Dazzling nights embodied on the past (III)




Las cosas iban a cambiar muy pronto para BaekHee ahora que había aceptado el cortejo con Lord Oh. No había vuelta atrás, o eso se dijo, claro que quizá siempre era posible rechazar en algún momento la nueva relación que iban formando, sus papás eran capaces de cortar el compromiso si llegaba hasta ese extremo donde Lord Oh pedía su mano en casa, y muchas otras cosas más eran factibles para hacer algo distinto.

El problema en esta situación era que BaekHee no veía nada similar pasando pronto. En primera porque al aceptar este cortejo, BaekHee ya había puesto un pie adelante en su relación. Tenían un camino que seguir para garantizar si lo suyo traía frutos; y por supuesto, un compromiso con sus padres lejos no sonaba a algo posible en estos momentos. Quién se negaría a Oh SeHun, al ser ese gran hombre de negocios incluso tan joven con ya una gran fortuna, de renombre y estatus envidiable; hasta para ser denominada su esposa, BaekHee sabía solo una tonta le habría dicho que no.

Y tal vez fue eso por lo que le dijo lo contrario. Aceptó el cortejo, pero dentro no estaba para nada convencida. Entonces, se había hecho de la idea de que cualquier cosa podía hacer un cambio... solo no daba esperanza a algo justo.

Estaba ahora conflictuada. Supo actuar de inmediato, porque como era su rol, no le hacía bien negarse a tal petición, mas, al mismo tiempo, no era idóneo sobrellevar eso de la manera esperada. Cuando Lord Oh le sonrió, encantado por su aceptación, ella fue directa a tomarle de la mano aún sentada en el piano con tal impulsividad que solo se oyó diciendo:

"Pero–" y obvio, hubo un pero, en todo este asunto lo había. No era conveniente decirlo, porque las cosas que tenía en su cabeza estaban mal, y después de esa positiva ella quedaría peor de darle de un segundo a otro la vuelta. Necesitaba ingeniárselas para obtener un poco de espacio. No iba a negarlo, sino tomaba otra alternativa: "N-No podemos hablar todavía de esto con nadie más."

"¿Cómo? Pero, mi señora..."

"No quiero hacer de esto algo inapropiado. Sabe usted muy bien que no, porque le he dicho que deseo formalizar el cortejo. Sin embargo, mi padre y madre están fuera de la ciudad en estos días y..."

"Oh, por supuesto, no podría yo jamás dañarle de ninguna forma. Entiendo que necesitaría hablar con su padre, el señor Byun, para oficializar un compromiso," Lord Oh antepuso, y sus palabras la incomodaron. Sabía que el compromiso era el final de un cortejo, ella lo pensó desde un principio, solo era distinto ya que era consciente de su sentir. Sin contar que la atemorizaba qué tan lejos podía llegar esto sin saber cómo cambiarían sus emociones. "Puedo esperar hasta ese tiempo para hacerlo oficial. Pero mientras, si me es permitido, me gustaría continuar viéndonos de esta forma."

"Claro... s-siempre y cuando tenga un chaperón o chaperona," añadió, porque, aunque ella ya veía su relación con Lord Oh más como una amistad de su agrado, eso no quitaba que él la viese distinto: era un cortejo, por Dios, no podía quitarle la seriedad al asunto ni manchar su imagen. Debía recordarse mantenerla. "Si usted lo comprende."

"Sin duda alguna. Entonces," Lord Oh la ayudó a salir del banco, y al tenerse uno frente a otro, unidos por sus manos, no hizo más que alzar su dorso enguantado hasta su rostro que se iba poco a poco inclinando. "Estaré esperando nuestro siguiente encuentro, mi señora."

El beso y una próxima ocasión para reunirse prometida–que en otras circunstancias ella hubiera esperado su mamá fuese a arreglar; en su ausencia, imaginaba, era negociable entre ellos (quizá en otra reunión, salida, baile o tertulia)–, solo se separaron.

BaekHee siguió su camino junto a ChanMi con la excusa de dejar por terminado ese momento juntos. Como su chaperona, ChanMi al final no le iba a permitir pasar más tiempo con un hombre, aun cuando fuese clara su relación en aquel momento. Todavía clamaba decencia al separarse después de unas dos horas juntos.

No obstante, fue difícil dirigirse con su amiga al acabar. No supo ni qué comentarle, y si bien se mantuvo junto a ella fuera de esa sala, siempre tomadas del brazo, después de un tiempo de volver junto a la sociedad a hacer acto de presencia y conversar un poco (u oír charlas de otras personas con su poca inclusión), entre miraditas que Oh SeHun les mandó a lo lejos sobre impresionantes sonrisas (como poca gente las había visto), no hubo palabra alguna intercambiada.

Solo hasta que dio la hora de otra despedida, listos sus carruajes para transportarles a sus residencias, BaekHee reaccionó. Se paró en el último peldaño del pórtico en la entrada y sostuvo a ChanMi con más fuerza de su brazo en cuanto ella se inclinó para despedirse de beso en la mejilla. No llegó a eso, BaekHee la detuvo sobre la presión, y en ojos desesperados de saber que una combustión iba a explotar pronto en ella...

"ChanMi–"

"Felicidades por tu futuro compromiso, amiga. Sabía que una de las dos terminaría siendo más que un florero en algún momento. No dudaba de que fueras tú antes que yo," ChanMi comentó en su sorpresa, y a pesar del ceño que le fue creciendo mientras más la oía y notaba su sonrisa apretada, no quitó que ChanMi se soltara de su agarre en la distracción del gesto. "Estaré ahí para ti si lo necesitas. Nos veremos pronto, te escribo si no."

"ChanMi, pero–" no la dejó terminar. ChanMi ya se había ido. Le besó suave y dulce la mejilla antes de partir acompañada de sus mozos hasta el carruaje a unos pasos.

Quedada ella ahí en el mismo espacio, con palabras que nunca salieron de su boca. De cualquier modo, tampoco fue como si hubiese la posibilidad, ¿qué le diría?

Lo que estaba en su cabeza era innombrable, hasta daba miedo suponer que ChanMi lo supiera. ¿Qué iba a pensar su amiga de que tuviese estos sentimientos tan equivocados hacia ella? BaekHee misma se sentía repugnada. ¿Por qué tenía que estar de esta forma?

"Nana," cuando se bajó del carruaje y llegó a las puertas de su casa, con su nana Rin detrás como en todo momento, BaekHee no hizo más que una sola cosa: "Por favor, no me acompañe a mi habitación ni permita que nadie entre durante las próximas horas hasta que baje a la cena."

"Pero, niña, ¿cómo va a quitarse su vestido, el corsé y arreglar su cabello?"

"Está bien, puedo deshacerme de todo esto yo sola. Necesito un tiempo para mí misma..." se justificó, aunque no dijo razón. Su nana no era quién para preguntarle alguna tampoco, así que fue a aceptarlo. Sin la señora de la casa ni el hombre de negocios, en BaekHee recaía toda la autoridad. TaeYeon tampoco estaba, incluso cuando aun fuesen a creer muchas personas que su hermana mayor vivía bajo su techo (como sus padres mismos abogaron), lo cierto era que ya no la veía. Desde su última aventura, donde decidió irse a estudiar al campo lejos en la vieja cabaña de alguna de sus tías abuelas, no iba a encontrarla.

