El nuevo sendero

GAMAN

Autora: Clumsykitty

Fandom: Kimetsu No Kaiba (Demon Slayer)

Pareja: Uzuren (Kyojuro x Tengen pa pronto)

Derechos: pues a fangirlear ¿qué no?

Advertencias: esto es una historia de Alfas, Betas y Omegas, ósea un Omegaverse. Al mismo tiempo, hay licencias respecto a lo que sucede en la historia original, para más placer. Por si las dudas, no es una oda al canon, es un fanfic, así que no esperen que todo pase igual porque pues no, aquí no hacemos eso. Una historia de encargo.

"Gaman", palabra japonesa que se refiere a la resistencia y capacidad de seguir intentando algo a pesar de las adversidades, o de seguir luchando a pesar de que todo parece perdido.

Gracias por leerme.


*****


El nuevo sendero.


"La dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar."

Thomas Chalmers.

"La felicidad es la certeza de no sentirse perdido."

Jorge Bucay.

"La verdadera felicidad consiste en hacer el bien."

Aristóteles.



Rengoku asintió satisfecho luego de ver la técnica combinada de Tanjiro, no era que le fuera más fácil tener dos alientos juntos, los unía con más sencillez y sin tener problemas para controlar su respiración. Ya dominaba con más certeza y confianza los movimientos de su cuerpo, un control más sereno que no se alteraba igual que antes. Eso ya lo estaba convirtiendo en un cazador de demonios más experimentado, un poco más temible. Su cuerpo estaba madurando, pronto dejaría de ser un cachorro. Sintió algo de nostalgia, acostumbrado a verlo como un pequeño aprendiz. Tanjiro sonrió, corriendo a su lado para escuchar sus observaciones.

-No sostengas con tanta fuerza la espada, así tu postura será más fluida.

-Entiendo.

-Muy bien, Tanjiro, estás consiguiéndolo. Igual que los demás.

-Es porque tengo al mejor Maestro.

-Un cuervo ha llegado, tienen otra misión que atender.

-Prometo estar de vuelta a tiempo, Maestro. Cuídalos mientras tanto.

Después de un par de Celos más, Tengen le anunció con abanicos y escandalosos tambores que sería padre. La casa se llenó de barullo con las Betas vueltas locas de alegría porque habría un tierno cachorro al que mimar, dedicándose a prepararlo todo para ese bebé que también hizo feliz a su hermano Senjuro cuando fue a visitarlo para decirle de la noticia, al igual que su padre, no perdiendo su alegría porque este apenas si le miró sin comentar nada al saberse abuelo. Tanjiro, Zenitsu e Inosuke fueron a presentar sus respetos a su otro padre, con más regalos esta vez para quien sería su hermano menor, prometiéndole que serían todavía más fuertes y así cumplir con la promesa de su padre Rengoku de proteger a los débiles y los que amaba.

Su Omega, por su parte, parecía no caber en dicha, alejando ese último fantasma de su corazón pues luego de haber tenido un Celo con él y no haber sido preñado, creyó que en verdad todo ese entrenamiento shinobi lo había arruinado. Tal como lo dijo Makio, era cuestión de esperar, ambos apenas estaban volviendo a su equilibrio, sus cuerpos también estaban adaptándose y concebir un cachorro era solo cuestión de tiempo. Sus palabras fueron premonitorias, ahora habría un nuevo miembro en esa curiosa familia viviendo en el campo apaciblemente, apenas si recibiendo la visita de uno que otro Hashira, a veces en busca de consejo.

Kyojuro fue quien siguió entrenando a los nuevos aprendices, igual que con Tanjiro y sus amigos, un maestro que fue bienvenido en el cuerpo de cazadores de demonios tan falto de ellos. Tengen se quedó en el campo, aprendiendo a ser más como una persona normal y disfrutando de esa paz con sus esposas, ocasionalmente visitando a los nuevos pupilos o al señor Kagaya para presentarle sus respetos. Este también los felicitó por el nuevo cachorro, esperando que lo consideraran como su padrino luego de que naciera. Así pasó el tiempo con el vientre del Omega creciendo lentamente, haciéndolo enfadar cuando el cachorro lo pateaba con fuerza.

