El sol vuelve a salir
GAMAN
Autora: Clumsykitty
Fandom: Kimetsu No Kaiba (Demon Slayer)
Pareja: Uzuren (Kyojuro x Tengen pa pronto)
Derechos: pues a fangirlear ¿qué no?
Advertencias: esto es una historia de Alfas, Betas y Omegas, ósea un Omegaverse. Al mismo tiempo, hay licencias respecto a lo que sucede en la historia original, para más placer. Por si las dudas, no es una oda al canon, es un fanfic, así que no esperen que todo pase igual porque pues no, aquí no hacemos eso. Una historia de encargo.
"Gaman", palabra japonesa que se refiere a la resistencia y capacidad de seguir intentando algo a pesar de las adversidades, o de seguir luchando a pesar de que todo parece perdido.
Gracias por leerme.
*****
El sol vuelve a salir.
"La mayor declaración de amor es la que no se hace; el hombre que siente mucho, habla poco."
Platón.
"El amor, para que sea auténtico, debe costarnos."
Madre Teresa de Calcuta.
"El amor consuela como el resplandor del sol después de la lluvia."
William Shakespeare.
-¡Pueden acercarse para admirarme! ¡No todos los días tienen a un Pilar frente a ustedes!
Tengen sonrió, recibiendo los elogios de los pobladores al encargarse de un demonio con un poco de extravagancia de por medio para llamar la atención por si acaso estaban rastreándolo, así no podrían suponer que había infiltrado a sus esposas al Distrito Rojo. Los ojos del Omega notaron una mariposa, buscando alrededor de forma discreta, sin perder su encanto y sonrisa, se despidió de sus protegidos para ir hacia un muro donde se reclinó, cruzado de brazos.
-¿Qué sucede?
Shinobu sonrió, escondida tras la esquina del muro, mirando hacia el paisaje rural.
-Es un mensaje.
-¿Por qué no usaste un cuervo?
-Kyojuro Rongoku está a bordo de un tren que salió de Ueno, llamado Tren Infinito y que se sospecha alberga un demonio peligroso que ha asesinado docenas de personas.
La joven Omega sonrió cuando sus cabellos y capa fueron sacudidos por una onda de viento, estaba sola ahora pues Uzui había desaparecido.
*****
Todos estaban a salvo, heridos pero sin ninguna baja. Rengoku sonrió para sí mismo, esos tres cachorritos sí que eran algo especial, sobre todo Tanjiro que ni en el momento más delicado su corazón se manchaba de sentimientos impuros. Fue con él, ayudándolo con su respiración y así detener la hemorragia causada por una puñalada.
-Concéntrate.
El chico Alfa le obedeció, quedándose tranquilo, sin duda tenía la madera para convertirse en un Hashira, todavía se preguntó el por qué el demonio había mostrado interés en él, esas dudas inquietantes. Tanto el joven Kamado como el Pilar de Fuego se quedaron quietos ante el dominio Alfa de un demonio cuya aura fue pesada. Kyojuro sujetó su espada en acto reflejo, girándose para ver aparecer ante ellos nada menos que una Luna Superior, la Tercera Luna Creciente. Eso no le impresionó como el ver la piel pálida llena de tatuajes, todo su cuerpo se tensó ante el inminente peligro.
Antes de poder siquiera parpadear, el demonio se lanzó contra el cachorro dispuesto a matarlo, un corte de su espada rebanó el brazo izquierdo que lo alejó de ellos, Rengoku interponiéndose entre el muchacho y ese demonio de sonrisa burlona cuyo brazo se unió de inmediato, lamiendo la sangre que había quedado por el ataque sin quitarle la vista de encima. Un demonio de alto rango cuyas características eran un mal presagio.
-Bonita espada.
-¿Por qué un demonio poderoso como tú ataca primero a los heridos?
-Pensé que podría interrumpir nuestra conversación.
-¿De qué vamos a hablar? Es la primera vez que nos conocemos, y déjame decirte que ya te desprecio.
-¿En serio? Yo desprecio a los débiles, me dan asco de solo verlos.
-Tú y yo tenemos valores muy diferentes.
-Quiero proponerte algo, ¿por qué no te conviertes en demonio?
-No, gracias.
