Teolaegi's love


En honor a todas las mascotitas que hoy nos visitan desde su descanso 💙🐶


El piso era mejor lugar para dormir que su cama. No le gustaba la sensación, había muchos nudos y borlas que por más que él aplastara o arañase con sus patas, no lograba darle la comodidad deseada. El piso estaba bien, estaba un poco frío, pero él podía soportarlo. Con su pelito esponjoso de buen regulador, se había acostumbrado a dormir en ese espacio.

"Teolaegi, ¿qué le hiciste a tu cama?" Su instinto lo llevó a parar un poco las orejas y su cuello se alzó. Había reconocido algo, desde que él vivía bajo este techo y con estas dos grandes animales de dos patas, Teolaegi era el nombre con el que lo llamaban. Oírlo siempre era un gusto, normalmente lo llamaban cuando iban a darle mimos o comida. A veces era para decirle cosas feas que lo hacían encogerse en su cuerpito por el tono rudo, pero ya desde que hacía afuera no había recibido ese tipo de trato. "¿Por qué está toda destruida? Mira nada más, le has sacado el relleno..."

Guau, él respondió como saludo. Se había sentado, y al creer que la animal iba a jugar consigo, sacó la lengua de la emoción, entre un par de brinquitos al tenerla agachada.

Esta animal siempre jugaba con él en grandes ratos. Ella era muy linda y buena, lo quería mucho, le daba comida extra de la que ella hacía y le rascaba la pancita encima de su cama. Era su animal favorito.

"BaekHee no debe ver esto, se va a morir cuando lo sepa. Con lo cara que salió comprarte esta cama..." BaekHee, cierto, ese era otro nombre conocido. Teolaegi podía no tener mucho en su cabeza además de saber dónde orinar, cuál era su plato, sus juguetes y su agua, pero BaekHee y ChanMi eran nombres que también se le habían repetido en infinidad de tiempos para olvidarlos. BaekHee era la animal que no le agradaba, no porque la odiara, solo tenía muy presente que ella fue quién más le dijo no con esa voz de mando. Quién sabía qué era no, solo entendía por su tono que estaba enojada. Había hecho algo malo quizá, él no comprendía cómo. Solo acataba. Se bajó en sus patitas traseras por eso, la sola mención de la otra animal gruñona le dijo que tal vez no estaban para jugar en esa ocasión. "No digas nada, voy a meter el relleno que pueda de nuevo, y lo demás lo saco. Más te vale no deshacer más de tu cama, no queremos que pegue el grito en el cielo."

Como si acaso hubiera entendido algo más de lo dicho, Teolaegi solo sacó la lengua y empezó a jadear con gusto. Eso siempre ponía de buenas a ChanMi, por algo no fue sorpresa que ella lo mirase con el gesto que le daba para saber su felicidad en su rostro, y acabara por acariciarle detrás de las orejas.

Oh, sí, justo donde le gustaba más. Se inclinó hasta un poquito a su tacto, tan feliz por recibirlo. En serio que esta era la mejor animal con la que le había tocado compartir casa.

"Tremendo travieso. Vamos, ¿quieres salir a pasear hoy?"

Si había otra palabra que él entendiera del vocabulario de estas animales era justo esa. Pasear, comida, agua, y no las tenía bien aprendidas. Las primeras dos eran sus favoritas, y como siempre encontraba una emoción al oírla, su cuerpito empezó a brincar sin pensarlo. Ya estaba ChanMi parándose en sus dos patas de nuevo, olvidada su cama desastrosa donde él no había dormido por el resto del día–como su actividad más entretenida después de comer, mordisquear sus juguetes de huesos y babear por todos lados el agua–, era tan alta que no podía alcanzarle ni a las rodillas cuando brincaba. Pero hacía lo mejor, siempre saltando para ver cómo llegaba hasta ella a darle de lengüetazos.