BaekHee estaba sola en esa inmensa casa, y tirada en su cama al cerrar su puerta, sin importarle cómo arrugaría el vestido por no quitárselo de inmediato ni lo mal que dejaba su cabello, lloró su desgracia.

Entonces, si bien ChanMi dijo que se verían en la siguiente reunión, no se la encontró por ningún lado. Ni en esa ni en ninguna otra de las que vinieron por poco más de una semana. Fue tan extraño, por decir lo menos.

BaekHee se sentía perdida en medio de ese mundo que apenas había ido conociendo, y en parte era porque pudo notar cómo junto a ChanMi no tenía mucha forma de socializar. Se había cerrado el panorama a estar solo con su amiga. No era nada malo, por supuesto, después de la primera ocasión en la que descubrió cómo las señoritas de su edad podían ser un poco más embusteras de lo que aparentaban (sobre todo ahora que se estaba reconociendo su papel en la sociedad gracias a ese destacado Lord), ChanMi era la única amistad y relación que deseaba mantener y por algo...

Bueno, pasó lo que estaba ocurriendo.

Fuera de sus confusos y recién descubiertos sentimientos, la ausencia de ChanMi en las siguientes reuniones a las que fue (al menos tres en la semana), fue algo incómodo. Sin tener a ChanMi cerca poco interactuaba con otras personas. Una que otra vez llegó a ver a las señoritas Leechaiyapornkul y Kim de nuevo, y siquiera intercambió palabra con ellas, pero no fue nada más que algo usual–qué tal su día, hace mucho calor hoy, ¿no?, ¿le parece rica la comida?–, lo que poco permitió una cercanía real. Obvio en parte era culpa de su introvertido ser que poco se había hecho de más amigas fuera del instituto, y aún ahí era un poco rara.

Lord Oh fue el único que la sacó de esa incomodidad, y aunque recibió ojos que quemaron su nuca al irse de su brazo, totalmente los ignoró en su reservado cortejo que habían oficializado (entre ellos). Como chaperón habían traído a Lord Kim, y si bien era otro hombre sin ninguna compañera que pudiese darle validez a su seguridad o serle fiable a voz de más personas, el poder de ambos caballeros podía callar las bocas que detrás se susurraban.

Obviamente no fue un gran consuelo, porque ella no estaba convencida del cortejo que andaban llevando, sin embargo, ya había dicho cómo su compañía era bien aceptada. En la forma de un amigo, Lord Oh podía ser alguien bueno para ella–incluso cuando esa amistad entre hombres y mujeres era imposible para su tiempo–, y por ello no daba queja de seguirlo. Encontró en Lord Oh un hombre divertido, agradable y tierno en ciertas circunstancias que llegaba a hacerla reír, entretenerse e interesarse por distintos temas como podían hablar (siendo dos mundos distintos). Y pensó que si estuviese en otra situación quizá sería fácil que de él se enamorara, o sea, ¿quién no? Pero su interior era el que contestaba lo contrario.

Día y noche entre esas salidas de aquella semana se preguntó qué estaba pasando. Por qué tenía estos sentimientos, por qué no eran los indicados. ¿Por qué si Lord Oh era el hombre perfecto para toda mujer respetable en su sociedad, era su amiga la que la hacía soñar con paraísos indescriptibles que de una señorita de su edad no deberían surgir siendo pura y casta, despertando hecha un lio con verdadero gusto?

Ese fue justo el siguiente problema. No solo le preocupaba la desaparición de ChanMi tras saber que eso igualaba a que ella tuviese que interactuar más con otras personas, enclaustrarse en las salidas o rehuir a su tiempo de cortejo con Lord Oh y Lord Kim a unos metros; sino que eso también le estaba trayendo más conflicto interno. La separación le generó un poquito de ansiedad, al principio quiso imaginar que en realidad ChanMi no tenía que estar en todas las fiestas que se hacían de Eriville, mas, según los días avanzaron y su falta se volvió en dos, tres y más para perder la cuenta, las cuestiones empezaron a brotar.

Cuestiones sin respuesta, porque nadie conocía lo suficiente a la señorita Park ni su familia para tener explicaciones de ella.

Preguntar de más también podía ser señalado, y si bien BaekHee se sentía en el borde de despreocuparse casi por todo, entendió que también seguir inquiriendo por su amiga podía traerle problemas. Incluso aunque pocos la conocieran, escuchar que la señorita Byun estaba una y otra vez preguntando dónde estaba y por qué no había venido se replicaría con suposiciones falsas, chismes y cuchicheos que dañaban su imagen o reputación.

ChanMi no necesitaba eso.

Miles de temores vinieron de esa ansiedad y el silencio. BaekHee por las noches, después de otra salida sin verse con su amiga, descubrió su mente plagada de interrogativas que no tenían ninguna relación, pero su cabeza las creaba sin pensarlo. Cosas tan absurdas como si acaso ChanMi ya se hartó (de mí), o si hubiera sabido entonces lo que estoy sintiendo y la ha repugnado, como si pudiese leer su pensamiento tan solo en ese día que se volvió consciente tan pronto escuchó la pregunta del cortejo.

Se sintió mal, cada día peor, porque se estaba convenciendo de que todo era su culpa y era la peor mujer en este mundo. Casi escuchaba lo que su padre le había dicho de niña:

"Esto está mal. ¡Mal! No puedes escribir nada de estas cosas, ¡¿me has oído?!"

Y entonces cuando despertaba de otro sueño donde sonreía a la par de esos dientes amplios en la gran boca de aquella mujer que hundía su agrado en un precioso hoyuelo, tan cerca una de la otra, mientras compartían un mismo espacio con nada más que sus cuerpos chocando, BaekHee lloraba. Porque estaba cometiendo el peor de los pecados y no sabía cómo cambiarlo.

En parte era mejor que ChanMi no viniera. Después de toda esa bola de sueños y disgustos al despertar, no sabía cómo iba a afrontar a su mejor amiga. Solo convencerse de que eso podía olvidarlo pasando más tiempo con Lord Oh y hacerse a la idea de que, cuando se casaran y consumasen el matrimonio, redimiría su línea de pensamiento (con la suposición de que, si Oh era un buen amigo, quizá llegaba también con el tiempo a amarlo–¿qué no muchos de los matrimonios de estos días eran de ese modo?).

Con la pasada de otra semana igual había significado el regreso de sus padres. Tan solo el domingo su papá ya estaba descargando sus maletas del carruaje con ayuda de los mozos, y en la entrada de una nueva mañana, la señora Byun estaba lista para escuchar todo aquello que entre cartas poco se habían dicho. Fue momento de la verdad.

BaekHee no podía retrasar más esto. Entre el conflicto de su propio interior y lo que era verdad, tuvo que decirle a su mamá del cortejo.

"¿Lord Oh SeHun? ¿A ti te lo ha pedido? Oh, ¡por Dios! ¡Mi niña!" La señora Byun chilló de alegría. Su padre bien oyó la noticia después de un café cargado, y aunque sus ojos se volvieron juzgadores como todo hombre protector de su casa, dejó que las mujeres se encargaran de juzgar el tema romántico y él fue a lo usual: los negocios.

"¿Cuándo puedo conocer al Lord para hablar sobre su dote?"

