Danza de cuchillas
GAMAN
Autora: Clumsykitty
Fandom: Kimetsu No Kaiba (Demon Slayer)
Pareja: Uzuren (Kyojuro x Tengen pa pronto)
Derechos: pues a fangirlear ¿qué no?
Advertencias: esto es una historia de Alfas, Betas y Omegas, ósea un Omegaverse. Al mismo tiempo, hay licencias respecto a lo que sucede en la historia original, para más placer. Por si las dudas, no es una oda al canon, es un fanfic, así que no esperen que todo pase igual porque pues no, aquí no hacemos eso. Una historia de encargo.
"Gaman", palabra japonesa que se refiere a la resistencia y capacidad de seguir intentando algo a pesar de las adversidades, o de seguir luchando a pesar de que todo parece perdido.
Gracias por leerme.
*****
Danza de cuchillas.
"El honor consiste en hacer hermoso aquello que uno está obligado a realizar."
Alfred Victor de Vigny.
"Todos aman la vida, pero el hombre valiente y honrado aprecia más el honor."
William Shakespeare.
Trozos del techo cayeron luego del último ataque, el Pilar del Sonido mirando fijamente a los dos hermanos demonio que sonreían perversos. Ya había recibido demasiados cortes de esas hoces sangrientas, su cuerpo comenzaba a envenenarse, lo podría detener porque eso era algo que como shinobi podría combatir, sin embargo, aquellos dos seguían siendo un problema. Hizo la prueba al cortarle la cabeza a Daki para luego ir contra Gyutaro, pero no había funcionado la estrategia. Debía ser algo más. Tengen entrecerró sus ojos, controlando su respiración para aletargar el efecto del veneno. La única opción para vencer a esas dos lunas era cortándoles la cabeza al mismo tiempo, no había más opción.
-Vas a morir, Omega -siseó Daki- Y seremos premiamos por cortar una nueva línea de sangre.
Aquello seguía consternándolo, la insistencia en que él como Hashira Omega no debía procrear con otro Hashira Alfa como si fuera una suerte de maldición para ellos. No lo entendió, más no tenía cómo resolverlo de momento, debía proteger al resto de la gente que estaba huyendo, por no decir a tres cachorros que aparecieron en esos momentos, no dispuestos a ser olvidados en la pelea. Zenitsu estaba en su trance de sueño, Inosuke se encontraba bien, Tanjiro era un problema, había estado peleando con Daki antes de que él llegara con ella a cortarle la cabeza y se encontraba herido.
-No importa cuántos sean, van a ser asesinados -canturreó Gyutaro, pavoneándose al mostrar su dominio Alfa.
Uzui se hubiera carcajeado solo para molestarlo, si creía que eso lo iba a amedrentar estaba muy equivocado pues desde muy pequeño estuvo entrenado para ni parpadear ante eso. Los cachorros, por su parte sí se estremecieron, pero sin ceder tampoco pese a que apestaron a miedo. Tanjiro se colocó delante del Omega, sujetando con fuerza su espada temblorosa. Estos eran los pupilos de Rengoku, y ese niño extraño se había adelantado pese a sus heridas en instinto protector.
-¿Qué crees que haces, cachorro?
-Hice una promesa a mi Maestro que no romperé.
-¡Muéranse ya! -gritó Daki, atacando con sus obis.
Zenitsu fue quien respondió, lanzándose lejos con ella. Inosuke lo alcanzó mientras que Tengen y Tanjiro se enfrentaron a Gyutaro. El demonio rio despectivo, alcanzando rápidamente al cachorro a punto de rebanarle la cabeza de no ser por el Pilar del Sonido que lo empujó por los aires lejos del filo de la hoz, enfrentándose a esa luna él solo por el momento. Tal vez después de todo, estaba experimentando cierto sentido de protección con los chicos, no tuvo el tiempo de enfadarse consigo mismo por ello, alejando al demonio que le dedicó una mirada, observando a su hermana a lo lejos y luego a los dos cazadores, apuntando con un dedo al Omega.