"Está bien, está bien. Ya vamos, deja solo te pongo tu correa," Teolaegi no entendía muchas cosas, en general, porque su idioma y el de esta animal era totalmente distinto (él ni tenía uno), pero nunca iba a comprender por qué si le decían que salieran a pasear, debían entretenerse tanto para hacerlo. Esa cosa que le ponían en el cuello lo retenía cuando él solo buscaba correr fuera. "Teolaegi, vamos, coopera. No vas a salir si no te pongo la correa. Teolaegi, ugh, Teolaegi, ¡ya!"

Junto a su cama destrozada, entre el ropero de ChanMi y BaekHee, frente al lugar donde dormían ambas–y a veces lo dejaba subirse su favorita–, Teolaegi no paró de brincar mientras la animal alta intentaba amarrarlo con su cosa esa molesta en el cuello. De algún modo, su favorita consiguió ponerle la cosa esa, y cuando lo soltó para dejarlo correr en el suelo–retenido por esa cosa fea para irse muy lejos, y hacerle resbalar con sus patitas y garras que rascaban el suelo liso–, finalmente fueron bajando del primer piso a la gloriosa puerta que tanto deseaba tener abierta todos los días.

Fuera en el exterior, los ruidos de coches, personas que hablaban, animales que volaron y muchos otros más lo llenaron de golpe. Estuvo muy alerta, en parte por la curiosidad que el mundo de animales de dos patas le daba, también por la emoción de hacer esa actividad que apenas tenía–una vez o dos veces cada día–, y aunque se estuviera jalando para que ChanMi le dijese que fuera más lento y se tranquilizara–lo que fuera eso–, tan pronto llegó al primer arbolito, lo dejó salir todo en la calma que al fin tuvo después de tanto tiempo.

"No entiendo cómo puedes hacer tanto, si apenas tomas agua. ¿En dónde te cabe todo eso, Teol?"

Bajó su patita y continuó su camino. La animal ChanMi podía no estar preparada porque en su orinar se había entretenido con su aparatito de sonidos raros entre mano, pero igual la jaló y dispuso su ritmo de caminata.

En algunas ocasiones, fue parando, sobre todo cuando veía un poste, un árbol, eso que había escuchado llamaban ¿llanta?, arbustos y otras plantas del estilo. Todo aquello, lo fue rociando con su olor, y al llegar a la vuelta de una esquina donde ChanMi le dijo que siguieran–aunque él ya tenía bien ubicado su recorrido, si era el mismo de todos los días–, en ese jardín inmenso, lleno de animales de dos patas (y unos cuantos de su tipo, muchos que evitaba porque sus tamaños eran mayores al propio y le daba miedo que fuesen a comerlo por más auras cordiales que oliera), flora y un aire más natural (que solo una ciudad capitalina le podía dar en espacios tan reducidos), no se aguantó por mucho.

Preparó sus patitas para inclinar todo su cuerpito a sacar lo de las croquetas de ese día.

"En serio nunca me voy a acostumbrar a que en este cuerpecito quepa tanto..." ChanMi dijo, como si a él le importase su comentario. Después de haberse liberado, regresó al agrado inicial, y quiso irse a pasear por más de ese extenso pasto. No pudo porque ChanMi lo retuvo por la cosa esa en su cuello, mas, no se rindió, como tanto quería, él siguió jalando al esperar irse lejos de donde había tirado su porquería. "Teolaegi, espera, necesito recoger tu caca."

¿Por qué demonios la animal de dos patas quería llevarse eso?, Teolaegi en serio no la entendía. Aunque la había visto en ocasiones posteriores tirarla en esos contenedores de distintos tonos, nunca iba a saber cuál era su fascinación por recoger lo que él había desechado. Estaba sucio, daba asco, y aunque para él no era algo malo porque se había revolcado en muchos desechos de otros animales por encanto del olor–su olor debía gustarle mucho a ChanMi, seguro era eso, por algo que quisiera llevarlo por otro rato consigo–, seguía siendo un misterio de qué le servía meterlo en esa bolsa y traerlo a la mano.

"Listo, vamos."

