Misión de infiltración
GAMAN
Autora: Clumsykitty
Fandom: Kimetsu No Kaiba (Demon Slayer)
Pareja: Uzuren (Kyojuro x Tengen pa pronto)
Derechos: pues a fangirlear ¿qué no?
Advertencias: esto es una historia de Alfas, Betas y Omegas, ósea un Omegaverse. Al mismo tiempo, hay licencias respecto a lo que sucede en la historia original, para más placer. Por si las dudas, no es una oda al canon, es un fanfic, así que no esperen que todo pase igual porque pues no, aquí no hacemos eso. Una historia de encargo.
"Gaman", palabra japonesa que se refiere a la resistencia y capacidad de seguir intentando algo a pesar de las adversidades, o de seguir luchando a pesar de que todo parece perdido.
Gracias por leerme.
*****
Misión de infiltración.
"La culpa no está en el sentimiento, sino en el consentimiento."
San Bernardo de Claraval.
"Hay un remedio para las culpas, reconocerlas."
Franz Grillparzer.
"Como en las deudas, no cabe con las culpas otra honradez que pagarlas."
Jacinto Benavente.
¿Se sentía culpable?
Por supuesto.
Había sido su culpa.
Tengen no dejaba de recriminarse el haber cedido a sus instintos y caído tan bajo como para molestarse por tres cachorros mal paridos que estaban acaparando la atención del Pilar de Fuego tanto que su propia naturaleza hizo una revolución en protesta, teniendo un Celo súbito con la única intención de reclamar lo que pensaba le pertenecía, olvidando con ello la precaria situación de sus esposas dentro del Distrito Rojo. Ahora las tenía perdidas, sin saber si estaban bien o se encontraban en problemas incapaces de poderse comunicar para no delatarlo ante el demonio que perseguían. Estaba casi seguro de que era una Luna Superior, pero sin la evidencia final no podía llamar a los demás.
Fue una trampa de su parte el ir a la Finca de las Mariposas a secuestrar a las Omegas, porque ya sabía que ese trío de inútiles se lo impedirían y era lo que buscaba, apartarlos de Kyojuro. Como fuese, ahora les debía a Makio, Suma y Hinatsuru el rescatarlas, sacarlas de ahí a como dé lugar porque si la Luna Creciente estaba en aquel sitio, sospecharía de inmediato y tenía que protegerlas costara lo que costara, era una promesa hecha antes de que su Omega interior se convirtiera en su peor verdugo. Tenía que darle gracias al Alfa de cabellos de fuego por no haber perdido la cabeza por completo y marcarlo o en verdad hubiera estado en líos que ni mil batallas podrían remediar. Estaba satisfecho, claro, había sido bien anudado, impregnado con la esencia de Rengoku en su vientre, eso tendría que bastar mientras arreglaba su desastre.
Pero esos cachorros no ayudaban en nada.
-Señor Uzui, ¿esto funcionará?
En el Distrito Rojo mientras se tuviera una cara bonita lo demás no importaba, así que el plan era colar a esos mocosos en las casas de las Oiran para que encontraran pistas sobre las chicas, además de los evidentes rastros que todo demonio debía dejar en sus andanzas. Vistió y maquilló a los pupilos de Kyojuro de suerte que pasaran por lindas chicas a ser empleadas por los dueños de las casas, mientras que él pretendería ser una suerte de padrote, cambiando su uniforme por un atuendo más acorde, soltando sus cabellos para acentuar su aroma Omega que sin duda llamaría la atención pues en aquel barrio había una alta estima por su casta.
-Tiene que funcionar mientras cierren el hocico. Vamos.
-¿A dónde?
-A venderlos.
-¡¿Qué?!
Una vez ubicados en sus respectivas casas donde anteriormente estuvieran infiltradas sus esposas, a Tengen no le quedó más que esperar porque esos cachorros hicieran bien su trabajo, al menos servirían de algo pues en caso de que metieran la pata no lo relacionarían con él como con sus parejas. Dio un recorrido por el Distrito Rojo esperando encontrar una esencia de demonio sin hallar nada, lo cual era mala señal. Un demonio que podía ocultarse tan bien debía ser de alto rango y en un lugar donde violaciones, asesinatos, robos y demás crímenes estaban a la orden del día sería complicado encontrar su rastro, confirmando de una vez que era una Luna Superior. Al no tener más que hacer, salió de ahí para ir a la villa más cercana por sus cosas, gruñendo cuando olfateó a cierto Alfa en una posada donde lo encontró cenando.
