Después de que Momo me consolara volvimos corriendo a clases, le había contando a Tokoyami-kun le que había sucedido contigo Monoma, él se disculpó por obligarme a entregarte esas galletas ayer, le dije que no se preocupara.

En todo el entrenamiento de héroe no pude concentrarme, había cristalizado la pierna a Bakugo-kun y este amenazó con explotarme la cara, había cristalizado el fuego de Todoroki, él no se había molestado pero aun así no podía evitar disculparme.

Aizawa-sensei me dijo que me retirará del entrenamiento si me sentía mal, al final había aceptado no podía controlar los cristales que salen de mi cuerpo si estaba nerviosa, salí del gimnasio gamma y empecé a caminar a los vestidores para cambiarme mi traje, al doblar por el pasillo una mano atrapó mi brazo.

Mierda.

Ahí estabas tú mirándome Monoma-kun.

—L-llevo rato buscándote. —Tu respiración estaba agitada, imaginaba que había corrido, intenté soltarme de tu agarre así que apretaste mi mano un poco más fuerte. —Escúchame bien que solo lo diré una vez.

Cerré mis ojos y me preparé para cualquier tipo de insulto, para cualquier tipo de...

—Me gustas. —¿Qué?

¿Qué?

Mis ojos se abrieron de golpe y se posaron en ti, estaba confundida, tú solo mirabas en otra dirección con un ligero rubor en tus mejillas, a diferencia de mi cara que debía estar toda roja.

—¿Por qué tu...?

—Ni te atrevas a rechazarme. —Me amenazaste mientras soltaba mi mano. —Los de la clase A son unos inútiles pero tú...—Ni siquiera te atrevías a mirarme a la cara. —También eres inútil, pero eres una inútil linda. —Reí ante tu comentario, se notaba que era algo difícil para ti decir eso.

Di un paso acercándome a ti y besé tu mejilla dulcemente.

—Correspondo tus sentimientos Monoma-kun. —Una sonrisa salió de mis labios.

Tú me miraste sonreíste y te acercaste a mí.

—¿Eres tan inútil que no puedes darme un beso en los labios?

¿Qué?