Akaza, era el nombre del demonio que insistió en que se convirtiera en un demonio para que su poder fuese mayor al que ahora poseía. Al negarse Kyojuro, la Tercera Luna desplegó su técnica de ataque, ese poder Alfa infectado con la maldad que parecía ir muy bien con la esencia de Akaza y esa mirada que prometió sufrimiento al Hashira.
-Si no te conviertes en demonio, tendré que matarte.
El Pilar de Fuego notó porqué poseía ese rango, Akaza era increíblemente veloz, certero en sus golpes con una técnica de combate cuerpo a cuerpo que lo puso en aprietos no sin intentar menguar su fortaleza mental al comentarle que había ya asesinado a otro Hashira, entre otras víctimas. No importó cuantas veces cortara ese cuerpo pálido de tatuajes, volvía a regenerarse incluso si le arrancaba un brazo completo. Akaza solo continuaba sonriendo burlón, insistiendo en que se uniera a ellos.
-Solo muere, Kyojuro, mientras eres joven y fuerte.
Luego de un ataque usando el aire como arma, Rengoku se dio cuenta que no podría seguir protegiendo a los demás si mantenía esa la distancia con el demonio, tomando la iniciativa de acercarse en busca de su cuello. Los dos cachorros, Tanjiro e Inosuke quisieron intervenir, pero no se los permitió, ordenándoles que permanecieran ahí en su lugar. Él era el Pilar, él era el protector y no le iba a dar el gusta a Akaza de que los lastimara. La pelea se trasladó a las orillas del bosque cercano, el joven Alfa recibió una patada directo en el pecho que lo lanzó contra el tren, rebotando con violencia y cayendo al suelo. El cuerpo de ese demonio parecía estar hecho de acero, demasiado duro sin un punto débil para atacar en su postura.
-No mueras todavía, Kyojuro.
Lo sintió en su cuerpo, Akaza estaba exigiéndole el máximo y eso pronto iba a gastar todas sus energías. Pero no iba a ceder ni tampoco permitir que lastimara a la gente del tren o los cachorros que habían peleado tan bien contra el otro demonio. El puño de la Tercera Luna pasó peligrosamente cerca de su cabeza, abriendo su piel en la sien con una herida que pronto sangró, manchando su uniforme. Su espada tembló al protegerlo de los ataques de aire, sin ver cuando movió una mano tan veloz que conectó directo con su costado derecho, rompiendo sus costillas en sucesión tan rápido que no pudo controlar su respiración a tiempo.
Rengoku perdió aire por unos instantes, tosiendo sangre por ese golpe cuyo eco que dañó también sus órganos internos. Akaza siguió insistiendo en que no echara a perder su oportunidad, propinándole una lluvia de puñetazos, un golpe directo apenas desviado por su espada chocó con su ojo izquierdo que estalló, perdiendo la visión de ese lado. Las llamas danzaron alrededor de ambos, cortando esas manos demoníacas sin que hubiera algún efecto permanente. Con la Quinta Postura, logró alejarlo lo suficiente para volver a respirar y controlar el sangrado de su cuerpo.
-Sigue luchando conmigo. No mueras, Kyojuro.
No iba a ganar, algo en su interior se lo dijo. Su cuerpo estaba recibiendo más daño que el que estuviera provocando en su rival, el Pilar de Fuego sintió el aire fresco mecer sus cabellos mientras llevaba más aire a sus pulmones. Bien podía perder la vida, pero Akaza no iba a tocar a sus cachorros. Le pareció ver un tímido amanecer a lo lejos, todavía faltaba para que el sol saliera... si lograba mantener la pelea hasta entonces, los chicos y la gente del tren estarían a salvo. Escuchó un rumor detrás, el aroma de Tanjiro se llenó de desesperación. Una que conocía, la había olfateado antes con Tengen.
Kyojuro hizo estallar su esencia, tal vez su cuerpo estaba perdiendo fuerza, más su energía espiritual podía elevarse otro poco, lo suficiente para rebanarle la cabeza a ese demonio. Akaza pareció muy emocionado, abalanzándose para otro encuentro de ataques, ambos Alfas desafiándose con sus dominios completamente desplegados. Las llamas danzaron como un torbellino con la espada de Rengoku enterrándose en el pecho de la Tercera Luna cuando este desvió a tiempo su golpe, sin permitirle tocar su cuello, pero abriendo su defensa a un hueco que aprovechó.