-Esto lo sacó de ti, Kyo.

-¡Pero yo no fui un shinobi!

-Qué gracioso.

-Solo tiene ganas de conocer el mundo, entrena para correr en él.

Tanjiro cumplió su promesa, regresando casi a la carrera con un vendaje en la cabeza y una mano también vendada para cuando nació el cachorro, siempre acompañado de Nezuko quien tendría que esperar a la noche para conocerlo. Un bebé Alfa de cabellos platinados con puntas rojizas que tuvo los ojos de su padre Kyojuro y la sonrisa de Tengen. Fue recibido con muchos regalos, además de la presencia de sus hermanos mayores con todo y sus heridas.

-¿Cómo se llamará? -Inosuke hizo la pregunta que muchos querían saber.

Rengoku miró a su Omega, le había prometido que sería él quien decidiera su nombre pues le correspondía al haberlo llevado esos meses y un tanto porque él no era bueno con eso de poner nombres. Tengen suspiró, cargando entre sus brazos al cachorro, observándolo con una mirada cariñosa.

-Tenma. Se llamará Tenma Renzui.

-¿Eh? -Zenitsu parpadeó al escuchar ese apellido- ¿Por qué así?

-Porque así estará honrando el legado de sus padres, pero no estará sujeto a la suerte de ellos. Será alguien con un nuevo futuro, justo como ustedes, libre de hacer su vida como desee, vivirla dignamente, quizá con un poco de extravagancia.

-Me gusta -asintió Kyojuro, acariciando la cabecita de su hijo.

-¿Puedo cargarlo? -pidió Tanjiro, emocionado, extendiendo sus brazos.

-Seguro.

-¡Después yo! -secundó Hinatsuru.

De esa manera fue presentado Tenma Renzui, un cachorro al que nunca habría de faltarle cariño y protección de su Manada. Tanjiro pidió hablar a solas con Kyojuro luego de que brindaron e hicieron un pequeño banquete en honor al bebé ya durmiendo luego de pasearse en los brazos de todos para mareo de Tengen quien estuvo a punto de ir por sus espadas cuando se lo negaron solo por verlo con esa cara de Omega sobreprotector.

-Maestro, quiero tu permiso.

-¿Para qué?

-Tienes razón en lo de la espada, la sujeto con mucha fuerza.

-Así es.

-Con esta última misión, me percaté de la razón. Me es algo pesada porque es una hoja forjada para servir únicamente a un Aliento de Fuego, entonces... me gustaría modificarla un poco.

El chico hincó una rodilla, mirando a su sorprendido maestro.

-Sé que es tu espada y que me la obsequiaste con todo cariño, pero no me atrevo a tocarla de esa manera sin tu consentimiento.

-¿Quieres hacerla más ligera?

-Sí, es eso -sonrió Tanjiro- Para que cuando deba unir mis dos Alientos, sea armónico, como el Maestro Tengen ha dicho, una canción poderosa es aquella que vibra con fuerza porque todas sus notas están unidas de forma correcta. Quiero eso mismo para la espada.

-Pues que así sea, tienes mi permiso aunque sabes que no necesitabas hacer esto.

-Te quiero demasiado para ofenderte en lo más mínimo, y no deseo que papá Tengen me regañe al no ser filial contigo.

Kyojuro negó, riendo al imaginar a su Omega diciendo esas cosas al tiempo que Tanjiro se levantó para darle uno de esos abrazos que tanto le gustaba proveerle. Palmeó la cabeza del cachorro, notando que había crecido un poco más durante ese tiempo, en todos los sentidos. La mirada de Rengoku se suavizó, pensando en todo lo que había sucedido para que terminaran en ese momento.

