien le dedicó una mirada.

-¡Vaya hora de presentarse! -se quejó Suma, angustiada por su pareja- ¡¿Ya para qué?!

-¡Nuestro señor casi muere! -Makio no se quiso quedar atrás.

-Lo hiciste bien, Uzui, nuestro líder lo sabe y te felicita -habló el Hashira, ignorando a las mujeres- Esto es algo de lo que se hablara por todo el cuerpo de cazadores. Sin duda, podrás seguir exterminando a las otras Lunas Superiores.

-No, no creo que lo haga -replicó Tengen torciendo una sonrisa- Porque tengo una promesa que cumplir, así que renuncio a ser un Pilar.

-¿Qué?

-Mi señor -Hinatsuru abrió sus ojos, conmovida.

-Lo que escuchaste, renuncio a ser un Pilar, he cumplido mi parte, además he perdido una mano y la verdad quisiera hacer otra que cosa que no sea pelear a muerte. Eso agota.

-Tú no puedes estar hablando en serio.

-Sí que lo hago.

-No puedes renunciar, Uzui, apenas si somos los suficientes Pilares, que uno renuncie...

-Dos -Kyojuro se unió al acercarse con sus cachorros- Yo también renuncio.

-Pero ¿es que se han vuelto locos?

-Maestro -Tanjiro se angustió, tirando de la manga de Rengoku.

-Puedes sentirlo, no tengo mi esencia equilibrada ni con la fuerza suficiente para sujetar espada alguna. Así no sirvo para nada al cuerpo de cazadores. Será mejor que me retire.

-Dos Pilares perdidos, es imposible. No tenemos...

-Sí hay quien pueda sustituirnos -Tengen miró a los cachorros- Estos mocosos que ves ahí tienen las agallas y la extravagancia suficiente para llegar a ser un Hashira, no los subestimes porque un día de estos te pueden superar.

-Hm.

-Nuestro amo entenderá -asintió Kyojuro, palmeando la cabeza de Tanjiro- Como siempre lo hace.

-Dementes, es lo que son.

No hubo forma de que los convencieran de lo contrario. Tengen se marchó con sus esposas, mientras que Tanjiro y los demás volvieron a la Finca de las Mariposas para recuperarse, contándole a todo mundo con lujo de detalles cómo había sido esa batalla contra la Sexta Luna Creciente. No faltaron los regalos de varios cazadores a los cachorros, alabándolos por su esfuerzo, igual que un mensaje del Señor Kagaya felicitándolos y animándolos a seguir entrenando, como esperanza de los cazadores de demonios. Ahora los papeles se invertían, las Lunas Demoníacas eran las que temerían gracias a sus espadas.

-¿Maestro? ¿Puedo decirle algo?

-Adelante, Tanjiro.

Este se acercó algo apenado junto a Kyojuro en uno de los jardines de la finca, con su cabeza caída, jugando con sus manos nerviosas.

-Dime qué te preocupa.

-No va a morir, ¿cierto? Por lo de...

-No -Rengoku negó con una amplia sonrisa- Pero en estos momentos tengo la fuerza de un recién nacido.

-Sabiendo lo que podía pasarle, de todas formas fue a protegernos.

-Siempre lo haré, aun cuando ya no pueda usar una espada, siempre lo haré. Hay otras formas de proteger a los demás, Tanjiro. A veces... una buena sopa puede hacer el milagro.

Tanjiro le sonrió, mirándolo a los ojos. -¿Puedo pedirle algo?

-Creo que es justo ya que no te he dado un buen regalo en tu banquete de celebración.

-¿Por qué no va a buscar al señor Uzui?

-Tanjiro...

-Él dijo que quiere vivir tranquilo, pero eso no lo va a lograr sin usted.

-Cuida de cómo te expresas, cachorro.

-Solo digo... ¿qué de malo tiene que sean felices?

-No entiendes, hay...

