09.

El rubio de ojos grises se encontraba en la cafetería comiendo sin mucho intereses, su vista se posó en una pequeña pelinegra quien entró en la cafetería y se sentó al lado del rubio eléctrico, Monoma aparto la vista de ellos y siguió masticando el arroz ahora con cierto enojo.

—Estúpida chica de la clase A. —Masculló por lo bajo, volvió la vista hacia los chicos de la clase A, su sorpresa fue mayor al darse cuenta que [...] lo estaba viendo, la pobre pelinegra se sonrojó hasta las orejas y escondió su cara entre sus manos desviando la mirada. 

Un rápido pensamiento pasó por la cabeza de Neito.

¿Y si...?

No, de ninguna manera.

Se levantó de ahí dejando al plato de arroz a medio comer y empezó a caminar con dirección al salón.

—¿Dónde vas Monoma? —Tsuburaba Kōsei también se levantó de la mesa y empezó a seguir al rubio.

—Solo quiero ver si mi admiradora ya dejó mis galletas diaria. —Respondió sin ni siquiera mirar al castaño.

—No sé cómo puedes tener una admiradora. —El más bajo suspiro. —Con tu personalidad...

—¿Tan encantadora? —Interrumpió Neito antes de que terminara. 

Los dos chicos caminaron hasta la clase 1-B, y ciertamente, el paquete de galletas de maní se encontraban ahí, pero eso no era lo extraño, la cara de Monoma se descompuso al leer aquella nota.

Y por alguna extraña razón la cara de la pelinegra se le vino a la mente.

❝Me gustas, Monoma-kun.❞

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