-Siempre estaré orgulloso de ti, nunca permitas que la flama de tu corazón se apague.

-Eso jamás -murmuró el chico contra su hombro- Ni he de olvidar como mi padre adoptivo peleó con tanto valor para impedir que una Luna Creciente diera un solo paso hacia nosotros aunque estuviera destruyéndole su cuerpo.

La sonrisa de Kyojuro se congeló, luego riendo bajito con un pequeño apretón a Tanjiro quien levantó su mirada para verlo tan sonriente como siempre.

-Gracias por ser mi maestro y mi padre.

-Esto suena como a una despedida.

-No sé cuándo pueda volver a verte, y no quiero dejar pasar una oportunidad para decir lo que siento en mi corazón. Ya he visto la muerte muy cerca más veces de las necesarias para entender la importancia de estar en paz con todo y todos.

-Sabias palabras para un cachorro.

-Dudo que sean así de sabias, pero sí que las digo de todo corazón.

-Y eso es todo lo que importa... hijo mío.

Tengen lo encontraría mirando hacia el horizonte, Tanjiro se marchó junto con Inosuke y Zenitsu hacia la villa de los herreros. Nuevas aventuras y más peligros los esperaban sin duda, no pudo evitar el preocuparse, más confiaba en su fortaleza, esos corazones limpios que tenían espíritus más maduros. El joven Alfa se giró al escuchar los pasos de Uzui, este examinándolo de pies a cabeza solo por bromear, luego señalando con su mentón hacia donde Rengoku había estado viendo.

-¿Se han marchado ya?

-Sí.

-Van a estar bien, ya saben qué hacer y lo harán mejor ahora, de algo deben servir mis regaños.

-De eso no me cabe duda.

-¿Qué estabas pensando?

-Me preguntaba qué habría sucedido si tú no hubieras llegado a tiempo esa vez.

-Fácil, estarías bien muerto, los cachorros desconsolados al punto de perder su seguridad, el cuerpo de cazadores con los ánimos hasta el suelo.

-¿Y tú? -Kyojuro miró de reojo a su Omega.

-Jamás me hubiera perdonado el no haber hecho nada, seguramente hubiera terminado peleando frente a esos dos hermanos demonios, pero lo hubiera hecho con la intención de morir para alcanzarte en el más allá. No habría resistido tu ausencia.

-¿Tanto así?

-¿Tú qué hubieras hecho si un día mi cuervo llegaba a decirte que había muerto?

-Creo que mi voluntad para pelear se perdería, como dices, continuaría siendo un Hashira, pero uno que estaría esperando en el primer enemigo el descanso eterno.

-Afortunadamente, solo son meras ideas.

-Que agradezco infinitamente -sonrió el Alfa, frunciendo apenas su ceño- ¿Y el bebé?

Tengen rio divertido, acercándose a él para hablar casi en susurros como si fuese algo secreto lo que iba a decirle.

-Está en los brazos de su abuelo.

Al principio, Rengoku no le entendió, ladeando su cabeza con su ceño fruncido, creyendo que el otro hablaba de su muy desaparecido padre, solo que esa sonrisa maliciosa no parecía tener relación con su deducción, comprendiendo a quién se refería. El Alfa jadeó sorprendido, boquiabierto.

-¿Está...?

-Vino con Senjuro a conocerlo, perfectamente sobrio. Alguien está saliendo de su pozo.

Fue toda una sorpresa recibir la visita de su padre, que fue bien recibida por Kyojuro, feliz de que se hubiera decidido a conocer a su nieto, colmando a este de alabanzas que sacaron sonrisas en todos. Su padre también le trajo a su cachorro una pequeña espada como acostumbraban en la familia, la buena suerte por si se decidía a ser un espadachín. Le sorprendió saber que no llevaría el apellido de los Alfa del Clan Rengoku como era la tradición, a punto de reclamar, pero el bebé supo ganárselo lo suficiente para callar cualquier queja. Después de una comida familiar, tanto Tengen como Kyojuro fueron al altar familiar que estaba fuera de la casa a encender incienso en agradecimiento por el cambio de Shinjuro Rengoku, quien prometió visitarlos más seguido.