¿Quién era él para juzgar? Solo un amigo más que le agradaba darle algo a su animal de vida en su agrado.

Jadeante y con la lengua de fuera, Teolaegi ya iba por el final del recorrido, aún alegre de estar afuera. Claro que sabía que ya estaban cerca de volver a casa, el recorrido estaba claro, aunque él no supiese regresar solo y si se movían por otra calle lo perdían por completo, en la rutina de lo que este era, debía saber que ya estaban cerca de acabar por hoy–a menos de que fuese una de esas ocasiones extrañas donde pasaban por su casa, pero ChanMi decidía llevarlo a dar otra vuelta, era inusual, pero de repente pasaba y quién era él para quejarse de nada–, solo se hacía el tonto para continuar su camino.

Sin esperarlo, y como cada cosa que llegaba a pasar en uno de esos días extraños, Teolaegi vio algo que se atravesó en su camino. Era otro animal, pero a diferencia de los que tenían su misma especie de grandes tamaños, él reconoció que era uno que no le daba miedo. Volaba, con esas alas del demonio, esos ojos pequeños de un color brillante y el purr, purr que le timbraba las orejas.

"Teolaegi, no. Deja la paloma. Teolaegi, Teolaegi, no, ¡no, Teolaegi, basta!" Involuntariamente su pecho empezó a vibrar, de este sonó un raro tono de advertencia, y cuando ChanMi no pudo más que alzar su voz de esa forma que lo alteraba–ChanMi está en peligro, alza el tono porque está de acuerdo conmigo, ese animal es una amenaza, ¡debo proteger a mi animal favorita!–, se lanzó con sus fuertes ladridos más graves que obtuvo de su ronca garganta y jaloneó contra esa cosa del demonio en su cuello para ir por el animal purr, purruneante. "¡Basta, Teol!"

El animal salió volando, y por supuesto, él quiso aún atraparlo, no le gustaba pensar que se fuera a escapar de sus garras. Lo mejor sería que lo aniquilase, muerto entre sus colmillos y listo como regalo para su compañera de vida, pero su cuerpito no logró subir tanto como ese animal desgraciado que se fue a parar a lo alto de un árbol.

Guau, guau, guau, guau, guau, fue todo lo que salió de su boca, como si dijera bájate de ahí, canalla miedoso, ¿qué no quieres pelear?, ¿eres muy cagón para enfrentarte conmigo?, mas, el animal jamás bajó. Entre brincos, escandalosos ladridos, y una ChanMi que se estaba disculpando con la gente a su alrededor que apenas podía caminar por la acera en el corto espacio que su alboroto dejaba, le cortaron la inspiración cuando ChanMi misma jaló con fuerza de su cosa esa en el cuello y ahogó su siguiente grito de amenaza.

"¡Ya, Teolaegi! Es suficiente por hoy, vamos a casa. ¡A casa! Vamos," ese tono ya no vino lleno de angustia ni temor, solo seguridad y mando. ChanMi había bajado hasta un vibrato en su voz, así que Teolaegi pudo comprender lo dicho, por más que no supiese lo que eran sus palabras. Aunque creyó que su batalla la había ganado–porque al menos había defendido a su animal favorita de la amenaza y bien esta se había alejado con la clara idea de que él era el dominante de los dos–, el jalón que le dieron lo hizo regresar con la cabeza abajo, hasta pasar un segundo o dos para traerla arriba de nuevo.

Sonriente y con la lengua de fuera, hasta la colita parada, Teolaegi olvidó el inconveniente de hace rato. Solo para seguir a su compañera de vuelta a casa.

Lo habían despojado de la cosa esa fea del cuello. Lo dejaron estirarse a sus anchas, y con una suave caricia a su peluda cabeza junto a una sonrisa que destelló en la hermosísima cara de su animal favorita, acuclillada a su altura, se sintió el más realizado.

Este había sido un día fenomenal, estaba tan extasiado.