-Hasta las esposas del señor Uzui lo tienen más claro que usted, Maestro. Dice que quiere darme un regalo, bueno, quiero que vaya con el señor Uzui y sean felices. Si lo hace, yo le prometo vencer al rey demonio.

-Pero mira nada más qué atrevimiento.

-¿Por favor?

No hubo forma de negarse a esos inocentes ojos, aunque primero iría a visitar a su hermano, también tenía una promesa que cumplirle. Senjuro estuvo más que feliz de volver a verlo, casi colgándosele en cuanto lo vio entrar, afortunadamente su padre no se encontraba en esos momentos, así que no escuchó sus usuales quejas. Su hermanito sonrió al saber que irían al templo a ofrecer ofrendas, preparándose para salir.

-Oh, hermano, pensando en que iríamos... te he comprado ropa para la ocasión.

-¿Qué? ¿Para qué? Esto que traigo es suficiente, no debiste, Senjuro.

El joven sonrió. -Quería hacerlo, ven, para que te la pruebes.

Rengoku se miró en un espejo, viéndose en ese elegante kimono ceremonial, encontró las ropas un poco exageradas para visitar un templo, más no reclamó al ver lo feliz que estaba su hermano menor con su visita, los dos marchando hacia el templo, planeando sobre la comida luego de terminar. Al llegar a la entrada, Senjuro pareció recordar algo, deteniéndose.

-¡Ah! Espera aquí, debo regresar a comprar algo.

-Lo tenemos ya todo.

-No, no, espera, no tardaré.

-Senjuro... de acuerdo.

Este bajó las escaleras riendo de forma misteriosa, Kyojuro arqueó una ceja, negando al volverse hacia el templo cuando un aroma familiar le hizo abrir los ojos.

-¿T-Tengen?

-¿Kyojuro? ¿Qué haces aquí? -Uzui apareció por otras escaleras, mirando alrededor.

-Eso debería preguntártelo yo.

-Vine a hacer unas oraciones.

-Yo también, con mi hermano.

-Mis esposas me trajeron.

Los dos se miraron unos segundos antes de carcajearse al darse cuenta de que habían caído en la más simple de las trampas como unos perfectos idiotas. Tengen también lucía un hermoso kimono ceremonial como el de Kyojuro, sus cabellos sueltos que cubrían un poco el inusual parche en su ojo, decorado como no podía ser de otra manera. Cuando el sacerdote salió por ellos, no les quedó duda sobre ese plan coordinado.

-¿Los novios, cierto? Podemos empezar -sonrió el sacerdote.

-Tengen, lo siento, esto fue...

-Nunca he despreciado algún gesto de mis chicas, y hoy tampoco será ese día, Kyojuro Rengoku.

El Alfa cerró la boca, solamente sonriendo al ser arrastrado dentro para una pequeña ceremonia matrimonial con Hinatsuru, Suma y Makio apareciendo por un costado, Senjuro por el otro. No se suponía que debía pasar eso, tampoco se negaron pues como Suma lo mencionó, era parte de la promesa de vivir dignamente. Después de terminar, fueron a una posada donde las Betas ya habían preparado el discreto banquete al que asistieron los cachorros, otros involucrados. Kyojuro entrecerró sus ojos al ver a Tanjiro sonreír victorioso, riendo con él cuando lo abrazó para felicitarlo igual que Inosuke y Zenitsu. Fue una tarde familiar de brindis y buena comida con todos riendo alrededor de los nuevos esposos.

-Sin duda, esto es de las cosas que jamás creí que pudieran sucederme -comentó Rengoku al Omega, brindando juntos- En especial porque ni siquiera lo platicamos.

-Conociéndote, hubieras evadido el tema.

-Me conoces bien. Tú hubieras salido con alguna tontería. Pero debo hablar con sinceridad, Tengen, no quiero causarte problemas.

-Solo tú te imaginas cosas que no suceden.

-No quiero estorbar en su dinámica.