No fue algo que trataran de inmediato. Su mamá se hizo del contacto, claro, y en la siguiente ocasión que llegara una invitación, ella vino personalmente a acompañarla como nueva chaperona para presentarse ante su cortejo, así como darle un juicio a la distancia.

Oh fue el caballero de siempre, besó la mano de su mamá, la halagó como la mujer más hermosa y que sabía que la señorita Byun había sacado su belleza por genes de familia, que enrojecieron hasta a la gran señora InNa.

Entonces, vendida ya estaba. Obviamente Oh iba a tener la dote para el compromiso, y aunque aún no hablasen de eso porque para ellos el cortejo estaba recién iniciando, BaekHee ya se veía a un mes o dos con boda en puerta.

BaekHee debería estar feliz por eso. Sí, cómo no, por eso... ya hasta parecía tocadiscos rayado, pero ¿por qué no se sentía de esa forma?

Cuando el fin llegó de nuevo en la segunda semana desde que su cortejo había iniciado, así como la primera del regreso de sus progenitores, hubo un desequilibrio en todo. Si había la confusión, incertidumbre, incomodidad, vergüenza, tristeza, decepción, felicidad, agrado, gusto, diversión y muchas cosas más pasando en su día a día como un terrible juego sube y baja, a eso solo le pudo agregar que Lord Oh hubiera enviado una invitación para su fiesta de cumpleaños.

Fiesta de cumpleaños, cielos. Como si un hombre de su edad hiciera algo del estilo. Era tan raro, y más allá de raro (no solo como caballero), que viniera de Lord Oh sonaba el doble de extraño.

Nunca nadie en la vida había sido invitado a la residencia Oh, no al menos desde que los padres del sucesor habían muerto en el crucero de comerciantes... Lord Oh no se había ganado su título de soltero misterioso codiciado por ninguna cosa. Definitivamente era ese hombre que hasta se ocultaba en su villa, perdido en la montaña más alta del condado, lejos de la sociedad con miles de acres listos para ser descubiertos por los cuchicheos curiosos de cómo sería la residencia ahora que le pertenecía a un hombre millonario tan joven y apuesto.

Casi sonaba a novela juvenil de esas que se leían en clubes prohibidos.

Su mamá estaba convencida de que Oh estaba haciendo eso con dobles intenciones. Ella era su invitada de honor, casi creía que eso iba de la mano con ser nombrada ante la sociedad como su futura esposa. Ya estaba preparándose para una gran pedida o algo parecido. BaekHee no lo pensaba de esa forma... Oh era un hombre reservado, no haría de su futuro matrimonio un escándalo, seguro solo era del que le escribiría una carta para pedirle ser su esposa, y en su aceptación, hablaría con su padre en privado para ajustar los últimos detalles del evento.

Si les iba a invitar con el resto de la élite en su sociedad era para darle a conocer su casa. Como todas sus salidas se habían propiciado entre fiestas y reuniones, Oh no debía estar dejando pasar que también quería presentarle su casa, sin la idea de hacerlo vulgar, como si invitarla a donde residía, hiciera sus actividades y durmiese incluso no fuera todo un escándalo.

Hacer una fiesta de cumpleaños en su hogar era suficiente tapadera. Oh mataba dos pájaros de un tiro: se abría un poco ante la sociedad como ese hombre que se estaba reintegrando para una buena imagen de un futuro caballero casado (al que en matrimonio se le insistiría en ser parte de quienes formaban círculos de tertulia y fiestas a nombre de su esposa), y le mostraba su futura casa en un aspecto casi casual–igual que íntimo.

Su madre dijo que eso significaba necesitar algo nuevo y bonito para vestir, porque ella debía verse increíble.

Ahí fueron las dos a comprar ropa y vestidos por ese día, a unos cuantos de la gran fiesta, y mientras pasó el tiempo probándose prendas a la medida, con los malditos corsé que siempre podían sofocarla más, entre ir tomada por el brazo de su madre con sus bolsas que su nana Rin cargaba detrás de ellas, sobre aquella calle concurrida como en todo domingo en el centro junto a las tiendas, se encontró con la que tanto le había nublado el juicio.

"... creo que los colores de estos vestidos que he comprado son bonitos, pero todavía las telas no me están convenciendo. Ya no son como antes, y después de ver lo que vendían los encitadianos, he pensado que quizá te quedaría–"

"¿ChanMi?" Su madre había estado parloteando junto a ella, y aunque sí la llegó a escuchar (y en ocasiones contestó más que un hum desinteresado), no pudo callar ese nombre entre sus labios cuando vio a su amiga. Tan solo en la esquina de esa acera. Se había inclinado a oler una flor de aquel puesto con una mujer anciana vendedora. Los caireles le cayeron para tapar un poco su rostro y con el sombrero de un día bien entrada la primavera, por supuesto que se cubrió, pero su figura alta, de hombros anchos y cuerpo definido bajo un vestido amarillo que debía estar personalizado por las tallas sin igual le dijeron a BaekHee que no podía estarse equivocando. "¡ChanMi!"

"BaekHee, ¿qué has–?" No le dio importancia a lo que dijo su madre.

Tampoco a su disgusto por el grito tan inapropiado al llamar a otra señorita. Ignorante de su ceño como del de otras mujeres y personas caminando a su alrededor, BaekHee se soltó de su mamá para ir con las manos enguantadas sobre su falda violeta y correr incluso entaconada.

"¡BaekHee!" El escándalo se hizo detrás de ella.

Su madre estaba a punto de perder conocimiento. No podía creer cómo su hija la había abandonado. Hasta su nana estaba a una de tirarse si no hubiese tomado a su mamá para evitar que se cayera. Igual no lo miró.

Ella se quedó fija en su objetivo, y a solo metros, sin que ChanMi hubiera ido más lejos al escoger una rosa, no hizo más evidente su incredulidad que con:

"¡ChanMi!" Que su amiga al fin oyó más cerca, lista para levantar su rostro, sorprendida en toda su norma con los ojos amplios bien abiertos y unos labios que se separaron de a poquito sin decir nada más que musitar su nombre tan bajo.

Eso fue suficiente para que ella sonriera. Llegar hasta su amiga en su cabeza había sido con un gran abrazo. BaekHee estaba a una de lanzarse a la chica, porque no sabía cuánto pudo extrañarla, y aunque aún siguieran las complicaciones de esos malos sentimientos que habían detrás (como lo que dijo de no saber en realidad la forma en la que iba a enfrentarla), esa consciencia quedó de lado. Estaba solo fija en ChanMi.

Tanto fue así que cuando realmente la abrazó y se dejó ir para dar un giro con ella, un poco lejos del puesto de florecitas, en la alegría que brotó de sus labios y la sorpresa en un gritito de la más alta medio tiesa y solo con su mano para detener su sombrero antes de volar al quedarse de espalda al puesto, BaekHee perdió su recato. Las personas la estaban juzgando, la mujer del puesto ya tenía ojos de incomodidad en ella, y su mamá no iba a estar más que pegando el grito en el cielo si acaso no había perdido ya la consciencia del susto. Eso no quitaba que ella siguiese, sonrisa grande ante la chica de sus sueños (literal), despreocupada de la impresión que hasta estaba dando en ella tan solo al nombrarla:

"BaekHee, pero... ¿cómo...?"