-¡Novena postura, Purgatorio!
Cortó el brazo derecho en dos, dejando solo el izquierdo para concentrarse. Le hizo creer a Akaza que iría de nuevo por su cuello, rebanando ese puño que tocó sus adoloridas costillas, escupiendo más sangre ante el fuerte impacto, mirando con terror al brazo derecho del demonio ya regenerado ir directo hacia su corazón al descubierto. De pronto, el tiempo pareció congelarse, en su mente pasaron recuerdos desde que fuese un cachorro hasta ese día que Tengen abrió los ojos y hubo en su mirada un brillo nuevo, como si le dijera con esa expresión una palabra que nunca podría pronunciar en voz alta.
Sonrió con algo de tristeza, girando su muñeca en busca del cuello de Akaza, permitiendo que la mano del demonio viajase hacia su corazón a cambio de tener la oportunidad de matarlo de una buena vez. Un fuerte silbido ensordeció ambos Alfas, las llamas se elevaron al cielo y un brazo lo sujetó para alejarlo del demonio, viendo el resplandor de dos hojas curvadas bailando en el aire con un aroma inconfundible que lo hizo girar su rostro para confirmar que estaba viendo a Tengen Uzui a su lado increíblemente furioso.
-¡TÚ NO VAS A PONERLE UNA MANO ENCIMA, BASTARDO!
Rengoku rebotó en el suelo, sus costillas rotas enterrándose en sus órganos, aumentando la hemorragia interna al acentuarse las heridas. Akaza gruñó airado de que hubieran interrumpido su momento de triunfo, atacando al Pilar del Sonido con una lluvia de puñetazos de viento.
-¡Hazte a un lado, Omega!
-¡Señor Rengoku! -Tanjiro lo alcanzó, queriendo protegerlo de la pelea frente a ellos.
Ver el puño de Akaza tocar la mejilla de Tengen hizo que la inusitada rabia en Kyojuro sustituyera cansancio y dolor, saltando de las manos de Tanjiro hacia la Tercera Luna justo cuando evadió una de las espadas del otro Pilar. Su espada alcanzó el cuello del demonio, este a cambio golpeó su estómago, a punto de perforarlo de no ser por las espadas cortando los brazos tatuados que salieron volando con las armas enterradas en ellos. Akaza rugió con ojos puestos en Tengen, lo atacaría ahora que iba hacia él. Las fuerzas de Rengoku fallaron por el colapso que estaba sufriendo su cuerpo, le tembló la mano, experimentando miedo pues no lograría frenar a la Tercera Luna.
No tenía la fuerza suficiente, como dijo su padre.
Era un Alfa indigno.
Akaza ganaría en el preciso instante en que sus puños volvieran a tocarlos.
Su relicario tintineó por el brusco movimiento. De pronto, le pareció escuchar ahora una campanilla y ya no se vio en esa pelea junto a un tren descarrilado, sino en su hogar, con su madre Ruka, recordando sus palabras, su petición de usar sus dones para el bien. Ella creía en él, ella tenía fe en que era un Alfa digno de poseer la técnica de respiración de Fuego. Su madre confiaba en él. Kyojuro lanzó un grito, usando cada gramo de su fuerza Alfa en sus manos que empujaron contra el cuello del demonio, empujándolo a tiempo lejos de Tengen. Este recuperó sus espadas, enterrándolas en el pecho de Akaza.
A su costado, comenzaba a amanecer.
Con una mano deteniendo la espada de un Pilar y con otra las dos hojas, la Tercera Luna no tuvo muchas opciones. Pareció darse cuenta de que amanecía, el sol era un enemigo imposible de vencer, así que prefirió mutilarse de brazos, huyendo tan rápido como le fue posible. Tanjiro no quiso permitírselo, lanzándole su espada con lágrimas en los ojos luego de ver caer a Rengoku pesadamente. El demonio se perdió en las sombras del bosque, mientras que el amanecer ya tocaba el tren. Tengen corrió hacia Kyojuro, sus manos temblando al tocar sus heridas.
-E-Estoy bien... -tosió el Pilar de Fuego.
-Cállate, cállate.
