Capítulo 14.- Previo a la batalla
Genest levanto la cabeza y se estiro un poco, le dolían las extremidades de estar sentada de cuclillas, Evaldo estaba excavando cerca de las raíces de un enorme árbol similar a los pinos pero cuyas agujas eran de un color café rojizo, la madera olía a ébano pero no tenían las mismas características segun Evaldo, el hombre era como un niño, en cuanto estuvo en tierra se dirigio al bosque y puso manos a la obra en la clasificacion de varias especies tanto vegetales y animales
- Quiero un cafe - murmuro uno de los escoltas
- Ya se cansara y regresaremos a la base - respondio Sylviane soltando un suspiro de aburrimiento mientras balanceaba su arma de un lado a otro
- Un monton de edificios prefabricados y unas paredes no son una base de verdad - se quejo uno de los soldados - no hay agua corriente y debemos cavar los baños para cagar, aun no instalan el generador - Genest se giro a ver a su subordinado
- Lo estaban instalando esta mañana mesie de la Serre ¿quiere que le ponga una taza de oro solido? - algunos soldados se rieron ante la burla
- Lo siento teniente, solo... solo estoy aburrido no ah pasado nada interesante - las risas se acabaron
- Es verdad... pero lo unico interesante que puede pasar es que nos ataquen los nativos, y no creo que quieras eso - otros soldados asintieron
- Lo que quiero ahora es ir a estirar las piernas y regar el pasto, con su permiso - uno de los soldados se puso de pie y se adelanto hacia Genest
- No te alejes mucho, si pasa algo regresa corriendo e informa - el soldado levanto el pulgar y se coloco su arma al hombro mientras trotaba por detras de una colina
Genest volvio a centrarse en Evaldo, el doc era una maraña de nervios cuando estaba encerrado, pero fuera en el campo, parecía otra persona, incluso parecía mas alto y musculoso, y mucho mas apuesto si era sincera, pero lo unico que le interesaban eran sus estupidas plantas, observo de reojo que el soldado que hacía unos segundos se había apartado del grupo regresaba corriendo a toda prisa
- ¡CORRAN! ¡CORRAN! - gritaba con todas sus fuerzas con el arma en una mano y papel en la otra
- ¿Que ocurre? - otro soldado pregunto confundido, mientras observaba como el que se acercaba corriendo se giraba y disparaba a los arboles
Entonces por la colina se asomaron varios pares de cabezas, peludas y con colmillos, cascos azules y banderas rojas a sus espaldas, uno cayo muerto por un disparo en la cabeza, Genest tomo una granada quito el seguro y la placa de seguridad que evitaba que explotara salio por los aires activando la bomba
- ¡Granada! - grito genes antes de arrojarla lo más lejos posible
El objeto cayo entre los atacantes, uno se detuvo y lo alzo, segundos despues su cuerpo, explotaba y la lluvia de carne, metralla y sangre caía sobre sus congeneres quienes morían al impacto de la metralla o se enfurecían mientras eran cubiertos de los restos de su hermano caído
Las tropas se retiraban disparando sus rifles AT-73, un arma diseñada para combates en bosques, de pequeño tamaño, y un cargador ligero, era idonea para disparar sin que los arboles estorbaran al caño, su municion antiblindaje tipo A-7 perforaba al enemigo, arrancando brazos y piernas, el blindaje ligero y su pelo eran inutiles ahora que se conocían sus capacidades defensivas
- ¡Sigan replegandose! - grito Genest mientras le daba un empujon a Evaldo que se había tropezado y estaba vacilante entre subir o tirarse pecho al suelo
Los 24 soldados retrocedieron, disparando y huyendo ante un maremoto de enemigos que no tenía fin, pero que se detenía cada vez más, dudando en avanzar, algunos se retiraban o se detenían a ayudar a los moribundos, otros solo vigilaban y acechaban desde las lejanías de los arboles, pero unos cuantos tiros al aire ahora bastaban para hacer que dieran media vuelta, genest aprovecho para cambiar el cargador, no sabía exactamente cuanta municion le quedaba, pero era mejor ir por lo seguro, toco las bolsas de municion para darse cuenta que no tenía ningun cartucho, cuatro cargadores de 30 proyectiles vaciados
- Mierda, necesito un cargador lle... - Evaldo le paso uno relativamente rapido
- Toma, estuve recogiendo los cargadores que soltabas y reuní suficientes balas para llenar uno, asegurate de usarlas todas, no son baratas - Genest le dedico una miradita y tomo el cargador con algo de picardía
- Mi heroe - comento Genest a lo que Evaldo se ruborizo y se alejo rapidamente
- ¿Es correcto eso? - uno de los soldados se acerco y le ofrecio otro cargador
- Solo somos dos personas mayores jugando, no es nada - Genest cargo su arma y coloco el otro cargador en uno de los bolsos, metio la mano en otro bolsillo y saco un vaso termico
