No desesperar (8-2)

En la nave insignia de Eonia, el legítimo emperador no podía evitar observar con algo de admiración el esfuerzo de sus adversarios. En lugar de huir como cobardes, habían decidido plantarle cara y pelear. Debía reconocer que al menos eran muy valientes por no temer a la muerte.

– El Elsior y los Emblem Frames lo están haciendo bastante bien. – comentó. – Incluso aunque ya hemos logrado acabar con casi todos sus aliados.

– Sus esfuerzos serán en vano. – dijo Sherry a su lado. – Incluso la tecnología perdida caerá ante nuestra superioridad numérica.

– Hmm... aun así, ese hombre llamado Mayers es bastante bueno. – dijo Eonia. – Una pena que haya elegido el bando perdedor...

– No es más que un tonto que no entiende sus ideales, Lord Eonia. – replicó Sherry. – No importa qué tan capaz sea, no tiene futuro si sigue por ese camino.

– Es cierto... – admitió Eonia. – Ya lo he decidido. Incluso sin Shiva, encontraré la manera de romper ese sello. Ya no necesitamos contenernos al lidiar con estos traidores.

– Le oigo y le obedezco. – dijo Sherry llevándose la mano al pecho. – ¿Qué debemos hacer con los rebeldes que siguen con vida?

– Los soldados no son más que peones. – declaró Eonia. – Lo menos que puedo hacer es concederles el honor de morir en batalla.

– Aw, cielos. Eres demasiado amable, Onii-sama.

Los dos, Eonia y Sherry, se sorprendieron cuando Noa apareció en el monitor, sin avisar. Sin embargo, el emperador mantuvo su compostura.

– Noa, ¿tú no lo harías? – le preguntó.

– Claro que no. – negó ella. – No les daría ni la oportunidad de resistirse.

– Lady... Noa. – Sherry parecía querer protestar algo. – Por favor hable con nosotros directamente, y no con toda la nave...

– Es que es un fastidio tener que hablar con ustedes en privado. – replicó Noa. – Así está bien...

Sherry quiso objetar algo más, pero Eonia la detuvo. Por puro respeto, la mujer de pelo lavanda se disculpó y permitió que su señor fuese quien retomara la conversación.

– Entonces, Noa, ¿qué sugieres que hagamos?

– ¿Con todas esas personas que se oponen a ti? Derrotarlas no será suficiente. Debes hacerlos sufrir, ¡darles una muerte mucho más terrorífica!

– Vaya, vaya, qué cruel suena eso. – dijo Eonia, sin poder evitar sonreír. – Entonces, ¿qué harías tú?

– Si fuera Noa, primero inhabilitaría todos sus sistemas. Destruiría todo excepto sus comunicaciones y monitores. Y luego sí, iniciaría el ataque. Sólo imagina, ser incapaz de moverte o actuar, y simplemente observar cómo la muerte viene hacia ti... ¿no crees que es una manera particularmente horrible de morir?

La sonrisa de Eonia se ensanchó aún más. Sin duda, sonaba particularmente horrible, y eso le gustaba. Después de todo, merecían sufrir antes de morir por todos los problemas que le habían causado todo este tiempo.

– Entiendo. Sí, efectivamente, suena como una forma terrible de morir.

– ¿Verdad que sí? – dijo Noa. – Sólo déjaselo a Noa, Onii-sama.

– Muy bien. Haz que suceda, Noa. – ordenó Eonia.

– Lord Eonia... – dijo Sherry.

– ¡Yaaay, gracias, Onii-sama! ¡Noa hará su mejor esfuerzo! – dijo con una gran sonrisa. – Ah, es cierto. Ya que no quiso darme los Emblem Frames, le daré a la nave de ese hombre Takuto una muerte particularmente lenta. Jejeje. Muy bien, ahora observa el espectáculo, Onii-sama.

...

https://youtu.be/2qV3-cHKrOU

El Elsior y los Emblem Frames finalmente habían logrado posicionarse en rango para atacar a la Luna Negra. Sin embargo, se vieron forzados a detenerse cuando vieron algo muy extraño. El cristal rojo que se veía su centro había empezado a brillar de nuevo. Eso los puso a todos sobre aviso, ya que parecía que volvería a atacar.

Y luego sin más, del cristal salió una especie de esfera de energía negra-púrpura, que vino hacia ellos y se expandió generando una potente y cegadora luz que los obligó a todos a cubrirse los ojos, pero no causó ningún daño aparente, por lo que vieron.

– ... ¿Qué rayos fue esa luz? – preguntó Lester.

– No tengo idea. ¿Tal vez alguien lanzó una bengala por accidente? – sugirió Takuto.

– ¡T-tenemos problemas! – gritó de repente Almo. – ¡Todos los sistemas principales del Elsior se han caído!

– ¡¿Qué dices?! – exclamó Takuto. – ¡¿Qué sucedió?!

– El vernier principal, el vernier de orientación, el control de las armas... ¡todos los sistemas que dependen de los motores Chrono String se han detenido! – dijo la operadora, con la voz cada vez más frenética.

– Información, comunicaciones y soporte vital están bien, pero no puedo asegurar cuánta energía les queda a esos subsistemas. – agregó Coco, como si intentara ofrecer algún consuelo o buenas noticias.

– ¡Imposible! – jadeó Lester. – ¡¿Qué diablos acaba de suceder?!

En ese momento sonó la señal de comunicaciones, y Almo no esperó a la autorización para abrir el canal. No era necesario darla, pues sabía que se trataba de la Brigada Angel.

– ¡Takuto-san! – Milfie fue la primera en hablar. – ¡Los Emblem Frames dejaron de moverse de repente! ¿Qué está pasando?

– ¡El motor se quedó congelado de pronto! – agregó Ranpha. – ¡Estoy intentando reiniciarlo, pero no responde a nada!

– ¡¿También los Emblem Frames?! – exclamó Takuto, cada vez más confundido y preocupado. – ¡¿Qué está sucediendo aquí?!