"¿Cómo? ¿Eso vas a preguntarme primero después de tanto tiempo sin habernos visto?" Una vez más, ella le dio el más mínimo interés a la situación cuando escuchó eso de su boca. De bufido e incredulidad, BaekHee llenó todos sus gestos antes de poner espacio en su gesto. El abrazo terminó, mas, no soltó sus manos. Todavía con ella, BaekHee elevó sus comisuras en la sonrisa más bonita que le había visto desde hace tanto. "La última vez que lo hicimos comentaste que nos veríamos pronto, y si no, que escribirías. Pero ni siquiera has hecho eso, ¿dónde ha quedado la comunicación? Te habría mandado algo yo, mas, no sabía tu dirección, amiga. ¿Cómo me has dejado en estas ascuas?"

"BaekHee, yo... lo siento, no estaba... m-me había ocupado un poco, y no pensé que fueras... hum, bueno..."

"¿Que fuera a qué? ¿A extrañarte, acaso?" ChanMi rehuyó de su mirada. Al mirar abajo, justo en esa unión de sus manos, la vio apretar los labios. Pero ella más bajita, pudo conectar de nuevo sus miradas, en ese movimiento de cabeza para ubicarlos. "¿Por qué pensaste lo contrario? Por Dios, si eres mi mejor amiga."

"No era eso, cielos, obvio no quise decir eso, yo solo... tuve otros asuntos, de verdad, estuve muy ocupada, BaekHee, y no pensé mucho. Apenas pude hacer nada, mucho menos ponerme contigo en contacto..."

"¿Qué estabas haciendo?" Preguntó, y si acaso se escuchó como reclamo, BaekHee atenuó su tono con un carraspeo; al menos antes de acercarse en plan confidencial, con tono bajo para inquirir hasta graciosa: "¿Acaso estabas ocupada con negocios de C.M. Pa–?"

"Señorita Byun," no pudo terminar de decir mucho cuando ya estaba la voz de su nana regañona. BaekHee tuvo que mirar junto a ella, y ahí en la mera esquina de la calle estaba ella con su madre aún recuperando su postura. BaekHee solo pudo rodar sus ojos dentro de su mente, porque hacerlo ahí le costaría la vida. No se imaginaba el infierno que explotaba si la nana Rin veía algo como eso. "No puedo creer lo que ha hecho. ¿Ya se dio cuenta de cómo se ha puesto a usted como a su madre?"

"Nana, no es la gran cosa. Perdona mi insensatez al actuar, pero tienes que entenderlo. Acabo de reencontrarme con mi gran amiga, la señorita Park, ¿no pueden verlo?"

"¿Verlo? ¡Sí, por supuesto! Podemos todos verlo. Pero si eso es así, usted debería sentirse mucho más avergonzada. ¿Cómo está quedando frente a toda esta sociedad...?"

"Nana..."

"¿... frente a todos y este caballero?" Si quiso reclamar, después de eso ya no pudo hacerlo.

"¿Caballero?" Cuando BaekHee distinguió el tono de su nana y la mirada por detrás, con su madre que de pronto se acercó para dar un saludo con ligera venia.

"Mi Lord," no pudo ignorar más las cosas. Se había ofuscado mucho por estar solo puesta en su amiga, y por supuesto que para cualquiera ChanMi iba a ser ahí la prioridad. Era la primera que llamaba la atención, la que estaba en su punto de vista, no se habría esperado ver nada más...

Al menos ella, porque su madre y nana ya habían visto a Kim... específicamente Lord Kim JongDae que estaba a su otro lado en la perpendicular. Con su traje de gran porte dividido en tres verdes piezas, correspondió el saludo igual que la miró sobre una sonrisa.

No era un mal gesto, pero si lo comparaba con sus cejas que se iban juntando al verlo, BaekHee definitivamente se andaba ganando un mal lugar en todo esto.

"Un gusto saludarlas, mis señoras. Habría saludado igual a la señorita Byun aquí presente, pero estaba tan encantada con la señorita Park que no me atreví a interrumpirla. Le extiendo ahora mi saludo, como siempre, es un gusto vernos."

"Yo..." no supo contestar, conflictuada otra vez en su emoción y lo que era esto, BaekHee miró un rato al caballero. Seguro su madre junto a ella se estaba preguntando dónde habían quedado sus clases de porte y elegancia, porque hoy no estaba demostrando ninguno. Sin embargo, a ella no la miró, tras volver sus ojos a su amiga con ese mismo conflicto en su rostro de este inesperado asunto (en la que estaba en medio como centro de atención–no debía gustarle eso, si tanto tiempo había sido solo un florero), dirigió su inquietud muda a ella, sin respuesta. "Claro, es un gusto, solo... no, no entiendo."

No pudo callarlo mucho.

"BaekHee..."

"¿Por qué está Lord Kim aquí, ChanMi?"

"La estaba acompañando para dar una vuelta. En realidad, íbamos comprando algunas cosas. Especialmente le iba a comprar esa rosa," Kim señaló, sin que ChanMi pudiese contestar. Mordisqueado su labio en una miradita que le dio antes de partir hasta Kim para observar cómo recogía la flor que ChanMi había tirado (seguro en su furor), mostró una sonrisa medio chueca (divertido) antes de pagar al menos por lo propio con la vendedora que aún estaba interesada en esto por lo mismo. Era su mercancía pisoteada. "Supongo no es lo que esperaba de esta situación, pero sí fue lo que ha ocurrido."

"¿Lord Kim te estaba acompañando? ¿Sola, ChanMi?" Las mejillas de su amiga se encendieron con aquello. BaekHee sintió de pronto un dolor en su pecho junto a un extraño nudo en la boca de su estómago que salió solo con un: "Pero..."

"No está sola, yo jamás mancharía el nombre de la señorita," otra vez, Kim fue a salvarla, y al darle lejos una miradita, señaló lo que después oyó de sus labios. "El señor Yu y su compañía están tan solo de aquí a una tienda. Viene con chaperón, por supuesto."

"Chaperón," declaró, aunque fue más como pregunta. Lo dijo como si dudara, mas, por supuesto que sabía lo que era eso. Y por alguna razón (obvia, solo ella la estaba ignorando), se sintió un poco devastada de saberlo. "Entonces, eso significa..."

"BaekHee," ChanMi intervino al tomarle de una mano. Sin notarlo, estuvo poco a poco perdiendo su cercanía. De ese seudoabrazo que aún las dejaba juntas, BaekHee la soltó entre escuchar todo aquello; sin embargo, ChanMi le recuperó por un segundo, solo por una mano, y al traerla, esa complicación en sus ojos regresó. Esa... que a ella le dolía, no estaba segura de cómo responder, porque no había modo. Hacerlo iba a ser su ruina, mucho más si pensaba que ahí estaba su mamá, su nana, el Lord... ¡toda la sociedad!, y más allá de eso, ChanMi misma. La cuestión ahí era saber por qué ese dolor que ella sentía ahora se replicaba en los gestos de su amiga. "Yo estuve ocupada los últimos días sin poder escribirte una vez porque estaba... me había encontrado con..."

"Dime, por favor," pidió, en tanta urgencia.

ChanMi al fin relamió sus labios.

"Lord Kim ha pedido mi mano en matrimonio. Él ha hablado con mis padres para ajustar la fecha, y nosotros nos casaremos el mes próximo."