Eran una maravilla de la tecnología, podía mantener el agua fría o caliente segun la necesidades del momento y se adaptaba a la temperatura del hambiente, permitiendo mantener el agua en perfectas condiciones para beber, cada soldado llevaba uno, ningun ejercito marcha con el estomago vacío, y menos con la garganta seca, dio un largo trago y luego miro alredor antes de tapar el vaso y colocarlo en su lugar
- De vuelta a la base, debemos informar esto - los soldados que habían estado cargando sus armas o colocando municiones en sus cargadores se pusieron de pie
La marcha empezo larga y silenciosa, para no llamar la atencion de los Jiralhanae, como habían empezado a llamar a esos monos barbaros, llevar servos no era una garantía que pudieran resistir el impacto de unas de sus armas de pinchos, el camino de regreso fue un poco más lento por el sencillo acto que no querían llevarlos directamente a la base, tomaron una ruta distinta atravesando un arroyuelo y subiendo un sendero montañoso que usaba algun animal para llegar a su destino: la Base Aegis
Era una fortaleza improvisada sobre una colina, con murallas y construcciones prefabricadas, un generador de campo, y varias instalaciones utiles, como una armería, y un Espaciopuerto, tenía unas carencias como el agua potable, pero eran nimiedades, los soldados estaban acostumbrado a la carencia de agua en las campañas largas, y las duchas calientes eran un lujo en esos momentos, los más desesperados eran capaces de usar sus cascos, una cubeta llena de agua y algo de jabon para vehiculos para bañarse, las torres de vigilancia del flanco este les dieron la bienvenida con dos nidos de ametralladoras doble apuntadoles
- ¿Quien va? - pregunto un guardia desde una de las torres
- Tu abuela infeliz - grito Genest, el soldado dio unos pasos atras desconcertado, otro se asomo - Somos el peloton 312, hemos regresado de la exploracion - el guardia asintio
Las puertas se abrieron, y el grupo entro, Evaldo se fue sin decir nada a otro lado, y el resto de soldados siguio a Genest hasta el cuartel general, donde dos Pretorianos de Asalto hacían guardia, mientras fumaban un cigarrillo cada uno, en cuanto Genest se acerco los dos hombres le bloquearon el paso colocandose frente a ella y las armas frente a ellos, en una posición comprometedora, ni estaba apuntando pero tampoco estaban libres de no recibir un tiro en el pecho, uno de los hombres los miro unos segundos
- El Legado Pereira no esta disponible - Genest soltó un gruñido de inconformidad
- ¿Que esta haciendo el Legado? Lo que diré es urgente - Los pretorianos se
miraron
- Si es urgente pase Teniente, pero no queremos trucos - sentenció el otro guardia apartandose de la puerta junto a su compañero
Genest apuro el paso y entro, casi de inmediato los pretorianos bloquearon el avance de sus hombres quienes empezaron a hechar bronca con ellos para que los dejaran entrar, ella simplemente nego con la cabeza y siguió caminando
La residencia del legado era un cuarto prefabricado qué se asemeja a una casa colonial de avanzada, con una cama en la esquina, una mesa al centro con cuatro bancos, una estantería para libros, un pequeño bar con una variedad de bebidas de muchos estilos y sabores, un baño y una holomesa para planificar la batalla incluso desde aquí y coordinar esfuerzos con la flota, el hombre en cuestión estaba sentando leyendo un libro titulado "Las Campañas de Lucios Van Templar"
- Espera un segundo - indico el Legado antes de marcar la página que estaba leyendo y cerrar el libro, se quedo mirando a Genest y ella comprendió que tenía permiso para hablar
- Los nativos nos atacaron
- Lo teníamos contemplado, era un riesgo que aceptamos correr al aterrizar y establecer una base
- Era una unidad grande, 200 a 300 quizás
- En la base somos 20 mil, unos cuantos monos barbaros con piedras no dañaran ni la pintura - Genest sintió que el legado no prestaba la suficiente atención
- Señor que un grupo se haya acercado lo suficiente significa una de dos cosas, o se acercaron por error, o se acercaron a explorar, y dudo que los nativos del planeta desconozcan la geografía de su propio mundo - Pereira miro un rato a la mujer y se puso de pie rumbo a la holomesa
- Si lo que dices es verdad y esos monos se acercaron, hay tres rutas viables por donde un ejército podría pasar - la holomesa se encendió y mostró las tres dichosas rutas, dos iban de frente y eran bastantes amplias, la última era un camino de montañas, por donde habían pasado hacia unas horas
- Dudo que solo nos ataquen 300, bueno ni siquiera 300 matamos a varios de ellos antes de venir aquí - Pereira asintió
- Un grupo pequeño precede a un grupo mayor, pero no estamos seguros de eso, mantener la base en estado de alerta sería lo mejor, Teniente llame a mis subordinados, discutiremos el plan a seguir - Genest asintió
- Si señor - Pereria asintió, apago la holomesa y regreso por su libro
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