-Ahora estamos unidos, Kyojuro, estorbar es lo único que no podrías hacer.

Su amo y señor estaba tan bien enterado que les obsequió esa casa en el campo que habían soñado Uzui con sus esposas. Lugar donde más adelante iría Rengoku cuando hubiera terminado el entrenamiento de Tanjiro y los demás, pues ahora que se sabían con mejores habilidades, también era tiempo de pulirlas, de seguir explorando sus capacidades y prepararlos para las futuras batallas. Los cachorros estuvieron más que felices de pasar tiempo con su maestro, esforzándose por no decepcionarlo ni a él ni a Tengen quien apareció un día con la intención de también entrenarlos pues, después de todo, eran ya sus cachorros.

-¡Muevan ese trasero!

-¡Sí, Maestro Uzui!

-Sigues consintiéndolos -reclamó Tengen sin pizca de enojo en su voz.

-Claro que no.

-Todavía están verdes.

Kyojuro se carcajeó, observando al Omega. -¿Hay algo que desees decirme?

-Sí.

-¿Ajá?

-Ni siquiera tengo que mencionarte que pronto será mi Celo.

-Lo sé.

-Bien.

-¿Por qué callas?

-Creo que sería buena idea compartirlo contigo.

-Tengen -el Alfa se sorprendió- ¿Estás seguro?

-Estoy a nada de ofenderme con esa pregunta.

-¿Qué dijeron ellas?

-¿Por qué crees que estoy aquí?

-Ya decía yo que era demasiada buena suerte que de pronto quisieras ser su maestro.

-Bueno, sí quiero hacerlo, se siente bien regañarlos todavía más.

-Está bien, acepto.

-Entonces está decidido -sonrió el Omega, mirando a los chicos intercambiar golpes en juego.

A Mitsuri le había parecido por demás natural el que ellos dos se hubieran casado, a sus ojos era algo que debió haber sucedido hacía tiempo. Shinobu le pareció algo escandaloso tomando en cuenta que Uzui ya tenía tres esposas, la respuesta de este fue que era lo suficientemente extravagante para hacerse de un harén y el haber derrotado a una Luna Superior le daba el derecho a hacer lo que se le viniera en gana con su vida que casi había perdido. Si él deseaba tener un Alfa como cuarta pareja, así sería, además de que tenía un par de espadas que usaría para aclararle a cualquiera con dudas sobre su relación.

Rengoku fue al campo a recoger esas flores que no se apartaban de su persona y que durante ese tiempo había estado obsequiando a su Omega, llevándolas en pequeños ramos para entregarlas a las esposas de Tengen, como muestra de respeto y agradecimiento por permitirle compartir un momento tan especial. Hinatsuru y las otras dos ya habían preparado todo cuando él se presentó en la casa, recibiéndolo además con un buen sake para brindar, dejándoles todo listo pues los dejarían a solas para que no estuvieran preocupándose, conociéndolos ya bien. Uzui sonrió orgulloso, esperando por el sonriente Alfa y darle un pequeño tour por la que sería su nueva casa.

-¿Y bien?

-Se nota que ellas son las que se encargan.

-De no conocerte, pensaría que buscas hacerme enojar.

Fueron a una salita, algunos bocadillos con más vino les esperaba. Tomaron asiento para brindar, probando de los bocadillos hechos con sabores especiales para que el gusto de Tengen no tuviera contratiempos debido al cambio de su cuerpo a punto de experimentar por el Celo.

-¿Sabes? -el Omega hizo una pausa para confesarle algo- Si en aquella reunión tú hubieras pronunciado mi nombre, ni el miedo o la obediencia a mi padre hubieran podido impedir que corriera a tu lado para no dejarte ir nunca más.

Kyojuro abrió sus ojos en asombro, sonriendo. -¿Lo dices en serio?

-Así fue la fuerza con la que te colaste en mi ser.

