Profecías caóticas (3-5)

Sobre la órbita de Transbaal, el autoproclamado legítimo emperador observaba el planeta desde su nave insignia. Admitiéndolo, le pesaba un poco haber tenido que recurrir a métodos tan drásticos, lo que resultó en incontables muertes, pero era un sacrificio necesario. Después de todo, sólo él sería capaz de llevar al imperio al futuro glorioso que se merecía, algo que ni su padre ni ninguno de sus antecesores habría tenido la fuerza para lograr.

La mirada del Emperador Eonia entonces se desvió hacia la Luna Blanca. El planetoide seguía igual que antes, con una barrera impenetrable rodeándole que le impidió apoderarse de ella. Debía darle crédito a Shatoyarn por haber tomado dicha precaución, pero no podría mantenerse allí encerrada para siempre. No cuando él sabía cómo quitar esa barrera desde el exterior, o más bien, sabiendo quién podría hacerlo.

La alerta de visitantes le avisó que alguien había venido al puente a verlo, así que abrió la puerta para dejarla pasar. Con sólo escuchar su voz él sabía de quién se trataba sin necesidad de voltear.

– Lord Eonia. Hemos calculado las coordenadas de destino donde el Elsior hará Drive Out.

Eonia se giró, para encontrarse con su más fiel servidora, Sherry Bristol. Una mujer de gran porte militar, con una larga cabellera lila y ojos ambarinos, cuya belleza no se veía opacada ni siquiera por esa pequeña cicatriz en su mejilla izquierda. Al contrario, él lo veía como una marca de honor, pues fue la única que estuvo con él cuando fue exiliado cinco años atrás, algo que él apreciaba infinitamente.

– Hmm, así que ya los tenemos por la cola, ¿eh? – dijo Eonia, muy complacido de recibir buenas noticias. – Debemos tener a Shiva bajo nuestra custodia a cualquier costo. Asegúrate de llegar primero, y captúralos.

– Sí, milord. – dijo Sherry colocándose la mano en el corazón. – Una flota que incluye una nueva y más poderosa nave de batalla ya ha sido despachada.

– Muy bien. Dile a Camus y al resto de los Hellhounds que se empiecen a tomar las cosas con más seriedad a partir de ahora.

– Sí, milord, obedeceré de inmediato. – replicó Sherry. – El Elsior y los Emblem Frames serán derribados en cuanto los interceptemos.

– Los Emblem Frames de la Luna Blanca, ¿eh? – dijo mientras volvía a girarse hacia el ventanal de su puente. – Qué intrigante. Puede que incluso yo deba intervenir personalmente para lidiar con ellos. Jajaja...

Aunque tenía confianza en las habilidades de los mercenarios a los que asignó para esta tarea, y en el poderío de sus tropas, Eonia sabía que no debía confiarse más de lo necesario. Pese a haber tomado el sistema Transbaal, hasta que no estuvieran todas las piezas en su lugar no debía dar por sentado su victoria. El Elsior había sido capaz de evadirlos hasta ese momento, lo cual no era una hazaña despreciable.

Si llegaba a eso, estaba dispuesto a entrar en combate él mismo para enseñarles quién estaba al mando. Nadie se opondría al legítimo gobernante de la galaxia.

...

Al mismo tiempo, y en otro extremo de la galaxia, el Elsior continuaba su viaje a través del Chrono Drive. Las últimas horas habían sido bastante tensas, pues si sus sospechas eran correctas, el enemigo probablemente ya sabría hacia dónde se dirigían.

Takuto y Lester ya estaban de vuelta en sus puestos, y de manera preventiva, habían ordenado a la Brigada Angel dirigirse al hangar y mantenerse en espera. En el peor de los casos, tendrían que entrar en combate apenas hicieran el Drive Out, así que estaban preparándose para dicho escenario.

– Parece que nuestro camino a Rhome será más difícil de lo que pensamos. – dijo Lester.

– Sin duda. – asintió Takuto. – A partir de aquí, seguro los ataques se volverán mucho más intensos que antes.

– Hay que estar alertas cuando realicemos el Drive Out, ya que el enemigo podría estar esperándonos. – continuó el subcomandante. – ¿Ya está preparada la Brigada Angel?

– Sí, les dije que se mantuvieran en espera, aunque no está de más hacer una comprobación final. – replicó Takuto. – Almo, comunícame con el hangar.

– Sí, señor. – La operadora empezó a teclear en su estación, y unos segundos después se abrió el canal.

– Atención a toda la Brigada Angel. Prepárense para salir en formación de ataque principal. Esperamos una emboscada enemiga.

– No se preocupe, Comandante. Déjelo en nuestras manos. – fue Ranpha la que respondió por todo el escuadrón. Se le hizo un poco inusual que le hablara con ese tono de respeto y alegre, pero quizás todo lo que sucedió ayer sirvió para que ella confiara más en él. Y eso era algo muy positivo.

– Pronto saldremos del Chrono Espacio para volver a entrar al espacio normal. – dijo Almo. – Iniciando cuenta regresiva.

Takuto respiró profundamente. Había llegado el momento de la verdad. El ventanal emitió un destello cegador en cuanto salieron, y una vez que se disipó, volvieron a verse las estrellas frente a ellos.

– Elsior, Drive Out completado. Cero anomalías. – reportó Almo. Menos de un minuto después, comenzó a sonar la alarma de detección enemiga, aunque por supuesto, nadie se sorprendió por ello.

– Detecto múltiples contactos hostiles frente a nosotros. – dijo Coco. – ¡Flota enemiga confirmada!

– Como era de esperarse. – dijo Lester. – No es que eso sea algo bueno en este caso.

– Bueno, no será tan malo si lo piensas. – dijo Takuto, con una sonrisa confiada. – Después de todo, ellos no saben que ya sabíamos que nos estarían esperando. Como sea, debemos destruir al enemigo. ¡Estaciones de combate, todos a sus posiciones!