-¡Señor Rengoku!
-T-Todos están bien...
-¡Te dije que te calles!
La vista ya le fallaba, pero Kyojuro estuvo seguro de que Tengen tenía lágrimas en los ojos. Alzó una mano para tocar su mejilla, apenas sonriendo al sentirla húmeda.
-Sshh...
-¿Por qué subiste a este tren? ¿Por qué no me llamaste?
-N-No... no te asustes...
-¡Me asusto como se me dé la gana! ¡Te dije que ya no hablaras! ¡Tú, cachorro salvaje, ayúdame aquí!
-¡Sí, señor!
El sol tocó el rostro del Omega, a Rengoku le pareció hermoso con la luz matutina mientras gritaba órdenes, cerró sus ojos para dejar que la inconsciencia hiciera lo suyo. Cuando despertó, estaba en una cómoda camilla de una habitación privada, con la puerta abierta dejándole ver un conocido jardín. La Finca de las Mariposas. Quiso reír pero sus costillas dolían espantoso, como el resto de su cuerpo, su ojo izquierdo estaba vendado, suspiró, quejándose bajito con una mano sobre su torso vendado. Por la posición del sol supuso que era mediodía, apenas si giró su rostro hacia la puerta cuando su olfato detectó el aroma de Tengen, este trayendo una bandeja con medicina.
-¡Rengoku!
-Hola.
Uzui apestó a felicidad, cosa que hizo sonreír al adolorido Alfa, permitiendo que el otro acomodara su almohada antes de ofrecerle la medicina que bebió por pausas.
-Un poco más y hubieras muerto.
-Fue por ti que estoy vivo. ¿Cuánto tiempo llevo así?
-Casi una semana.
-¿Los cachorros?
-Afuera, todavía chillan por ti.
-¿Qué?
Tengen no había permitido que nadie atendiera a Kyojuro, apenas si Shinobu había podido intervenir y eso porque ella amenazó al Pilar del Sonido con envenenarlo si no la dejaba atender sus heridas. El joven Alfa negó, escuchando la reprimenda por haberse enfrentado solo a una Luna Superior.
-No quise asustarte.
-Lamento lo de tu ojo.
-Tengo otro.
-Rengoku...
Este buscó la mano del Omega, apretándola suavemente. -Fuiste por mí.
-Alguien debía rescatarte.
-Y qué mejor que el shinobi más fuerte.
-No vuelvas a hacer eso.
-¿Hacer qué?
-Arriesgarte así.
-¿Un Pilar le está pidiendo a otro Pilar que no pelee?
Tengen resopló. -No a solas.
-Estoy muy adolorido para una discusión.
-Kyojuro... -Uzui abrió y cerró su boca, negando luego- Descansa, iré a decirle a tus cachorros que estás bien, ya no soporto sus balidos.
Cuando el Omega salió, Rengoku miró hacia el techo con una sonrisa. Era un milagro que estuviera vivo, porque su destino original era morir en esa pelea. Entrecerró sus ojos al recordar las palabras de la abuela, una por una, abriéndolos al percatarse que ella solo mencionó que él pelearía, nunca que estaría Tengen en la batalla, entonces eso fue lo que había cambiado, por eso ahora estaba gozando de una oportunidad única. Con un suspiro, el joven Alfa se prometió devolver semejante favor al otro Hashira cuando llegara su momento de enfrentar un grave peligro, esperando que no fuese pronto porque apenas si podía moverse. Unos pasos apresurados con tres aromas de angustia llegaron a su nariz, sonriendo al reconocer esos tres cachorros.
-¡Señor Rengoku!
-¡Señor Ojos Saltones!
Antes de que pudiera hablar, los tres sin más se echaron a llorar, dejando a Kyojuro boquiabierto pues no entendió semejante gesto cuando estaba vivo. Tanjiro se acercó, sentado sobre sus pantorrillas con los ojos hinchados de un llanto previo, Tengen había tenido razón en decir que se la habían pasado derramando lágrimas por él.
-¡Lo sentimos! Fuimos un estorbo, si no hubiera estado protegiéndonos ese demonio no lo hubiera lastimado tanto.
-Es mi deber.
-Pero, Señor Rengoku...
-Soy un Hashira, si hay algo que es prioridad, es protegerlos sin importar el precio.