-Mataré primero a los cachorros -amenazó Gyutaro esbozando una sonrisa maliciosa- Los mataré primero para que los veas morir sin poder hacer nada y luego te abriré el vientre para arrancarte esa esencia Alfa.
-Promesas, promesas -se burló Tengen.
Tanjiro regresó no dispuesto a amedrentarse. La situación no parecía muy buena porque los dos hermanos estaban coordinados y cuando Gyutaro le dio uno de sus ojos a su hermana Daki, fue como si su poder se expandiera. El aura maligna se hizo más marcada, provocando que la respiración de los chicos fuese más trabajosa al tener que controlarse el doble de lo que ya lo hacían sin caer en desesperación como lo estaban buscando esa dupla demoníaca. Los obis también vinieron a ellos como atacando a Zenitsu e Inosuke. Tengen sonrió un poco, bien podían fusionarse para ser más fuertes, tan solo que eso los expondría a que si perdían la cabeza serían los dos.
-¡Vayan por esa cabeza! -ordenó a los cachorros que peleaban contra Daki.
El choque de las hoces contra la espada de Tanjiro estaba mellándola cada vez más, no estuvo muy seguro de que pudiera seguir peleando en esas circunstancias, ni tampoco él con el veneno expandiéndose por todo su cuerpo. Al menos todo el Distrito Rojo ya estaba vacío, así no debieron preocuparse de que gente inocente saliera lastimada. Tengen pensó en Kyojuro, él siempre le ponía un alto a todos los demonios sin que nadie saliera herido, él no lograba eso, tendría que decirle que era mejor que él tan solo por ello.
-¡Señor Uzui!
Sus brazos y piernas recibieron cortes, siseando al ardor del veneno con las carcajadas de Gyutaro y las burlas de Daki por los techos. Tan solo necesitaban una oportunidad para alcanzar esas cabezas, pero la del demonio Alfa parecía ser la más difícil. Concentrado como estaba, el Omega no se percató de una figura apareciendo en los techos, lanzando una carga de kunais llenos de veneno paralizante. Era Hinatsuru, quien todavía no se recuperaba del todo pero llegaba para ayudarles con lo que podía. Gyutaro buscó rechazar esos kunais, distrayéndose al usar una de sus técnicas, seguramente preguntándose qué buscaban con eso. Tengen vio su oportunidad para rebanarle las piernas, sonriendo porque uno de los kunai se clavó en el cuello del demonio, era todo lo que necesitaban.
-¡Vamos, Tanjiro!
Los dos fueron contra el cuello de Gyutaro, ahora que estaba confundido porque sus piernas no se regeneraron como esperaba, el veneno estaba haciendo su efecto. O eso creyeron. El demonio gritó, recuperando sus piernas al tiempo que lanzaba otra de sus técnicas de sangre demoníaca, espirales filosas que amenazaron con hacerlos pedacitos al estar demasiado cerca. Ese nuevo instinto en Tengen hizo que pateara a Tanjiro en acto reflejo, no queriendo que el cachorro fuese a lastimarse, siendo él quien recibiera todo el daño, usando una postura más para rechazarlo.
-¿Dónde...? ¿Dónde está?
Había desaparecido de repente. El grito de Hinatsuru le hizo ver que el demonio estaba con ella, furioso porque la hubiera atacado. Obis lo encerraron antes de poder mover sus espadas, quedando encerrado en la oscuridad. No podía permitirlo, él la había puesto en peligro en primer lugar, se habían hecho una promesa de conseguir una vida digna, honrada para que el sacrificio de los demás valiera la pena. Con un rugido, el Omega se liberó, observando cuando Tanjiro rescató a su esposa combinando el Aliento de Agua con el Fuego. De nuevo ahí estaba eso, algo que era inusual para un cazador, agradeciéndole en su mente el haber actuado a tiempo.