– ... El Elsior... ¿tampoco puede moverse? – preguntó Vanilla, aunque en realidad no era una pregunta.

– No somos sólo nosotros. – intervino Mint. – ¡Todas las naves aliadas en la zona han dejado de moverse!

– ¡¿Qué está sucediendo?! – preguntó Forte. – En cualquier caso, esto no parece ser una simple falla al azar.

– ¿Podría ser que la causa fue ese resplandor negro? – sugirió Mint. – Los Emblem Frames dejaron de moverse justo después de que esa luz nos golpeó a todos.

Las preguntas seguían dando vueltas en la cabeza de Takuto. ¿Qué era lo que acababa de suceder? ¿Cómo pudieron simplemente apagar todos los sistemas no solo del Elsior, sino de la flota entera? Pero su única respuesta fue el sonido de los sensores de alarma, indicando que el enemigo comenzaba a movilizarse hacia ellos.

– ¡Los satélites de ataque han comenzado a moverse junto con la flota automatizada! – informó Coco. – ¡Vienen directo hacia nosotros!

– ¡Esto no es bueno! – gritó Lester. – ¡No tenemos forma de evadirlos!

– ¡Brigada Angel, tienen que irse de aquí de inmediato! – ordenó Takuto en un arranque de desesperación.

– ... tampoco podemos evadir. – respondió Vanilla en un tono totalmente resignado.

Segundos después, Coco informó que la flota enemiga había empezado a abrir fuego, y Takuto no pudo más que ordenarles a todos que se sujetaran de algo y se preparasen para el impacto. En cuanto recibieron el golpe, el príncipe Shiva lanzó un grito, y apenas atinó a agarrarse de su silla.

– ¡Príncipe Shiva! ¿Se encuentra bien? – preguntó Takuto.

– Sí... estoy bien. – replicó el heredero.

– ¡Viene la siguiente oleada! ¡Ahora con misiles! – avisó Coco.

De nuevo, lo único que pudieron hacer fue sujetarse y apretar los dientes para soportar el impacto y el sacudón. Esta vez Lester casi se fue de espaldas de no ser porque alcanzó a sujetarse de la baranda de la cubierta superior.

– ¡Maldita sea! Pueden hacer lo que quieran mientras nosotros estamos indefensos. – gruñó Takuto frustrado. – ¡Informe de daños!

– Una brecha en el bloque A, dos en el bloque B. El bloque F... ¡tiene demasiadas para contarlas! – dijo Almo.

– ¡El 30% de la flota aliada ha sido destruida! – agregó Coco.

– ¡¿Y la Brigada Angel?! – preguntó Takuto. – ¡Chicas, por favor respondan!

– Ah... Takuto-san... – dijo Milfie. – De algún modo... creo que estoy bien.

– ... Aún sigo viva. – secundó Forte. – ¿Las demás están bien?

– Sí... de alguna forma... – terció Mint.

– Por ahora... – señaló Ranpha.

– ... Estoy... bien... – concluyó Vanilla.

– Gracias al cielo... – dijo Takuto sintiendo un ligero alivio. – ¿Y los Emblem Frames? ¿Aún no pueden moverse?

– Parece que no... lo siento... – respondió Milfie con tristeza.

Takuto apretó los puños. Esto no podía estar sucediendo, no podía ser verdad. Pero su negación fue interrumpida por otro impacto que sacudió a la nave. Almo comenzó a gritar que había un incendio en el vestíbulo de los elevadores y a despachar las unidades contraincendios, y Coco de nuevo informó que la flota enemiga estaba moviéndose de nuevo para seguir atacando.

¿En serio así era como todo iba a terminar? ¿Después de todo lo que habían luchado para llegar hasta aquí? ¿No le quedaba más que simplemente resignarse a morir?

– Takuto, aún no es demasiado tarde. – interrumpió Lester sus pensamientos. – El Príncipe Shiva puede escapar en el transbordador.

– ¿Q-qué estás diciendo? – preguntó el príncipe indignado. – ¿Quieres que yo sea el único que escape, dejándolos a todos ustedes aquí?

– Um... Comandante... – dijo Coco. – ¿Debería ordenar a la tripulación que abandone la nave?

– ¿Comandante Mayers...? – agregó Almo.

Takuto se quedó inmóvil en la silla, mientras la cabeza le daba vueltas. Casi no respiraba ni parpadeaba a pesar de que todo a su alrededor era un caos. ¿En serio no había nada que pudieran hacer?

– ¡Esto es malo! – gritó de repente Ranpha. – ¡No se mueve en absoluto! ¡¿De qué sirve si no hace nada?!

– Si al menos... pudiera restaurar las funciones de reparación... – susurró Vanilla.

– No importa la orden que le demos, no obedecen. – dijo Forte. – No nos queda sino prepararnos para lo inevitable...

– Cielos... ¿hasta aquí es donde podemos llegar? – preguntó Mint, resignada.

– Tal vez... si los Emblem Frames no se mueven, no podemos hacer nada... – terminó de decir Milfie.

Takuto no pudo más que maldecir por lo bajo. Habían llegado tan lejos, las cosas no podían terminar aquí sin más, no de esta forma.

– No, todavía no. ¡No podemos rendirnos! – gritó Takuto a todo pulmón levantándose de la silla. – ¡Tiene que haber una forma!¡No pienso resignarme sin más! ¡Si lo hacemos, todo habrá terminado! ¡Escúchenme, chicas, ustedes tampoco deben rendirse!


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El canal con la Brigada Angel seguía abierto, así que les habló directamente. No sabía si serviría de algo, pero ellas habían logrado traerlos a todos hasta aquí, y siempre habían salido adelante, incluso con todo en contra. Si habían podido hacerlo antes, seguro que podrían hacerlo ahora también.

– ¿Qué pasará si nos rendimos ahora? – les dijo, logrando captar la atención de todas. – ¡Tienen que creer en su poder, hasta el final!