-¿Qué haces aquí?
Kyojuro le sonrió, como si solo fuera un paseo por el campo aquello, dejando su plato en la mesa.
-Solo merodeo cerca por si acaso.
-¿Por si acaso qué?
-Necesitan de mi ayuda.
El Omega sintió esa mirada sobre su cuerpo ahora que estaba usando menos ropas con el cabello suelto, negando para sí al cruzarse de brazos, caminando cerca de la mesa.
-¿Temes que les suceda algo a tus cachorros?
-Y a ti, este demonio que estás persiguiendo es de alto rango.
-Puedo con él.
-Sin duda alguna, jamás me atrevería a decir lo contrario.
-Entonces si has venido por esos mocosos.
No podía quitarse de encima la envidia que lo sacaba de quicio con ese tema. Por alguna razón, el que Kyojuro estuviera ocupado con esos tres lo molestaba más de lo que debiera y sin fundamento real para ello pues eran sus pupilos, lo cual estaba bien, más no lo toleraba, menos si aquel Alfa reía de esa forma restándole importancia al asunto.
-¿Cómo van con las pesquisas?
-Apenas están comenzando, espero que para el final del día tengan algo.
-Pude infiltrarme yo.
-Los demonios suelen captar mejor a un cazador Alfa a la distancia, sobre todo si es un Hashira, estamos con ventaja desde que esos cachorros apenas si tienen dominio.
-Solo nos los hagas llorar.
-¿Por qué siempre estás defendiéndolos?
Kyojuro dejó su platón de comida para verlo, como si esperara que el propio Tengen fuese el que diera las respuestas. No quiso hacerlo, cruzándose de brazos con la mirada puesta en la ventana que dejaba ver a lo lejos las luces rojizas del distrito no muy lejano. El Alfa siguió cenando con ese silencio, ocupando su boca en los alimentos en lugar de palabras que tranquilizaran los celos absurdos de un ofendido Pilar del Sonido. O que al menos dijera algo sobre lo que pasó en aquella posada. Tengen bufó, apretando sus labios y frunciendo el ceño, Rengoku casi azotó el platón al volverse hacia él en su silla.
-Tengen, ¿en serio tú...?
Lo calló con un beso, sujetando con fuerza su rostro, sentándose en su regazo con sus piernas aprisionando las caderas del Pilar de Fuego. Sonrió para sí al sentirlo tenso por la cercanía de su cuerpo con su aroma más libre adrede, queriendo embriagar su olfato con él. El Omega tiró de sus cabellos, mordiendo el cuello de Rengoku con un gemido de este y sus manos colándose por debajo de su yukata, buscando retirar la ropa interior que no encontró. Aprovechó ese desconcierto para llevar una mano entre sus cuerpos, abriendo el pantalón del uniforme, directo hacia el miembro del Alfa que masajeó observando su reacción entre sorpresa y enojo.
-¿De verdad quieres ayudarme? Necesito esto.
No permitió que respondiera, usando sus dedos para excitar a Kyojuro hasta tenerlo lo suficientemente duro y llevar su erección entre sus piernas mientras su boca se encargó de distraerlo. Tengen jadeó, estremeciéndose al dejarse caer, sintiendo como el otro se abría paso dentro de su cuerpo, amoldándose a ese pene que endureció al apretarlo, comenzando a mover sus caderas, buscando de nuevo la boca de Rengoku. Las manos de este buscaron su propio miembro, casi ronroneando al ser estimulado así. Al separarse para verlo, esos ojos rojizos de Alfa excitado y embistiéndolo en esa posición ganó su sonrisa de triunfo, restregándose con más insistencia, no había comparación a la deliciosa sensación de unirse así, con sus cuerpos combinando sus esencias.
-Alfa -llamó, gimiendo un poco.
La reacción del Pilar de Fuego no se hizo esperar, levantándose de golpe para estamparlo contra la mesa, tirando todo a un lado y tenerlo a su merced. Tengen solamente rio victorioso, aferrándose a la espalda de Kyojuro mientras sus caderas fueron castigadas con un martilleo que lo hizo gritar entre los rugidos posesivos de su Alfa, mordiendo uno de sus pezones en castigo, cosa que solamente lo complació más, tirando de esos cabellos naranjas al cambiar el ángulo de las embestidas, tocando su próstata entre cada entrada que también ganó profundidad por la posición. No iban a resistir ya mucho, así que el Omega hizo un candado con sus piernas alrededor de las caderas de Rengoku para atraerlo a su cuerpo por completo, animándolo a que terminara en él, arqueándose cuando tocó su orgasmo con el nombre del Hashira entre sus labios.