Hinatsuru se marchó protegida por los cachorros, ellos siguiendo con la pelea contra los dos hermanos demonios cuya fuerza no parecía menguar, mientras Tengen y los chicos estaban sintiendo los primeros estragos de semejante esfuerzo. Los tres muchachos unieron fuerzas para ir contra Daki, el Pilar del Sonido fue hacia Gyutaro para que no se fijara en los jovencitos, lanzando ataques que no le dejaran espacio para escapar, ambos destruyendo casas al abrirse paso en la pelea que fue alcanzando mayor brutalidad. El demonio Alfa bufó al separarse en una pausa, mirándolo con desprecio rascándose insistente esa piel podrida.
-Tienes tanto miedo por los cachorros, ¿eh?
-¡Tú eres el que debería tener miedo! ¡Ellos son geniales!
-¡Claro que no lo son!
-¡Sí que lo son! -sonrió Tengen haciendo bailar sus espadas- ¡Porque son mis cachorros!
-¡Eso es mentira!
-¡Piensa lo que quieras!
Gyutaro gruñó, pese a que solamente poseía un ojo podía ver como si tuviera mil, evadiendo los cortes del Omega, rodeándolo para tratar de herirlo una vez más. Cuchillas de sangre y de metal chocaron entre sí, haciendo volar techos o paredes. El demonio escupió, sujetando con fuerza sus hoces al detenerse unos momentos, olfateando al Hashira para confirmar el avance del veneno en su cuerpo y su cansancio.
-Humanos, jamás nos vencerán.
-Eso es lo que diría un cobarde.
-¿Por qué los llamas tus cachorros si no llevan tu sangre?
Tengen bufó. -No necesitas llevar la sangre de alguien para ser de su familia.
-¿Ah? ¿Qué clase de pensamiento es ese?
-Un demonio como tú no lo entendería.
-No es necesario -este le apuntó con su arma- Todo lo que necesito es esperar a que mueras, mientras te corto en pedazos, ya te lo dije, vivirás al último solo para agonizar derrotado.
-Si fueras tan capaz de hacer eso, ya lo hubieras hecho.
-No te cortaré el vientre con mis hoces, lo haré con mis manos.
-¿Qué obsesión es esa con mi cuerpo?
Vino otra lluvia de esas cuchillas de sangre, Tengen saltó a tiempo, contraatacando al demonio. Los dos fueron y vinieron por las calles, alejándose de los tres cachorros y Daki, alcanzando otra zona vacía del distrito que se estremeció por la batalla. Con una última postura, el Pilar del Sonido lanzó a Gyutaro contra el suelo, haciéndolo rebotar con violencia, logrando que soltara sus armas. El Omega le cayó encima, usando sus espadas contra el cuello que fueron detenidas a tiempo por las manos huesudas de la Luna Superior, riéndose pese a estar a merced del otro.
-Eres muy bueno. Realmente muy bueno.
-Te llegó la hora.
-Pensándolo bien, primero mataré a tu Alfa ahora que ya está aquí.
-¿Qué...?
Tengen abrió sus ojos de par en par al percibir muy a lo lejos la esencia de Kyojuro, momento que aprovechó el demonio para empujarlo, recuperando sus hoces para atacarlo con una ferocidad tal haciéndole imposible hacer nada más que defenderse por el miedo inicial que invadió su mente al pensar en el peligro en el que se estaba exponiendo aquel idiota de cabellos de fuego al presentarse a la pelea. Gyutaro hizo danzar su sangre, carcajeándose al acorralar al Omega en una de las casas destruidas.
-¡No te mueras todavía, Omega! ¡Voy por tu Alfa!
-¡NO!
Las cuatro hojas se enredaron, el demonio intentó morder a Tengen, solo para lograr zafar una de sus guadañas que giró, haciendo un corte limpio en su muñeca izquierda y pasando el filo sangriento peligrosamente cerca de rostro cuya piel si abrió, pateándolo tan fuerte que el aire le faltó al Hashira, su cuerpo impactándose contra varios muros y columnas antes de caer inconsciente por un golpe certero contra su cabeza, soltando sus espadas, mutilado de una mano. Gyutaro llegó a él, observándolo con satisfacción antes de levantar el rostro, olfateando en el aire unos momentos antes de sonreír divertido.