El Elsior avanzó para entrar en la zona de combate, y mientras lo hacía, Almo y Coco completaban el análisis de la flota enemiga. Era hora de saber a qué se enfrentarían.

– La flota se compone de cruceros clase Barmell y destructores clase Spard. – observó Lester. – Pero al parecer, ahora también cuentan con una nave de gran escala desconocida.

– ¿Otro modelo nuevo? – preguntó Takuto. – ¿Hay algo que nos diga el análisis preliminar de ella?

– Según nuestros escáneres, tiene el tamaño de una fragata de misiles. – dijo Coco. – Parece comparativamente rápida además de eso.

– Ya veo, significa que no podremos movernos tan libremente. – dijo Lester. – ¿Qué hacemos, Takuto?

El Comandante del Elsior volvió a mirar el mapa. De nuevo, las naves enemigas les superaban en número, pero habían salido en otra zona de asteroides que les dificultaría el avance, incluso si intentaban rodearlos. No tardó mucho en ver una ruta que podían utilizar para avanzar.

– La sombra debajo del asteroide principal a la izquierda parece estar despejada, así que podemos usarla a nuestro favor. – dijo Takuto. – Las unidades #1, #2 y #4 irán frente a nosotros para asegurar la ruta de escape para el Elsior, eliminando a todos los enemigos del asteroide. El Elsior se esconderá tras las sombras de los asteroides para evitar al enemigo, y mientras tanto las unidades #3 y #5 se encargarán de contener a los enemigos que intenten perseguirnos por la retaguardia. Una vez que el Elsior esté a salvo, la Brigada Angel se reagrupará en el frente, y eliminarán al resto de la flota enemiga.

Normalmente en estas condiciones, podría parecer un plan muy arriesgado, pero habiendo visto ya varias veces en acción a la Brigada Angel, Takuto confiaba plenamente en ellas. El tiempo sería la clave, tenían que avanzar con cautela, pero sin detenerse.

– Eso es todo, ahora depende de ustedes. – Takuto se puso de pie para dar su orden. – Es hora de la batalla. ¡Brigada Angel, despeguen ahora!

– ¡SÍ SEÑOR!

...

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Esta vez, toda la Brigada Angel podría entrar en combate sin problemas. Ranpha se sentía bastante confiada. A pesar de tener sus dudas respecto a Takuto fuera de los combates, dentro de ellos era una historia diferente.

Y bueno, ahora su opinión de él también había mejorado cuando estaba fuera de servicio. No podía decir que no apreciara que la hubiese ayudado a encontrar su preciado amuleto de buena suerte.

– Atención, Brigada Angel. – anunció Takuto por el canal abierto. – Esta vez el enemigo cuenta con armas de largo alcance, así que aproxímense con cautela.

– Tú no te preocupes. – dijo Ranpha. – Yo esquivaré todo y me los cargaré antes de que te des cuenta.

– Ese es el espíritu. – sonrió el comandante. – Pero no te esfuerces más de lo necesario, ¿está bien?

Ranpha rodó los ojos ligeramente. Ella siempre se había caracterizado por dar el 100% y más de sí misma en todo lo que hacía, y hoy no sería la excepción. De hecho, con todo lo que sucedió ayer, se sentía con muchas ganas de cargarse a tantos enemigos como fuera posible.

En cuanto los sensores detectaron a las naves enemigas acercándose, ella comenzó a avanzar, con el Lucky Star y el Happy Trigger flanqueándola por ambos lados. Aunque ella apreciaría el apoyo, hoy tenía ganas de lucirse. Así que tomando ventaja de la velocidad de su Emblem Frame, fue la primera en lanzarse a la refriega.

En cuanto se puso a tiro, el crucero enemigo comenzó a abrir fuego contra ella, pero el Kung-Fu Fighter maniobró elegantemente entre los disparos y contraatacó de inmediato, logrando hacer mella en su casco con los disparos del vulcan, y tras tomar algo de distancia, fijó el objetivo y disparó sus misiles de concusión para perforarlo en las zonas dañadas. El efecto fue inmediato, y tras algunas explosiones por los impactos, la nave enemiga quedó totalmente inhabilitada.

– ¡¿Qué te pareció eso?! ¡Ojojojojojo! – se rio mientras fijaba al siguiente objetivo.

Esta vez, se acercaba un destructor, que arrojó un salvo de misiles hacia ella. Se los habría cargado con mucho gusto, pero otro salvo que vino desde atrás lo hizo por ella, ahorrándole tener que gastar munición, y un segundo después el Happy Trigger llegó por el lado derecho antes de disparar sus cañones de riel para rematarlo. Forte no abrió canal, pero Ranpha casi podía imaginársela sonriendo y guiñando el ojo en su dirección, como si la estuviese retando.

– Bien, si es así como quieres competir. – dijo la rubia.

Al ver en el perímetro de su radar, vio que el Lucky Star estaba a punto de entrar en combate con un carguero que desplegaba cazas enemigos, y Ranpha vio su oportunidad. Dichos cazas eran rápidos, pero no podían competir con la velocidad del suyo, y eso ella sabía cómo aprovecharlo.

– Milfie, yo me encargaré de esos cazas enemigos, tú ve preparando tu cañón para destruir el carguero. – le dijo por el canal.

– ¡Entendido, Ranpha! – replicó la pelirrosa.

– Oye, ¿quién te dio permiso de dictar órdenes? – protestó Forte.

– No estoy dando órdenes, sólo di una simple sugerencia. – se defendió Ranpha. – Además, nuestro comandante nos dio permiso de luchar a nuestra discreción, ¿o no?