Las Angels se quedaron en silencio por unos segundos, y para sorpresa de Takuto, comenzaron a sonreír. De alguna manera, sus palabras lograron sacarlas del shock. Forte fue la primera en tomar la palabra:

– Eso es cierto. ¡Como si pudiéramos escapar ahora!

– Hemos dado todo de nosotras para llegar hasta aquí. – dijo Mint. – Si escapamos ahora, todo habrá sido en vano.

– Si huimos de aquí, habrá incluso más víctimas. – agregó Vanilla.

– Puede que sean vidas pequeñas y aburridas, ¡pero no podemos perder contra gente que no entiende de su sufrimiento! – dijo Ranpha en tono desafiante.

– Nosotras... ¡definitivamente no podemos perder! – gritó Milfie.

Y entonces, como si les respondieran, en ese momento los sistemas de los Emblem Frames se reactivaron por sí solos, para confusión de las Angels. Los Emblem Frames comenzaron a moverse de nuevo, pero no sólo eso, sino que de ellas comenzaron a brotar unas alas luminosas, que se expandían enormemente. Parecían alas... de ángeles.

A su vez, todo el puente del Elsior se vio envuelto en una luz blanca brillante, y de repente los motores volvieron a funcionar. Sin embargo, Takuto estaba demasiado estupefacto viendo el espectáculo de las alas luminosas de los Emblem Frames, que al moverse parecía como si soltasen plumas sobre el espacio. Era aterrador y a la vez hermoso.

– ¿Qué está pasando? – preguntó Takuto. – Los Emblem Frames... ¿tienen alas?

– No son sólo los Emblem Frames. – dijo Lester. – El Elsior se comporta de manera estraña.

– Todos los sistemas están enloqueciendo. – comentó Coco. – No, no están enloqueciendo. Esto es... no puede ser.

– ¡¿Los sistemas están siendo reescritos?! – exclamó Almo, confusa y sorprendida.

– ¡Miren eso! – señaló Lester. – ¡Las reservas de poder están mostrando niveles astronómicos!

A su alrededor, la luz blanca se fue apagando poco a poco, y el puente volvió a la normalidad. Sin embargo, Takuto seguía sin estar seguro de lo que acababa de suceder. Era como si hubiese sucedido una especie de milagro, ¿pero cómo? No era simplemente porque él les estaba diciendo a la Brigada Angel que no debían darse por vencidas a pesar de todo, y que la nave había respondido a ese sentimiento, ¿verdad?

– ¡Todos los sistemas del Elsior se han recuperado! – dijo Almo con alegría.

– ¡¿Están de vuelta en línea?! – preguntó Lester. – ¡Ah, diablos, no entiendo nada!

– ¡Aunque no sepamos por qué, esto es bueno! – dijo el Príncipe Shiva.

– ¡Sí, lo que sea que haya sido, nos salvó! – dijo Takuto. Cualquiera que haya sido este milagro, tenían que capitalizar en él de inmediato.

Inmediatamente, sonó la señal de comunicación, y la Brigada Angel volvió a contactar al puente. Ahora se veían mucho más animadas.

– ¡Takuto-san! ¡No sé cómo, pero de alguna forma los Emblem Frames volvieron a moverse! – dijo Milfie.

– No sé por qué nos aparecieron estas alas brillantes, ¡pero es grandioso! – agregó Ranpha.

– Parece que nuestro rendimiento se ha incrementado. – señaló Mint. – ¿Es debido a las alas?

– ¡Los sistemas de poder están en línea! – dijo Forte. – Mejor nos preocupamos por eso más tarde. ¡Primero tenemos que lidiar con el asunto frente a nosotras!

– Sí... la Luna Negra... – concluyó Vanilla.

– ¡De acuerdo! – dijo Takuto, volviendo a pararse firme. – ¡Brigada Angel, prepárense para iniciar el contraataque!

...

En la nave de Eonia, el Emperador se encontraba totalmente estupefacto. ¿Qué diablos acababa de suceder? ¿De dónde vino esa luz que salió de los Emblem Frames y del Elsior, y por qué los Emblem Frames ahora tenían esas alas luminosas?

La victoria estaba tan cerca, pero esto parecía darle un mal augurio.

– ¿Qué fue esa luz? ¡¿Y qué diablos son esas alas?! – preguntó Eonia.

– N-no lo sé, Lord Eonia. – respondió Sherry. – No deberían ser capaces de moverse dentro del campo generado por Lady Noa.

– Pues no nos quedaremos aquí para averiguarlo. – declaró Eonia. – Nos retiraremos de inmediato.

Al parecer, el Elsior y los Emblem Frames de la Luna Blanca todavía guardaban muchos secretos. Incluso con el resto de la flota inhabilitada, el hecho de que hubieran sido capaces de reponerse después de recibir el ataque de la misma Luna Negra indicaba que podría ser peligroso enfrentarlos aquí y ahora.

Muy a su pesar, Eonia decidió que era mejor irse para pelear otro día, al menos hasta tener una buena evaluación de lo que eran capaces esas naves.

...

De vuelta en el Elsior, Coco y Almo informaron que la Brigada Angel ya había repostado y estaba lista para volver a desplegarse, y que los sistemas del Elsior estaban en excelentes condiciones. Con eso en mente, todo lo que quedaba ahora era poner en marcha el plan para el contraataque. Almo desplegó la vista táctica en el monitor y Lester procedió a explicarles la formación enemiga.

– El enemigo está utilizando los satélites de ataque para formar un perímetro defensivo. También tienen fragatas de alta velocidad y cargueros de clase Zem.

– La flota aliada aún no puede moverse. Ya que somos los únicos que pueden pelear, será muy arriesgado dados sus números. – observó Takuto. – Sin embargo, con el nuevo poder de los Emblem Frames, ¡podemos manejarlo! ¡¿No es verdad, chicas?!

