[THE BETRAYED]
Ayana Takira, 22 años.
•Odia cualquier posible diminutivo.
•Su apellido se lo otorgaron en el Nuevo Imperio, teniendo el mismo que el resto de niños que llegaron con ella.
•Muchos la llaman Comandante Takira por su puesto actual en el Nuevo Imperio.
•En un antiguo dialecto de su planeta natal, Ayana significa «flor bonita».
Ayana era una niña normal, con una vida normal, con sus padres normales, en un planeta en paz muy normal. Hasta que llegó el Nuevo Imperio y decidió acabar con todo.
Ella solo tenía tres añitos. El Nuevo Imperio ya se había proclamado, pero su planeta se situaba en un sistema alejado de los lugares que habían conquistado, así que nadie pensaba que fueran a estar en peligro; o por lo menos no tan pronto. La guerra que comenzaba a tomar lugar se veía como algo lejano y distante que difícilmente les llegaría a afectar. Pero el Nuevo Imperio atacó. Y al no estar preparados en lo absoluto para defenderse, dado que no creían que fueran a tener necesidad de ello, el planeta entero sucumbió ante el Imperio. Mataron a miles de ciudadanos, quemaron las casas, arrastraron a los niños en los que sentían la Fuerza lejos de sus padres y los que no, los asesinaron. Fue una auténtica masacre, aunque obviamente dejaron supervivientes, no iban a gobernar a la nada.
Ayana fue una de esos niños. Una de las que se llevaron para entrenarla en el Lado Oscuro de la Fuerza porque la sentían en ella. Una vez estando bajo el poder del Nuevo Imperio, recibió el apellido de Takira; el que le dieron a todos los niños que se llevaron de ese pequeño planeta cuando lo conquistaron.
Los primeros meses fueron duros porque echaba de menos a sus padres, a los cuales asesinaron delante de sus ojos. Esa imagen es algo que jamás olvidará, en toda su vida. No tenía a nadie allí que la arropase por las noches, ni le contara cuentos sobre épocas antiguas, ni tampoco alguien con quien jugar... Ni aunque le hubieran permitido hacerlo. No entendía qué estaba pasando, quién era esa gente y por qué habían destrozado su planeta. Les escuchaba decir que ellos eran la mejor opción, pero, ¿la mejor opción de qué?¿Cómo podían llamarse algo que tuviera que ver con bueno cuando habían causado tanto daño?
Pero poco a poco se fue acostumbrando. Comenzaron los primeros entrenamientos para saber qué era la Fuerza verdaderamente y qué tenían que hacer si querían llegar a controlarla. También empezaron a tener las primeras lecciones sobre defensa personal, cómo parar golpes. ¿Por qué les enseñaban todo eso? Sin embargo, las preguntas no servían de nada; así como tampoco lo hacía el pedir que la dejasen regresar a su planeta o que quería ver al resto de su familia, que quería marcharse de ese lugar en el que la obligaban a estar. Con el tiempo, aprendió a ver, asentir e intentar callar; porque ella, desde siempre y para siempre, no era de las que se mordían la lengua fácilmente.
Fue a los seis cuando tuvo la oportunidad de conocer a quien se convertiría en su mejor amiga y una de sus pocos apoyos ahí dentro: The Traitor. Pasaban tiempo juntas cada vez que podían, compartían litera porque así les habían designado, comían en la misma mesa aunque supuestamente no les tocara ahí. Pasaron a ser inseparables.
Desde siempre, Ayana sabía que el Nuevo Imperio les estaba tratando como a juguetes. O hacían lo que les mandaban o eran castigados. Nada de negarse, desertar, rendirse o rechistar. Ella de las que sufría más castigos, en especial cuanto más pasaban los años, porque no era capaz de mantener su boca cerrada. Si algo no le gustaba, lo decía. Si no quería hacer algo, lo decía. Si no le agradaban las órdenes, lo decía. Y así una y otra, y otra, y otra vez la mandaban a ser castigada. Descargas eléctricas, quedarse aislada, las pruebas más duras... Pero nada la hacía cambiar su forma de ser para convertirla en una persona sumisa sin más, como la mayoría del resto.
Tampoco podía obviar que esa gente que la tenía encerrada desde los tres años arrasaba pueblos enteros, obligaba a los ciudadanos a postrarse ante ellos y seguía secuestrando a niños. Sin embargo, esto sí que se lo callaba porque mostrarse en contra del Imperio le traería consecuencias e no estaba dispuesta a pagar: la muerte. Lo había presenciado más de una vez.Y estas opiniones eran las únicas que no compartía con The Traitor.
A los doce años, comenzó a darle igual. Le era indiferente lo que hacía el Nuevo Imperio o lo que dejaba de hacer. Le había dado una cama en la que dormir, comida que llevarse a la boca y ejercitado un poder que jamás hubiera imaginado tener cuando tenía solo tres añitos. Así que, ¿qué más le daba? Los rebeldes no iban a conseguir nada, y ella sola tampoco. ¿Qué más daba entonces? Mejor estar del lado fuerte y vencedor antes que oponerse a ellos.
Claro que jamás pudo imaginarse que, años después, su mejor amiga, con quien había compartido miedos y secretos, asíq como en ocasiones alegrías y risas, aquella a la que siempre había apoyado, asíquella con la que había estado a su lado cada vez que lo había necesitado, la iba a abandonar sin más. Que se iba a ir de un momento a otro sin siquiera despedirse o dejarle un triste mensaje, o por lo menos haberle expresado su idea y sus dudas. Habría matado al mismo Emperador si se le hubiera pedido porque juraron estar juntas para siempre, pasara lo que pasase. Y así se lo pagaba, yéndose sin decir adiós. Dejándola atrás como si no le importara en lo absoluto y todos esos años siendo amigas hubieran sido mentira. Como... Si no significara nada para The Traitor.
Sintió una rabia que la invadió entera como nunca antes la había sentido. Se lo tomó como una traición muy grave. El enfado la llevó a posicionarse por completo del lado del Nuevo Imperio y dejar de lado su neutralidad que no enseñaba. La indiferencia respecto a las acciones del Imperio desapareció por completo, pasando a ser por fin sus ideales los que durante años habían tratado de enseñarle. Comenzó a ver que ella podía tener más poder, que podía ser más fuerte y eso, la avaricia, la llevó a querer más y más; razón por la cual además The Emperor comenzó a fijarse en ella y a usar esas emociones tan fuertes de odio y rencor a su beneficio, cosa de la que Ayana se percató pero le dio igual.
Es por eso que avanzó a pasos agigantados en tan poco tiempo en la escala de puestos del Nuevo Imperio, estando actualmente un par por debajo de The Right Hand y por lo que la ve como una amenaza. Avanzando tan rápido, reuniendo un gran poder dentro del Imperio y encima tan joven...
El odio en ella es muy fuerte y piensa destruir a la Unión Rebelde.
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