A Ranpha no se le escapó que Forte chasqueaba ligeramente la lengua, pero pareció aceptar lo que dijo, y cortó el canal de comunicaciones. Aun así, no tenía mucho tiempo para quejas, pues los cazas ya estaban sobre ella a punto de lanzarse como enjambre y tratando de flanquearla.

Bien, si querían venir por ella, que lo hicieran.

Ranpha procedió a abrir fuego contra uno de los dos grupos de cazas, buscando romper su formación y voló entre ellos con la intención de atraerlos para que la persiguieran. Mordieron el anzuelo y efectivamente se giraron para ir detrás de ella, intentando alcanzarla. Ranpha maniobró elevándose y luego descendiendo bruscamente de tal modo que cuando abrieron fuego contra ella, sus disparos no sólo no hicieron mella en el Kung-Fu Fighter, sino que llovieron sobre sus propios aliados eliminando a gran parte de ellos, y dejando el resto a merced de los misiles y disparos vulcan de sus compañeras.

– ¡Bien hecho, Ranpha, eso fue increíble! – la felicitó Milfie.

– Pareces estar muy encendida hoy, ¿no? – sonrió Forte. – Bien, en ese caso, no permitiré que te lleves toda la gloria.

– ¡Ja! ¡Sólo intenta quitármela, ojojojojo!

En algo Forte tenía razón: hoy Ranpha se sentía muy encendida. Después de todo lo que sucedió ayer tenía muchas reservas de energía acumuladas que necesitaba soltar, y este montón de armatostes en la flota enemiga servirían perfectamente para eso.

...

Mientras tanto, al otro lado del sector, el Trick Master y el Harvester vigilaban la retaguardia del Elsior, esperando a entrar en contacto con las naves enemigas. El radar de Mint no tardó mucho en recibir la primera señal, de un carguero escoltado por dos destructores enemigos que empezaron a dispararles para cubrir el despliegue de un enjambre de cazas enemigos.

– Parece que todavía intentan usar la estrategia de rodear y flanquear. – observó Mint. – Vanilla-san, ¿puedes encargarte del carguero mientras yo despejo la ruta?

– Sin problemas. – replicó Vanilla.

El Harvester se puso al frente para cubrir al Trick Master, preparándose para un enfrentamiento directo con el carguero. Mint aprovechó esto para dispersar a los Fliers, dándole a cada uno de ellos la orden de atacar con sus rayos láser en un área específica tras calcular la trayectoria que seguirían los cazas enemigos.

– Objetivos en la mira, ¡adelante, Fliers!

Los cazas enemigos fácilmente cayeron presa de los lásers emitidos por los Fliers, y los pocos que se salvaron de este ataque inicial fueron prontamente derribados por los misiles del Trick Master. A su vez, Mint vio cómo el Harvester disparaba rayos con su cañón principal hacia el carguero, que intentó protegerse tras sus escudos. Una vez que estos comenzaron a flaquear, la Unidad #5 cesó el ataque y voló encima de la nave enemiga, rociándola con nanomáquinas ofensivas para destruir su casco y dañar los componentes vitales para dejarla incapacitada.

– Bien hecho, Vanilla-san. Ahora, vamos por los destructores.

Con el carguero fuera, quedaba encargarse de los dos destructores enemigos, que sin perder tiempo fijaron a cada una de ellas. Siendo que ya habían enfrentado a naves mucho más grandes, ninguno fue pieza para ellas, y rápidamente con eso habían limpiado esa área.

– Objetivos neutralizados, Comandante Mayers. – dijo Mint por el canal de comunicaciones. – ¿Cuáles son sus siguientes órdenes?

– Buen trabajo, Unidades #3 y #5. – dijo Takuto. – Procedan según el plan y continúen avanzando para reagruparse junto con el resto de la Brigada Angel.

– Entendido. – respondió Mint haciendo el salido militar, y acelerando su Emblem Frame en dirección hacia la siguiente nave enemiga.

En teoría sonaba sencillo: las naves no tripuladas no eran pieza para ellas o sus Emblem Frames, pero naturalmente tenían la ventaja numérica para causarles problemas. Ahora estaban aproximándose a un pequeño grupo de esas nuevas fragatas de misiles, cuatro en total. Ella y Vanilla rápidamente avanzaron a su encuentro, y en cuanto se pusieron a tiro comenzaron a dispararles.

No fue muy difícil maniobrar entre los disparos láser, pero la complicación vino cuando ella intentó recuperar a sus Fliers. Las fragatas enemigas lanzaron cada una un misil enorme, que luego se dispersó en varios misiles mucho más pequeños y rápidos, que comenzaron a llover sobre ellas. Mint se vio sacudida sobre su asiento y tuvo que luchar para recuperar la estabilidad, pero la breve sacudida fue suficiente para que las naves enemigas tomaran posiciones y lograran rodearlas.

– Mint-san, detrás de ti...

La advertencia de Vanilla no pudo venir un segundo más tarde: una de las fragatas de misiles aprovechó el caos para ponerse por detrás de ella y abrir fuego. Gracias a que Vanilla le avisó, pudo salir de la zona de fuego antes de tomar daños críticos, pero la oleada destruyó a dos de sus tres Fliers, dejándola con uno solo operable mientras simultáneamente trataba de activar los de reserva para lanzarlos.

– No estaban bromeando, estas fragatas son muy veloces. – dijo Mint. – Vanilla-san, me tomará un minuto activar mis Fliers de reserva, ¿puedes cubrirme hasta entonces?

– No hay problema. – replicó la peliverde.

Mint analizó la situación. El Trick Master contaba con una capacidad para nueve Fliers, tres activos y seis en reserva en caso de que alguno fuese dañado severamente o destruido. Normalmente, el sistema HALO le permitía dirigir a los tres drones activos de manera semiautomática mientras ella operaba manualmente las otras armas de su Emblem Frame. Sin embargo, podría utilizar hasta cinco a la vez, si dejaba a tres en modo semiautomático y controlaba manualmente los otros dos, a costa de que no podría utilizar las otras armas del Trick Master mientras lo hiciera.