El Alfa todavía dio unos cuantos empujones más antes de sentir su semen inundarlo, con aquel quedándose apoyado sobre su pecho al recuperar la respiración. Sin duda habrían asustado a los que estaban alrededor, pero el Pilar del Sonido dudó que eso fuera a meterlos en líos, las villas cercanas al Distrito Rojo no eran ni por asomo muy recatadas. Más relajado, Tengen abrió sus ojos, abrazando a Kyojuro con algo de fuerza, sin que sus piernas tampoco se soltaran.
-Déjame esto a mí, puedo hacerlo.
-Yo no...
-Has engañado a todos, pero no a mí -murmuró el Omega con un tono más dolido- Sé lo que Akaza te hizo, no solo dañó tu cuerpo, también lastimó tu esencia. Puede que tus órganos se hayan recuperado, pero tu energía espiritual no, Kyojuro, si intentas alguna postura puedes sufrir un daño irreversible.
Rengoku no replicó y Tengen supo que había dado en el blanco, una de sus manos acarició los cabellos de su Alfa con cariño, bajando aún más el tono de su voz con sus ojos fijos en el techo que reflejaba las luces rojizas del no tan lejano distrito.
-Me di cuenta esa noche en que lo hicimos, si tuvieras tu fuerza usual, tendría impregnada tu esencia hasta el día de hoy, incluso puede que me hubieras preñado, pero no lo puedes hacer porque te faltan energías para tu dominio. Eres como el árbol que fue mutilado por el golpe de un rayo, has renacido, más no tienes el esplendor original.
-Estaré bien -replicó Kyojuro apenas contra su piel.
-Con este demonio no, debe ser una Luna Superior, no te voy a consentir el ponerte en riesgo. Aléjate o no te volveré a dirigir la palabra nunca más.
-Si es una Luna Creciente...
-La venceré.
-Los demás están demasiado lejos para llegar a tiempo -Rengoku se irguió para verlo- Tendrás que confiar en mis cachorros.
-Hm.
-Tengen.
-Si el peligro es demasiado, los sacaré de ahí.
-Pueden ayudarte, no los menosprecies por ser mis pupilos.
-No es por eso.
-¿Entonces?
Tengen sujetó el rostro del otro Hashira, sonriéndole. -No vayas, Kyojuro, si me tienes algo de respeto, no arriesgues tu vida así.
-¿Solo has venido a seducirme para decirme esto?
-Sí.
-Oh.
-No lo hagas, no podría pelear si tú estás en peligro.
El joven Alfa quiso decir algo, pero Uzui tiró del cuello de su uniforme para besarlo, usando sus talones para empujar su trasero contra el suyo, sonriendo al sentirlo endurecerse en su interior. Lo hicieron un par de veces más antes de separarse. Tengen no estuvo seguro si Kyojuro iba a mantenerse fuera de la pelea, no le prometió nada, esperaba que no. El cuerpo de su Alfa podría quebrarse si intentaba una de las posturas más difíciles, y podría morir por el solo esfuerzo. Akaza iba a pagarlo caro. Tan solo debía hacer todo lo que estuviera de su parte para que de momento el Pilar de Fuego no peleara en serio mientras se recuperaba por completo, sabía que el orgullo de Hashira como esa necedad de no preocupar a los demás había hecho que callara sobre su situación, Tengen lo entendió más no iba a aceptar una acción imprudente solo porque su instinto Alfa lo empujaba a querer protegerlo.
Se despidieron bien esta vez, el Omega ya con su uniforme y espadas en la espalda, dirigiéndose hacia el Distrito Rojo para saber qué tanto habían logrado esos cachorros en su ausencia. Miró a Rengoku una vez más, sonriéndole con un pulgar en alto antes de marcharse, siendo de día el demonio no los atacaría, tenían muy pocas horas de luz antes de que el sol se ocultara y con ello, esa luna saliera de su escondite. Debía rescatar a sus esposas, y sacarlos a todos antes de enfrentarse a su enemigo. Tengen encontraría a Tanjiro e Inosuke hablando en un techo sobre sus pesquisas, que coincidieron con las sospechas cuando hizo aquella ronda en el distrito.
-Deben largarse de aquí -les ordenó al saber que no encontraban a Zenitsu- Esto ya solo me compete a mí.
-Pero, Señor Uzui.
-¡Solo son cachorros! ¡Fuera!