"¿Qué?" Soltó, como no se podía esperar más de ella. Porque esto no se veía para nada en lo absoluto. Creer que ChanMi estuviese en algún cortejo con Lord Kim era una cosa, pero pasar de ahí a un compromiso, WOW, eso era... wow, en serio. Ni ella estaba en ese punto con Lord Oh, ¿y no se suponía que ella era la que había avanzado más? BaekHee se sintió tan descolocada que pensó quizá le había hecho falta una parte de la historia, tal vez leyó mal entre líneas, lo que dijo era una broma... pero quién bromeaba con esas cosas, ¡era un compromiso! ¿Y cómo ella podía jactarse de ser su mejor amiga y no saber diferenciar que le decía una broma sobre su compromiso...? ¿O que siquiera le dijese de tal cosa...? "Q-Quiero decir, uh, ¡felicidades! Esto es tan..."

"Sí, vaya, ¿no?" ChanMi soltó una risita. "Estoy igual de sorprendida."

"Pero es una buena noticia," se adelantó a aclarar, y con esa sonrisa que no quiso perder ya que su amiga la esbozaba, apretó su mano. "Lo es, por supuesto. Y yo estoy feliz por ti, amiga. Ahora las dos estamos..." ni siquiera pudo decirlo. "¡Me tienes que contar de todo! Tenemos tanto por hablar, después de todos estos días... ¿por qué no vienes hoy a mi casa?"

"¿Cómo?"

"Hija," su mamá intervino, con su voz ya en presencia. BaekHee no retrocedió, tomó la ventaja.

"Por favor, mamá, permite que mi querida amiga venga hoy a cenar y quedarse en la casa. Sería una actividad gratificante para mí, sobre todo ahora antes de que ella empiece su nueva vida de casada. Creo que además me encantaría tener la opinión de alguien tan cerca del compromiso para hablar sobre... hum, los posibles planes a futuro que tenga para con Lord Oh."

"C-Claro, y siendo Lord Kim y Lord Oh tan buenos amigos..." ChanMi se le adelantó, sin saber cómo la ayudaba. Quizá ella quería tanto tener esa conversación pendiente, ya que se la habían puesto en bandeja...

Le gustaba al menos saber que ChanMi podía aún ser parte de la misma chica.

"Para mí sería un plan fabuloso. Me encantaría que mi futura esposa pase el tiempo que sea suficiente y necesario con sus amigas antes de dedicarse completamente a su casa. Sé que igual habrá mucho tiempo para que lo haga, pero con la boda, nuestro tiempo juntos y la familia..." Lord Kim salió en apoyo como una gota más para llenar su copa. Su nana miró a su mamá, y la señora Byun, bueno...

"Si lo ponen de esa forma," no tuvo mucha alternativa. "Por supuesto que me encantaría recibir a la futura señora de Kim. Sobre todo siendo amiga tan cercana de mi hija. Sepa que estaremos gustosos de tenerla con nosotros esta noche, señorita Park."

Siquiera su mamá había escuchado bien entre todo el nombre de su amiga para usarlo. Que de nada de ella le habría hablado en sus cartas...

"El gusto es todo mío, señora Byun. Prometo que le seré una increíble huésped, sin darle problemas ni incomodidad. Estaré ahí para serle de su agrado y en compañía de su adorada hija," regresó su mirada, aunque fuera de soslayo, BaekHee la vio, y en esa dulce sonrisa revoloteó algo para apaciguar toda esa nueva combustión de emociones que solo no tenían pies ni cabeza.

Ya debía acostumbrarse, con ChanMi no hubo remedio.

Prácticamente se habían envuelto en una fiesta de pijamas después de eso. Ya que ChanMi había aceptado (como su mamá) la petición de venir a quedarse a su casa (no solo para la cena), eso fue lo que pasó. Para BaekHee fue algo tan nuevo.

No era muy común en realidad, no para los años que tenían. Fiestas del tipo se hacían cuando eran pequeñas (probablemente con familia), pero como BaekHee nunca había tenido algo similar con chicas del instituto–en su complicada situación de aquellos tiempos que BaekHee no iba a comentar–, y su hermana... bueno, era una nueva experiencia.

Sus padres las miraron con ojos inquietos, sobre todo por la emoción que se mostraba en ambas después de la cena, y si las estaban juzgando como niñas cuando ya eran señoritas a una de ser desposadas, poco mencionaron algo como para que las dos se preocuparan.

Al final, les permitieron tomar sus espacios. Si bien la residencia Byun no era de un tamaño colosal como la villa de Lord Oh o la mansión de Lord Kim para ser anfitriona de esos grandes bailes y fiestas de la alta sociedad, el negocio de los Byun en los comercios daba ciertos lujos para que la casa de dos pisos tuviese espacio suficiente y que sus dos hijas encontraran su propio cuarto, así como los padres uno y dos más para cualquier invitado. A ChanMi le ofrecieron eso, y claro que lo agradeció, mas, no sería una fiesta de pijamas si ellas fuesen a dormir de inmediato...

Cuando las luces se apagaron y la servidumbre ayudó a cada una para preparar sus vestidos de noche, sus padres les desearon buen descanso, mientras ellas se dieron la libertad de ponerse de acuerdo para reunirse en la comodidad del cuarto de la otra.

BaekHee decidió ir al de ChanMi en este caso, era el más lejano al de sus padres en ese gran pasillo, menos probabilidad de ser escuchadas. Entonces, las risitas, cuchicheos y comentarios en voz baja salieron de sus labios, pero nadie dio una queja.

Fue un grato momento, y aunque sí la sorprendió encontrarse con su amiga en nada más que sus ropas más sueltas–sobre mismos camisones largos, de tirantes por el calor, pies descalzos, sin maquillaje para verle un poco más morena, y el cabello largo amarrado en una trenza baja–, suficiente tuvo de pensar cosas extrañas al respecto. Se enfocó en nada más que volver a esa alegría de tener a su amiga consigo, como hace tanto que realmente la extrañó y deseaba su persona junto a ella.

"¿Qué has estado haciendo en todos estos días?" Eso fue lo primero que salió de sus labios, pero en su sorpresa, no lo dijo ella sino ChanMi tan pronto se acomodaron juntas en la cama.

BaekHee no se imaginó primero escucharle a ella, se suponía que era al revés, por algo la había invitado. Y aunque fue posible compartir algunas de esas cosas en la cena, sobre todo con su madre y padre que querían conocer a su amiga, más enfocados en la procedencia de ChanMi, poco supo al respecto.

La descolocó, sin duda, e igual respondió, porque al menos fue fácil decírselo. BaekHee bien le dijo las cosas que pasaron, las salidas, fiestas, cenas y reuniones a las que asistió, así como lo mucho que se aburrió sin ella (aunque Oh estuvo en unas para ser su distracción–curiosamente poco mencionó de eso). Ella pensaba que después de contarle todo iba a sacar la carta reverso, para devolverle la pregunta y saber qué había sido de ella durante todos esos días, sobre todo por lo de su inesperado compromiso. Sin embargo, estuvo tan entretenida diciéndole de los chismes que escuchó y que ella supuso (en su aprendizaje de ser silenciosa observadora como ChanMi le enseñó al ser florero), entre risas y diversiones de su amiga que olvidó por completo la pregunta.

Ya estaban acostadas una frente a la otra con miles de bostezos entremedio cuando se le ocurrió preguntar.