-Si tú me hubieras mirado, aunque fueran un par de segundos, yo hubiera olvidado todo el protocolo y mi educación por tenerte conmigo.

-Menudo desastre hubieras hecho.

-Con los consabidos problemas posteriores que nos hubieran separado.

-Sí -Tengen asintió- En aquel momento, todavía no podíamos estar juntos, no estábamos listos ni era el mejor tiempo.

-Quisiera preguntarte ¿no te molesta que ahora haya perdido mi Aliento de Fuego?

-Ah, esos pensamientos, claro que no. Lo he meditado y he llegado a la conclusión de que quizá eso era a lo que se refería la abuelita de las montañas. Has muerto como un Hashira, pero a cambio de eso, te puedo tener a mi lado, me parece un precio justo. Yo espero que eso no te torture, no eres menos Alfa ni menos Kyojuro por ello porque si te sientes así entonces yo me avergonzaré de haber perdido una mano e imitarte en eso de estar tuerto.

-Me pasó por la cabeza, lo admito. Escuchándote hablar así me tranquiliza.

-Además, tenemos tres cachorros para llenar ese hueco.

-¿Por fin les tienes fe?

-No. Confío en que nos obedecerán lo suficiente para lograr ser un Hashira.

Rieron, brindando otro poco antes de ir a la recámara a descansar y esperar por la aparición del Celo. El Alfa ya había tenido una muestra de ese aroma, pero el olfatearlo en todo su esplendor fue algo más. Tengen parecía en verdad como si fuese un dios para él, más hermoso quizá, deseando solamente vivir ese instante precioso, uno de tantos que vendrían. Para el Omega fue como si al fin dejara atrás todos los grilletes de su alma, libre de agobios, encontrando en la esencia de Rengoku el descanso que nunca había encontrado por más joyas, vinos, fiestas, bailes o muestras de cariño de sus esposas. El simple toque de la mano cálida de Kyojuro fue como si volviera a nacer, buscando esos labios una vez más, ya lo había extrañado desde la última vez, y ahora sabiendo que tenían todo el tiempo del mundo hizo que todo se sintiera como si estuvieran en el paraíso.

Las ropas pronto desaparecieron cuando la fiebre alcanzó su punto más alto, el sudor del Omega fue refrescado por la lengua de Kyojuro, recorriendo su cuerpo, alborotando más su aroma que se combinó con el del joven Alfa, una danza de esencias mientras las caricias se volvían más insistentes, enredándose entre brazos y piernas. Los cabellos de Tengen se soltaron, dejando que los dedos del otro pudieran cepillarlos, olfatearlos o tirar de ellos para lamer a gusto su cuello que expuso con una sonrisa en el rostro, inclinando su cabeza en señal de sumisión.

-Alfa.

Se sujetó a Rengoku cuando los colmillos de este perforaron su piel, esa zona hinchada donde sus hormonas se combinaron con la saliva de su Alfa, formando el Vínculo completo, avivando la fiebre hasta casi olvidar su nombre. Tengen desesperó un poco ante los cuidados de Kyojuro, casi gruñéndole porque le pareció demasiado el que estuviera jugando con sus dedos solo para prepararlo cuando su cuerpo ya gritaba por la erección lista para él y que apretó cuando entro suavemente en su cuerpo en una sola embestida, aferrándose a los hombros del joven Alfa, sonriéndole antes de buscar sus labios, tirando de esos cabellos de fuego para animarlo a un vaivén más fuerte porque estaba necesitándolo con urgencia.

-Más, más fuerte. Hazlo más fuerte.

Los gritos del Omega llenaron la habitación entre los gruñidos posesivos de Kyojuro chocando sus caderas contra él, la humedad de Tengen aumentando para estimular a su Alfa y que pronto apareciera el Nudo que su cuerpo imploró por sentir. Ambos se miraron, esos ojos nublados por el placer, moviéndose en sincronía, buscando alcanzar el éxtasis. Tengen acarició el rostro de su Alfa, pasando la yema de sus dedos por el parche de su ojo izquierdo que luego besó, sujetándose mejor al sentirse más tenso, pronto ya no resistiría más. Gimió en el oído de Rengoku solo para recibir por fin ese Nudo con una aullido de felicidad, su mano arañando la espalda tensa cuando aquel se enterró profundo en él, llenándolo con esa semilla que esperó pudiera florecer.

