Capitulo 17.- Prisioneros

Evaldo no pudo evitar escupir la comida, era demasiado acida, y la carne era carne seca que se había remojado en limon, complementada con tomate, cilantro, cebollas, pimientos y arroz, lo acido de la comida y lo reseco de la carne había hecho que los soldados la llamaran "cucarachas" pero esto era mejor que nada en momentos donde estaban siendo trasladado de mundo en mundo, las tropas apenas descansaban el tiempo suficiente antes de enfrentarse a los Jiralhanae, como los habían empezado a llamar

Los salvajes impulsos de estos seres los habían llevado a atacarlos de forma continua y estupida, El Legado Pereira y el Almirante Rojas habían estado de acuerdo en que la expedicion operara como una fuerza de pacificacion, aunque llamarla así era una mera formalidad, su misión principal habia sido asegurar los mundos que a futuro serían colonizados, pero ellos la habían vuelto una fuerza de conquista, estaban seguros que su iniciativa personal les traería fama dentro del senado, el reconocimiento de la emperatriz, y la popularidad entre el pueblo llano, si como no

Para Evaldo, esto estaba convirtiendose en una locura, se puso en alerta al escuchar pasos detras de el, se giro para encontrarse con un soldado raso acercandosele a paso ligero, se detuvo frente a el, y realizo el saludo reglamentario golpeandose el pecho

- Doctor Evaldo, se le solicita en el centro de mando - declaro el hombre, Evaldo asintio un poco fastidiado

- Bien - Evaldo le ofrecio su bandeja, la que el soldado rapidamente la tomo - comete todo, no tengo hambre - Evaldo noto que el hombre asentía

- Gracias! - se limito a comentar y rapidamente el soldado se alejo se ahí 

Evaldo se tomo las cosas con calma, mientras se alejaba del lugar pudo ver que aun había soldados trabajando con los cuerpos de los enemigos, lanzandolos a una fosa comun, la mayoría de soldados estaban riendo por algunos chistes, solían referirse a estos como barbaros incivilizados, y la verdad los jiralhanea no daban mucho material para quitar ese titulo tan despretigioso

Una civilizacion que ah desarrollado el viaje espacial, establecido una sociedad, y colonizar distintos plantas, era todo menos "barbara", pero su deseo de guerra y sus ataques frontales suicidas solo incetivaban a esa idea, ademas la mayoría de sus proyectiles, eran extremadamente anticuados, por no despretigiarlos al completo, rebotaban en las servoarmaduras y exotrajes de las tropas como si fueran guijarros, sus tropas tenían una doctrima muy basica, aunque de nuevo, era ser generoso llamar a eso una doctrina terrestre, lanzar tropas a lo estupido contra un enemigo tecnologicamente superior en armamento y tacticas no llevaba a ningun resultado más haya de quemar recursos humanos

Puede que fuera doctor, pero le apasionaba la historia militar, tanto que había dedicado un cuarto entero de su casa a tener pequeñas figuras de coleccion, maquetas a escala de barcos de todas las eras, aunque no disfrutaba la vida militar en persona, disfrutaba tenerla como un hobby

Paso por la zona de prisioneros, que estaban apilados de momento en celdas especiales para resistir su fuerza, aunque acomodadas para alberga a la vez a un solo individuo, esto por privacidad como por seguridad, no sea que los simios juntos fueran mas fuertes
Le daba pena verlos en esa posicion tan comprometedora, algunos soldados, más racistas que otros, aprovechaban a humillarlos de cualquier forma posible, lanzando patadas, golpes, agua y basura, claro que si la Policía Militar los observaba era una clara sentencia de 24 horas a trabajos en la base o estar encerrado en una celda por 3 días, algunos preferían la celda por que era más facil de sobrellevar

Llego frente a la entrada del cuartel, lo habían levantado recientemente con la llegada de la tropa, y tras someter unos 15 mundos en cuestion de semanas, ya las tropas estaban aprendiendo como hacerlo casi con los ojos vendados