"¿Y tú...?" Por supuesto que sus ojos ya se le caían del sueño. Como señorita que se había acostumbrado a un horario fijo en su educación, ya no quedaba nada de esa niña que podía quedarse despierta. Entonces, quería luchar contra su sueño, pero el cuerpo la traicionaba. Apenas habían salido palabras de sus labios bajo otro bostezo. "¿Qué has hecho?"

"No es la gran cosa, BaekHee. Creo que no hay mucho de qué platicar."

"Pero..." otro bostezo, y la sonrisa de su amiga que puso sus manos juntas bajo su cara. "Si estás comprometida, ¿cómo...?"

"Sí, y tú te estás cayendo de sueño. Podemos hablar de eso en otro día."

"No... quiero saber..." en medio de cada interrupción, venían sus bostezos. "Ahora."

"Shh, duerme ahora, BaekHee. Dormir tan tarde te va a dejar ojeras."

"Nana Rin puede... cubrirlas."

"Seguro, en medio de sus tantos regaños," cuando ChanMi utilizó una de sus manos para acariciar en medio de sus ojos y cejas, suavecito, BaekHee no pudo pelear. Cerró los párpados y se dejó llevar por el gesto. "Descansa, BaekHee."

"Hm..."

"Je, tierna cachorrita."

A la mañana siguiente, muy temprano, el mozo de ChanMi traído desde su casa ya estaba listo afuera para recogerle. Ni siquiera permitieron que le dieran desayuno. ChanMi solo pudo vestirse, y ella como su familia salió a despedirla en batas sin mucho tiempo para arreglarse en la esperanza de que pronto volvieran a verse–ahora sí, prometieron en su abrazo.

Por suerte, fue un día en el que no despertó llorando. Tal vez porque justo el deseo de sus sueños se encontró ahí junto a ella–y para su nana y padres fue una razón a reprenderle (con palabras, no había hecho la gran desfachatez, y tampoco fue como si alguien aparte de ellas lo hubiera visto). Para ella los regaños que de aquello vinieron no se escucharon con el peor de los castigos.

Estaba feliz, y quizá esa alegría era equivocada, pero se aferró a lo contrario. Solo enfocada en saber que regresó a tener a su mejor amiga.

Después de eso ciertamente fue de tal forma. ChanMi regresó a las reuniones y fiestas. Aunque no lo hizo a la primera–y tal vez no había mucho porque la fiesta de Lord Oh estaba robándose el estrellato–, en la segunda pudo encontrarla.

Además de que esa primera fiesta de pijamas les abrió el espacio para tener otras.

BaekHee no se contuvo. Al verse en mitad de semana con su amiga, le pidió de vuelta que viniera a su casa para quedarse otra noche juntas. ChanMi aceptó, y como su hermano venía con ella más cerca de lo que la vez anterior donde Lord Kim le dio el permiso, tan despreocupado como era, se lo concedió sin discutir con quién se estaba yendo.

Las amigas se encontraron otra noche disfrutando tiempo juntas. Misma situación, ignoraron hablar de lo que concernía y se enfocaron solo en ellas, en su diversión como podían sacar al contarse de una u otra cosa en esa fiesta, al hacerse peinados, pintarse las uñas, leer a la otra un pasaje de libro que les gustaba, mostrar fotos de sus cosas favoritas (entre que ChanMi le enseñó algunos de sus vestidos y diseños en una libreta cerrada con candado), y miles de otras ideas que solo las paredes de la residencia Byun y sus cuartos pudieron ver, oír y presenciar junto a ellas.

Estaba hablando de que no fue solo en una ocasión. Casi cada día desde ese momento las amigas se juntaron. Y si bien se detuvieron por la fiesta tan cercana de Lord Oh, no lo hicieron mucho. Lord Oh había convocado en ese fin de semana que sus invitadas e invitados usasen su residencia como propia. Con la cantidad inmensa de salas, cuartos y alas de aquella (más que) mansión, cantidades de familias, matrimonios y personas en la alta sociedad se hizo de un espacio antes del mismo día del cumpleaños de su anfitrión.

Lo que significó que BaekHee y ChanMi se hallaron nuevamente en un espacio para hacer de las suyas–uno mucho más legal, sus padres no dormían con ellas ni tampoco cerca. Las señoritas tenían su propia ala en la mansión, y claro que Lord Oh había sido tan dedicado para concederle a su señora tener a su gran amiga cerca.

Infinidad de actividades se llevaron en el día. Entre desayunos, comidas y cenas, al igual que algunas al aire libre en la vasta descripción que era de campo, bosque y montaña de la residencia Oh, se pudieron disfrutar unas mini vacaciones para todos. Los hombres se la pasaban bien haciendo caza, fumando a las afueras, jugando cartas y compartiendo los asuntos que les interesaban de la misma forma que las mujeres en su conversación de noche a mañana, sobre juegos como el criquet, aros y pelotas. Pero por la noche, BaekHee se enfocaba en su amiga. ChanMi y ella tenían sus propias horas, y aunque no tomaban mucho para no verse desfallecer a la siguiente mañana, era más que suficiente para recuperar lo perdido.

Tan solo la noche anterior al gran cumpleaños, BaekHee recibió a ChanMi en sus aposentos. Empezaron a hablar sobre los vestidos que usarían para la noche donde el evento mayor iba a ocurrir, y de ahí... una cosa llevó a otra.

"¿No crees que Lord Oh vaya a pedir tu mano en matrimonio?" ChanMi preguntó, tan inocente con su dulce voz, y aunque sí la sorprendió para mirarla en el espejo de aquel tocador iluminado, poco vio importancia en los ojos de su amiga, más enfocada en cepillarle su cabello haciendo los rulitos con los tubos que le ponía. Mañana era un gran día, BaekHee necesitaba verse espectacular y dormir con una trenza no era suficiente. Su mamá quería que usasen tubos para tener los caireles más elaborados. "Mañana. Después de todo, es un día importante para él, y pienso puede ser un gran momento con tanta gente aquí reunida."

"No, ya lo he discutido con mamá. Lord Oh podrá ser un hombre dedicado... pero no le gusta llamar mucho la atención, él no haría algo parecido en medio de tanta gente."

"Bueno, una nunca sabe. Al final, tampoco nadie creería que el Lord invitaría a todas estas personas a su residencia, después de tantos años sin ser parte de una para fiestas y aquí estamos... después de un completo fin de semana en ella. Siempre puede traernos sorpresas."

"Incluso si él lo hubiera pensado, ya le he dicho yo que me gustaría llevar las cosas de manera más discreta," añadió con cierto sabor agridulce en sus labios como si saborease un caramelo amargo. Por qué lo sintió, eso debía ser obvio. BaekHee solo no quería describirlo, no por su estúpida idea de entender lo raro que era esto. "Si va a pedir mi mano no espero que lo haga en frente de todo mundo. Algo más tranquilo, privado. Solo nosotros dos y para hablar con mis padres luego."

"Realmente espero que lo haga de ese modo. Aunque yo diría que tú mereces un lindo detalle, la atención del público no es algo que me guste. Además, todas estas personas ni siquiera son cercanas a nosotras, sería muy incómodo tener tantas felicitaciones y ojos mirándote de gente desconocida en un momento tan íntimo."