– ¡Claro! – dijo Forte. – ¡Vamos a enseñarles cuánto nos estábamos conteniendo realmente!

– ¡Bien, ese es el espíritu! ¡Depende de ustedes! – dijo Takuto, mientras una flecha amarilla aparecía en el monitor atravesando la formación enemiga en el mapa. – El objetivo será romper la línea defensiva enemiga. Destruyan todos los satélites de ataque y abran un camino hacia el corazón de la Luna Negra. Eso es todo, ¡no podemos seguir dejando que hagan lo que quieran! ¡Hagan lo que sea necesario, pero destruyan a la Luna Negra! ¡Cambio y fuera!

Y con eso, Takuto cortó la comunicación momentáneamente, para dejar que la Brigada Angel despegara fuera del Elsior. Aún seguía sin saber del todo qué había sucedido o por qué, pero no iba de ninguna forma a desaprovechar la oportunidad. La Luna Negra y Eonia no se le iban a escapar ahora.

...

En todo su tiempo como piloto de la Brigada Angel, Milfie jamás había experimentado una sensación así al pilotear al Lucky Star. En el momento en que aparecieron las alas luminosas, fue como si un gran poder la recorriera. Cuando piloteaba su Emblem Frame, con frecuencia podía sentir como si quisiera comunicarse con ella, casi como si tuviera su propia conciencia, pero ahora... era como si de pronto pudiese oírle.

– Los controles están más sensibles que nunca. – comentó Milfie mientras movía las palancas de control. El radar le alertó que una fragata enemiga se aproximaba y comenzaba a abrir fuego, por lo que ella procedió a ejecutar sus maniobras evasivas. – ¡Wow!

Para su sorpresa, el Lucky Star se movió entre el fuego enemigo con tal desenvoltura que ni uno solo de los proyectiles llegó siquiera a rozarle. Era casi como si la nave se estuviese moviendo en automático, sin que ella tuviese que dirigirla, hacía exactamente lo que ella quería con una precisión increíble. ¿Acaso se debía a su suerte? No, no podía ser, ya que además el indicador de velocidad estaba aumentando a un ritmo todavía más acelerado de lo normal, a un nivel comparable incluso al del Kung-Fu Fighter durante sus días normales.

– Las alas parecen haberlo hecho aún más rápido. – sonrió Milfie. – ¡Sí, con esto no me podrán tocar!

Y así fue, Milfie logró evadir la ráfaga de fuego de la fragata sin recibir ni un solo impacto, y logró ponerse a tiro mientras cargaba energía en el Híper Cañón. Y llevándose otra sorpresa, la energía se acumuló en la mitad del tiempo, y el disparo resultante fue incluso más potente de lo normal, siendo capaz de atravesar las pantallas deflectoras de la nave enemiga.

– ¡Wow! ¿El Híper Cañón siempre fue así de potente? – preguntó al ver el resultado, y pasando de largo a la fragata que se fue a la deriva y fijaba a la siguiente.

A su lado, el Kung Fu Fighter se adelantaba y se dirigía hacia otra fragata, y Milfie pudo ver que su velocidad se había incrementado incluso más. Disparó varios misiles que inhabilitaron las armas de la fragata, y le permitieron rematarla disparando sus Garras de Anclaje, haciéndola explotar.

– ¡Milfie, no te distraigas, aún tenemos muchos a los que derribar! – le dijo Ranpha por el canal de comunicaciones.

– ¡En eso estoy! – replicó la pelirrosa. – ¡Tranquila, vamos a estar bien, lo sé!

Ranpha parecía haber recuperado su entusiasmo competitivo de siempre. Eso era una buena señal, ya que de ese modo se aplicaría mucho más en derribar a las naves enemigas. Con ella cuidándole las espaldas todo saldría bien.

...

Después de derribar a esa fragata enemiga y reclamarle a Milfie por distraerse, Ranpha fijó la mira en el satélite de ataque más cercano. El radar le indicó que era el mismo modelo que el que habían destruido, lo que significaba que debía tener las mismas capacidades, y debilidades.

Con eso en mente, maniobró entre la lluvia de fuego, y se dio cuenta de que la maniobrabilidad del Kung-Fu Fighter había crecido exponencialmente. Era como si los proyectiles avanzaran en cámara lenta, incluso aunque estaban pensados para naves capitales y no para cazas pequeños y rápidos como los Emblem Frames.

– ¡Ja, con eso no me vas a rozar ni un pelo! – dijo tras evadir una oleada de misiles, y posicionándose por detrás del satélite para fijar su punto débil. – Veamos, se supone que el centro de energía está en ese lugar. ¡Bien, justo ahí es donde te voy a dar!

Presionó los gatillos para disparar las garras de anclaje y engancharlo, antes de lanzar el choque electromagnético para dejar sus defensas fuera de comisión. Sin embargo, al activar la retropropulsión, logró jalar los cables con suficiente fuerza como para arrancarle un buen trozo de la coraza que protegía el núcleo de energía, dejando una enorme abertura.

– Wow, no esperaba que fuera tan fuerte. – comentó al ver el resultado.

En eso, el radar le alertó que dos fragatas enemigas ya la tenían en la mira y estaban empezando a abrir fuego contra ella. Sin tardanza se elevó para evadirlos, y los proyectiles comenzaron a perseguirla. Ranpha se dio cuenta que con la velocidad actual del Kung-Fu Fighter podía incluso hacerlos desviarse para que se golpearan entre sí. Una sonrisa maligna se apoderó del rostro de la rubia, y eso hizo exactamente: dejó que los misiles la rastrearan y luego voló hacia otra de las fragatas, provocando que estos le impactaran encima dañándola severamente.

– ¡Vaya, no puedo creerlo, realmente funcionó!