-Sí, joven Alfa, tu Omega está sangrando mucho, ven... -el demonio castañeó sus dientes cuando esos mocosos cortaron la cabeza de su hermana- Qué maldito fastidio.
Cuando Tanjiro creyó que lo habían logrado, al buscar al Pilar del Sonido, quedó horrorizado al verlo entre escombros mal herido con su mano izquierda cortada sin señales de Gyutaro. El demonio Alfa ocultó su esencia solo para atravesar el pecho de Inosuke, rescatando la cabeza de su hermana antes de que se la llevara más lejos. Furioso por lo que esos cachorros le habían hecho, posó su mirada en Tanjiro, lanzándose contra él con sus hoces sangrientas. El chico apenas tuvo el tiempo de levantar la katana cuya hoja se rompió en dos por el choque, resbalando del techo hacia el suelo por el empuje. La intención de la Luna Superior fue clara, deseó arrancarle la vida ahí junto al inconsciente Omega para que al despertar viera su cuerpo sin vida, el primero de los cachorros que ejecutaría.
-¡Es hora de morir! -rugió el demonio, creando sus cuchillas de sangre.
-¡Tanjiro! -Zenitsu trató de alcanzarlos, aterrado.
-¡NOVENA POSTURA, PURGATORIO!
Un fuego envolvió las cuchillas, creando un torbellino en esa zona del distrito que voló en pedazos cuando ambas fuerzas chocaron destruyéndose mutuamente. Rengoku alcanzó a proteger a los tres muchachos, cayendo al lado de Tengen tosiendo sangre. Tanjiro fue el primero en despertar, buscando de inmediato a su hermana que estaba a salvo fuera de su caja, durmiendo sobre escombros como si nada pasara. Al escuchar la tos de su maestro seguida de jadeos pesados como si le faltara el aire, corrió al lado de los dos Hashira, sintiendo lágrimas no supo si de terror o algo más de ver a sus dos grandes tutores empapados de sangre.
-¡M-Maestro! ¿Qué te sucede? ¿Por qué...?
-Lo siento -jadeó Kyojuro con una sonrisa gentil- Ya no puedo empuñar mi espada.
-Maestro, por favor, dime que vas a estar bien.
-Cachorro, escucha, esos demonios siguen vivos. Tendrás que ir por ellos.
Tanjiro bajó su mirada al mango de su espada con la hoja destruida casi hasta la base.
-No tengo una espada con qué pelear.
El Pilar de Fuego respiró con mucho esfuerzo un par de veces observándolo. Sonriendo, levantó su espada que tendió al joven Kamado ante la sorpresa de este.
-Tienes una.
-¡No puedo! ¡No soy digno de ella, maestro!
-Lo eres porque yo lo digo, ahora tómala y búscalos.
-¿Usted y el Señor Uzui van a estar bien?
-Somos Pilares, siempre estaremos bien.
Los ojos del cachorro Alfa temblaron, comenzando a sollozar bajo la mirada tierna Kyojuro pensando en esa singular capacidad de Tanjiro de expresarse así pese a lo que le rodeaba, sin duda era uno de sus rasgos distintivos igual que su poder aun por explorar. Rengoku limpió las lágrimas de Tanjiro con una mano, atrayéndolo hacia él para darle un beso a sus cabellos y luego dándole un suave empujoncito que lo apartó, levantando su mentón y sonriéndole lo mejor que pudo para animarlo.
-Eres Agua y eres Fuego, no lo olvides.
-Maestro...
-¡Ve por ellos!