-¡Prometemos ser más fuertes! -Zenitsu hipeó un poco- ¡Entrenaremos más duro por usted!
-¡Lo haremos! -chilló Inosuke debajo de su máscara.
-Deben cuidarse, también han sido lastimados, un cuerpo sano es necesario para hacerse más fuertes.
-También cuidaremos de usted, Señor Rengoku.
-Gracias, Tanjiro.
Le divirtió tan nobles lágrimas, dejando que se calmaran para enviarlos de vuelta a sus camas, todavía estaban resentidos de sus heridas. Tanjiro se quedó, como esperando el momento para hablar a solas con él, Kyojuro lo notó, con un gesto de la mano le pidió que cerrara la puerta para que pudieran charlar sin interrupciones.
-¿Qué sucede?
-Bueno, quisiera preguntar algunas cosas, pero todavía...
-Me hace bien el platicar contigo, me distrae.
-¿Entonces no tiene problema?
-Haz tus preguntas, cachorro.
-Bien -Tanjiro apretó sus puños sobre sus rodillas- ¿Por qué esa luna tenía el aroma del rey demonio?
-Porque debe ser una luna creado por él. Supongo que ya has notado que todos los demonios que le sirven llevan su aroma.
-Sí.
-Pero al ser Lunas Superiores, tiende a ser más marcado, son demonios que llevan mucho tiempo en este mundo.
-Comprendo.
-¿Cuál es tu otra pregunta?
-¿Usted realmente cree que yo pueda convertirme en un Hashira?
-Por supuesto.
-En su pelea... ni siquiera podía seguir sus movimientos. Aunque hubiera querido ayudarlo, no tenía idea de cómo estaban peleando.
-La más alta montaña comenzó siendo una piedrecita. ¿Recuerdas lo que te dije de los diez mil pasos?
-Sí, lo recuerdo, Señor Rengoku.
-Hay que ser paciente al mismo tiempo que disciplinado, ya verás que tu espada logrará glorias sorprendentes antes de lo que te imaginas.
-Quisiera... quisiera que me enseñara sobre el Aliento de Fuego.
-Dije que los haría mis pupilos ¿cierto?
La sonrisa de Tanjiro le trajo a Kyojuro un extraño calorcito que se sintió muy bien. El chico respiró hondo, debatiéndose con su siguiente pregunta que debía ser de una naturaleza muy distinta a los entrenamientos o la vida de un cazador de demonios porque sus mejillas se encendieron. Rengoku alzó una ceja, mirándolo con atención.
-¿Hay otra pregunta?
-Sí... bueno, no... es que no es sobre mí... es sobre usted.
Apenas si riendo, el otro Alfa se acomodó para escuchar mejor. -Si puedo responder, lo haré.
-Creo que es justo... de todas formas no es algo que me competa, solo es mera curiosidad.
-Tienes ya mi atención, cachorro.
Encogiéndose apenas, Tanjiro asintió. -¿El Señor Uzui y usted... son pareja?
No hubo sonido alguno en la habitación, hasta que Kyojuro se soltó a reír bajito porque sus heridas no le permitieron las carcajadas que solía tener. El cachorro se puso cual carbón ardiente, murmurando cosas ya escondiéndose entre sus hombros. Una mano del mayor alcanzó uno de sus brazos que palmeó.
-No, no somos pareja.
-Oh, lo siento, lo malinterpreté.
-¿Qué cosa malinterpretaste?
-... no creo que sea bueno que lo diga.
-La vergüenza ya está puesta en la mesa, no puede ser peor.
-Pues -Tanjiro se rascó una mejilla- Por la forma en cómo el Señor Uzui lo defendió y luego cuando regresó a la pelea porque Akaza lo tocó, me pareció como cuando un Omega defiende a su Alfa y así. Yo... bueno, lo malinterpreté como ya dije.
-No hay parejas entre los Hashira.
-¿Por qué?
-En realidad no tengo idea, simplemente no hay.
-¿Tienen alguna regla en contra?
-Hasta donde sé, no.
-Pero sería bueno ¿verdad?
-El problema, cachorro, es que suele suceder que los Hashira tienden a ser Alfas en su mayoría. Nosotros tenemos ahora a Shinobu Kocho y Tengen Uzui como Pilares Omega, pero una tiene un voto de celibato para dominar su técnica.