Esperó que le obedecieran, dirigiéndose a la casa donde Zenitsu había desaparecido para interrogar al dueño sobre quien sospechaba era responsable de que su personal desapareciera. Una pista tras otra lo llevó a buscar un sitio ideal para una madriguera de demonio, encontrándose solamente con una habitación vacía para el momento en que el sol ya no estaba. Inspeccionando mejor, sintió alivio al dar con Hinatsuru, quien estaba débil pero viva. La Beta le sonrió al verlo ahí, suplicándole que no enfrentara al demonio porque era nada menos que la Sexta Luna Creciente.
-Protégete, mi señor.
Negó, llevándosela consigo. Ahora que tenía mejor idea del aroma del demonio y su identidad, solo debía prestar atención. Eso lo llevó con Makio y más adelante con Suma, ambas igual prisioneras de unos obi que respondían como si fueran tentáculos. Con sus tres esposas reunidas, Tengen estuvo más tranquilo, usando su oído y así perseguir ese obi huyendo, sin duda a la madriguera. Makio y Suma, sin estar gravemente heridas, se ofrecieron a apoyarlo cuando halló algo metros bajo tierra. Fueron ellas las primeras en dar con la madriguera, y también con Inosuke pese a que les había ordenado que no se metieran más en esa pelea.
-Qué cachorros más necios -gruñó, preparando sus espadas.
Ese obi no era más que una extensión del demonio, usado para atrapar su alimento que mantenía ahí preso dentro de su tela. Liberaron a Zenitsu quien se unió a los ataques. Una vez que terminaron con esa amenaza, las dos esposas de Tengen corrieron a abrazarlo entre lágrimas de alegría.
-¡Mi señor!
-Lamento haberlas puesto en peligro, pero estoy orgulloso de ustedes, pelearon con fiereza.
-¡Hey! ¡Dejen los llantos para después! ¡Tanjiro nos necesita! -gritó Inosuke señalando los pedazos de obi que volaron despavoridos fuera de la madriguera.
-¡Qué necios! ¡¿Por qué se quedaron?!
-¡Los regaños para luego!
-¡Makio! ¡Suma! ¡Saquen a todos de aquí! ¡Vayan con Hinatsuru!
-¡Sí, mi señor!
Iba a ser algo difícil vaciar el Distrito Rojo, más necesario, una alerta de fuego iba a ser mejor que nada. El Pilar del Sonido salió con un dormido Zenitsu junto con Inosuke para seguir el rastro de esos obi que parecieron desaparecer, solo que su aroma dejó la pista del lugar hacia donde se dirigían. No hubo tiempo que perder una vez que dieron la alarma de incendio, asegurándose de que los demás huyeran pues la demonio de nombre Daki no iba a dejarlos vivos ahora que había sido descubierta. La Sexta Luna Creciente, culpable de la muerte de varios Hashira. Tengen oró para sus adentros esperando que el idiota de Rengoku no interviniera, si sus palabras lo habían herido lo suficiente, se mantendría lejos, ayudando a los que salían del distrito.
-¡Vamos, no se queden atrás!
No le cupo duda alguna al Omega que esa luna había tenido mucho tiempo para alimentarse y hacer de las suyas, con una madriguera tan grande y distante del punto donde habitualmente se mantenía bajo la forma de una Oiran, era para que estuviera segura de que nadie iba a encontrarla, y si por alguna razón un cazador de demonios se cruzaba por el Distrito Rojo, ella lo eliminaría antes de que pudiera desenmascararla. Una estrategia buena, igual de peligrosa que los puños de Akaza. Tengen se detuvo al olfatear ese pestilente aroma de demonio combinado con la esencia Beta, algo extraño para una Luna Superior cuando eran todos Alfas sin excepción. ¿Acaso estaba usando todavía un disfraz? Inosuke jadeó cuando la esencia de Daki se expandió, sin duda los obi habían regresado a ella, completando su poder.
-Escucha cachorro, tú y tu amigo vayan por aquel camino. Yo iré por el lado contrario, si esa luna desea atacarnos tendrá que elegir, espero que me elija a mí por ser un Pilar.
-¡De acuerdo!
-¡Ahora!
Tengen no pudo creer lo que su olfato y oído estaban captando, esos dos hermanos estaban dándole pelea a una Luna Creciente. Sin embargo, su preocupación fue cuando el poder de Nezuko salió de control, sin duda por la adrenalina de la pelea, el aroma de sangre que ya los rodeaba. Fue toda una suerte que Tanjiro pudiera sujetarla a tiempo antes de que atacara gente inocente, el problema seguía siendo Daki, de vuelta contra esos dos cachorros. El Pilar del Sonido tomó su turno para aparecer, cortándole la cabeza a la Sexta Luna de un solo golpe.