-He pensado -comentó Tengen luego de orar- Que tal vez pueda ayudar en algo.

-¿Qué deseas hacer?

-No te hagas muchas ilusiones, solo pensaba que quizá, no sé, pueda servirle al Señor Ubuyashiki de otra forma que no sea cazando demonios.

-Creo que ya tienes una idea en mente.

El Omega asintió apenas. -Puede ser que me convierta en su guardia personal.

-Es buena idea.

-Pero no ahora, de momento quiero pasar mi tiempo con ustedes, con Tenma. Verlo crecer.

-Al Señor Kagaya le gustará tu propuesta.

-Después de todo, es el padrino de nuestro cachorro. No podemos desentendernos del todo, también por los mocosos. Debemos estar cerca por si nos necesitan.

-Me sorprende lo bueno que te has vuelto en esto de proteger a tu Manada.

-Ja. Te aprovechas porque te amo.

-Dilo de nuevo.

-¿Qué te aprovechas de mí?

-No, lo otro.

La sonrisa de Tengen se amplió, girándose hacia su Alfa para repetir sus palabras con mayor fuerza.

-Te amo.

-Me gusta cómo suena.

-Bueno, pero no me puedes dejar así. Debes corresponderlo.

-Cierto.

-¿Y?

-Te amo, Tengen.

-La mejor canción que pude haber escuchado.

-¿Mejor que las risitas de Tenma?

-Conoce tu lugar, Alfa.

Este se carcajeó, ambos poniéndose de pie cuando Uzui levantó al otro en brazos para estamparle un beso, Kyojuro atrapado entre dos brazos fuertes al profundizarlo. Se quedaron así juntos, con sus frentes unidas riendo otro poco más antes de que Tengen sintiera que ya había pasado demasiado tiempo lejos de su cachorro en ese instinto de protección como Omega. Volvieron a la casa, con sus manos entrelazadas y escuchando ya el llamado de Hinatsuru pues era hora de la cena y el bebé además ya tenía hambre. Todo iba mejor, no que fuera perfecto, pero sin duda estaba en lo que podían llamar una dulce felicidad. Pronto, el rey demonio contraatacaría, solo que ya no sería tan fácil para él vencerlos como lo hiciera en tiempos pasados.

Ya eran más fuertes, con una nueva generación de cazadores que sabrían cómo actuar cuando llegara su momento más crucial. Confiaban en ellos, como en su relación, en el futuro que esta prometía. Podían aspirar a esa esperanza de verse libres de las Doce Lunas Demoníacas y de su rey demonio. Sí, era un sueño que al fin podían sentir más cercano, así que harían todo lo posible por verlo hecho realidad, mientras estuvieran juntos, Alfa y Omega sabían que no existía ya obstáculo que no pudieran vencer.


*****


El cuerpo del demonio cayó pesadamente y sin cabeza luego de entregar su informe a Muzan Kibutsuji, este limpiando sus garras con una expresión seria. La Segunda Luna Creciente sonrió, viendo ese cuerpo comenzar a descomponerse mientras era el primero en hablar en una sala en penumbras.

-Parece que es hora de hacerle otra visita a los Hashira. ¿No es maravilloso la forma en cómo se aferran a la vida y tratan de honrarla con todo y sus debilidades? Mi amo y señor, ¿todavía sigue interesando en los dos guerreros que se han retirado?

-Que hayan renunciado a seguir siendo Pilares no significa que dejaron de ser una amenaza.

-Cierto, cierto. Si bien habló este pobre demonio, ya no sirven más.