-¿Y el Señor Uzui? No se ve como un Omega que guarde algún voto.
Rengoku rio a eso, quejándose de inmediato porque fue una risa demasiado sonora, cambiando su risa por una expresión de dolor. Eso distrajo al cachorro que fue por más medicina para ayudarlo, olvidando por el momento esa observación. La verdad, si lo meditaba, era que Tengen sí había actuado como si su pareja hubiera estado en grave peligro, no tanto como un hermano de armas necesitando ayuda. El Omega había dejado escapar un aroma de ira y angustia, pero también cierto dominio que solo se presenta cuando hay un Vínculo, esa peligrosa territorialidad sagrada que nadie debía pisar y que competía con el dominio Alfa. Se preguntó si había sido su sangre en la medicina o era algo más complicado, por decirlo de una forma que evadiera las palabras correctas.
-¿Por qué les permites que te molesten?
Tengen fue quien regresó, obviamente enfadado de que el cachorro lo hubiera hecho reír y con eso dejarlo adolorido. El Pilar del Sonido todavía cargaba esa aura posesiva de Omega protegiendo su territorio, no se le iba a pasar tan pronto, menos si Kyojuro se lo hacía notar.
-Su talento es reír pese a las lágrimas.
-Que lo haga con alguien más, toma esto.
-Ya no quiero dormir.
-No es para eso.
Uzui sujetó su cabeza, ayudándolo a beber y acomodándolo de nuevo, sus manos estaban ligeramente temblorosas no por miedo, era rabia que estaba guardando. El Alfa alcanzó una de esas manos que apretó con la fuerza suficiente para que le mirara, usando su propia esencia para calmarlo sin preguntarle, era mejor, o terminaría noqueado por idiota.
-Gracias.
Los ojos de Tengen se llenaron de varias emociones, desviando su mirada hacia la puerta, soltando discretamente su mano y quedándose sentado a su lado. No dijeron nada por largo tiempo, Rengoku no supo si era para darle tiempo a la medicina o porque ninguno de los dos quiso hablar de lo que estaba sucediendo ahí. Se escucharon las risas de los tres cachorros a lo lejos, con una voz más baja apenas perceptible, que debía pertenecer a Shinobu o una de sus pupilas.
-¿Es cierto que adoptaste esos cachorros?
-Podría decirse.
-¿Por qué?
-¿Por qué? -repitió Kyojuro parpadeando un poco, algo confundido ante la pregunta.
-Son... ni siquiera tienen la fuerza necesaria. Demasiado tontos e inútiles y...
-Tienen un buen corazón -cortó el Alfa, sonriendo a medias- Cada uno tiene temores, es cierto, dudas sobre lo que pueden lograr, pero eso no los detiene para hacer lo correcto, defender a los demás con todo y que sepan que bien pueden perder hasta la vida. Eso no se puede forjar ni con el mejor entrenamiento, es una joya digna de ser rescatada.
-Todo ese discurso -Tengen siguió con la mirada clavada en el jardín- ¿Lo has dicho para convencerte de que esa es la razón o es porque simplemente quieres cachorros? Ya tienes la edad para tener descendencia.
El tono con que el Omega dijo eso sonó amargo a los oídos de Rengoku, tomándose su tiempo para responder calmado, suavizando su voz.
-Siendo sincero contigo, creo que son las dos cosas. Y no es que yo esté pensando en tener hijos, no me siento con las capacidades necesarias para formar una familia y tener mis propios cachorros, pero ellos... a ellos los puedo ayudar.
-Puedes ser un gran padre, sabes que es mentira lo que dijo Shinjuro.
-Tú también puedes ser un gran padre.
-¡No desvíes el tema!
-No lo hago -sonrió Rengoku.
Volvieron a quedarse en silencio, ambos mirando el jardín como si fuese la fuente de sus respuestas. Los tres chicos pasaron corriendo, Inosuke persiguiendo a los otros dos con unas estudiantes tras ellos queriendo que se detuvieran para revisar sus vendajes. Kyojuro tomó nota de la expresión en el Omega cuando los cachorros aparecieron, había celos, algo de frustración tal vez. No estaba tan errado, porque para Tengen el que el Pilar de Fuego de pronto se quedara con esos tres mocosos como pupilos -que equivalía a tenerlos como hijos- había despertado en él un sentimiento agrio, incómodo en su pecho. Una vocecita en su mente insistiendo en que debía ser Uzui quien diera esos cachorros.