Dos de las fragatas volvieron a abrir fuego con un misil de clúster, tratando de hacer llover un montón de misiles más pequeños sobre ellas que parecía inescapable. Vanilla los atrajo y usando el escudo satelital del Harvester logró soportar la mayor parte del daño, permitiéndole a Mint lanzar sus cuatro Fliers de nuevo hacia el campo de batalla.

– Cambiando modo de control a manual, conectar con Fliers 3 y 5. – dijo Mint mientras insertaba el comando en el sistema. Sujetó con fuerza las palancas de control, y empezó a dirigir los drones en un área abierta buscando encerrar a las fragatas.

La idea era formar un poliedro con forma de diamante donde ella y cada uno de los Fliers eran los vértices, y de esa forma cubrir todas o al menos casi todas las posibles rutas de escape de las fragatas, ya que estas eran lo bastante rápidas como para eludir sus disparos normales. Si alguna intentaba escapar, sólo tenía que voltear alguna de las aristas de láser en su dirección y asunto resuelto.

Y efectivamente, pese a la velocidad de las fragatas, los cálculos de Mint fueron acertados. Los ataques dentro del poliedro de Fliers sirvieron, si no para destruir a las fragatas, sí para dañarlas severamente al cortar con los lásers sus motores y estabilizadores, y eso le abrió a Vanilla la oportunidad de terminar de rematarlas con sus propios disparos y una bomba de nanomáquinas ofensivas para terminar de inutilizarlas.

– Esa fue la última, esta área está despejada. – dijo Vanilla.

– Bien, vamos por la siguiente. – agregó Mint. – Aún tenemos muchas más por exterminar.

Las Unidades #3 y #5 activaron sus propulsores, avanzando hacia la siguiente área del sector donde se aproximaban más naves enemigas. Con suerte, pronto podrían reagruparse con sus compañeras en el frente.

...

En el otro lado del asteroide, aunque Milfie, Ranpha y Forte lo estaban haciendo bastante bien, incluso ellas tres no eran capaces de contener a todos los enemigos que intentaban ir por el Elsior. Los cruceros y destructores no eran pieza para ellas y sus Emblem Frames, pero las fragatas de misiles les causaban muchos problemas a raíz de su gran velocidad.

Forte pudo comprobarlo cuando dos de ellas lograron pasarlas de largo y se dirigían hacia el Elsior. Siendo ella la que estaba más cerca, sin perder tiempo las persiguió y al ponerse a tiro disparó un salvo de misiles en su contra, pero las fragatas lograron evadirlos haciéndole desperdiciar toda esa munición.

– Maldición, fallé. – dijo chasqueando la lengua. – Son más escurridizas de lo que pensaba.

Aunque el Happy Trigger era el más lento entre los Emblem Frames, todavía seguía siendo superior en velocidad a naves capitales, pero su aceleración era comparativamente muy lenta, por lo que tardaba mucho en alcanzar su velocidad máxima. Las fragatas de misiles, pese a su tamaño, parecían tener un arranque más explosivo, lo que les daba una ventaja inicial, y Forte se percató de que estaban aproximándose al Elsior, ignorándolas a ellas. Aunque tenía la confianza de que la nave nodriza no sería pieza, igualmente no quería arriesgarse a permitir que sufriera daños.

Avanzando lo más rápido que podía, trató de alinearse con una de ellas para tenerla en el punto de mira de sus cañones de riel, justo cuando comenzaban a abrir fuego contra el Elsior. Afortunadamente las pantallas deflectoras repelieron los proyectiles, y le dio tiempo de ponerse en rango para disparar. Los lásers atravesaron a la primera fragata y la hicieron explotar, pero la otra continuó disparando su salvo de misiles en contra del Elsior, ignorándola a ella por completo, y la nave nodriza se vio forzada a contraatacar con sus propios cañones.

– ¡Vas a volar ahora!

Ya que los cañones de riel tardarían un poco en enfriarse tras lanzar aquellos disparos, Forte decidió abrir fuego usando los misiles de corto alcance, que eran mucho más rápidos y detonaban antes del impacto para hacer daño externo debilitando las defensas del enemigo. Al parecer, las fragatas tenían como objetivo principal el Elsior y las dejaban a ellas en segundo plano. Eso sería un grave error.

– Los cañones de riel ya están de nuevo en línea. – observó Forte, y sonrió malignamente antes de presionar sus gatillos. – ¡Cómete esto, maldita chatarra!

Sin tardanza volvió a abrir fuego, atravesando a la fragata enemiga de lado a lado y enviándola a la deriva antes que pudiese causarle daños al Elsior, aunque sólo para asegurarse, decidió comunicarse con el puente.

– Unidad #4 al puente. ¿Está todo bien allá, Sr. Comandante?

– Estamos bien, no sufrimos daños significativos gracias a ti, Forte. – fue la respuesta de Takuto. – Actuaste realmente rápido.

Forte sonrió de alivio. Esas fragatas podrían haber sido un problema si no hubiese tomado una acción rápida, y le alegró que hubiera sido de ese modo. Sólo habían sido dos de ellas, pero todavía quedaban muchas más y si las descuidaban, podrían dificultarles aún más la misión.

– Eso me alegra. – dijo Forte. – Y ya que estoy aquí, solicito permiso para repostar en el hangar. Ese último ataque me hizo desperdiciar municiones, y no quiero que vuelva a suceder.

– Permiso concedido, avisaré al hangar para que te reciban en el acto. – replicó Takuto.

Forte voló hacia la puerta del hangar, y alineó su Emblem Frame con el soporte para que lo recogieran. Tardarían unos minutos en recargar sus lanzamisiles, pero cuando regresara al campo de batalla, tendría muchas cosas a las cuales dispararles.