"¿Verdad? Creo que el Lord entiende eso, o espero... a veces la mente de los hombres es tan complicada."

"Cuando una mujer les dice no, ellos piensan lo contrario," ChanMi prosiguió cerrando otro de sus tubos.

"¡Sí! Exacto. No sé quién les dijo que el que nosotras dijéramos no significaba que solo queríamos que insistieran más. Digo, no es que tenga mucha experiencia con los caballeros, pero..."

"Así son todos, incluso mi papá. Piensan que todas las mujeres nos hacemos del rogar, y claro que algunas lo hacen, pero también hay que entender cuando un no es definitivo."

"Aja. Eso me hace preguntarme qué diría Lord Oh si yo me negara al compromiso de pedir mi mano frente a todo mundo," ahí, aunque ChanMi estaba a punto de cerrar otro de sus tubos, se detuvo. BaekHee lo sintió, sus manos quedaron estáticas, y ella decidió evadirla. No quería ver su inquietud, su confusión o molestia por siquiera sugerirlo, porque hacerlo debía ser algo erróneo. ¿Quién se iba a negar a un compromiso? Peor, a uno tan importante como era con Lord Oh SeHun. Sería una tonta, ¿no lo dijo? Al menos tuvo que explicarse antes de que su amiga fuera a regañarla. "Si le he dicho que no a una pedida del tipo, no espero que él lo haga. Debe saber que no es mi deseo. Y podré querer casarme con él, pero no de esa forma. Tengo que ser firme en mis decisiones desde un inicio."

"Sí, claro, o sea..." hubo un largo respiro, y cuando exhaló, su amiga cerró el tubo para pasar pronto al último de sus cabellos más arriba. "Es lo adecuado. Me sorprendí de escucharte decir eso, no creí que Byun BaekHee pensara de esa forma."

"¿Por qué no?"

"Bueno... hasta hace unos meses casi pensabas que el que yo vendiera mis diseños con un anonimato masculino era casi un sacrilegio, y creías que lo que había pasado en las noticias realmente fue una mujer que se estaba vendiendo y no una violación como los escritores del periódico han borrado."

"Sé que pensaba de una manera distinta, fui educada con muchas ideas cuadradas. Y creo que mi panorama siempre se cerró porque no conocía mucho del mundo además de lo que había en mi casa a palabra de mi mamá y papá, así como lo que en el instituto católico de chicas se me enseñó de niña. Pero ahora que he podido conocer un poco más estando en las fiestas y reuniones de la alta sociedad... escuchar la forma en la que otras personas hablan, saber los pensamientos de hombres y mujeres por igual, y opinar libremente junto a ti en tantas ideas... veo lo mal que estuvieron algunas de esas perspectivas. He aprendido mucho contigo, ChanMi," declaró, lista para levantar sus ojos a los de su amiga que conectaron al terminar de ponerle su último tubo. "Soy una persona y mujer diferente a la que fui hace un año."

"Un año... no ha pasado tanto desde que nos conocemos, ¿no?"

"No, pero sí han pasado muchas cosas desde esa primera vez que me hablaste en la fiesta de Lord Kim. He cambiado mucho."

"Las dos lo hicimos," ChanMi continuó con sus manos sobre sus hombros. "Tú y yo... vamos a casarnos pronto."

"Tal vez tú más pronto de lo que yo," dijo otra vez con el sabor asqueroso en sus labios. Mas, tuvo que decirlo para saber lo que tanto había ignorado. "ChanMi, ¿cómo pasó lo de tu compromiso?"

"¿Quieres la verdad?" Asintió, sin otra pregunta. "Está todo arreglado. Lord Kim me mandó una carta... después del día en el que Lord Oh se te declaró y pidió iniciar un cortejo. En ella decía una infinidad de cosas, pero lo importante era que deseaba iniciar un compromiso conmigo porque creía conveniente para él como para mí y mi familia hacerlo."

"Entonces, ¿no se han comprometido por amor?" Fue su siguiente cuestión, y aunque vio tristeza en los gestos negativos de su amiga, un gusto se encendió en su pecho. "¿No están enamorados?"

"Lord Kim es un hombre lindo y divertido, pero... no es la persona quien yo amaría."

"¿Y él sabe eso?"

"Ambos lo sabemos."

"¿Por qué pidió el compromiso en ese caso? Sé que puede haber conveniencia, si él cree que así lo es, no hay razón para detenerlo, pero ¿por qué aceptaste de igual modo?"

"Lo cierto es que lo vi como una vía de escape. Él me lo pedía con cierta devoción, porque tiene un asunto delicado... de lo que no puedo hablar mucho porque no me corresponde hacerlo incluso contigo, y bueno yo..."

"¿Es por la cocinera que le gusta?" Se atrevió a preguntar, y aunque ChanMi la miró de boca abierta, ella no se retractó.

"Olvidaba que te dije eso hace tiempo. Bueno, entonces supongo ya no hay más razón para ocultarlo. Sí, a Lord Kim le gusta una mujer en su servidumbre, y por supuesto que no puede contraer nupcias con una mujer así sabiendo su estatus social, pero aún quiere intentarlo. Me ha pedido que yo acepte el compromiso para cubrir su relación oculta. No he podido negarme cuando conocí a la mujer de la que me ha hablado. La señorita MiSuk es una persona divina."

"Pero eso cómo te hace sentir a ti, porque tú..." más enfocada en ChanMi y sus sentimientos, BaekHee se volteó con su amiga en ese banco, aún sentada, pero lista para tomar las manos de su amiga que la miró desde arriba. "Vas a estar con un hombre que no amas. ChanMi, estarás vendiendo tu felicidad por la de alguien más, ¿dónde queda ahí la justicia?"

"No es algo que me preocupe mucho. Vivir en un matrimonio falso no sería mejor o peor que hacerlo en la casa de mis padres yendo de un lado a otro a esperar que un hombre venga a sacarme de ella. Por el tiempo que he pasado sin llamar la atención de otros, dudo mucho que mi belleza sea del agrado de ninguno, y tal vez es mi altura que los intimida, mi cuerpo, mi afilada voz o mi intelecto," frunció el ceño, nada de eso era algo malo. Si acaso era lo que más le gustaba de ella, cómo decírselo sin que sonara erróneo. "Entonces, dudo que encuentre en alguien un verdadero amor. Lord Kim podrá tratarme bien, igual es un hombre bueno y tiene gran dote. Mis padres estarán contentos, y yo... me habré librado de tener que ser florero."

"Sigo sin creerlo justo."

"BaekHee, el tiempo no me está haciendo bien. No seré una joven señorita por muchos años más. Y para mí, ningún hombre es de mi interés tampoco... ahora."

"Así que eso es todo, ¿vas a casarte con un hombre que no amas solo por librarte del título de quedada?"

"¿Qué otra opción tengo?"

"No sé, pero... no puedo imaginarte a ti viviendo esa vida. No si sé muy bien cómo te sientes, porque yo sí sé que tú no quieres a Lord Kim, y él va a estar enfocado en su felicidad. Entonces, ¿qué pasará cuando el tiempo pase y deban consumar su matrimonio? ¿Serás feliz teniendo hijos de un hombre que no amas? ¿Dándole familia a quien podrá amar más los niños que tenga con otra? ¿Viviendo en una casa sola, lejos de la gente que te quiere solo por evitar los dedos de los demás en ti?"

