El poder de la curación (6-4)

El ataque ya estaba a punto de comenzar. Para variar, Takuto ya no se sentía tenso o ansioso, sino más bien emocionado. Ahora que ya estaban en posición, le solicitó a Almo mostrar la operación en el monitor. La operadora obedeció al instante.

– Esta es la situación. El Elsior se encuentra aquí. – dijo Lester, señalando a la esquina inferior derecha del mapa. – Tomaremos posiciones con la flota aliada, y comenzaremos a atacar a la flota enemiga. Sin embargo, hay una gran cantidad de enemigos agrupados en el área. Esperamos una feroz resistencia de su parte.

– Me pregunto qué tan fuertes serán las naves aliadas... – dijo Takuto encogiéndose de hombros. – Bueno, quizás no debamos esperar mucho.

Lo decía porque quien estaba al mando de la operación era el Almirante Sidmeyer, de quien todavía tenía sus dudas. El lado positivo era que el Elsior y la Brigada Angel tenían total libertad de actuar a su propia discreción, por lo que Takuto planeaba aprovecharse de eso al máximo.

– Nosotras seremos más fue suficientes. – se jactó Ranpha por el canal abierto. – ¡Nos iremos abriendo paso de inmediato!

– Estoy de acuerdo. – agregó Milfie, que también sonaba muy animada. – Esforcémonos para acabarlos rápido y para que podamos tener nuestras vacaciones.

– Esforzarnos está bien, pero no se olviden que nuestra misión original es proteger al Elsior. – señaló Forte en un tono serio.

– Ciertamente hemos tenido que enfocarnos mucho en la defensa. – continuó Mint. – Antes estábamos solos, pero ahora contamos con aliados de nuestro lado.

– "No debemos perder", era nuestra única estrategia... – concluyó Vanilla.

– Hmm... – Lester miró el monitor pensativo, llevándose la mano al mentón. – Un ataque frontal o priorizar la defensa del Elsior... ¿qué haremos, Takuto?

Takuto se quedó pensándolo por un rato. Hasta ese momento, su prioridad siempre había sido mantener a salvo al Elsior, y al Príncipe Shiva que se encontraba a bordo. A raíz de eso, sus tácticas siempre se habían centrado en golpear al enemigo sólo lo necesario y luego escapar. Pero ahora, estaban llevando la pelea al enemigo, así que una ofensiva directa parecía mucho más apropiada. Además, a contaban con el respaldo de la flota aliada, así que no tendrían que ocuparse de todo ellos solos.

– Hasta ahora sólo habíamos estado escapando. ¡Es tiempo de mostrarles a la flota de Eonia de qué estamos hechos! – declaró el comandante.

– ¡Muy bien, entendido! – exclamó Milfie. – ¡Vamos a dar lo mejor, Ranpha!

– ¡Por supuesto! – dijo la rubia, también notándose muy emocionada. – ¡Ya es hora de que les pague por todo lo que nos han hecho pasar!

Eso lo decidía. Para esta ocasión, la mejor defensa sería el ataque, y Takuto supo exactamente cuál sería el objetivo para hacer de esto una victoria rápida y limpia. Con eso en mente, solicitó a Almo y Coco volver a mostrar el mapa táctico, para plantear su estrategia.

– Lester, ¿ya hemos identificado a la nave insignia? – preguntó.

– Sí. Probablemente... es ésta de aquí. – Lester señaló a la parte superior de la pantalla, enfocando a un carguero de clase Zem, que era la nave más pesada entre todas las fuerzas enemigas.

– Entendido. Nuestro objetivo principal será derrotar a la nave insignia enemiga. – declaró Takuto. – Avanzaremos a través de la flota frente a nosotros y la derribaremos con todo lo que tengamos. Brigada Angel, hagan gala de todo su poder frente a nuestros aliados. Eso es todo, contamos con ustedes.

Takuto se puso de pie. Aunque la flota aliada de momento sólo contaba con una pequeña fuerza de vanguardia, esperaban refuerzos muy pronto. Si todo iba acorde con el plan, para cuando se unieran no tendrían que hacer más que un barrido para terminar de limpiar lo que quedaba, una vez que ellos se hubieran deshecho de la nave insignia.

– ¿Están todos listos? ¡Brigada Angel, despeguen!

– ¡SÍ SEÑOR!

...

https://youtu.be/RhgJshnhEPU

...

Después del despegue, la Brigada Angel se alineó en formación alrededor del Elsior, esperando la señal para iniciar su ataque. A pesar de que el enemigo era numeroso, las tablas estaban mucho más parejas ahora que contaban con la flota aliada.

Takuto les ordenó al Lucky Star y al Kung-Fu Fighter avanzar y tomar la vanguardia para enfrentarse a la primera línea que avanzaba hacia ellos, compuesta por tres destructores de clase Spard. El resto permanecieron en espera para actuar como refuerzo si era necesario y proteger al Elsior si alguna nave enemiga lograba acercarse.

– ¡Objetivo en la mira, comenzando mi ataque! – declaró Milfie, jalando sus palancas aceleradoras una vez que la retícula de objetivo fijó a su blanco.

En cuanto se puso en rango, el destructor comenzó a dispararle misiles, y ella maniobró entre ellos sin mucho problema. Sólo uno o dos lograron hacer mella en el casco de su nave, sin afectarle su capacidad de combate. De inmediato inició su contraataque, lanzando un par de pulsos de baja intensidad con el Híper Cañón para debilitar sus escudos. Una vez que lo hizo, pudo entrar en rango para disparar con los cañones Vulcan y perforar el casco.

Terminó rematando con un par de misiles en las grietas, y el destructor enemigo rápidamente empezó a irse a la deriva, fuera de combate. No muy lejos de allí vio cómo el Kung-Fu Fighter de Ranpha también se deshacía de otro, arrancándole de cuajo uno de sus motores con las Garras de Anclaje, haciendo que quedara fuera de control y se estrellara contra el otro.

Ahora sólo quedaba uno más en frente de ellas para terminar con la primera línea.

