Confiando tu espalda (9-3)


El Elsior ya estaba en la entrada del corredor. Takuto sabía que el único camino era hacia adelante, hacia Transbaal. Una vez que Almo puso en pantalla el mapa táctico, él y Lester procedieron a explicar el plan para cumplir la misión.

– Esta es la situación actual. – dijo Lester, señalando a la parte superior del mapa. – Primero, tenemos el satélite de ataque que bloquea nuestro camino. Está custodiado por estas fragatas de alta velocidad. Tendremos que eliminarlas primero, o no podremos avanzar por el corredor entre estos cinturones de gravedad. – Luego señaló a la parte inferior derecha. – Al mismo tiempo, tenemos a la flota enemiga persiguiéndonos del otro lado. Las fuerzas enemigas cuentan con los cinco cazas, fragatas de alta velocidad, y su nave insignia, un crucero de alta velocidad.

– El Elsior necesita llegar a esta área para poder entrar en el corredor. – indicó Takuto. – Forte y el Happy Trigger estarán a cargo de eliminar el satélite de ataque para despejarnos el camino. Mientras tanto, el resto de la Brigada Angel se ocuparán de contener a los cazas y al resto de la flota enemiga.

Un par de flechas amarillas resaltaron los objetivos de cada uno, tanto del Happy Trigger como del resto de los Emblem Frames. Ya estaban en posición y listas para hacer su trabajo, y Takuto también sabía cuál era el suyo, dirigirlas para que todos salieran vivos de este atolladero.

– Luego de que el satélite sea destruido, el Elsior inmediatamente se dirigirá hacia el corredor. – continuó Takuto. – Así, incluso si la flota hostil sigue allí, no podrán montar un ataque organizado, y tendremos la oportunidad de escapar. Hasta que el satélite sea destruido, contengan la línea, y muévanse hacia el área objetivo en cuanto caiga, esa será la clave. Eso es todo, tengan cuidado allá afuera.

Ahora sí, oficialmente ya no había vuelta atrás. Takuto se puso de pie, respiró profundamente, y dio la orden de iniciar la operación. El Happy Trigger inmediatamente salió disparado hacia adelante, al área donde estaba el satélite, mientras el resto asumía una formación defensiva alrededor del Elsior.

Confiaría en ellas, como siempre lo había hecho hasta ahora, y todo saldría bien.

...

Forte nunca se había sentido tan tensa en toda su vida, especialmente desde la primera vez que piloteó el Happy Trigger. Sabía perfectamente cuáles eran los riesgos y todo lo que estaba en juego, pero se había ofrecido voluntaria para esta misión por una razón. Estaba determinada a proteger a Takuto y al resto del Elsior, y volver a su lado con vida. Nunca se perdonaría a sí misma si llegaba a romper esa promesa.

Su radar la alertó que las fragatas que custodiaban al satélite enemigo ya se habían empezado a mover hacia ella, y se preparó para cargar de frente contra ellas. En cuanto se puso a tiro, estas comenzaron a disparar sus misiles. Forte inmediatamente canalizó toda la energía hacia sus escudos deflectores delanteros, decidiendo cargar en línea recta en lugar de maniobrar entre el fuego enemigo para ganar algo de tiempo.

– Ugh... están golpeando más fuerte que de costumbre, pero necesitarán más que eso. – comentó luego de sacudirse un poco tras los impactos.

Afortunadamente, los escudos del Happy Trigger hicieron su trabajo y le permitieron acercarse lo suficiente, y en cuanto vio una abertura, empezó a contraatacar. Ya había peleado contra bastantes naves de estas a lo largo de todo el viaje, así, que sabía exactamente a dónde tenía que apuntar. Usó sus propios misiles para inutilizar los lanzadores de las fragatas, y luego perforó sus cascos con los cañones de riel, enviando a ambas naves a la deriva.

– Bien, ahora a lo que vinimos. – dijo Forte, concentrándose ahora en el satélite de ataque. – El premio gordo.

Forte hizo un escaneo rápido del satélite que tenía en frente. A primera vista parecía idéntico a los que destruyeron antes, pero era un poco más grande, y también se percató de que contaba con mejor armamento cuando empezó a dispararle a mayor distancia. Si no fuese por los escudos del Happy Trigger, podría haber terminado igual que la sonda.

– Ugh... eso sí lo sentí. – comentó la pelirroja antes de abrir comunicaciones. – Aquí el Happy Trigger. Ya estoy dentro del rango del satélite, procedo a iniciar mi ataque.

– Ten mucho cuidado, Forte. – le advirtió Takuto. – No tomes el poder del enemigo a la ligera.

– Ya lo sé. – replicó ella, mientras su radar empezaba a sonar las alarmas de nuevo. El satélite inició otra oleada de disparos, y esta vez tuvo que iniciar maniobras evasivas, soltando algunas minas espaciales para desviar los proyectiles lejos de ella. Y aun así algunos lograron llegarle por los costados, logrando impactar sobre sus deflectores. – ¡Kuh...! Este enemigo será difícil...

– ¡¿Forte?! – exclamó Takuto alarmado. – ¡¿Te encuentras bien?!