"¿Qué gente me quiere, BaekHee? Si mis padres me sacan en cada oportunidad para conseguir marido."

"Pero yo..." BaekHee no supo decir palabra. Aunque el enojo y la rabia la inundaron, su mente lo pensó antes de decir cualquier cosa. Todavía encontraba un poco de su raciocinio, ese que decía estaba mal y si soltaba algo más por esa línea iba a condenarse sola. "No es justo. No es nada justo."

"¿Alguna vez creíste que la vida era justa? Tal vez no te he enseñado todo bien aún, mi linda pupila."

Se mordió el labio, como no debía estar haciendo si no quería dañarlo, pero no vio más para retener su boca. Estaba hirviendo del disgusto. ¿Por qué ChanMi en su lugar sonreía?

Era tan confuso.

"BaekHee," ChanMi acarició su barbilla usando su pulgar para separar los dientes de su labio al mirarla. "¿No me quieres contar cómo será tu noche mañana?"

"¿Qué?" Preguntó, igual de aturdida. Antes de que le explicara, ChanMi ya tomó su mano para alzarla con otra risita.

"Seguro que mañana Lord Oh te invitará a un baile especial. Él dirá algo como bienvenidos sean a mi casa, gracias por compartir conmigo este hermoso día, me es más placentero un año más de vida a su lado," ChanMi imitó con voz más grave de lo usual, mientras ella aún veía todo con un ceño. Su amiga entonces tomó su trenza y la amarró con una pinza para levantarla y dejar su rostro despejado, casi como si tuviese cabello corto. Como un hombre, en la representación de Lord Oh. "Y entonces, nos pedirá que disfrutemos la velada a la vez que bebidas, platillos y música de todo tipo vendrán por los miles de puntos en ese gran salón que han estado preparando desde hace días. Tú y yo, como las invitadas de honor, estaremos cerca de Lord Kim y Lord Oh respectivamente, obvio. Y después de que los caballeros beban un poco del champagne con el que brindarán, Lord Oh se girará contigo al igual que Lord Kim lo hará conmigo para decirnos: ¿compartiría esta pieza conmigo, mi señora?"

Ahí, ChanMi se fajó su camisón. Por supuesto que la prenda era muy grande y larga para hacerlo por completo, pero al menos al frente pudo meterlo bajo sus largas bragas por debajo de sus rodillas que le hicieron cubrirse la boca. Era un acto vulgar, prácticamente estaba mostrando su ropa interior, mas, a BaekHee no la escandalizaba tanto.

Eran mujeres, ¿qué no podrían saber que tuviese la otra? Más le hizo reír, y sobre una sonrisita, cuando vio a ChanMi inclinarse con exageración desde un costado para ofrecer su mano en ese baile que nombraba...

Ella decidió que no entendía qué estaba haciendo, pero no iba a negarse a nada.

"Y yo diré, así como seguro tú harás," siguió en la idea de esa historia imaginaria. Con su voz más fina, dio su respuesta: "Por supuesto que sí, mi Lord."

"Entonces, empezarán un baile elaborado," ChanMi le tomó la mano. La acomodó de forma que estuvieran como en baile de pareja. Ella puso su palma sobre su hombro, al igual que ChanMi en su cintura, las otras dos se juntaron en sus brazos extendidos. Dos pasitos dieron hacia el frente, dos atrás, de izquierda a derecha, y en ese pequeño espacio entre su tocador, mesa y otros muebles para rellenar el cuarto, brotó su risa sobre el danzón en la cosa más ridícula que propusieron ambas. "Seguro Lord Oh te hará un poco de plática. Algo como se ve encantadora esta noche, mi señora."

"Y yo agradeceré con un gracias, usted no está nada mal, mi Lord."

"Seguro para cómo habla Lord Oh, sin saber tratar las cosas de los sentimientos como todo hombre, poco querrá decir nada más. Comentará algo como que la cena estuvo deliciosa o ¿te ha parecido adecuada la decoración?, y aunque tú podrás decirle algo para responder aquello, nada importará, porque solo es una charla vaga," todo eso se lo dijo aún bailando. BaekHee tuvo que aceptar, porque sin duda eso haría Lord Oh. Incluso cuando fuese solo ella la que estaba compartiendo esos momentos tan cercanos con el Lord, su amiga lo conocía de pies a cabeza. Se lo había contado todo, y no era que Lord Oh fuese un hombre de muchos secretos. Podía creerlo el resto de la sociedad por su expresión tan seria y segura, mas, al final solo era eso: un hombre simple que gustaba de su privacidad, e igual en ella no era mucho. Solo una persona como todas. "Si es muy osado, te llevará por todo el salón para que vean sus pasos los demás invitados."

BaekHee ahí se divirtió, porque ChanMi la llevó de un lado a otro. Desde el tocador hasta el costado de su cama, cerca de la mesa de noche junto a su lámpara, y de nuevo atrás a pasar por el mismo lado para ir al costado contrario. Su camisón voló igual que la cola que ChanMi se había dejado, lo que trajo otra vez su risa.

De esa misma forma, le dio una vuelta, en el gusto que traía todo el espectáculo.

"Y si es más osado, no hará caso a lo que le has dicho. Escuchará su estúpido impulso de varón, y entonces, cuando la pieza esté por terminar, quedará ante tus pies sobre su rodilla," ahí fue a detenerse, y al hacer lo que dijo, BaekHee admiró la belleza de ese rostro despejado de su amiga, sin soltarle la mano para tomarle por dos de las suyas en lo que sabía que iba a preguntar dentro de su historia. "Para hacer la cuestión más decisiva de tu vida: Señorita Byun, ¿me haría el honor de volverse mi esposa?"

"Sí," ella contestó, sin pensarlo. Tan solo imaginar que este fuera el verdadero escenario, que ChanMi fuese la que se lo estaba diciendo y no Lord Oh como tanto había mencionado fue suficiente razón para que ChanMi encontrase un ceño en su rostro por la sorpresiva respuesta que de ella no esperaba por lo que ya le dijo. No obstante, siguió sin pensar. Si era el sueño, la ilusión o estar harta de fingir, BaekHee solo se acuclilló frente a su inquieta amiga que nunca esperó escuchar en ese momento: "Sí quiero ser tu esposa, ChanMi."

Mucho menos que tomase de pronto su rostro en la sorpresa de soltarla y uniera en un casto toque sus labios. Pero BaekHee no lo discernió, había esperado mucho esto y ya no estaba para juegos. Si ChanMi iba a perder su felicidad unida a otro hombre que no amaba, ella quería buscar la suya al menos por un tiempo.

Antes de que todo se desmoronara.






















Estamos de vuelta con este pedacito de historia fuera del canon~

Y aunque yo esperaba que esta ya fuera la última parte del especial del "pasado", creo que no se logró 💀

Ni modo, tocará esperar a otras diez partes más, digo qué 😂👀

🎀 ¿Qué les pareció el capi? ¿Extrañaban leer un poco de este especial?

🎀 ¿Qué piensan sobre el inesperado compromiso de ChanMi?

🎀 Y lo más importante de todo... ¿qué creen que ocurrirá ahora que BaekHee besó a su amiga? 👀🤭

¡Muchas gracias por leer hasta aquí! Espero sigan disfrutando de la historia, nos leeremos más adelante en otra ocasión 💙

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