– ¡Milfie, el que queda es mío, cúbreme! – dijo Ranpha.

– ¡Voy detrás de ti, Ranpha!

Milfie se puso justo detrás del Kung-Fu Fighter mientras ambas maniobraban alrededor del fuego enemigo. Disparó algunas rondas de misiles para cubrir a Ranpha mientras ella se acercaba para acribillarlo con sus cañones vulcan a quemarropa, y en cuestión de segundos el fuego combinado de ambas lo dejó a la deriva tras sufrir daños críticos.

– Buen trabajo, chicas. – las felicitó Takuto. – Pero atentas, que ya viene la segunda línea.

– ¡Entendido, Takuto-san! – replicó Milfie.

Y efectivamente, su radar indicaba que detrás de la línea que acababan de destruir ya venía una formación de cinco destructores, que sin tardanza empezaron a abrirles fuego con sus lanzamisiles. Los dos Emblem Frames tuvieron que maniobrar con mucho riesgo, intentando que los proyectiles enemigos se neutralizaran entre sí, aunque algunos lograron hacerles mella en sus escudos, y un salvo de ellos impactó a Milfie por detrás, sacudiéndola.

– ¡Aahh! – gritó la pelirrosa al recibir el golpe. – ¡Lucky Star reportándose, tengo problemas!

– ¡Resiste, Milfie, allá voy! – gritó Ranpha, intentando girarse.

– ¡Negativo, Kung-Fu Fighter! – declaró Takuto. – Mantén la mira en el objetivo.

– ¡Pero...!

– ¡Haz lo que digo! – ordenó Takuto con voz autoritaria. – ¡Lucky Star, retrocede hacia el punto H00435! ¡El Happy Trigger proveerá fuego de cobertura!

Milfie decidió no protestar, y se dirigió hacia la ubicación que le dijeron, saliéndose del rango de los misiles enemigos. Tal como dijo Takuto, segundos después los cañones de riel del Happy Trigger derribaron los misiles permitiéndole escapar. Hizo un chequeo rápido de daños: uno de los motores secundarios estaba muerto y tenía un estabilizador dañado por el impacto. Podía seguir volando, pero si le fallaban en el peor momento podría terminar muy mal, así que cortó los circuitos para desactivarlos.

Miró por encima del hombro y vio como Forte se sumaba a Ranpha en derribar a los destructores, iniciando una oleada de disparos lásers y misiles. Al mismo tiempo, el Harvester venía aproximándose a ella y comenzó a rociarle una nube de nanomáquinas, reparando los componentes dañados en pocos segundos.

– ¡Gracias, Vanilla! – dijo Milfie. – ¡Ahora les daré su merecido!

Una vez reparados los daños, Milfie regresó al combate. El resto de sus amigas ya habían formado una línea para proteger al Elsior de las naves enemigas, pues el grueso de la flota negra se estaba movilizando hacia ellos al verlos como el objetivo principal.

Aunque fácilmente podrían haber lidiado con ellos, en ese momento el resto de la flota aliada también había avanzado y comenzaron a abrir fuego también. Si bien sus números eran inferiores por el momento, resultó ser que las naves aliadas contaban con buen armamento y rápidamente obligaron a las líneas enemigas a romper la formación, permitiéndoles a ellas terminar con el trabajo.

Milfie se dirigió hacia el flanco derecho, y esperó que las naves enemigas se alinearan perfectamente en la mira antes de presionar el gatillo.

– ¡Híper Cañón, fuego!

El rayo de partículas rosa atravesó toda la línea enemiga, destruyendo las dos primeras y dañando severamente las otras tres en la formación, lo que les permitió a sus amigas terminar de rematarlas. La segunda línea había sido eliminada, y la flota enemiga pareció tomar conciencia de ella ya que empezaron a enviar naves hacia el otro lado.

– ¡Atención, Brigada Angel! – anunció Takuto desde el puente. – ¡La flota enemiga está cambiando sus movimientos! ¡Mantengan posiciones y prepárense para apoyar a nuestros aliados a mi señal!

– ¡Entendido, Takuto-san!

Milfie obedeció y tanto ella como sus amigos regresaron para mantenerse en posición defensiva para proteger al Elsior y esperar la señal de Takuto para su siguiente movimiento.

...

Después de neutralizar a la segunda línea enemiga, la Brigada Angel se puso en espera mientras el Elsior avanzaba para agruparse con la flota aliada, que habían empezado a atacar desde el flanco izquierdo buscando romper las formaciones enemigas y con ello su estrategia. Al parecer dio resultado, pues la mitad de la fuerza enemiga comenzó a dividirse entre atacar a la flota aliada y al Elsior, reduciéndoles la carga de trabajo que tenían que hacer.

Vanilla permaneció estática, observando los indicadores y el radar del Harvester mientras sus compañeras volaban alrededor del Elsior a medida que avanzaba, atacando únicamente cuando los enemigos entraban en el rango. Tenían su objetivo fijo, el cual era obviamente la nave insignia, pero hasta que estuvieran a tiro, su deber principal era proteger al Elsior y ofrecer apoyo a la flota aliada en caso de que tuvieran problemas.

Y hablando de eso, su radar detectó que refuerzos enemigos empezaban a aparecer en el área. Por lo visto la flota enemiga seguía apostando por la superioridad numérica para intentar agotarlos y aplastarlos, y al darse cuenta que el Elsior no sería un objetivo tan fácil como asumieron, decidieron ir por sus aliados.

– Unidades #3 y #5, diríjanse hacia la flota aliada para proveer soporte. – ordenó Takuto. – Nosotros nos ocuparemos de este flanco hasta que logremos romper la defensa enemiga.

– Entendido... – dijo Vanilla.