"Voy a servirte un poco de más agua, debes estar sediento," no sabía que el día apenas estaba iniciando. Aunque tenía la noción de que aún no acababa porque la otra animal (menos favorita) seguía sin volver a casa–de eso que los animales de dos patas llamaban por trabajo (qué bueno que ChanMi no iba a trabajo todos los días, muchas veces estaba ahí con él en casa, enfrascada en ese otro aparato gris de dos piezas recargado en la mesa frente a ella con papeles a la mano, así la tenía para él por completo)–, para él después de un paseo se empezaba a terminar la rutina.

Después de tomar y comer otras de esas bolas pastosas que por alguna razón le gustaba a su paladar, por más que la comida de los animales de dos patas fuese mejor, se dirigió a su espacio predilecto, y como ChanMi no fue arriba en el comienzo de otra actividad con su dicho aparato en sus piernas, sentada al sillón, la acompañó en el mismo lugar. Listo para acurrucarse y tomar un descanso.

La siguiente ocasión que abrió los ojos lo hizo porque ChanMi se había movido. No era la primera ocasión, en varias veces vio cómo ella se paró y dejó ese aparato gris de sonido de ventilador en la mesita, entre idas a otros cuartos, traer comida–que obvio quiso tentar suerte a ver si le compartía (spoiler: no funcionó, le dijo que se hiciera a un lado)–, y reacomodarse en otros lados, hubo mucho movimiento alrededor de las horas que a él se le fueron como agua al dormitar.

Esta vez fue distinto. ChanMi se había parado y cerró su aparato (al igual que tiró sus hojas) porque la otra animal de dos patas había llegado.

"¡Hee!" La había saludado al atraerla. Teolaegi no sabía por qué los animales de dos patas hacían eso, eso de estar tan cerca y juntar sus bocas. Suponía que era su forma de recibir lengüetazos, pero él no veía la lengua como tal para garantizarlo. El intercambio a veces era largo o corto, y este, como en uno de tantos, duró poco para hacer que él también se acercara con la curiosidad de haber si BaekHee le había traído algo. Quizá tenía suerte y esta animal no era tan mala como para ofrecerle una carnita o algo... "Qué bueno que llegaste ya, ¿cómo te ha ido?"

"Bien, normal. Ha habido algunos niñitos con los que tuve problema en la clase de la mañana, pero nada de otro mundo. Solo lloriqueos por no hacer bien patadas, necesitan practicar, ya estamos en eso. ¿A ti? ¿Cómo te ha ido?"

"Mal. No he podido hacer ningún diseño de ropa. Se supone que debo entregar en la oficina el borrador de la nueva colección que me han encargado, pero no he tenido mucha inspiración. Siento que me asfixio solo al ver mi libreta."

"¿No pensaste en salir un rato a ver si algo te daba inspiración afuera?"

"¡Lo hice! Salí con Teolaegi en la mañana," en la mención de su nombre, Teolaegi paró las orejas. Por los ojos de ambas animales que ahora lo veían, paradas frente a la puerta (que desgraciadamente habían cerrado, suponía que hoy no iba a haber paseos nocturnos), su colita se levantó e hizo un ligero movimiento de lado. "Pero creo que no me despejó mucho la mente para tener inspiración. No sé, ya tengo algunas cosas, solo no estoy muy convencida."

"Tal vez debas hacer algo más para no frustrarte con el trabajo," BaekHee lo saludó con una pequeña caricia, sobre todo cuando se inclinó hasta el suelo para desabrochar sus zapatos–quiso mucho tomar alguno y llevárselo con sus juguetes porque su material era tan resistente para mordisquearlo a su gusto, pero bien recordó cómo BaekHee misma le había dicho que no, entre regaños y tonos fuertes de mando para asustarlo; así que, decidió darle su espacio y aceptar solo la caricia–, después, la vio caminar frente a su animal favorita en dirección a la cocina.

Uh, tal vez debía seguirlas. Después de todo, ese lugar tenía mucha comida. Quizá a alguna le tentaba botarle algo.