El radar le alertó que la primera fragata estaba lanzándole otro salvo de misiles. Viendo esto como una oportunidad de escatimar su propia munición, Ranpha volvió a elevarse y dejó que los misiles enemigos la persiguieran. Maniobró alrededor de la fragata enemiga, y luego los evadió en el último segundo para que la impactaran por el costado, enviándola a la deriva y fuera de control.

– Ja, si mi Emblem Frame va a ser así de rápido, tal vez no sea tan malo seguir jugando a ser la carnada. – dijo entre risas, al ver el resultado.

Con el camino despejado, Ranpha volvió a centrar su atención en el satélite de ataque. La placa de la coraza que le arrancó con las Garras de Anclaje había dejado un enorme agujero, así que podía lanzar misiles explosivos hacia el centro de energía. Fijó el agujero en la mira y disparó, haciendo entrar todos los que pudo antes de alejarse y ver cómo las explosiones desde adentro hacían que el enorme satélite se cayera a pedazos poco a poco antes de estallar en una enorme bola de fuego.

– ¡Sí, anoten uno para Ranpha! – celebró la rubia.

– No festejes aún, Ranpha-san. – le dijo Mint. – Todavía tenemos que derribar al resto de los satélites en el área.

– Ya lo sé. – replicó Ranpha con algo de molestia. – Pero con lo fácil que cayó ese, el resto será pan comido.

Todavía quedaban otros cuatro satélites en la primera línea defensiva, y otros tres en la cercanía de la Luna Negra. Tenían que derribarlos primero para poder acercarse y darle el golpe de gracia a esa enorme esfera de destrucción y muerte.

...

Mint usaba sus Fliers para escanear el área, y utilizaba sus lásers para despejarse el camino cuando alguna nave enemiga intentaba acercarse para atacarla. Realmente era increíble: su tiempo de respuesta había mejorado exponencialmente, y ni hablar de su precisión. Nunca en su vida había sentido al Trick Master tan manejable como hoy.

Mientras estaba en ello, sus sensores de largo alcance le alertaron de dos satélites siendo derribados poco después del primero que eliminó Ranpha, y las señales del Lucky Star y el Happy Trigger se encontraban cerca de ellos poco antes de que explotaran. Eso anotaba una baja para Milfie y Forte, empatando con Ranpha, y ella decidió que no podía quedarse atrás.

– Si ellas pudieron derribar a uno cada una, no hay razón para que yo tampoco pueda. – dijo Mint. – Muy bien, Fliers, despejemos el área y vamos por el siguiente satélite.

Una formación de tres fragatas pesadas estaba intentando proteger el satélite de ataque de ella. Si eran tres y ella tenía tres Fliers, eso le facilitaba las cosas. Hizo que cada uno de los Fliers fijara a una de las fragatas como objetivo designado y los dejó en configuración automática para que atacasen mientras ella se alejaba para ponerse en posición. Normalmente, los lásers de los Fliers no deberían ser capaces de penetrar sus defensas, pero esta vez, los rayos atravesaron los escudos sin que estos fuesen capaces de oponer algún tipo de resistencia. Esto la sorprendió, ya que nunca había visto que sus lásers fuesen capaces de atravesar escudos de esa forma.

– Más vale que tenga cuidado de no herir a mis compañeras con ellos.

A pesar de sus esfuerzos, una de las tres fragatas enemigas consiguió abrir fuego contra ella antes de ser cortada en dos por el láser de su dron. Mint rápidamente los retrajo para colocarlos en formación de ataque y poniéndolos a apuntar hacia el frente mientras orbitaban a su alrededor lanzando fuego intermitente para derribar todos los proyectiles posibles.

Para cuando cesó la oleada, ninguno de ellos había logrado siquiera hacerle mella, y ahora tenía el camino libre para ir por el satélite de ataque que estaba frente a ella. Al detectarla, el satélite comenzó a abrir fuego contra ella. Aunque podía esquivar sin problemas, el Harvester se le adelantó y levantó sus propios escudos para detener la mayor parte de los proyectiles, antes de contraatacar para deshabilitar las torretas laterales. Mint la respaldó lanzando misiles para destruir los lanzadores, dejando al satélite sin forma de atacarlas ahora que estaban a rango de tiro.

– Gracias, Vanilla-san. – le dijo Mint. – Ahora, es tiempo de eliminar este satélite.

– Te cubriré de las naves enemigas. – replicó la peliverde.

Con el Harvester cuidándole las espaldas una vez que el radar le alertó de la cercanía de un par de fragatas enemigas, Mint se dirigió hacia la zona donde estaba el centro de energía y fijó el objetivo en la mira. Al igual que Ranpha y las otras, ella también había pensado en un método para penetrar la coraza reforzada.

Ocasionalmente en el simulador programaba patrones de ataque para sus Fliers, configurándolos para moverse a su alrededor y disparar de cierta manera específica para servir algún propósito. Había algunos que había descartado o puesto en el archivador por ser demasiado imprácticos de implementar, pero ahora era tiempo de rescatar uno de ellos.

– Programando patrón de disparo delta. Fliers en posición.

Los tres drones se ubicaron en una posición de triángulo equilátero alrededor del Trick Master. Mint fijó la retícula de objetivo en un punto muy específico, y los Fliers de inmediato comenzaron a lanzar sus lásers hacia dicho punto, buscando perforar la coraza del satélite para alcanzar su centro de energía.

Normalmente, este patrón de ataque sería poco práctico debido al excesivo consumo de energía de los Fliers, pero gracias al incremento de poder de los Emblem Frames con las alas, podía usarlo sin escatimar, y viendo que ahora le resultaba útil, decidió utilizarlo. Efectivamente, los lásers concentrados en esa área tan pequeña poco a poco iban fundiendo la coraza y abriendo un agujero en ella. Tal vez le tomaría un minuto o dos, pero con Vanilla cuidándole las espaldas, no tenía de qué preocuparse.

– Sólo un poco más... por favor, sólo un poco más.