La médico de la Brigada Angel dirigió su Emblem Frame hacia el flanco izquierdo, colocándose frente a ellos mientras el Trick Master se colocaba detrás para prepararse. Usaron su estrategia usual: Vanilla usó el escudo satelital del Harvester para frenar la mayor parte del fuego enemigo por el centro, obligando a sus enemigos a flanquearla y romper su formación, dejándolos como presa fácil para los Fliers de Mint, que rápidamente comenzaron a hacer cortes precisos en ellos con sus lásers. Esto le permitió a la flota aliada terminar de rematarlos una vez que ellas se retiraron de la línea de fuego, y los pocos que intentaron ir tras el Elsior tampoco corrieron con mucha suerte.

Sin embargo, tras haberse cargado a la tercera línea, quedó claro que ésta posiblemente fue un simple señuelo para darles un falso sentido de seguridad, pues la cuarta línea enemiga ya contaba con fragatas de misiles y cañones láser más pesados. El inicio rápido que parecía augurar una victoria fácil para las fuerzas aliadas empezó rápidamente a convertirse en un punto muerto, y la flota aliada comenzaba a tener problemas. La brigada Angel lograba mantener el flanco derecho, pero en el izquierdo la flota aliada empezaba a retroceder.

– Vanilla-san, intentaré correr interferencia en la flota enemiga. – dijo Mint. – Tú mientras tanto ocúpate de las naves que están sufriendo daños más graves.

– Entendido...

El Trick Master se alejó para seguir atacando, y Vanilla vio que lanzaba dos Fliers más para iniciar su siguiente ataque. Entretanto, ella se dirigió hacia la primera línea de la flota aliada, e hizo un escaneo rápido para ver cuáles eran las naves más dañadas. Hasta ahora afortunadamente no habían sufrido bajas, pero si se descuidaban eso podría cambiar en cualquier momento, sobre todo si el enemigo tenía refuerzos en espera.

– Dispersando nanomáquinas, Repair Wave.

Sin tardanza, dispersó sus nanomáquinas hacia la flota aliada, reparando los daños en pocos segundos. Afortunadamente no hubo enemigos que entorpecieran su labor, ya que la interferencia electromagnética de Mint los mantuvo fuera del área, y le permitió regresar al combate apenas terminó. Al mismo tiempo, refuerzos aliados fueron llegando al sector permitiéndoles igualar la balanza.

Ahora dependía de ellas hacer que se inclinara a su favor.

...

En el flanco derecho, el Elsior lograba mantener el control en su mayor parte, pero los números de la flota negra comenzaban a causar problemas. El único lado positivo era que al parecer las fuerzas enemigas no se decidían totalmente si atacarlos a ellos o al resto de la flota aliada, y habían caído en un total desorden al estar cambiando constantemente de objetivos.

Sin embargo, el de ellos estaba fijo, y esa era la nave insignia, el carguero clase Zem. Todavía estaba manteniendo su distancia, y el radar detectaba que había varios objetos a su alrededor, lo que podría presentar un riesgo potencial si no sabían lo que era.

– Más refuerzos de la flota aliada están llegando. – dijo Coco. – La nave insignia del Almirante Sidmeyer se encuentra entre ellos.

– Parece que finalmente decidió unirse a la fiesta. – comentó Lester. – Después de que nosotros ya hemos hecho casi todo el trabajo.

– Bueno, no dejemos que se lleve mucha gloria. – replicó Takuto. – Coco, escanea el área alrededor de la nave insignia enemiga.

– Sí, señor. – asintió la operadora. – Casi toda la flota enemiga ya se encuentra dispersa por el área, así que no hay naves escoltas protegiéndola. No obstante, el radar detecta que hay varios objetos desconocidos rodeándola en su perímetro.

– ¿Qué clase de objetos? – preguntó Takuto.

– El análisis preliminar muestra que son drones de ataque kamikaze. – respondió Coco. – Están programados para mantener posición, pero si detectan algo en proximidad, se lanzarán en esa dirección y se autodestruirán.

– Eso podría ser peligroso. – observó el comandante. – Será mejor mantener nuestra distancia hasta que nos deshagamos de ellos.

No podían arriesgarse sin saber cuánto daño eran capaces de hacer. Inmediatamente abrió el canal de comunicaciones para contactar al Kung-Fu Fighter.

– Ranpha, necesito que te aproximes a uno de los drones kamikazes y lo atraigas. Tenemos que evaluar qué tan destructivos son antes de atacarlos.

– Estás haciendo un hábito de usarme como carnada, ¿verdad? – dijo la rubia con ironía. Takuto se rio nervioso. – Está bien, lo entiendo. Esto es importante, déjamelo a mí.

El Kung-Fu Fighter era el más rápido entre los Emblem Frames, así que Takuto confiaba en que sería capaz de evadirlo. Dicho eso, había una preocupación latente en caso de que no fuera así, pero como comandante, él asumiría toda la responsabilidad si algo salía mal.

Mantuvo la vista fija en la pantalla del radar, observando al Kung-Fu Fighter acercarse hacia el dron. Cuando estuvo a unas 2500 unidades de distancia, el dron finalmente empezó a moverse. Ranpha inmediatamente cambió de dirección para alejarse, pero para su sorpresa, el dron fue capaz de alcanzarla a una velocidad mayor a la de los cazas promedio.

Fue un testamento a las habilidades de piloto de Ranpha que consiguió elevarse y evitar el choque directo, pero la onda de la explosión todavía la sacudió y la hizo perder el control temporalmente, enviándola a dar vueltas hasta que logró volver a estabilizarse. Pasaron unos segundos antes de que finalmente se comunicara para informar que se encontraba bien.

– Ya hice la prueba por ti, Takuto. – dijo claramente intentando contener su incomodidad obvia. – Espero que no me pidas volver a hacerlo.

– Descuida, no lo haré. – aseguró él. – Coco, ¿pudiste analizar el comportamiento del dron?

– Sí, Comandante. – replicó la operadora. – Parece ser que los drones se lanzan en línea recta una vez que fijan a su objetivo y detonan en la posición designada. Pero son lo suficientemente rápidos como para que sea casi imposible evadirlos.

– ¿Cuántos drones protegen a la nave insignia? – preguntó Lester.

– Sin contar el que acaba de detonar, hay unos veintidós en total. – dijo Coco.