Uzui ronroneó al estar tan lleno, teniendo tan bien Alfa no era para menos, abriendo sus ojos luego de haber sentido que había visitado a sus ancestros. La sonrisa de Kyojuro lo recibió, con sus cabellos descompuestos, empapados de sudor que cepilló apenas, todavía buscando controlar su respiración que no supo en qué momento se salió de control.

-De lo que estábamos perdiéndonos.

-Lo dijiste, no era tiempo.

-¿Es mi imaginación o te inflamaste más que aquella vez?

-... es tu imaginación.

-No -Tengen alzó sus cejas, moviendo apenas sus caderas con Rengoku jadeando al apretarlo- De verdad estás más hinchado.

-¿Por qué lo mencionas?

-Solo por ver tu expresión.

-Esto te va a costar.

-Oh, no me digas ¿harás que no pueda caminar cuando pase mi Celo?

-¿Eso quieres?

-Te reto a que lo hagas, Alfa.

Kyojuro lo hizo con todo y que pese a casi volverse loco con su aroma Omega, no se le pasó el que comiera algo y bebiera la suficiente agua entre las pausas que fueron cortas porque Tengen lo quiso dentro todo el tiempo, no queriendo dejarlo ir cuando buscaba las bandejas con los alimentos que no estaban lejos. Las piernas de Uzui le temblaron al intentar ponerse de pie una vez que transcurrieron esos tres días de fiebre que fueron placenteramente bien satisfechas por su Alfa, también alegrándose de esa curiosa sensación de su cuerpo además de sus piernas entumecidas y sus caderas muy adoloridas. Después de un buen baño con un masaje por parte de Rengoku, se sintió mejor, de excelente humor para cuando volvieron Makio, Suma y Hinatsuru con regalos.

-¿Y esto?

-Lo enviaron sus cachorros -sonrió Hinatsuru.

-Bueno, ¿es que todo el mundo está enterado o qué?

-Son sus padres -Suma lo dijo con toda la naturalidad- Ellos pueden percibir cuando ustedes están felices, porque eso los hace más fuertes.

-Descarados, eso es lo que son.

Antes, cuando Mitsuri había dicho que Tanjiro y los otros eran los cachorros de Kyojuro, el Omega se había sentido airado, como si estuviera perdiendo algo. Con su esposa declarando abiertamente que ellos dos eran sus padres adoptivos, es que aceptó al fin que esos tres cachorros estaban ya en su corazón y los vería de esa forma para siempre por más que lo hicieran enojar. Con su Alfa charlando con sus tres esposas, Tengen llevó una mano a su vientre. Era linda la sensación de sentirse padre, pero deseó en su corazón que también pudiera experimentar lo que era procrear un cachorro de su propia sangre, algo muy vanidoso, nada fuera de su personalidad.

-¿Tengen? ¿Sigues cansado?

-Me hace falta una buena comida.

-¡La prepararemos para ti, mi señor!

Era claro que para ellos, las cosas habían terminado como cazadores de demonios, no que pudieran alejarse de ese mundo por completo, pero habían entregado todo lo que tenían para dar. Ahora era momento de consentirse un poco y con mucha suerte, comenzar a vivir eso que llamaban felicidad. Tengen sonrió, dejando los regalos junto a los demás que Kyojuro le hubiera dado, riendo apenas al ver el pequeño relicario con su mechón de cabellos entre todos los presentes, recordando que debía cortarle el cabello a ese risueño Alfa para completar el relicario que un día estaría en las manos del cachorro de ambos. Ese fue su deseo.

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