Tomé el paquete de galleta de hoy, debía tener valor, no podía echarme para atrás.

Le sonreí a Tokoyami antes de salir del salón, esquivé a todas las personas posibles, al llegar a la puerta de la clase 1-B asomé mi cabeza para verificar que no hubiera nadie y como siempre, este se encontraba vacío.

Caminé hasta tu puesto con nerviosísimo y dejé el paquete de galleta con aquella carta al lado, sonreí.

Ahora todo iba a ir mejor.

Giré sobre mis talones más calmada para irme.

No conté con que estuvieras ahí.

No conté con que estuvieras mirándome fijamente con la boca ligeramente abierta.

—Y-yo...—No podía hablar, las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos gracias a los nervios.

—Así que si eras tú. —Tu voz salía sin emoción no podía detectar que estabas pensando ahora.

Te acercaste a mí lentamente, ibas a volver hablar pero antes de eso yo te empujé y corrí.

Corrí lo más que pude alejándome completamente de ahí.

Nada iba a ir mejor.