"¿Me vas a cocinar algo para la cena?"

"Depende, ¿no te da miedo que te pueda envenenar con lo que haga?" ChanMi se rio, y en el agrado que Teolaegi vio de ese mismo gesto–aunque él no lo había provocado–, sentado junto a ellas, movió su colita en el suelo, divertido también por su animal favorita. "De hecho, sí, había visto un reel para hacer una cena con cosas básicas en la cocina. Unos rolecitos de pizza que se pueden hacer supuestamente en cinco minutos, y solo necesito queso, cátsup, especias, jamoncito y tortillas. Creo que podría intentarlo, ¿no?"

"¿Te vigilo nomás para ver si no se te quema algo?" Otra vez sus risas, acompañada ahora de la misma que esa animal gruñona solía tener.

Al menos Teolaegi sabía, BaekHee podía ser gruñona con él porque todo lo que hacía llegaba a molestarla, pero se había dado cuenta desde hace rato que junto a ChanMi, ella traía una completa vibra distinta. Esa felicidad y gusto, a pesar de haber llegado del trabajo toda cansada y molesta. La belleza con la que su aura irradiaba junto a ella, el cariño que podía palpar, no solo de ella, sino de ambas, y la forma en la que su amor se podía oler hasta fuera de casa, a Teolaegi lo ponía contento.

No había nada más feliz y bonito que lo que había entre sus dos compañeras de vida. Se alegraba tanto de estar en una casa como esta.

"Espera, ¿necesitas del jamón de puerco o de pavo?"

"Del que quieras, gorda, si me lo puedes pasar para hacer–" no iba a ignorar que fuera de los lindos arrumacos y alegría de la casa, ahí estaba la oportunidad que estuvo buscando: a BaekHee se le acababa de caer la bolsa de tortillas. Era su señal, todo lo que iba al suelo era suyo. "Teolaegi, ¡no! ¡No! Suelta eso, ¡Teolaegi!"

"¡Teol!"

Él salió corriendo como endemoniado, y con la bolsa de tortillas en la boca, sus dos compañeras de vida fueron a perseguirlo por todo alrededor de la casa.

Ah, sí, definitivamente la vida era buena. Tenía una cama destruida junto al piso que era igual de cómodo, una cosa esa que le ponían en el cuello para pasear y luchar contra verdaderas amenazas para proteger a quienes quería, un descanso placentero, comida para él y de las animales de dos patas que le daban amor y cariño sin igual.

¿Qué más podía pedir un perro?
























¿Quién no quisiera tener la vida de Teolaegi, cierto? Ah~ justo quería un capítulo del estilo. Como ya tenemos tanto sabiendo que Teolaegi es parte de la casa... pero muchas veces no lo resaltamos—porque la historia se enfoca en las chicas—, pensé que merecía un cap donde él fuera el protagonista.

Un perrito del tipo quizá no tiene tanto drama en su vida—como de repente sus dueñas—, pero creo que ha sido bonito escribir esto, como un regalito para relajarnos antes de que pasen más cosas...

🎀 ¿Qué les pareció a ustedes el capítulo?

🎀 ¿No les fue linda la perspectiva de Teolaegi y cómo describía las cosas? Probablemente si los animalitos entienden menos (o más) de lo que pensamos, esto no va a quedar muy verídico, pero aquí ya saben que todo se hace por ficción~

🎀 ¿Les gustan igual como a mí estos capítulos domésticos y tranquilitos? De vez en cuando creo que los necesitamos 😅

Gracias por leer hasta aquí. Espero lo hubieran disfrutado. Nos estaremos leyendo en otro capítulo pronto 💙

Pd. Este capítulo fue publicado el 27 de octubre 2024 y la nota al inicio hace referencia a la tradición del Día de Muertos, donde en este día se dice que las mascotitas nos visitan. Espero tengan un fuerte abrazo de esos animalitos que perdieron y como yo tanto pueden extrañar, que ellos siempre nos aman y nos protegen en la espera a su reencuentro 🫂

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