...

Mientras el Happy Trigger repostaba en el hangar, Takuto seguía observando el desempeño de las demás Angels. No parecían tener serias dificultades hasta el momento, salvo el hecho de que las fragatas de vez en cuando lograban escapárseles para venir hacia el Elsior. Era evidente que tenían muy clara su prioridad. Unas cuantas de ellas podrían no ser problema, pero si venían hacia ellos en gran número, podrían complicarles la situación.

– Nueva señal enemiga detectada. – dijo Coco luego que sonó la alarma del radar. – Una nave capital acaba de ingresar al sector.

– ¿Vendrá otro comandante de Eonia por nosotros? – preguntó Lester.

– Vamos a averiguarlo. – dijo Takuto. – Almo, intenta comunicarte con la nave enemiga.

– Sí señor. – replicó la aludida, y comenzó a teclear en su estación. No hubo respuesta. Lo volvió a intentar, y tampoco. – No hay respuesta del enemigo. La nave no está tripulada.

– Entiendo. Bueno, eso nos simplifica las cosas. – dijo Takuto. – Coco, ¿has completado el análisis?

– Ya casi... listo. – replicó la operadora de gafas. – Parece ser una versión mejorada del acorazado insignia que enfrentamos antes. Cuenta con más armas y mejores escudos, pero en esencia es el mismo modelo.

– Entonces podemos vencerlo de la misma manera. – dijo Takuto. – Sin embargo, hay algo de lo que tenemos que ocuparnos primero.

La flota enemiga todavía contaba con varias fragatas de su lado, y aunque individualmente no representarían una amenaza para el Elsior, su número compensaría esa falencia. Su velocidad y evasión estaba dándoles problemas incluso a los Emblem Frames, así que sólo había una forma de cortarlas de raíz. O más bien, había sólo una Angel que podía hacer el trabajo.

– Atención, Brigada Angel. Debemos eliminar a las fragatas enemigas antes que se acerquen al Elsior. Ya que los ataques a larga distancia parecen ser poco efectivos contra ellas, lo mejor será eliminarlos a quemarropa.

– ¿Oh? Eso parece un trabajo hecho a medida para mí, ¿verdad? – dijo Ranpha con una gran sonrisa.

– Acertaste. – confirmó Takuto. – El Kung-Fu Fighter es el mejor en combate a corta distancia y también el más rápido, así que tú te encargarás de eso. El resto de ustedes, necesitamos que le den apoyo y corten todas las rutas posibles para obligarlos a reunirse en el mismo sector.

– Entendido. – dijo Vanilla.

– Déjalo en nuestras manos, Takuto-san. – dijo Milfie.

– Ya estoy lista para salir de nuevo. – dijo Forte. – Vamos a enseñarles quién manda.

– No olviden dejar un poco para mí también, ¿de acuerdo? – concluyó Mint con una gran sonrisa.

Con el plan ya establecido, Takuto volvió a confirmar la orden, y las Angels tomaron posiciones de combate nuevamente. El Happy Trigger salió del hangar para unirse de nuevo a sus compañeras, y a su vez el Trick Master y el Harvester finalmente alcanzaron al Lucky Star y al Kung-Fu Fighter en la intersección al otro lado del asteroide. Habían entrado en la fase final de esta batalla.

...

Mientras movía las palancas direccionales de su Emblem Frame, Ranpha sentía por dentro una mezcla de emoción y nervios. Por un lado, se sentía nerviosa de que le echaran una responsabilidad tan grande como cargarse a un grupo de naves enemigas de esa forma. Por el otro, se sentía emocionada de que confiaran en ella de ese modo.

Takuto realmente confiaba en ella. Así que ella debía confiar en él.

Con eso en mente, Ranpha avanzó lo más rápido que pudo para enfrentarse a las fragatas enemigas. Estas comenzaron a abrir fuego contra ella, que les respondió de la misma forma, interceptando sus misiles con disparos de su cañón Phalanx para evitar gastar demasiada munición. En cuanto se pusieron a tiro, lanzó sus Garras de Anclaje hacia las dos más cercanas, y les soltó el choque electromagnético para deshabilitarlas, y luego activó sus propulsores a máxima potencia para arrastrarlas consigo y arrojarlas hacia donde estaban las demás. A pesar de su tamaño, los cables magnéticos del Kung-Fu Fighter multiplicaban su fuerza de arrastre, lo que le permitía remolcar naves más grandes y pesadas sin perder demasiada velocidad.

Otras dos fragatas trataron de flanquearla por ambos lados, por lo que Ranpha inmediatamente invirtió la polaridad magnética de las garras para empujar a las dos que tenía sujetas y enviarlas en curso de colisión. Una de ellas logró esquivar, pero la otra no tuvo tanta suerte y recibió a su compañera de frente, explotando ambas al chocar entre sí. Y la que había logrado salvarse rápidamente cayó al ser fulminada por un disparo del Híper Cañón del Lucky Star.

– Buen disparo, Milfie, pero podría haberme encargado de esa yo misma. – dijo la rubia.

– Jeje, perdón por robártela. – Milfie se golpeó la cabeza y sacó su lengua.

– Chicas, estén atentas, la siguiente oleada de fragatas viene hacia nosotras. – avisó Mint.

Y efectivamente, el radar de Ranpha captó varias señales. Al parecer, su plan de hacerlas aglomerarse en un solo sector había dado resultado. Los cinco Emblem Frames ya estaban en formación para darles un gran recibimiento.

– Parece que ahora quieren compensar con su fuerza de números, ¿no? – comentó Forte. – Bueno, tengo muchos misiles reservados para especialmente para ellos.