-Debo irme, tengo que enviar mensajes y aquí es imprudente hacerlo.
-Cuídate, Uzui.
-Mira quién lo dice. Procura no hacer estupideces.
-Algo difícil, pero haré mi mejor esfuerzo.
-Si tengo tiempo, me daré una vuelta por aquí.
-Si tienes tiempo, saluda a tus esposas por mí.
Tengen se levantó, mirándolo por largos segundos antes de darse media vuelta, caminando a zancadas prácticamente. Se escuchó su voz estridente despidiéndose de medio mundo, dando consejos donde nadie lo necesitaba. Kyojuro suspiró, levantando la mano que sujetara la del Omega, dejándola caer sobre su pecho, volviendo su vista hacia el jardín. De nuevo pasaron esos tres cachorros, viendo algo a lo lejos, corriendo para alcanzarlo, apenas si escuchó un tremendo regaño en la voz de Tengen porque se suponía que debían estar en cama, los chicos haciendo barullo por ello antes de despedirlo entre gritos.
Poco después fue Tanjiro a llevarle algo de comer, probando si podía mantenerse sentado. Lo hizo, con la ayuda del muchachito siempre atento a sus gestos.
-El Señor Uzui se marchó de pronto.
Aquel cachorro Alfa podía ser un idiota en algunas cosas, pero poseía un don de observación macabro.
-Tenía cosas por hacer.
-Oh.
-Qué deliciosa sopa.
-¡Yo la cociné!
-¿Hablas en serio?
-Sí -Tanjiro asintió emocionado- Cuando... cuando lo del ataque, aprendí a cocinar mejor o hubiera muerto de hambre en los caminos.
-Te felicito, cachorro.
-¿Señor Rengoku?
-¿Qué sucede ahora?
-¿El Señor Uzui está enojado con nosotros por haberlo puesto en peligro?
Rengoku casi escupió su sopa, negando apenas, mirando a otro lado que no fueran esos inocentes más perspicaces ojos.
-¿De dónde sacas semejante idea?
-Su aroma gritaba a "niño, me las vas a pagar".
-Pueden suceder muchas cosas imposibles en este mundo, excepto que Tengen Uzui sea así de vengativo con un cachorrito tan indefenso como tú.
-Oh.
-¿Hay algo que quieres decirme, Tanjiro?
Este le sonrió primero, luego acercándose para darle un suave abrazo temeroso de lastimarlo. Kyojuro abrió sus ojos, porque fue tan cariñoso ese apretoncito que le recordó mucho a los que su madre solía darle cuando pequeño. Sonrió, palmeando la cabeza de Tanjiro, este hablando contra su hombro.
-Seré tan fuerte como usted, Señor Rengoku, y no tendrá más que preocuparse por mí. Akaza se arrepentirá de lo que le hizo.
-Mm, primero deja de llorar por todo, luego habrá tiempo de pensar en cosas más peligrosas. ¿Cómo está tu hermana, por cierto?
-Duerme, lo hará hasta que se haya recuperado.
-Bien, gracias por la sopa, cachorro.
-¿Necesita algo más?
-Creo que dormiré otro poco.
-Está bien, descanse, Señor Rengoku.
Sería un poco difícil, de pronto tenía varios escenarios en los cuales pensar, unos más personales que otros y no estuvo muy seguro de cuál era prioridad. El aroma de Tengen se perdió, dejándolo solamente con el recuerdo de esos ojos acusadores y la angustia por su condición. Kyojuro suspiró hondo, recordando de pronto el relicario que buscó con la mirada, encontrando sus objetos personales al fondo de la habitación. Habían encontrado una Luna Superior, nada impedía que volvieran a toparse con otra. Le preocupó un poco que fuese el turno de aquel poderoso Omega, porque si se había alterado su destino, podía suceder lo mismo con el Pilar del Sonido y a Rengoku no le gustó la idea de que fuera a la inversa, que Tengen fuese el que ahora muriera.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top