Cuando el chico desapareció, el Alfa tosió otro poco de sangre, sujetándose el pecho entre respiraciones profundas, buscando controlar los latidos de su corazón. Había usado una postura de máximo poder de golpe, y eso tenía un precio, pero todavía no terminaba. Se arrastró hacia el Pilar del Sonido, tomando su muñeca mutilada que miró con dolor. Acercando una palma a una de las espadas curvas, se cortó para usar su sangre sobre la herida, encendiendo una vez más su energía y cauterizar el corte, arrancando un trozo de su capa para vendarla. Gimió de dolor por semejante esfuerzo, escupiendo un coágulo de sangre y acomodando la cabeza del inconsciente Omega sobre su regazo, respirando agitado con la mirada en el cielo por encima de las llamas y el humo que los rodeaba.
Vino a su mente el recuerdo de aquella primera vez que se vieron, o que él lo encontró entre tanta gente. Su aroma que le pareció el mejor de todos, su figura que ya era extravagante desde entonces, mostrando un porte asombroso. Sin duda sería de los Omegas más poderosos que cazadores y demonios llegarían a conocer, un Hashira que todavía no estaba vencido. Rengoku bajó su rostro, jalando un poco de aire, mejorando un poco su respiración.
-Lo siento, si fuera un buen Alfa, esto no hubiera pasado -murmuró Kyojuro, mirando a lo lejos a Zenitsu igual inconsciente. No estaba seguro si Inosuke continuaba vivo, pero había rescatado su cuerpo- Quizá mi padre tenía razón después de todo, no sirvo para ser el Pilar de Fuego.
Tosió otro poco, limpiándose con el dorso de su mano, acomodando los mechones blancos de Tengen cuyo rostro acarició, un dedo pasando apenas sobre la herida en su sien, sonriéndole.
-Desde que te vi en esa reunión, todo lo que quise es ser digno de ti. Te confieso que me sentí herido cuando supe que tenías tres esposas. Tres. Y te veías feliz con ellas, como me hubiera gustado hacerte feliz yo de haber podido ser tu esposo. No soy tan fuerte, ya lo ves, tuviste que rescatarme de aquella luna, pelear contra estos dos demonios que te han herido sin que pudiera auxiliarte a tiempo. Si me rechazaras y olvidaras, sería algo justo, mis acciones no han sido las mejores por más cariño que he puesto en ellas, así que debes abando...
Una mano veloz cubriendo su boca lo calló, el Alfa abrió sus ojos, encontrando los enfadados del otro Hashira que estaba de vuelta.
-Ni se te ocurra decirlo -replicó Tengen con un gruñido, observando su muñeca cauterizada y liberando aquella boca- Te dije que no te esforzaras pero eres un necio, en eso se te parecen esos cachorros.
-Lo siento.
-¿De verdad has pensado en mí desde ese día?
Rengoku asintió. -Las flores siempre me parecieron que eras tú.
-Por eso siempre las estabas pintando y haciendo por todos lados.
-Para mí, estás en todos lados.
Tengen rio, quejándose del dolor luego, sobándose un costado antes de volver su mirada hacia esos ojos rojizos, sin querer moverse de su posición tan cómoda.
-Celoso ¿ah?
-Sí.
-Entonces puedo decirte que yo también me puse celoso de que les prestaras más atención a los cachorros que a mí.
-Pero eso ni siquiera sucedió.
-Sucedió para mí.
-¿Y tenías que recuperarme tan... inapropiadamente?
-No fue inapropiado.
-¿Les has dicho a ellas?
-No ha habido la oportunidad, no sé si has mirado alrededor, todo está jodido.
-Yo sí las vi, afuera del distrito. Les prometí salvarte.
-¿Y te lo permitieron?
El Alfa parpadeó, arqueando una ceja. -¿Eso qué quiere decir?
-Nada -el Pilar del Sonido suspiró hondo, cerrando sus ojos por unos segundos- Si hubieras usado un poco más esa postura, sería yo el que estaría lamentándose.
-Ahora me reprenderás.
-Yo no soy más fuerte que tú, Kyojuro. No soy tan...