Los guardias frente a la puerta lo dejaron pasar, se encontro con un oficial calvo que estaba saliendo de la base provisional, llevaba la boina roja bajo un brazo y asintio levemente al pasar a su lado, Evaldo escucho un "a donde tan peinado" detras de el, y algunas risas, el tambien sonrio por no poder como reacciono el oficial, pero apuro el paso al ser requerido ante el legado, paso los pasillos sencillos que habían levantado, algunas oficinas rapidamente montadas, y llego a la sala de mando, donde se cuadro y saludo, aunque con algo de desgana, El legado y el almirante saludaron, observo que Genest y el ahora Capitan Banderas, estaban en una esquina platicando, Genest le dedico un saludo de mano mientras Banderas asentía a su llegada

- ¿Para que soy requerido? - pregunto Evaldo una vez las presentaciones terminaron

- Doctor, que has descubierto de nuestros amigos barbaros ¿algo de utilidad? - pregunto Pereira mientras encendía un Puro y se lo llevaba a los labios y empezaba a fumar

- Bueno, si dejaran algo de una pieza quiza pudiera descubrir algo - se quejo Evaldo, recordando el bombardeo cinetico del otro día sobre los Jiralhanae

- No hay problema, podemso ejercutar algunos prisioneros - sugirio Pereira

- Eso viola los Tratados de Arcadia - señalo Rojas, a lo que Pereira solo encojio los hombros

- Esos barbaros no son signatarios, a nadie les va a importar - Evaldo miro a Rojas que nego con la cabeza

- Son seres conscientes, eso los hace receptores del articulo 175° "todos los seres conscientes son dignos de recibir un trato humanitario en tiempos de guerra" - volvio a indicar el Almirante a lo que Pereira nego con la cabeza con una sonrisa

- Almirante, no estamos en guerra, somos una fuerza de castigo, eso tecnicamente indica que este territorio ni esta organizado y estamos enfrentados a un grupo patetico de piratas maltrechos - se mofo Pereira 

- Legado, debemos mantener una linea entre el deber y el nacionalismo extremo, Vanguardia Imperial son radicales, nosotros somos soldados - Indico Rojas

- A la mierda los putos fachas de Vanguardia Imperial - Exclamo Pereira - Esos tipos estan locos, puede que sea nacionalista, pero hay limites que ni yo cruzo - Evaldo solto un suspiro 

- ¿Matar prisioneros no es uno de esos limites? - comento Evaldo, a lo que se arrepintio al ver como el Legado lo miraba con desgana, casi con odio

- Bueno, bueno, veo que les importa muchos sus prisioneros, tratare de cuidarlos mejor - indico, luego señalo a uno de los soldados que estaban de guardia, el cual se acerco a donde estaban, saludo y espero instrucciones - Indicale a la tropa, que cualquiera que maltrate a los prisioneros enfrentara tres veces los castigos estipulados en las reglas militares, más 40 azotes por violar los tratados de Arcadia - el soldado volvio a saludar

- ¡A sus ordenes señor! - grito, golpeo el suelo con sus botas metalicas y salio de la habitacion

- ¿Entonces que has descubierto de utilidad? - pregunto nuevamente Pereira, a lo que Evaldo se sobresalto

- Como dije nada, si pudiera preservar algunos individuos muertos en buen estado estaría bien, dado que los vivos no quieren cooperar, al menos deberiamos sedarlos - Evaldo se aclaro la garganta -  el riesgo esta que al no saber que dosis ni que tipo de sedates usar podriamos matar accidentalmente a los sujetos de prueba - Pereira asintio y miro a Rojas

- Trataremos de conseguirte unos cadaveres frescos si los simios vuelven a atacar, ahora mismo entre asegurar los mundos y repeler a los simios, hemos desligado unas 30 naves de la fuerza principal - Evaldo asintio

- No son muchas, pero significa menos suministros para nosotros, tenemos que mantener una linea de suministros doctor, y no es facil cuando unos tipos de casi 3 metros tratan de macharte a golpes con un jodido martillo - Pereira le dio un largo sorbo a su puro y escupio una bocanada de humo al terminar su frase - Puede retirarse - indico agitando la mano como si espantara una mosca

- Gracias Legado, nos vemos despues - se despidio Evaldo

- Si, como sea, Rojas, ¿el informe esta listo para enviarlo a la capital? - dijo Pereira antes de cambiar rapidamente de tema

- Por supuesto, no eh omitido detalles - fue lo ultimo que escucho Evaldo antes que el guardia fuera de la puerta cerrara tras sus espaldas

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