– Aguarda, Forte-san. – dijo Mint. – Puedo usar mis Fliers para enviar una onda de interferencia y con eso sabotear sus defensas, lo que nos facilitará la tarea.

– Haz lo que quieras, Mint. Yo me los voy a cargar a mi manera. – dijo Ranpha. – ¡Ábranle paso a Ranpha Franboise!

Sin esperar a sus compañeras, Ranpha saltó de cabeza hacia la refriega. Naturalmente todas las fragatas comenzaron a dispararle, pero ella maniobró elegantemente entre el fuego mientras contraatacaba con sus propios disparos, alternando entre Vulcan y misiles de concusión para maximizar el daño. Se abrió paso sin problemas entre las del medio, mientras las demás Angels disparaban a las que lograban escapar del asalto inicial.

No dejarían que ninguna de ellas se acercara al Elsior, ni por un centímetro.

A medida que iban reduciendo a las fragatas de misiles, los cruceros y destructores restantes comenzaron a llegar para intentar ofrecer apoyo, siendo la palabra clave "intentar". Aunque algunos de ellos empezaron a abrir fuego con sus cañones intentando romper la formación de la Brigada Angel, los Fliers del Trick Master rápidamente comenzaron a interferir con ellos también, haciendo que sus ataques se volvieran torpes e inexactos, dejándolos a total merced de los rayos de partículas del Lucky Star, y de los misiles del Happy Trigger.

Uno de ellos, sin embargo, consiguió colarse detrás del Kung-Fu Fighter y empezó a bombardearle luego de que lograra derribar la última fragata de misiles. La rubia miró a sus espaldas al sentir la sacudida y apretó los dientes, antes de darse la vuelta y fijarlo en la mira para tomar represalias.

– ¡Vas a pagar por eso!

Primero, lanzó ambas Garras de Anclaje para atraparlo, antes de enviar un choque electromagnético con el voltaje al máximo, y luego repelerlo para dispararle con todos los misiles que le quedaban. Luego de que las explosiones cesaron, no quedó absolutamente nada reconocible en el crucero, sólo un montón de escombros flotantes e inútiles.

– Wow... me retracto, decir que estabas encendida hoy fue quedarme corta. – comentó Forte.

– ¿Qué te pareció eso, Forte-san? – replicó la rubia. – No tengo nada que envidiarle a tu Strike Burst. ¡Ojojojojojo! ¡A ver si me alcanzan, por mí quédense atrás y observen cómo me encargo de los que quedan!

Las demás intentaron protestar, pero rápidamente fueron tras ella. Todavía quedaban algunas naves en el sector que podrían causar problemas, pero ya en este punto no serían tantas como para no poder manejarlas. Ranpha se aseguraría de anotarse la mayor cantidad de bajas y con eso tener derechos de presumir una vez que hubiesen vuelto.

...

Desde la silla del comandante, Takuto observaba complacido el progreso de la batalla. La Brigada Angel se hacía cargo rápidamente de las naves enemigas, y la ventaja numérica de estas ya se había reducido a casi nada. En este punto, solamente quedaba una nave capital en pie.

Dicha nave era el último obstáculo para poder escapar de este sector. Al chequear los niveles de energía y munición de los Emblem Frames, se percató de que no tenían suficiente como para derribar incluso entre todas a la nave capital, a excepción del Happy Trigger que había repostado, así que mejor era llamarlas de vuelta para repostar en el hangar.

– Atención, Brigada Angel. – anunció por el canal abierto. – Atraigan a la nave capital enemiga hacia la línea de fuego del Elsior, y en cuanto lo hagan, regresen al hangar para repostar. Nosotros abriremos fuego desde aquí a toda potencia para derribarla.

– Entendido, Sr. Comandante. – replicó Forte haciendo el saludo militar.

– ¡Confiaremos en ti Takuto! – dijo Ranpha. – ¡Tendrás sólo un tiro, más vale que lo hagas valer!

Los Emblem Frames comenzaron a disparar la poca munición que les quedaba para atraer a la nave capital hacia ellas, y en cuanto lograron captar su atención, el Elsior puso los motores en marcha para avanzar y colocarse en posición. Después de un par de minutos, la nave capital se colocó frente a frente contra ellos, y uno por uno los Emblem Frames fueron regresando al hangar. Primero el Kung-Fu Fighter, seguido del Trick Master y el Lucky Star, luego el Harvester y finalmente el Happy Trigger.

– Comandante, todos los Emblem Frames han atracado a salvo en el hangar. – dijo Almo.

– Bien, que Creta y el equipo de ingenieros se ocupen de reabastecerlos por si tienen que volver a salir. – dijo Takuto. – ¿Cómo están nuestras armas?

– En condición óptima y listas para disparar a su orden. – respondió Coco, justo antes de que sonara una alarma. – Los sensores indican una reacción de energía en aumento en la nave enemiga. Se está preparando para disparar.

– ¡Activen los escudos frontales! – ordenó Lester.

Así fue, la nave capital enemiga decidió hacer el primer movimiento, y abrió fuego con sus cañones principales en contra del Elsior. Las pantallas deflectoras hicieron rebotar todos los disparos de láser, y más allá de algunas sacudidas menores, no hubo daños aparentes. Ante esto, la nave comenzó a abrir fuego usando misiles, y Takuto ordenó interceptarlos con los propios, creando una pantalla de explosiones entre ambas naves que en otras circunstancias habría sido un bonito espectáculo de fuegos artificiales.

– Comandante, estamos a rango óptimo de disparo. – informó Almo. Justo las palabras que Takuto deseaba oír.

– ¡Abran fuego!