Takuto analizó la situación. Una parte de él consideró brevemente intentar hacer lo mismo que con aquel campo de minas espaciales, pero en este caso aunque eran menos, las detonaciones serían mucho más potentes y sería mucho más arriesgado intentar hacerlos explotar simultáneamente. Lo único que se le ocurría era disparar señuelos para hacerlos detonar lejos de la zona de peligro, ¿pero de dónde los sacarían?

– Comandante Mayers, tenemos comunicación del Comodoro Luft. – informó Almo. – Dice que está listo para ofrecernos apoyo si lo necesitamos.

– De acuerdo, déjenle que se encargue del resto de la flota, mientras intento pensar en cómo deshacernos de esos drones kamikazes.

La flota no era pieza para ellos, pero hasta que se le ocurriera cómo lidiar con los drones, el Elsior no podía arriesgarse a acercarse a la nave insignia. Uno sólo de esos podría incluso hacer daños graves en el casco de la nave, y a diferencia de los Emblem Frames ellos no podrían moverse lo bastante rápido para eludirla.

...

Después de haber visto el dron kamikaze detonar tan peligrosamente cerca de Ranpha, Forte tuvo que contenerse el impulso de lanzarse hacia otro de ellos. Si el Kung-Fu Fighter apenas había podido evadir la explosión, no había forma de que el Happy Trigger pudiera hacerlo, y no planeaba poner los escudos de su nave a prueba.

La situación estaba dándole incluso a Takuto qué pensar. Por un lado, la batalla iba progresando a su favor, pero por el otro, no sabían cuánto tiempo seguiría así. No tenían forma de saber cuántos refuerzos tendría la flota enemiga en espera, y viendo en retrospectiva, había una posibilidad de que hubiera tantos o incluso más que los suyos.

Mientras Forte seguía ocupándose de algunas de las naves capitales para aligerarle la carga a la flota aliada, Takuto seguía enviando órdenes por el sistema de comando de alta velocidad, designándoles objetivos a cada una de ellas para mantener la línea. En cierto momento, Forte notó que Mint enviaba sus Fliers hacia los drones kamikaze, quizás con la intención de atraerlos como señuelo y alejarlos, pero estos ni se inmutaron. Quizás sólo estaban diseñados para reaccionar a objetivos de gran tamaño.

– Takuto, voy a intentar hacer disparos de largo alcance hacia los drones kamikaze. – dijo Forte comunicándose con el puente. – Los cañones de riel del Happy Trigger deberían tener suficiente alcance para mantenerme fuera de su rango.

– Entendido. Les ordenaré a las demás que te cubran mientras te pones en posición. – replicó el comandante.

Forte se dirigió hacia un sector relativamente despejado, mientras Ranpha y Milfie la flanqueaban en caso de que los enemigos se pusieran a tiro para amenazarla. Al estar a distancia mínima segura, Forte tuvo que cargar los cañones de riel hasta el límite para incrementar su alcance y potencia todo lo posible. Una vez que lo hizo, presionó los gatillos, y aunque el disparo dio en el blanco, no pareció causar ningún daño.

– Tch, diablos, no funcionó. – se quejó Forte.

– El análisis de Coco indica que los drones tienen escudos activados hasta que se lanzan hacia el objetivo. – dijo Takuto. – Probablemente tendrías que lanzar toda la carga del Strike Burst sólo para poder desactivar a uno de ellos.

– Sí, y sería un desperdicio de municiones a la larga. – señaló la pelirroja. – ¿Tienes algún otro plan?

– Creo que, si lanzamos un señuelo, y hacemos un ataque cruzado entre tú y el Híper Cañón de Milfie, podríamos destruir una buena porción de ellos antes que detonen. Pero habrá que ser muy precisos. Sólo tendremos una oportunidad.

– ¿Y cuál sería ese señuelo? – inquirió Forte. – No estarás pensando en usar a alguna de nosotras o al Elsior, ¿verdad?

– Obviamente no. – replicó él. – Los Fliers del Trick Master por sí solos no son capaces de activar a los drones kamikazes, pero si usáramos varios de ellos a la vez combinados con una bomba de nanomáquinas y concentrando la interferencia electromagnética en un área reducida, quizás podríamos engañarlos y hacerles creer que hay una nave en ese lugar, haciendo que vengan hacia nosotros.

Forte se llevó la mano a la barbilla. Era un plan arriesgado, pero hasta ahora habían logrado ganar todas sus batallas apostando por estrategias poco ortodoxas, y que a veces requerían un milagro. Aunque dichos milagros siempre parecían más plausibles con la tecnología perdida, y no sería la primera vez que ganaban sus batallas de esa forma. Así había sido desde que iniciaron este viaje, después de todo.

– Muy bien, Sr. Comandante, déjelo en nuestras manos. – dijo la pelirroja, con mucha confianza antes de cortar la comunicación.

Con el plan decidido, Forte y el resto de la Brigada Angel se dirigieron a tomar posiciones. El Happy Trigger se ubicó en el flanco izquierdo mientras el Lucky Star hacía lo propio del derecho, cada una de ellas escoltada por sus otras compañeras. En el radar apareció el punto de convergencia donde debían atacar, y un temporizador apareció en su panel de control marcando un minuto y medio.

– 3... 2... 1... marca. – dijo Forte antes de pulsar el botón para empezar a correrlo.

Una vez que el Trick Master se colocó en el centro, Forte vio cómo lanzaba los Fliers de reserva, y los hacía ponerse en una formación de poliedro, a distancia entre sí para simular el tamaño de uno de los Emblem Frames. A su vez, el Harvester lanzó una bomba de nanomáquinas, pero no la hizo detonar, sino que la insertó dentro del poliedro que formaban los Fliers. Con suerte, esto simularía una masa que atraería los drones del enemigo.

Forte permaneció estática, con los dedos en los gatillos listos para soltar toda su carga. Se sentía como un francotirador apostado con su rifle, esperando a que el objetivo pasara por el punto designado antes de dispararle, y en cierto modo, así era. Estaba un poco tensa, pero al menos no tenía que preocuparse de que fueran a emboscarla, ya que el resto de la flota enemiga estaba ocupada luchando contra sus aliados. Seguro que podrían manejarlo.