– Sólo fue un rasguño. – aseguró ella. – ¡Hará falta más que eso para derribarme!

– Entiendo, confiaré en ti. – respondió él. – Haz lo que debas hacer, pero no te arriesgues demasiado.

– Lo sé. Tú haz tu trabajo, y yo haré el mío.

Y con eso cortó las comunicaciones para concentrarse en el satélite frente a ella. El escáner terminó su análisis y pudo ver cuál era el armamento con el que contaba: dos torretas con baterías turbo láser de largo alcance en su parte superior, dos lanzadores de misiles de alto impacto a cada lado, y cada uno de estos a su vez tenía un lanzador de micromisiles, diseñado seguramente para objetivos más pequeños como las sondas o el Happy Trigger, en este caso.

– Lo primero será deshacerme de estos para que no me fastidien. – decidió la pelirroja. – Después iré por los cañones grandes. ¡Prepárate, montón de chatarra, que Forte viene por ti!

Los micromisiles volvieron a ser lanzados, y Forte de nuevo inició las maniobras evasivas. Tenía que hacer un esfuerzo por no desperdiciar la munición y hacer que cada disparo contara. El éxito o fracaso de la misión dependía de su capacidad para neutralizar ese maldito satélite, para que el Elsior pudiera escapar.

...

Atrás en el Elsior, el personal del puente permanecía a la expectativa. Takuto observaba el radar constantemente, viendo cómo las señales de proyectiles provenientes del satélite perseguían al Happy Trigger, indicando que se encontraba bajo fuego intenso.

– "Vamos, Forte, resiste. Sé que puedes, confío en ti." – pensaba el comandante. En ese momento sonó la alarma de los sensores traseros, lo que indicaba que el enemigo de la retaguardia ya estaba haciendo también su movimiento.

– ¡Los cazas enemigos se dirigen hacia nosotros! – avisó Coco.

– ¡Muy bien! – dijo Takuto. – ¡Milfie, Ranpha, Mint, Vanilla! ¡Inicien intercepción ahora! ¡No permitan que ninguno de ellos se acerque al Elsior!

– ¡¡¡SÍ SEÑOR!!! – corearon las cuatro Angels restantes, comenzando a movilizarse.

En su último enfrentamiento, los Hellhounds habían terminado retirándose. Al principio, Takuto creyó que fue para salirse de la línea de fuego del rayo que disparó la Luna Negra hacia Fargo y Rhome, pero tras hacer un análisis exhaustivo de la batalla, se dieron cuenta que los niveles de energía de los cazas que piloteaban estaban empezando a flaquear, y a diferencia de ellos no contaban con una estación o algo que les permitiese repostar rápidamente durante el combate. Eso significaba que si lograban contener la línea de nuevo, podrían obligarlos a volver a retirarse.

La desventaja ahora era que, con Forte adelante lidiando con el satélite, tendrían que enfrentarlos cuatro contra cinco, lo que a ellos les daba una ligera pero significativa ventaja numérica. Así, tendrían que usar tácticas más inteligentes y ser más hábiles y rápidos para superarlos.

– Están volando en formación de ataque estándar. – observó Takuto, notando que los cinco cazas estaban usando una típica formación en V. – Habrá que empezar por romperla.

Con eso en mente, usó el sistema de comandos de alta velocidad para enviarles las instrucciones y designar los objetivos. Esperarían a que ellos lanzaran la primera oleada de proyectiles, y luego harían una evasión en el último segundo, para hacer un ataque de flanqueo hacia los dos que estaban en la parte trasera. Si su plan funcionaba, se quedarían rezagados y podrían atacar a cada uno con dos Emblem Frames, y para cuando los demás se dieran cuenta, ya sería muy tarde para volver y auxiliarlos.

– ¡Los cazas enemigos están disparando a los Emblem Frames! – informó Coco.

– ¡Inicien maniobra de contraataque! ¡Evasión y flanqueo! – ordenó Takuto.

Tal como Takuto lo había predicho, los cazas de los Hellhounds empezaron a disparar primero. El Kung-Fu Fighter y el Lucky Star rompieron hacia la derecha, mientras el Trick Master y el Harvester se fueron hacia la izquierda. Ranpha fue la primera en alcanzar a su objetivo, logrando hacerle mella en un lado con sus cañones vulcan, mientras a su vez Mint le cortó el paso al otro usando los lásers de sus Fliers y obligándolo a quedarse atrás. Inmediatamente, las otras dos se sumaron al ataque buscando derribarlos lo más rápido posible.

Sin embargo, aunque la formación había sido rota, el daño que causaron en los cazas rezagados fue mínimo, y rápidamente se repusieron para contraatacar. Inmediatamente, empezó una refriega desordenada, y como si se dieran cuenta de lo que estaban haciendo, los Hellhounds comenzaron a perseguir a las Angels.

– Coco, ¿cuál es el tiempo estimado antes de que la flota enemiga nos alcance? – preguntó Takuto.

– Quince minutos si no nos movemos de nuestra posición actual. – replicó la operadora.