-Calma a tu hermana o mis espadas probarán su cuello.
-¡No!
-¡¿Dónde rayos quedaron tus palabras que dijiste frente al Maestro?!
-¡Estoy intentándolo! -lloró Tanjiro.
-Es como una bebé, solo debes hacer que vuelva en sí cantándole una canción de cuna o algo.
El cachorro siguió esa idea de cantarle una canción de cuna, cosa que trajo de vuelta la mente inocente de Nezuko, quedándose dormida al fin. Un llanto quieto captó la atención del Omega, frunciendo su ceño al ver a Daki con su cabeza en su regazo llorando por haber sido decapitada. Para ser una Luna Superior era bastante infantil, ni siquiera los mocosos eran así de inútiles.
-Ya muérete -le dijo.
Inosuke y Zenitsu aparecieron, notando la situación. Tengen se quedó esperando a que la demonio desapareciera como debía ser, comenzando a inquietarse porque seguía viva, quejándose amargamente por haber sido quemada por la técnica de Nezuko y que la lastimaran con las burlas del Omega a su supuesta proclamación de ser una Luna Superior cuando ya estaba vencida. El Hashira se giró hacia Daki, observándola, esperando que su cuerpo se desvaneciera sin ver señal alguna de eso. Algo no andaba bien, algo no andaba para nada bien.
-¡Hermano! ¡Mira lo que me hicieron!
Los puños del Pilar del Sonido se tensaron, apretando con más fuerza sus espadas curvas al recordar el tiempo pasado rastreando ese rumor de dos hermanos demonios. Había creído que todo era una confusión del único testigo, que en realidad era un hechizo o un espejismo usado para confundirlos, después de todo la huella de ellos se perdió, prefiriendo seguir con lo que escuchó del Distrito Rojo. En realidad siempre había estado tras el mismo demonio, solo que no había podido conectar acertadamente todos los hechos hasta ese momento en que se giró cuando escuchó algo, un crujido de huesos y abrió sus ojos al ver que algo emergía de la espalda de Daki.
"Son dos... dos hermanos."
Tengen actuó en acto reflejo, dirigiéndose al otro demonio de aspecto grotesco que ganó altura, buscando su cuello al estar en una posición de desventaja. Las dos hojas rozaron esa piel lastimada, se juró que la tocaron pero antes de parpadear hubo un silbido que lo hizo todo borroso, con un aroma pestilente a veneno. El Omega apenas si pudo moverse, perdiendo de vista en tan solo un segundo a los dos hermanos que reaparecieron en otro lado de la habitación. No eran la Sexta Luna Creciente por mero capricho y ahora veía de qué se trataba todo. Sin duda el que fuesen dos en un mismo cuerpo les daba una ventaja sin igual, cualquier cazador desprevenido no tendría oportunidad con ellos.
-Llorar no sirve de nada -habló aquel demonio con una voz que arrastraba las palabras, ronca y que soltaba un aroma Alfa muy marcado- Podrías pegarte la cabeza tú misma, no tienes cerebro. Debes tener cuidado con tu cara, naciste siendo hermosa por algo.
Ese hermano mayor palmeó los cabellos blancos de Daki con cariño, una imagen chocante tomando en cuenta que eran demonios. Uzui ni se lo pensó, lanzándose contra ellos buscando sus cabezas. El demonio Alfa giró su rostro, entrecerrando sus ojos al verlo aproximarse a una velocidad que el Pilar del Sonido no se esperó, reaccionando a su ataque con otro que por nada estuvo a punto de cortarle el rostro si no fue que lo movió apenas lo suficiente para que el corte de una cuchilla sangrienta lo rozara, alcanzando su piel y parte de su diadema. Demasiado veloz, demasiado certero.
-No está mal, detuviste mi ataque. Mi intención era matarte, eres muy bueno -se quejó el demonio- Me gustas, tienes un lindo rostro, una piel tersa según veo sin manchas ni quemaduras además de un buen cuerpo. Yo no consigo engordar. De seguro eres popular entre las mujeres y Omegas.
Tengen le hubiera corregido sobre su idea de que era un Pilar Alfa, pero aquella criatura ya se daría cuenta si en verdad era una Luna Superior, quedándose callado y prefiriendo pensar en otra estrategia ofensiva.