Aunque estaba empujando a los Fliers a sus límites, parecía estar dando resultado, y apenas unos segundos después, los rayos finalmente lograron perforar la coraza y alcanzar el centro de poder del satélite. Sin perder tiempo, Mint se alejó de allí, seguida de cerca por Vanilla antes de ser golpeadas por las esquirlas de la explosión. Apenas se permitió dar una breve mirada por encima del hombro para ver cómo el satélite se destruía, y no pudo evitar sonreír antes de activar las comunicaciones.

– Unidad #3 al Elsior. Otro satélite de ataque ha caído. – reportó.

– Buen trabajo, sigan así. – replicó Takuto. – Asegúrense que no quede ninguno en pie para que podamos acercarnos a la Luna Negra.

– Entendido. Déjalo en nuestras manos. – Mint cortó las comunicaciones con el puente del Elsior, y luego se dirigió hacia Vanilla. – Vanilla-san, sólo queda un satélite y destruiremos esta línea defensiva.

– Entendido, vamos por él. – replicó Vanilla.

Sin perder tiempo, ambas se dirigieron hacia el siguiente. Estaban progresando muy rápidamente, así que debían seguir aprovechando el impulso.

...

Vanilla permanecía estoica en su cabina, pero por dentro todavía intentaba asimilar la sorpresa del poder que estaba manejando en ese momento. El Harvester jamás le había respondido de manera tan eficiente, como si reaccionara a sus pensamientos en lugar de a sus movimientos.

Más todavía, la salida de energía parecía incrementarse más y más, como si sus reservas se hubiesen vuelto ilimitadas de pronto. Quizás era producto de las alas luminosas, pero todavía seguía preguntándose si siempre habían estado allí, y por qué nunca se habrían manifestado hasta ahora.

Su radar le alertó que las naves enemigas intentaban ir hacia el Elsior, que ya venía acercándose al perímetro. Milfie, Forte y Ranpha regresaron para interceptarlas, dejándoles a Mint y ella la tarea de destruir el último satélite en la línea defensiva. En cuanto entraron a su rango, este comenzó a dispararles, pero no tuvo ningún problema en evadir o desviar los misiles con sus escudos.

– Vanilla-san, me ocuparé de inhabilitar las armas del satélite para que puedas destruirlo. – dijo Mint. – Atraeré su fuego para que puedas ponerte en posición.

– Entendido. – respondió Vanilla.

Mientras el Trick Master se colocaba frente al satélite para servirle de blanco, Vanilla maniobró al Harvester hasta posicionarse por detrás del satélite. Sus sensores indicaban que sus especificaciones eran idénticas al que destruyeron antes, así que podía destruirlo de la misma forma.

– Sólo me queda una bomba de nanomáquinas en el lanzador. – observó.

Aunque sólo era una bomba, con los niveles de energía actuales podía energizar las nanomáquinas hasta el máximo de su capacidad, extendiendo su capacidad ofensiva más allá de los límites normales. Siendo así, tal vez sería suficiente para que pudiesen llegar por sí solas hasta el centro de energía del satélite y hacerlo detonar.

No sabía si funcionaría, pero valía la pena intentarlo. Por todas esas personas inocentes que estaban en Fargo, y por el resto de las que seguían allí y tenían que proteger.

– Energizando nanomáquinas. Maximizando salida. – dijo mientras comenzaba a enviar energía a las nanomáquinas antes de cargarlas en la bomba. Luego, la mira del lanzador apareció en pantalla, fijando el objetivo.

Sin dudar ni un segundo, Vanilla presionó el gatillo, y lanzó la bomba. Esta detonó al impactar y las nanomáquinas comenzaron a hacer su trabajo sobre el satélite enemigo. Igual que con el anterior, fue como si una colonia de termitas hubiese sido soltada sobre una tabla de madera y comenzaran a devorarla, sólo que esta vez lo hicieron mucho más rápido que antes gracias a la carga de energía adicional.

A su alrededor, algunos proyectiles comenzaron a acercarse peligrosamente a ella, pero fueron derribados por los Fliers del Trick Master, que se mantenía alerta cubriéndole las espaldas. Vanilla se quedó observando fijamente el agujero que iban perforando las nanomáquinas. Hizo un acercamiento de los sensores visuales, y vio que lograron perforar hasta que el reactor principal en el núcleo se hizo visible, pero se agotaron antes de alcanzarlo y causarle daños. Sin embargo, ahora estaba totalmente expuesto, y un disparo directo lo haría detonar de inmediato.

– Mint-san, prepárate para alejarte. – le dijo a su compañera, mientras canalizaba la energía hacia su cañón láser principal. Mantuvo la vista fija en el reactor, ahora desprotegido, y presionó de nuevo el gatillo para disparar una corriente de láser verde, que voló como una saeta a través del pasadizo creado por las nanomáquinas.

Impacto directo, y el efecto del reactor destruyéndose se hizo evidente en cuestión de segundos. Esa era su señal para alejarse, y con eso en mente activó los propulsores del Harvester para sacarlo del radio de la explosión, mientras el Trick Master hacía lo propio. No se molestó en mirar a su espalda, sino que lo comprobó mirando en su radar cómo la señal de energía del satélite desaparecía, confirmando su destrucción.

– Satélite destruido. La primera línea defensiva ha caído. – dijo Vanilla por el canal abierto.

– Buen tiro, Vanilla. – respondió Takuto. – Ahora podemos acercarnos más y enfrentar a las naves restantes sin preocuparnos de recibir daño. Ustedes concéntrense en derribar los satélites que quedan para acercarnos a la Luna Negra.

– Entendido...

Vanilla cortó comunicaciones, y de inmediato giró su atención. Quedaban varias fragatas pesadas, pero no serían pieza para el Elsior, y justo en ese momento las miembros restantes regresaron para unirse a ellas.

Las cinco naves asumieron formación de ataque V, con Forte en el frente y las demás flanqueándola. Ahora comenzarían el asalto a los tres satélites restantes para terminar de despejar la ruta hacia la Luna Negra.