La pelirroja miró el temporizador, y a pocos segundos de que llegara a cero, los Fliers a control remoto se movilizaron arrastrando la bomba de nanomáquinas hacia el punto designado. Poco después, los drones salieron disparados hacia el señuelo, y Forte sonrió de lado, esperando su momento. En cuanto se acumularan...

– Ya casi... ya casi... ¡AHORA!

Abrió todos los puertos, descargando toda su munición, al mismo tiempo que el rayo de partículas salía del Híper Cañón del Lucky Star. Los dos ataques se intersectaron entre ellos, y el daño combinado provocó una explosión enorme. Aunque estaban fuera de rango, Forte casi pudo sentirla en sus huesos.

Ahora sólo quedaba esperar a ver el resultado.

...

En el puente del Elsior, todos permanecieron en silencio tras ver cómo el Strike Burst de Forte y el rayo del Híper Cañón de Milfie se intersectaban, luego de haber atraído a todos los drones kamikazes. Incluso a distancia segura, Takuto no pudo evitar dar un respingo cuando todos estallaron al llegar con el señuelo.

– ¡Informe!

– Catorce de los drones fueron atraídos hacia el señuelo. – dijo Coco. – La nave insignia se empieza a movilizar.

– Ahora que ya no está tan protegida finalmente decidió enfrentarse a nosotros. – comentó Lester.

– Bueno, hay que responderle de manera apropiada. – dijo Takuto. – ¡Movilicen al Elsior a posición de tiro, y preparen todas las armas!

La nave insignia era más o menos del mismo tamaño que el Elsior, y en cuanto se puso a tiro comenzó a disparar con sus cañones láser. De inmediato levantaron los escudos frontales, logrando resistir el embate inicial, aunque todavía sintieron las sacudidas de los impactos.

– ¡La nave enemiga está disparando sus misiles hacia nosotros! – dijo Coco.

– ¡Lancen misiles de intercepción! – gritó el comandante.

Dicho y hecho, el Elsior descargó sus propios misiles para contrarrestar los de la nave enemiga. El intercambio de disparos parecía haber alcanzado un punto muerto, ya que el carguero Zem lograba rivalizar al Elsior en términos de poder de fuego.

– ¡Comandante, los drones kamikaze restantes están empezando a movilizarse! – dijo Coco de repente.

– ¿Qué dices? – dijo Takuto. – ¡Pero no estamos en su rango!

– ¡Vienen directo hacia nosotros! – exclamó Almo.

– ¡Derríbenlos! ¡Disparen todas las armas y que la Brigada Angel nos apoye con lo que tengan!

El Elsior no escatimó en municiones. A la velocidad que iban sería sólo cuestión de minutos antes que los impactaran, y por estar ocupados con ellos, la nave insignia encontró una abertura para empezar a dispararles con sus cañones principales. La Brigada Angel también hizo lo que pudo intentando destruir el resto antes de que impactaran, pero algunos lograron escaparse y continuaban avanzando hacia ellos.

– ¡Tres drones siguen acercándose a nosotros! ¡Impacto inminente! – exclamó Coco.

– ¡Canalicen toda la energía a los deflectores delanteros! – ordenó Takuto. – ¡Agárrense de lo que puedan y prepárense para el impacto!

Takuto cerró los ojos con fuerza, esperando una sacudida súper violenta... pero ésta nunca llegó, para su sorpresa y alivio. A los pocos segundos, Vanilla abrió comunicaciones con ellos.

– ¿Se encuentran bien? – les preguntó.

– Sí, eso creo... – dijo Takuto. – Almo, Coco, ¿cuál es el reporte de daños?

– Sólo tuvimos un impacto menor en la cubierta inferior, nada que ponga en peligro nuestra capacidad de combate. – dijo Almo.

– Los drones fueron interceptados por una bomba de nanomáquinas, lo que mitigó su detonación en el último momento. – explicó Coco.

– ¿Lo hiciste tú, Vanilla? – dijo Takuto sonriendo. – Nos has salvado, gracias.

– Sólo hacía mi trabajo. – dijo la peliverde con una ligera sonrisa.

Pero gracias a ese rápido movimiento suyo, el Elsior ahora tenía el camino despejado. Ahora ya no había riesgo alguno al enfrentarse contra la nave insignia, y tras ordenarles a la Brigada Angel regresar para reponer sus municiones, se reanudó el combate nave-a-nave contra el carguero Zem.

Al principio se mantuvieron a la par igual que antes, pero una vez que los Emblem Frames volvieron a salir, la marea cambió a su favor, ya que las Angels flanquearon al carguero y en cuestión de minutos descargaron todo lo que tenían sobre ella. A los pocos segundos, sus defensas habían sido totalmente destruidas.

– ¡Los escudos de la nave insignia están en 0%! – dijo Coco.

– ¡Carguen los cañones principales al máximo, y disparen a discreción! – ordenó Takuto levantándose de su asiento.

El Elsior empezó a cargar energía en sus cañones delanteros, y ahora que los escudos de la nave enemiga habían caído, en cuestión de segundos perforaron el casco y los daños a componentes críticos se hicieron evidentes, explotando uno a uno hasta que finalmente los reactores centrales terminaron de reventar en la explosión más grande de todas.

– ¡La nave insignia enemiga ha sido destruida! – informó Coco. – ¡El resto de la flota comienza a replegarse!

– Muy bien – dijo Takuto. – ¡Brigada Angel, regresen ahora! Podemos dejar el resto en manos de la flota aliada.

La estrategia había dado resultado a las mil maravillas. Gracias a su ataque relámpago, el Elsior apenas tenía algunos rasguños, y la flota aliada había sufrido muy pocos daños. El resto de la batalla seguía decantándose a su favor, y los refuerzos de su lado superaban ampliamente a los del enemigo.

– La batalla está prácticamente ganada. – dijo Coco. – Las fuerzas de Eonia restantes se están retirando.