-No está solo, hermanito, hay otros más. ¡Mata a todos los que me quemaron! -acusó Daki con Tengen preparándose ya para contraatacar antes de darle tiempo a lastimarlo más.
-Mataré a todos los que lastiman a mi hermanita.
Vino otro ataque, ambos evadiéndose ahora que sabían que sus reflejos eran rápidos. El demonio sonrió, ladeando su rostro como si la cabeza le pesara, rascándose una mejilla de forma tan insistente que comenzó a arrancarse la piel como se le veía en el resto del cuerpo. Tengen miró alrededor, todavía había inocentes con ellos, debía sacarlos de ahí o no podría pelear con todas sus fuerzas.
-Qué envidia, qué envidia, ¿por qué no te mueres mejor? De preferencia, de la forma más dolorosa posible. Podría despellejarte y arrancarte las entrañas, estarás dando vueltas mientras te asesino, al fin y al cabo por algo me llaman... ¡Gyutaro!
Las hoces se tiñeron de sangre, lanzando cortes peligrosos que el Omega desvió, aprovechando los escasos instantes antes de que el demonio Alfa atacara de nuevo para hacer explotar el piso, bajando con esa pareja atrapada con él al primer piso, permitiendo que ellos escaparan. Gyutaro no quiso permitírselo, por lo que tuvo que hacerle frente con sus espadas y así darles tiempo a los otros de escapar. Recibió algunos cortes, pero tuvo éxito, haciendo enojar más a esa luna que siguió rascándose el rostro, abriéndose una piel putrefacta.
-Hay algo extraño en ti.
-¡Mátalo, hermanito!
Sin ese oído fino, los nuevos cortes en verdad lo hubieran alcanzado. Tengen se alejó, solamente terminando en el aire con el demonio apareciendo súbitamente frente a él, olfateándolo sin atacar. Se alejó, dándose cuenta de que los cortes recibidos tenían veneno, la sangre de ese demonio era toda veneno por no mencionar lo peligroso de sus hoces que producían cortes tan filosos como para destruir casas enteras. Esperó de todo corazón que ya todos hubieran escapado del distrito, porque ese tal Gyutaro no iba a tener compasión de nadie. Tengen parpadeó al ver que aquel le dio la espalda sin más, buscando a su hermana para hablar en susurros.
-... ¿estás segura?
-¡Sí!
-¿Te dijo que era un Hashira?
-Sí, lo hizo cuando se burló de mí.
-Ya veo, ya veo.
-¿Qué sucede, hermanito? ¿Por qué no lo matas de una buena vez?
-Eso haré.
El demonio Alfa lo miró con el rostro caído, luego mirando el suelo con una mano rascándose el pecho de forma insistente. Uzui no entendió su actitud ni sus siguientes palabras.
-¿Tienes pareja, no es así?
-Tengo tres esposas.
-¿Esposas?
Gyutaro se movió, el Omega con él evitando un ataque que no vino, todo lo que hizo ese demonio fue olfatearlo de cerca, entrecerrando sus ojos.
-No, tú no tienes esposas.
-¡Claro que sí! Soy un tipo de buen ver y atractivo.
-Eres un Omega.
-Eso no impide que tenga esposas.
-No, no tiene nada que ver, pero... -el demonio olfateó una vez más, torciendo una sonrisa- Tú en todo caso, estás apareándote con un Alfa... espera...
Una parte de la casa estalló al encuentro de sus armas, dejando el techo al descubierto. Gyutaro abrió sus ojos, sacudiendo su cabeza, apuntándole con un dedo.
-Tú... ¡TÚ!
-Soy el Pilar del Sonido y te cortaré la cabeza.
-No puede haber un Hashira Omega apareándose con otro Alfa, no puede volver a suceder -gimió el demonio, sujetando sus hoces que tiñó de sangre- ¡En ninguna circunstancia puede pasar otra vez!
Esas palabras desconcertaron a Tengen, quien tuvo que usar escombros para no ser tocado por la sangre envenenada ante los siguientes ataques que se volvieron más agresivos, con un sentido de urgencia. ¿Por qué la importancia de su casta o que notara que había estado con Kyojuro?
-Voy a matarte a nombre del Maestro.
-Qué coincidencia, yo también -replicó el Omega.
-No, no, ya verás que te arrancaré del vientre esa infamia, no permitiremos que una nueva sangre nazca, nos ha costado muchos sacrificios casi extinguir la primera.
-¿Qué...?
-¡Muérete de una vez, Omega!
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