-No es por sus capacidades.

-Oh, ¿es por la bendición de los cielos? -la Segunda Luna se giró, sonriendo a la Primera Luna Creciente que estaba en un rincón de la habitación- ¿Tú qué dices? ¿No sería mejor permitirles una descendencia y convertirla luego en demonio como tú? ¿Acaso no te gustaría tener más familiares entre nosotros haciéndote competencia? Porque han tenido un pequeño Alfa ahora, pero... ¿y si llegan a concebir gemelos? Sería TAN divertido.

Los seis ojos de la Primera Luna se posaron en Muzan, quien miró hacia la ventana, admirando la luna llena en silencio.

-Todos los Hashira deben morir, estén activos o no, igual que su señor. Igual que el cachorro nacido de ellos, pues si está con ese niño de los aretes y han formado un Vínculo, tendremos con toda seguridad una segunda línea de cazadores benditos y eso es algo que jamás he de consentir.

-Qué emocionante. ¿Puedo ir por el cachorrito? -sonrió la Segunda Luna- Me va muy bien eso de salvar recién nacidos.

-No, lo haré yo mismo.

Con un gesto de su mano, el rey demonio ordenó a la Segunda Luna que se retirara, este lo hizo con una reverencia, sonriendo a la Primera Luna al marcharse canturreando para sí. Muzan miró de reojo a aquel, muy quieto, sin hablar.

-No fallé en mis sospechas, una rama de tu familia sobrevivió, no solo el cachorro Tokito. De suerte que asesinamos a tiempo a su gemelo, pero el mocoso de los aretes sin duda tiene que ver con él.

-Es imposible que nos superen.

-Cierto, más no me arriesgaré con esos dos ex-Pilares. Tus padres fueron iguales, un Alfa y un Omega con el poder de combinar sus alientos en su descendencia. Si alguno de esos dos cachorros llega a despertar la bendición de los cielos en el recién nacido por Vínculo...

-No es igual, jamás será igual -afirmó con calma la Primera Luna.

-Mejor asegurarse, es hora de acabar con todos los Hashira. Provocar que solo existieran Alfas entre ellos sirvió durante un tiempo, los debilitamos con ello, pero dar espacio a otras castas por mera diversión provocó que esos dos se unieran. Será un gran placer romperlos ahora que se sienten tan confiados por su victoria -el rey demonio apenas si sonrió- Tú también tienes algo que hacer.

La Primera Luna se levantó para retirarse con una ligera reverencia, dejando a Muzan a solas con una anciana malherida que estaba agonizando muy lentamente, sujeta dolorosamente por ramas vivas que mordían su piel absorbiendo su sangre en el fondo de aquel lugar, habiendo escuchado todo. El rey demonio se acercó a ella, enterrando una garra en una de sus amoratadas mejillas, acercando su rostro con sus ojos rojo carmesí brillando de ira.

-Vuelve a decirlo, vieja, ¿todavía crees que sucederá?

Esa abuela vagabunda vestida de ermitaña apenas si pudo mirarlo, sonriendo pese a sangrar por todos lados, atreviéndose a levantar su mentón por última vez pese a la garra clavada en su mejilla.

-Perderás. No ha cambiado... ni cambiará -la anciana se quejó con un jadeo ronco por su cuerpo torturado al que no dejaban morir- Crees que una flor te hará invencible, pero no sucederá... porque no tienes corazón.

Muzan le cortó la cabeza, dejando que rebotara en el suelo observándola con esos ojos rojizos. Solo por eso se juró ir él mismo a donde estuviera ese mentado cachorro hijo de los retirados Hashira, ofrecería su cuerpo y su sangre como ofrenda de su próxima victoria contra el cuerpo de cazadores de demonios, le arrancaría el corazón para llevárselo a Kagaya Ubuyashiki cuando este fuera a dar su último respiro y así supiera a quién le iba pertenecer la victoria final.



F I N

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