El Elsior inmediatamente comenzó a disparar sus cañones principales. Los escudos de la nave enemiga pudieron protegerla por un tiempo, pero en menos de un par de minutos comenzaron a flaquear, y los rayos láser comenzaron a hacer mella en su casco. Lento pero seguro, las grietas se hacían cada vez más y más grandes, hasta que los disparos comenzaron a penetrar y a dañar los componentes vitales. Explosión tras explosión, el casco se iba destruyendo de adentro hacia afuera, mientras la nave enemiga iba perdiendo su curso antes de irse a la deriva, despejándole la ruta de escape.

– ¡Daño crítico a la nave enemiga confirmado! – dijo Coco. – ¡Con eso todos los objetivos han sido destruidos!

– ¡Bien, es nuestra victoria! ¡Motores a toda marcha, salgamos de aquí rápido! – ordenó Takuto.

Al no tener más enemigos que eliminar, el Elsior cerró las compuertas del hangar, y con los motores a máxima potencia salió del sector. Ahora tenían que llegar al siguiente punto para usar el Chrono Drive antes de que llegaran refuerzos enemigos. Una vez que confirmaron que no había más unidades hostiles en el área, Takuto se dejó caer sobre la silla del comandante y exhalar un suspiro de alivio.

– Uff, eso fue difícil. – comentó.

– Aun así, fue una victoria total y sin bajas. – dijo Lester. – La Brigada Angel fue capaz de lidiar rápidamente con todos los enemigos. Supiste aprovechar muy bien sus capacidades.

– En cualquier caso, a partir de ahora tendremos que enfocarnos en estar huyendo a diario. – dijo Takuto. – Adiós a nuestro viaje tranquilo y pacífico.

– En serio. – dijo Lester. En ese instante, la puerta del puente se abrió, y la Brigada Angel vino entrando en tropel a toda prisa. – Oh, mira, ya están de vuelta.

– ¡Lo logramos, Takuto! – exclamó Ranpha, siendo la primera en llegar. – ¡Cuando estamos juntos somos invencibles! Quiero decir, no juntos juntos, pero... eh... ups...

– Ahh, eso fue de miedo. – dijo Milfie, con una mano en el pecho. – Pero por ahora, me alegra que hayamos ganado.

– Hoy creo que me sentí un poco fuera de forma. – comentó Mint, con las orejas telepáticas caídas.

– Sí, qué lástima que no pude hacer mucho yo tampoco. – agregó Forte. – La próxima vez dame más trofeos para dispararles, ¿quieres?

– El plan fue un éxito. – concluyó Vanilla.

– Buen trabajo todas ustedes. – les dijo. – ¿Quién vota por ir a tomarnos un descanso y una buena taza de té en el salón? En serio, después de que pasé todo el día de ayer dando vueltas por la nave y ahora teniendo que comandar en combate, mi garganta está totalmente seca.

– ¡Ah, estoy de acuerdo! – dijo Milfie. – ¡Vamos todos!

– Bueno, si no hay de otra, yo también iré. – comentó Ranpha con una gran sonrisa.

Hubo algunas risas, y Takuto vio que Lester rodaba los ojos, pero finalmente lo dejó irse con la Brigada Angel al salón. Después de todo, este descanso también era parte del trabajo para mantener una buena relación con las chicas, como le había dicho el Comodoro Luft.

...

Ya estando todos en el salón de té, Takuto procedió a compartir los detalles que se le habían escapado ayer sobre todo lo que había sucedido para quienes no habían estado presentes, y cada una de las Angels agregó su propio granito de arena al relato contando las partes donde ellas se vieron involucradas, incluyendo la falla en el elevador de Milfie, el suéter destejido de Vanilla y la Dra. Kera, los resortes del revólver de Forte y la foto del ídolo de Creta. Parecía difícil de creer que un simple robot hubiese causado tantos problemas, aunque ahora que todo había terminado, hasta podían reírse un poco de ello.

– Yo siempre supe que Takuto-san nunca sería un mirón. – dijo Milfie.

– Obvio, ¿no? – dijo él. – Honestamente, espero no tener que volver a pasar por algo así por el resto de mi vida.

– Y bien, Ranpha-san, ahora que ya demostró su inocencia, ¿ha mejorado tu opinión sobre Takuto-san? – preguntó Mint.

– ¿Mejorado? – dijo Ranpha encogiéndose de hombros. – ¿De qué hablas? Yo jamás creí que él fuese culpable en primer lugar.

– Mentirosa, no dejaste de acusarme hasta que vimos al robot. – le recordó Takuto.

– Sólo te estaba poniendo a prueba. – dijo la rubia como excusa, sirviéndose su té.

– ¿Y qué hay del puñetazo que me diste? Todavía me duelen un poco las costillas por eso, ¿sabes?

– Vamos, no me guardes resentimientos. – le dijo Ranpha sin dejar de sonreír algo engreída. Parecía que no había caso con ella, pero al menos, ahora podrían llevarse mejor luego de todo lo sucedido. – A todo esto, ¿alguien sabe dónde quedó mi revista? Había venido a buscarla antes pero no la pude encontrar.

– Oh, aquí la tengo. – dijo Forte, sacándola. – Con todo lo que pasó se me había olvidado devolvértela. Agradécelo al Sr. Comandante, él fue quien la encontró.

– Fue sólo suerte. – dijo él con modestia. – ¿Aún siguen haciendo sus lecturas de la fortuna?

– El otro día, Vanilla-san no estuvo con nosotras, así que ahora podemos verla. – dijo Mint.

– Aunque no me molestaría que me la leyeran por otro método. – dijo Vanilla.

– ¡Claro que no! ¡Estas predicciones tienen un 100% de precisión después de todo! – dijo Ranpha indignada.

– ¿100%? – preguntó Takuto. ¿Qué no era 99 la última vez?

– Sí. Después de todo, estuve con Takuto en un lugar inusual, tal como predijo. Estoy segura que tú debes ser mi... – De repente se detuvo, como si se diera cuenta de lo que estaba diciendo.

– ¿Tu qué? – preguntó él.