– ¿Tan pronto? – Lester levantó su ceja. – ¿Ya se acabó?

– Eso fue muy rápido. – dijo Takuto.

Sin duda esperaba hacer que toda la flota cayera en el desorden después de derrotar a la nave insignia, y con eso barrerlos fácilmente, ¿pero ni siquiera se esforzaban? Eso era muy inusual, viendo que en sus enfrentamientos anteriores siempre peleaban hasta el último instante.

– Comandante Mayers, tenemos comunicación del Almirante Sidmeyer. – dijo Almo.

Takuto autorizó la apertura del canal, aunque presentía que quizás sólo quería alardear. Y su corazonada resultó ser cierta, porque apenas apareció en pantalla, empezó a reírse estruendosamente.

– ¡WAJAJAJAJAJA! ¡La victoria es nuestra! ¡Están huyendo despavoridos! ¡No hay por qué temerle a Eonia! Si seguimos así, pronto podremos recuperar nuestro hogar. ¡Buen trabajo todos! Ahora podremos regresar triunfantes a Rhome. ¡WAJAJAJAJAJAJA!

Y después de ese breve aunque muy ruidoso discurso, el Almirante Sidmeyer desapareció. Takuto y Lester no pudieron evitar rodar los ojos. Parecía que se le habían subido mucho los humos por esta pequeña victoria.

– Regresar triunfantes, ¿eh? – Lester puso los brazos en jarras. – Ese almirante parece estar un poco sobreconfiado, ¿no?

– Mm... pudimos ganar, pero hay algo que no me sienta bien en todo esto. – dijo Takuto.

– Dudo mucho que esa haya sido la fuerza completa de la flota de Eonia. – dijo Lester, confirmando lo que Takuto pensaba. – De hecho, no vimos a su nave insignia por ninguna parte. ¿En dónde estaba?

– Bueno, no pudimos confirmar si estaba aquí debido al alcance de nuestro radar. – dijo Coco.

– Como pensaba. – Lester se cruzó de brazos. – Seguramente ni siquiera estaba aquí. No podemos dejarnos arrastrar por la victoria.

– Cierto. – asintió Takuto. – Y está también el asunto de esa enorme masa no identificada...

– ¿No fue un error en el radar? – dijo Lester. – ¿Por qué te preocupas tanto por eso?

Takuto miró a su amigo. Sí, cabía la posibilidad de que fuera sólo un fallo, y él esperaba que fuera así, pero el comandante estaba seguro de que se trataba de algo más. ¿Qué podría ser si ese era el caso?

Su reflexión se vio interrumpida cuando las puertas del puente se abrieron, y las Angels entraron en tropel para reportarse.

– La Brigada Angel ya está de vuelta. – dijo Vanilla, haciendo el saludo militar.

– Hola, Vanilla. Buen trabajo a todas, chicas. – saludó Takuto con una gran sonrisa.

– Logramos ganar. ¡Ahora por fin podremos ir a Rhome! – dijo Milfie con alegría y alivio.

– Meh, terminó demasiado rápido para mi gusto. – dijo Ranpha con tono de aburrimiento mientras se acomodaba el pelo. – Qué decepción.

– Bueno, fuimos capaces de ganar esta vez. – dijo Mint en un tono más cauteloso. – Pero todavía queda mucho para acabar...

– No lo entiendo. – dijo Forte suspicaz. – El enemigo parecía más débil que de costumbre...

– ... Sin problemas aquí. – dijo Vanilla.

Takuto no pudo más que asentir. Al menos de momento no había nada que lamentar, pero no podía sacudirse del todo esa pequeña espinita. Pero ahora que la batalla ya había terminado, no había nada más que pudieran hacer.

– Comandante Mayers, mensaje del Comodoro Luft. – avisó Almo.

– Entendido, abre el canal.

Al menos, a diferencia del Almirante Sidmeyer, hablar con el Comodoro Luft sería mucho más agradable. Era bueno contar con un superior que no estuviera alardeando de su triunfo.

– Gracias por tu trabajo, Takuto. – dijo el Comodoro. – Dejaremos atrás parte de la flota para escoltarlos mientras se dirigen al sistema Rhome.

– Ah, por fin podremos llegar allí. – suspiró Takuto con alivio. Había sido un largo viaje hasta su destino. – Espere, ¿a dónde iremos exactamente?

– Serán llevados directamente hasta el planeta Rhome. – dijo Luft. – En su órbita está la ciudad satélite, Fargo. Allí se encuentra el CG de emergencia.

– La ciudad satélite Fargo, ¿eh? – Takuto había escuchado muchas cosas sobre ella, y estaba muy ansioso de poder visitarla. – Recibido, nos reuniremos allí.

– Mmm. – asintió Luft. – Cuando estés allí, asegúrate de descansar, te lo has ganado. Cambio y fuera.

Y con eso terminó la comunicación. El comandante se giró para encarar a la Brigada Angel con una enorme sonrisa para darles las buenas noticias.

– ¿Ya lo escucharon? No sé qué pasará después, pero por fin parece que podremos relajarnos y descansar. ¿Qué tal?

– ¡Más importante, vacaciones! – exclamó Ranpha mientras agarraba de las manos a Milfie para celebrar. – ¡Vacaciones por fin!

– ¡Y por fin podré comer muchas cosas deliciosas! – dijo Milfie mientras ella y Ranpha se ponían a saltar juntas.

– Oigan, oigan, no se exciten demasiado. – dijo Forte en tono severo. – Que no son niñas.

– Pero Forte-san, ¿no estabas leyendo "la Guía de Rhome para satisfacerte a ti mismo" ahora que ya estamos por llegar? – preguntó Mint con una mirada traviesa. Forte desvió la cara.

– Bueno... eso era... ¿cómo lo explico...?

Takuto no pudo más que reírse, pero le agradaba verlas a todas tan felices. Incluso Vanilla también estaba sonriendo aunque no decía nada.

– Al fin podremos terminar de escoltar al príncipe. – dijo Lester. – Podremos quitarnos un peso de encima ahora.