...

Con el Elsior haciéndose cargo de las naves enemigas restantes, lo único que se interponía en su camino era la línea defensiva formada por los últimos tres satélites de ataque. Después de haber derribado uno de ellos por sí misma, Forte se sentía más que motivada para hacer lo mismo con los que quedaban.

No obstante, por tentador que fuera competir con sus amigas por quién lograba anotarse más bajas con los satélites, la líder de la Brigada Angel sabía cuál era su prioridad en ese momento. Los tres satélites que quedaban eran ligeramente más grandes que los de la primera línea defensiva y parecían estar ligeramente mejor armados, pero fuera de eso eran casi idénticos, así que el método para derrotarlos sería el mismo.

– ¡Acción evasiva! – ordenó Forte cuando los satélites comenzaron a dispararles.

Instantáneamente la formación en V comenzó a elevarse a toda velocidad para evadir los proyectiles. Forte seguía sorprendida de lo rápido que podía volar el Happy Trigger gracias a las alas luminosas, ya que no estaba habituada a esa velocidad por lo pesada que era su nave debido a todo su armamento. Tras evitar la oleada, se volvieron a poner de frente con ellos.

– Muy bien, chicas, tendremos que dividirnos la tarea. Ranpha y Mint, ustedes ataquen el satélite de la izquierda. Milfie y Vanilla, tomen el de la derecha. Yo destruiré el del centro. Rompan formación a mi señal.

Esperaron a la siguiente oleada de ataques, y fue entonces que Forte les dio la señal para dispersarse. El Lucky Star y el Harvester se fueron por el lado de estribor mientras el Trick Master y el Kung-Fu Fighter tomaban el flanco de babor. El Happy Trigger se elevó por encima del que estaba en el centro y se posicionó por detrás para fijar el blanco. Después de haber repostado en el Elsior tras haber destruido a las naves enemigas que intentaron perseguirlo, tenía sus lanzamisiles cargados al máximo y estaba lista para soltar toda su carga.

– Ahora verán. – dijo Forte mientras fijaba los objetivos. Una vez que inhabilitara las torretas láser y los lanzamisiles del satélite, no tendría que preocuparse de que le disparasen mientras se ocupaba del centro de energía para hacerlo volar. – ¡Es hora de erradicarte de una vez! ¡STRIKE BURST!

La masacre de misiles no se hizo esperar. Forte pudo darse cuenta que sus proyectiles volaban más rápido de lo usual, y en cuestión de segundos todo el satélite estaba cubierto de explosiones por los impactos, dejándole todas sus armas completamente inoperables. En ese estado ya no sería más que un pisapapeles gigante, pero ni así permitiría que siguiera en pie.

Forte se posicionó para enfocar el centro de energía. Había destruido un satélite anteriormente disparando con los cañones de riel a máxima potencia concentrando los disparos en un punto muy pequeño para perforar su armadura. En circunstancias normales necesitaría la ayuda de las demás, pero con la salida de energía de los Emblem Frames, la potencia de sus disparos se había incrementado lo suficiente como para encargarse ella sola.

Todo lo que tenía que hacer era impactar varias veces en el mismo punto hasta perforarlo. Con eso en mente, dejó los motores en suspensión y empezó a canalizar la energía hacia los cañones de riel.

– ¡Aquí tienen! – gritó al presionar los gatillos. – ¡Esta va por cuenta de la casa!

Los cañones de riel dispararon sus proyectiles, en una serie de tres repeticiones cada uno. Los tres impactos consecutivos abrieron un agujero en la coraza del satélite, pero no bastó para penetrar hasta el núcleo. Forte incrementó la carga, llevándola al 120% de energía antes de enviar una segunda serie. El tercer impacto hizo su trabajo, logrando alcanzar el reactor, y Forte terminó de rematarlo lanzando unos cuantos misiles de concusión a través del pasadizo. Se alejó sin tardanza para tener una buena vista de la explosión, y sonrió cuando el satélite terminó de volar en pedazos.

– Como dije antes, entre más grandes son, más pedazos habrá que recoger. – dijo con satisfacción la pelirroja al ver los restos del satélite.

– ¡Forte-san, ya terminamos con los nuestros! – avisó Milfie por el canal abierto.

– ¡Ese fue el último, ahora vamos por la Luna Negra! – dijo Ranpha.

– Buen trabajo, chicas. – las felicitó Forte, observando que, efectivamente, las otras dos señales de los satélites restantes habían desaparecido del radar.

Ahora el camino estaba despejado. La Luna Negra estaba frente a ellos, y era momento de ponerle fin a toda la destrucción y muerte que había causado. A pesar de lo tenso de la situación, Forte nunca se había sentido tan emocionada durante una batalla. Después de todo, siendo una aficionada a las armas, entre más alto fuese su calibre, mejor, y ahora su Emblem Frame tenía una potencia de fuego que parecía imparable.

Se aseguraría de poner a buen uso todo el poder y darles su merecido a Eonia y su flota.

...

En el puente del Elsior, la atmósfera tensa se había disipado y ahora había un aire de esperanza y optimismo. La destrucción de los satélites de ataque y las naves enemigas pareció renovar la determinación de los tripulantes, particularmente cuando avanzaron hacia su blanco principal, una vez que toda su línea defensiva había caído.

– ¡Todos los objetivos han sido eliminados! – anunció Coco.

– ¡Takuto, la Luna Negra está a nuestro alcance! – dijo Lester.

– ¡Muy bien! – dijo el Comandante con determinación. – ¡Siguiente paso, apunten hacia el cuerpo de la Luna Negra!¡Denle con todo lo que tengan!

https://youtu.be/xFuo81eTG-w

Los cinco Emblem Frames alados volaron hacia el perímetro de la Luna Negra, y simultáneamente todos descargaron sus proyectiles en el cristal rojo. Se alejaron para evitar quedar dentro del radio del impacto, mientras una serie de explosiones llenaba toda la periferia de la enorme esfera negra.