– Ah... eso, uh... ¡no, nada, no importa! – Cogió su taza y se dispuso a bajarse su té, lo cual pareció ser un error. – ¡Ah, está muy caliente!

– Te quemaste la lengua por querer bajártelo de un solo trago. – señaló Takuto. – En serio, ¿qué sucede contigo, Ranpha?

– No pensarán que de verdad él sea el chico destinado de Ranpha, ¿o sí? – dijo Forte sonriendo de oreja a oreja.

– ¿Te refieres a alguien inesperado del sexo opuesto con quien se volverá muy cercana? – agregó Mint con una risita burlona.

– ¿En serio creen que podría haber sido yo? Nah, no es posible, ¿verdad? – murmuró él de repente, aunque sin poder contener la risa. Aunque si realmente lo fuera... tal vez no sería tan malo. Ranpha era atractiva a su particular manera, después de todo.

– Ya, déjense de parloteos. – dijo Ranpha abriendo la revista y empezando a deslizar las páginas. – Ah, aquí está, vamos a darle a Vanilla su lectura. ¿Cuál es tu constelación?

– Acuario. – dijo la aludida.

– Muy bien, Acuario, en ese caso...

– ¿Oh? Espera un momento, Ranpha-san. – la detuvo Mint de repente. – ¿Me dejas ver un momento el artículo?

– ¿Qué pasa? – dijo la rubia molesta de que le interrumpieran. – Más vale que sea algo bueno.

Mint cogió la revista y empezó a deslizarse por toda la página. Nadie dijo nada por unos segundos hasta que los ojos de la peliazul se abrieron como platos, como si acabara de encontrar algo.

– ... Ya veo. Por favor miren aquí. – dijo mientras les mostraba una nota al pie de página que procedió a leer en voz alta. – Dice que estas lecturas sólo se aplican a los residentes del sistema Transbaal.

– Déjame ver. – dijo Forte acercándose. – Oh, es verdad.

– Cuando alguien se mueve entre estrellas, su ubicación cambia y una predicción correcta se vuelve imposible. Por favor tengan en eso en cuenta. – siguió leyendo Mint.

– Un momento... ¿qué fue eso? – preguntó Ranpha, claramente en shock. – ¿Qué me quieren decir?

– ... En otras palabras, las predicciones son inválidas a bordo del Elsior. – dijo Vanilla.

– ¿Es decir... que todas las fortunas resultaron ser falsas? – preguntó Forte, reforzando

– ¡¿Cómo?! – exclamó Takuto, una vez que entendió las implicaciones. Y no fue el único, naturalmente había alguien más que estaba todavía más molesta por saberlo.

– ¡No es posible! – chilló Ranpha. – ¡Pero yo de verdad creía en ellas! ¡Estaba muy preocupada por eso!

– Ranpha, ¿por qué gritas así? – preguntó Milfie. – ¿Qué pasa?

La rubia se quedó en silencio. Su cara se quedó fija mirando la nota en la revista que anulaba toda la validez de las fortunas, incluso sin registrar cuando Milfie le agitaba la mano en frente de sus ojos. Y Takuto, por su parte, se llevó una pequeña decepción al saber que, después de todo, no parecía estar destinado a ser el chico de Ranpha.

– Ranpha. ¡Hey, Ranpha! ¡¿Oooii?! – seguía insistiendo Milfie agitando la mano delante de ella.

– Ah... sí... – Ranpha se dejó caer en su silla y se llevó la mano a la frente. – Creo que... me siento algo mareada... si me disculpan...

Y sin decir más, la rubia se puso de pie y caminó hacia la puerta, dando algunos tumbos y tropezándose con un par de sillas y mesas por el camino, dejando a Takuto y al resto de la Brigada Angel totalmente perplejos y confundidos.

– Pobrecita, eso debió dejarla muy en shock. – comentó Forte.

– ¿Crees que estará bien? – preguntó Takuto, un poco preocupado.

– Ah, descuida, claro que sí. – aseguró la pelirroja. – Esa chica siempre se repone luego de una buena noche de sueño.

– Quizás, pero por culpa de esa predicción, se estuvo preocupando por nada. – señaló Takuto.

– ¿Por qué la gente cree tanto en las lecturas de la fortuna? – preguntó Vanilla.

– Quizás para aliviar su aprehensión por su futuro, o algo así. – sugirió Mint. – Yo puedo entender un poco esos sentimientos.

– Bueno, creer demasiado en ellas puede causar problemas. – dijo Forte. – Como sea, no hay forma de saber con total certeza lo que va a suceder.

– Umm... ¿por qué Ranpha se fue tan de repente? – preguntó Milfie. Forte le echó una mirada y no pudo evitar reírse un poco.

– Oi, oi, alguien aquí parece que no entendió.

– ¿Cómo dices? – Milfie seguía igual de perpleja. Eso no le ayudaba en nada.

– Milfie-san... ¿tú creíste en las predicciones del otro día? – preguntó Vanilla.

– ¿Las predicciones? Bueno... ya se me olvidaron, de hecho. – admitió la pelirrosa rascándose detrás de la cabeza y riendo con algo de vergüenza. – ¿Cuáles eran de nuevo? Como sea, ya tengo hambre, tal vez pida algo de pastel.

– ... ¿En serio? – dijo Vanilla. Aun con su cara inexpresiva, Takuto casi podía ver un asomo de risa contenida. Forte y Mint por otro lado no tuvieron reparo alguno en soltarse a reír allí mismo.

– ¿Eh? Oigan, ¿por qué se están riendo? ¡Ah, Takuto-san, tú también!

– No, no es cierto... – dijo él, aunque claramente estuviese volteándose y tapándose la boca para contener la risa.

– ¿Qué es tan gracioso? – preguntó Milfie. – ¡Ah, vamos, díganme de una vez!

Esta historia continuará...

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