– No sé por qué, pero tengo el presentimiento de que no dejaremos de ser compañeros del Príncipe Shiva todavía. – dijo Takuto. No sabía por qué, una pequeña corazonada de esas que ocasionalmente le daban.

– ¡Oye, oye, Takuto-san! – Milfie se le acercó. – ¿Cuánto tiempo de descanso tendremos?

– Y serán vacaciones pagadas, ¿verdad? – preguntó Forte.

– H-hey, a mí no es al que deben preguntar. – intentó defenderse Takuto de las dos. Mint inmediatamente se les unió.

– Oh, pero nuestra misión fue muy peligrosa. – dijo la peliazul. – Así que no sólo merecemos vacaciones, sino también una compensación especial, ¿verdad?

– ¡¿Significa que tendremos un bono extra?! – agregó Ranpha. – ¡Qué bien! ¡¿Qué podré comprar con él?!

Takuto tragó saliva. De pronto ver a las Angels así de emocionadas no resultaba tan relajante, ya que como su superior él sería quien estaría a cargo de su nómina de pago. Y obviamente, él todavía no había recibido su propio pago por la misión.

– Y justo cuando creímos que la batalla había terminado, empieza una nueva. – Lester no pudo encontrar una mejor forma de describirlo.

– Jejeje... en este momento creo que preferiría a Eonia. – murmuró Takuto.

– ... ¿En serio? – preguntó Vanilla.

– No, no, sólo era una broma. – aseguró él. – Por cierto, Vanilla, ¿qué planeas hacer ahora?

– Por el momento, me gustaría olvidarme del trabajo, y simplemente tomarme las cosas con tranquilidad. – dijo ella con una sonrisa. Qué bueno, por fin había entendido el mensaje que él intentaba mandarle.

– Qué bueno. – dijo Takuto. – Pero ¿qué planeas hacer en concreto?

Vanilla desvió la mirada ligeramente. Takuto pudo percibir un ligero rubor en las mejillas de la chica, que parecía intentar encontrar una respuesta sin mucho éxito.

– ... ¿Qué debería hacer? – preguntó finalmente. Takuto se rio ligeramente, hasta que se dio cuenta que ella en realidad no estaba bromeando. – No estoy muy familiarizada con este tipo de cosas...

Takuto se puso a pensar, y no tardó mucho en dar con una idea que seguramente le encantaría. Ya había estado pensando en ello desde hacía rato, y tenía ganas de sugerírselo desde el otro día cuando la vio con los conejos espaciales en el invernadero.

– Ya sé, ¿qué tal si cuidas de un animal?

– ¿Eh...?

– Kuromie me dijo que últimamente tiene muchos conejos espaciales. – explicó Takuto. – ¿Por qué no adoptas uno y lo crías como mascota?

– Eso sería...

Parecía que Vanilla seguía muy dudosa, así que el comandante tomó la iniciativa y excusándose con el resto de la Brigada y Lester, se la llevó hacia la sala de la ballena espacial. Mejor hablar con Kuromie antes de que se le fuera a olvidar.

...

Así fueron las cosas. Takuto le explicó a Kuromie la situación, y su sugerencia de que Vanilla podría adoptar a uno de los conejos espaciales para aligerarle el trabajo. El cuidador accedió gustoso, estando de acuerdo en que sería de gran ayuda para él. Vanilla no dijo nada durante todo el intercambio, pero Takuto podía ver que su expresión estaba menos dudosa que de costumbre.

Kuromie los llevó al interior del invernadero donde estaban los conejos, y se apartó para que Vanilla pudiese verlos a todos.

– Adelante, elige el que quieras, Vanilla-san.

Vanilla sólo los miró. Todos eran realmente lindos y adorables, y parecía no poder decidirse por alguno en específico. No podía culparla, después de todo. Kuromie finalmente decidió agarrar a uno aparentemente al azar y se lo presentó.

– ¿Qué te parecería este? – le dijo. – Puedo enseñarte cómo cuidar de él.

– Pero... nunca antes he cuidado de un animal. – dijo Vanilla. – No sé si pueda criarlo bien...

– Seguro que lo harás bien. – dijo Takuto. – Porque se trata de tu actual yo.

– ¿Mi actual... yo?

Takuto cogió el conejo de los brazos de Kuromie y se lo pasó a Vanilla con mucho cuidado. La peliverde dudó por un momento, pero finalmente lo aceptó y lo sostuvo.

La imagen frente a él era realmente adorable. El conejo tenía ojos de un tono rojo muy similar a los de Vanilla, y parecía sentirse muy a gusto en los brazos de ella. A su vez, Vanilla también parecía feliz de poder sostenerlo de esa forma. Como una niña abrazando un peluche.

– Oh, parece ser muy tranquilo. – observó Takuto.

– Es porque sabe que está a salvo. – sonrió Kuromie.

– Creo que se ha encariñado rápidamente contigo, Vanilla. ¿Cómo se siente sostenerlo?

– ... Es... cálido. – dijo ella.

– ¿Qué tal, Vanilla? A partir de ahora, ¿vas a vivir con este pequeño?

– ... Sí... lo intentaré.

– Seguro que serán buenos compañeros, Vanilla-san. – dijo Kuromie.

– Entonces, ¿ya decidiste qué nombre le pondrás? – preguntó Takuto.

– ... ¿Nombre...? – Vanilla ladeó la cabeza.

– Será más difícil crear un vínculo cercano con él si no tiene un nombre... hmm, ¿qué te parece "Spot"?

– Eso es demasiado normal. – dijo Kuromie. – ¿Qué tal "Flopsy", por la forma como caen sus orejas?

– Quizás algo que no esté basado en su apariencia. – dijo Takuto. – ¿Por qué no mejor un nombre más único?

– ... Ugiugi... – dijo de repente Vanilla.

– ¿Eh?

– Su nombre... será Ugiugi... – decidió.

– Eso... bueno, definitivamente es un nombre único. – dijo Takuto, pensando que sonaba un poco extraño.