El ataque pareció tener efecto. Obviamente no era suficiente para destruirla, pero sí estaba debilitando sus defensas. Unas cuantas repeticiones más y lo lograrían.

...

Eonia no daba crédito a lo que estaba viendo. Realmente los Emblem Frames y el Elsior estaban obligando a la Luna Negra a recular. Tan pequeños e insignificantes que se veían en comparación, ¿y aun así ocultaban semejante poder capaz de plantarle cara de esa forma?

– Esa luz... ¿acaso es el verdadero poder de la Tecnología Perdida?

– Lord Eonia, las lecturas de energía de la Luna Negra están disminuyendo. – informó Sherry.

– ¿Qué dices? – preguntó estupefacto el emperador. – ¡¿Qué está haciendo Noa?!

– No ha habido respuesta de Lady Noa. – respondió la mujer. – Sin embargo... la actividad de los sensores parece haberse incrementado. Es como si estuviese buscando algo...

– Noa... ya veo. Así que los está observando. El poder de los hijos ilegítimos de la Luna Blanca.

– ¿Qué debemos hacer, Lord Eonia? – preguntó Sherry.

– ... Es inevitable. – decidió finalmente. – Controla todo lo que puedas de la flota y ordena que se retire hacia la Luna Negra.

– Sí, mi señor, entendido.

Era muy frustrante tener que retroceder cuando la victoria estaba tan cerca. Pero no valía la pena arriesgarse a perderlo todo después de haberse esforzado tanto para obtenerlo. Si Noa los estaba observando y se retiraban ahora, entonces en su próximo enfrentamiento estarían mejor preparados, y ya no podrían sorprenderlo.

Esos rebeldes debían agradecer a sus estrellas por poderles permitir vivir un día más.

...

Con el área ya despejada, el Elsior y la Brigada Angel se estaban preparando para atacar. El resto de la flota estaba reculando y ahora se alejaban de ellos, como si les tuvieran miedo. La desesperanza había hecho lugar ahora a la oportunidad y la determinación.

– La energía de la Luna Negra está disminuyendo. – informó Coco. – Toda la flota automatizada en el área se está retirando.

– ¿Lo logramos? – preguntó Lester.

– ¡Tenemos que ponerle fin a esto aquí y ahora! – declaró Takuto. – ¡Acabemos con la Luna Negra!

– Comandante Mayers, tenemos comunicación de la Brigada Angel. – avisó Almo.

– Muy bien, conéctalas. – respondió él, y al instante toda la Brigada apareció en el monitor. – Buen trabajo, chicas, gracias por su esfuerzo.

– Ja, para ser tan enorme, eso fue inesperadamente fácil. – dijo Forte. – Ahora vamos a darle el... ¿hrm? ¿Qué está pasando?

– ¿Sucede algo, Forte?

– Las alas del Happy Trigger han desaparecido. – dijo la pelirroja. – Su rendimiento también ha caído. ¿Qué está sucediendo?

– Comandante, ¡las alas de todos los Emblem Frames han desaparecido! – dijo Almo.

– ¡Su rendimiento ha caído incluso por debajo de los niveles normales! – agregó Coco.

– ¿Qué dicen? ¿Les está sucediendo a todas? – preguntó Takuto.

– ¿Qué significa esto? – intervino Lester. – Y justo ahora que parecía la oportunidad perfecta para derrotar a la Luna Negra.

– Quizás es que los llevamos al límite... – sugirió Takuto. – Como sea, no podemos pelear sin los Emblem Frames. Es mejor que nos retiremos ahora que tenemos la oportunidad. Lester, recojamos a la Brigada Angel y salgamos de aquí.

Los motores del Elsior se pusieron a toda marcha, y se alejaron lo más rápido que podían. Afortunadamente la flota enemiga ya estaba fuera de rango y no podían perseguirlos. Se habían salvado apenas por los pelos, aunque no pudieran decir lo mismo de gran parte del resto de la flota aliada.

A los pocos minutos, Almo le informó que tenían una llamada entrante del Comodoro Luft, y sin tardanza lo pasaron al monitor principal. Tenían mucho de qué hablar.

– ¡Takuto, muy bien hecho! – dijo el veterano con una gran sonrisa en el rostro. – El corazón todavía me golpea con fuerza. La tensión todavía no se me baja.

– No, todo fue gracias a la Brigada Angel. – dijo Takuto con modestia. – Es una pena que no hayamos podido darle el golpe mortal.

– Esa enorme masa finalmente dejó de moverse. – dijo Luft. – Retirémonos ahora que podemos y reagrupémonos. Gracias a que lograste ganar suficiente tiempo, las naves aliadas lograron recobrar su movimiento. Ahora mismo se están reuniendo detrás del planeta Rhome.

– Así que están del otro lado. – dijo Takuto. – Entendido. En cuanto hayamos recogido a la Brigada Angel, nos reuniremos con usted.

– Hmm, hablaremos entonces. – asintió Luft. – Cambio y fuera.

Y con eso terminó la transmisión. Apenas lo hizo, Takuto finalmente se permitió desplomarse de nuevo en la silla del comandante y exhalar un suspiro de alivio que llevaba conteniendo por no sabía cuánto tiempo. Ese día había mirado cara a cara a la muerte y apenas podía creer que hubiese salido de allí.

Se llevó la mano a la frente, sintiendo que todo le daba vueltas. Delegó el mando en Lester para que diera la orden de poner los motores en marcha una vez que hubieran recogido a la Brigada Angel para salir de allí y reunirse con el resto de la flota.

¿Qué iba a suceder a partir de ahora con él, con el Elsior y la Brigada Angel? Ciertamente con todos los eventos que habían ocurrido, ahora la situación había cambiado por completo. Algo era seguro: ya estaba hasta el cuello en este conflicto y no podría abandonarlo, aunque quisiera.

Esta historia continuará...

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