-No te atrevas a decirlo -retó Rengoku con una sonrisa, devolviéndole sus palabras.
-Escucha, tengo que ir por ese mocoso, no va a poder solo contra los dos hermanos, pero tienes que prometerme que ya no harás ninguna otra locura. Nezuko, por favor, si lo ves que intenta moverse, lo metes en tu cajón, tienes mi permiso.
La pequeña asintió, no lejos de ellos ya despierta de vuelta. Kyojuro alzó sus cejas al verla, riendo bajito con una corta tos. Tengen frunció su ceño, posando su mano sobre el pecho del Alfa, percibiendo mejor la debilidad en su corazón, su energía que parecía una débil llama de vela.
-No hagas más esfuerzos.
-Celoso ¿eh? -pareció que ese día era el de devolver palabras.
El Omega se carcajeó, levantándose para ayudar al Pilar de Fuego a sentarse sobre unos escombros.
-Luego hablaremos de algo que me inquieta, así que no te puedes morir aquí. Nezuko va a vigilarte.
-Pudimos con una Tercera Luna Creciente, la Sexta no puede doblegarte.
-Tenlo por seguro -Tengen levantó su pulgar- Soy el Pilar del Sonido ¿recuerdas? Después de tener semejantes encuentros con el demonio Alfa al fin tengo la respuesta que buscaba.
-Adelante, hazlos temblar de miedo. Eres el más fuerte.
-Kyojuro... -luego de recuperar sus espadas, el Omega se arrodilló frente al otro- Creo que no estamos en estos precisos momentos para fingir algunas cosas o guardarnos otras. Lo que trato de quiero decir que eres el mejor Alfa que he conocido. No necesitas hacer ya nada ¿de acuerdo? Desde que nos encontramos no has hecho otra cosa que hacerme sentir como si fuese algo increíblemente especial, de una manera que es imposible de creer. Y siempre he querido decirte que no lo necesito, no quiero tantos regalos ni tantos cuidados, todo lo que yo deseo es simplemente seguir escuchando tu voz diciendo mi nombre, es la canción que más amo, la única que vive en mi corazón para darme la fuerza de volver a levantarme pese a todos mis pecados.
-Tengen...
-Tú eres mi canción -sonrió este- Así que te prohíbo dejarme sin ella. ¡Volveré!
Rengoku recibió un beso apurado en los labios, mostrando una débil sonrisa cuando aquel Pilar se marchó para alcanzar a Tanjiro, haciendo bailar sus espadas en el aire con un canturreo. El Alfa rio ante semejante despliegue de confianza, tosiendo menos con una mano en su corazón. Había gastado todas sus energías en aquel ataque que esperó hiciera diferencia, no estaba seguro de que tanto había lastimado al demonio con su fuego, esperaba que lo suficiente para desesperarlo y así, darles la ventaja. A diferencia de Akaza quien siempre se mantuvo ecuánime con una fuerza equilibrada, estos dos hermanos eran más explosivos y ahí podía residir su punto débil al verse frustrados.
La mano de Nezuko alcanzó la de Kyojuro, apretándola para sentarse a su lado con sus ojos mirando hacia donde habían marchado tanto su hermano como Tengen. Rengoku asintió, respirando hondo para volver a hablar.
-Ellos lo lograrán, porque son los mejores.
Tengen apareció justo a tiempo cuando Gyutaro estaba por cortar al joven Kamado, apartándolo de su hoz y mostrándole que todavía estaba muy vivo con las fuerzas suficientes para derrotarlo. No le iba a perdonar el haber forzado a su Alfa a gastar las preciosas energías que tanto tiempo le costó recuperar, ni tampoco que hubiera lastimado a sus cachorros. Ya había amenazado las vidas de sus esposas, esto ya era el colmo y las fuerzas del Omega parecieron explotar ante esos pensamientos, sonriéndole al demonio Alfa con una expresión que prometió cortarle la cabeza.
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