– Ciertamente lo es... – Kuromie al parecer estaba de acuerdo con él.

– Desde ahora... serás Ugiugi. – dijo Vanilla mirándolo con ternura. El conejo parecía estar feliz con ese nombre, ya que le devolvió la mirada de la misma forma. Por lo visto, la había aceptado también como su compañera.

– Bueno, Ugiugi parece feliz de tener un nombre, ¿verdad, Vanilla? – dijo Takuto.

– Sí... muchas gracias. Lo cuidaré mucho...

Misión cumplida, fue lo que Takuto pensó. Tanto Vanilla como el pequeño conejo espacial se veían felices juntos. Eso le quitaba de encima el peso de las preocupaciones por la piloto del Harvester, así que al menos era algo menos de lo que preocuparse.

Aunque Takuto todavía no podía sacudirse otro presentimiento de encima, pero al menos por ahora no podía hacer mucho al respecto de eso.

...

En otro sector del sistema Nadler, la nave insignia de Eonia había observado toda la batalla con ayuda de las sondas de retransmisión, para evitar entrar en el rango de detección de sus adversarios. A primera vista parecía que habría sido una derrota humillante, pero en realidad, todo era parte de su plan, para atraer a los rebeldes hacia un falso sentido de seguridad. Después de todo, no había mejor momento para aplastar al enemigo que cuando creyera que ya había ganado.

– Lord Eonia, nuestra retirada ya está completa. – le informó Sherry.

– Buen trabajo, Sherry. – respondió él. – A estas alturas ya deben estar todos embriagados por su victoria.

– Todavía no saben que el vino que se bebieron está envenenado. – Sherry sonrió maquiavélicamente. – Fufufufu...

– ¿Y las preparaciones para la siguiente operación? ¿Todo procede según lo planeado?

– Sí, mi señor. Y los Hell Hounds también han regresado.

– ¿Oh? – Eonia parecía sorprendido, pero sonrió complacido de escuchar eso. – Así que ya terminaron. Eso fue sorprendentemente rápido.

– Por supuesto, Onii-sama. Sólo déjaselo a Noa, y toooodo irá bien.

Y en efecto, Noa acababa de aparecer en el puente, con su sonrisa de siempre. Eonia también se alegraba de verla.

– Buen trabajo, Noa. ¿Los Hell Hounds ya están reunidos ahora? – preguntó el emperador.

– Sí, aquí estamos.

Los aludidos inmediatamente hicieron acto de presencia detrás de Noa. Camus, Guinness, Riserva, Red-Eye y Vermouth, los cinco se inclinaron respetuosamente frente a él. Para tratarse de mercenarios, Eonia apreciaba mucho su lealtad y respeto.

– ¿Y bien? – les preguntó. – ¿Qué opinan de su nueva fuerza?

– Magnífica... ¡verdaderamente magnífica! – dijo Camus poniéndose de pie. – No tenemos palabras para agradecerle, Su Majestad Eonia, por este maravilloso poder.

– ¡Este es exactamente el tipo de poder que buscábamos! – exclamó Guiness golpeándose el pecho con el puño. – ¡Uoooooo! ¡¡¡Apenas puedo esperar para probarlo en combate real!!!

– Con este poder, será muy fácil acabar con la señorita de los Blancmanche... – dijo Riserva. – Al fin podré pagarle por la última vez.

– ... Estoy satisfecho... – dijo Red-Eye simplemente.

– ¡No sólo eso, es de lo mejor! – prorrumpió Vermouth emocionado como niño pequeño. – ¡Ahora soy invencible! ¡Usar esto se siente positivamente malvado!

– Tal parece que les gusta. – sonrió de nuevo Eonia. – En ese caso, los pondré a trabajar con sus nuevos juguetes inmediatamente.

– Escuchamos y obedecemos. – dijo Camus. – Sólo déjelo en manos de los Hell Hounds.

– Por supuesto. – asintió Eonia. – Mantengan sus espíritus en alto hasta que lleguemos al sistema Rhome.

– Sí, mi señor. Si nos disculpa...

Los Hell Hounds hicieron una última reverencia antes de retirarse del puente, dejando a Eonia a solas con Sherry y Noa. Apenas podía contener la emoción por llegar a Rhome y poner la fase final de su plan en marcha. Aunque el viaje tomaría algunos días, tenía que ser paciente.

– Por fin el círculo empieza a cerrarse, Lord Eonia. – dijo Sherry.

– Sí... – asintió el emperador en voz baja. – Gracias a nuestro plan, los señores feudales y los soldados del antiguo régimen ya se han reunido. Les daremos una bienvenida explosiva.

– Jejejeje... parece que te estás divirtiendo mucho, Onii-sama. – se rio Noa.

– Sí, claro que lo estoy. Por fin puedo limpiar mi hogar después de cinco años. El sólo imaginármelo me hace sentir muy ansioso. – Eonia se permitió reírse un poco por un momento, hasta que recordó otra cosa más. – Hrm... es cierto. Ese hombre...

– ¿Eh...? – Sherry volteó a mirarlo preocupada.

– No, estaba pensando en algo. – dijo Eonia muy serio. – El Comandante que dirige a la Brigada Angel... Takuto Mayers...

No podía ignorar el hecho de que ese sujeto había sido una espina en su costado durante todo este tiempo. Se las había arreglado para escapar de todas y cada una de las emboscadas que le tendieron, saliendo completamente limpio y retrasando sus planes sobremanera. Después de todo, Shiva era una pieza clave para concretar sus objetivos, que incluían por supuesto apoderarse de la Luna Blanca y toda su tecnología perdida.

Pero eso estaba por terminar. Ya la suerte se le había terminado, no podría seguir escapando después de que él diera su golpe maestro.

– Me pregunto... ¿cómo afrontará la situación que está por venir...? Jejeje...

El reloj seguía en marcha, y el tiempo estaba a su favor. La cuenta atrás para eliminar a todos los que se oponían al Legítimo Imperio de Transbaal era indetenible.

Esta historia continuará...

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