– Bien, tengan los motores en espera y prepárense para ponernos en marcha en ocho minutos hacia la entrada del corredor. – replicó el comandante.

– ¿Ocho minutos? – cuestionó Lester. – ¿Y si Forte no ha terminado con el satélite para entonces?

– Tendrá que hacerlo. – declaró Takuto. – Es la única ventana de tiempo que tendremos para escapar.

Lester le echó una mirada, pero no se atrevió a protestar más. Takuto por su parte era plenamente consciente de que, si sucedía el escenario que Lester propuso, se estarían convirtiendo en un enorme blanco de prácticas para el satélite, así que su única esperanza era que Forte lograra inutilizarlo durante ese tiempo.

...

El satélite estaba dándole a Forte más problemas de lo que esperaba. Para empezar, los micromisiles eran mucho más rápidos y precisos de lo que pensó, y le estaban obligando a mantenerse constantemente a la defensiva. Si no fuese por sus habilidades de pilotaje y los escudos del Happy Trigger, probablemente habría durado poco menos que la sonda del Elsior.

– Tch, esta cosa será más difícil de lo que pensé. – dijo Forte, molesta al ver lo persistentes que eran los micromisiles.

A fuerza de estar esquivándolos todo ese tiempo, no había tenido ninguna oportunidad de atacar el satélite, y no quería desperdiciar su munición en vano. En cuanto su radar le alertó de la siguiente oleada de misiles, una idea maquiavélica se formó en su mente. Si ese satélite estaba tan empeñado en dispararle, iba a darle una probada de su propio chocolate.

En cuanto la ola de misiles vino hacia ella, Forte la evadió elevándose, y hasta que los misiles no empezaron a perseguirla no comenzó a descender. Se aseguró de mantener algo de distancia para poder acelerar, aunque llevó a sus propulsores hasta el límite. En el último segundo, justo antes de chocar contra las torretas superiores, Forte viró pasando entre ambas, logrando que la mayor parte de los proyectiles impactaran en ellas. Algunos lograron colarse y Forte tuvo que evadirlos y luego derribarlos con sus propios disparos, pero no le llevó mucho tiempo.

En ese momento lamentaba no haber llenado el área de carga con minas espaciales, ya que ahora mismo le habrían resultado bastante útiles para despistar los micromisiles, pero cuando el satélite volvió a intentar disparar sus torretas, la energía de los lásers se sobrecargó debido al impacto anterior, y estallaron quedando totalmente inutilizables.

– Jaja, bien, eso se encargará de su arma principal. – sonrió Forte. – Pero esto aún no termina.

Efectivamente, los lanzadores de misiles anticruceros todavía estaban activos, y podrían causar graves daños en el Elsior incluso sin los turbo lásers. Los micromisiles todavía la estaban persiguiendo, y Forte trató de volver a hacer que se impactara a sí mismo con sus propios proyectiles. Sin embargo, los lanzamisiles eran un blanco más pequeño comparado a las torretas superiores, por lo que la mayoría lo pasaban de largo, y Forte no tuvo más opción que alejarse para salir de su rango y tratar de ponerse en posición de tiro. Sólo tenía unos segundos para hacerlo antes de que la lluvia de misiles cayera sobre ella.

– Tendré que arriesgarme. ¡Toda la energía a los cañones de riel!

El pulso le temblaba, pero en cuanto la mira fijó el objetivo, jaló los gatillos disparando ambos cañones de riel a máxima potencia, esperando lo mejor. Sin perder tiempo, aceleró sus propulsores para salir de allí y evitar la lluvia de muerte de los misiles, y no tuvo tiempo de ver el resultado de sus acciones hasta que se salió de su rango y pudo mirar atrás.

Impacto directo en el lanzamisiles de estribor, había quedado totalmente inutilizado. Forte sonrió complacida; su plan había funcionado.

– Bien, eso resultó. ¡Ahora el otro!

Sin embargo, cuando estuvo a punto de ponerse en posición para dispararle al otro lanzamisiles del satélite, su radar de largo alcance detectó múltiples contactos aproximándose. Al hacer acercamiento visual, se llevó una desagradable sorpresa al ver que se trataba de múltiples naves de la flota de Eonia, aunque la mayoría no eran de armamento pesado, sino rápidas y ligeras.

Pero con esos números, eso era malo. Muy, muy malo. Forte inmediatamente abrió el canal de comunicaciones enviando una señal de emergencia para alertarles de esta nueva amenaza.

– ¡Aquí el Happy Trigger! ¡Elsior, respondan!

– Aquí el Elsior, ¿qué sucede, Forte? – fue Takuto quien le respondió.

– Malas noticias. Hay otra flota esperándonos al otro lado del corredor. – dijo la pelirroja.

– ¿Qué dices? ¡Diablos, nos han atrapado en una pinza!

– Ya casi termino con las armas del satélite de ataque, a este paso pronto será poco más que un pisapapeles gigante, y no será una amenaza para el Elsior. – explicó Forte. – Y por lo que veo en mi radar, la mayoría de las naves al frente son ligeras, pero no sé si pueda con todas ellas yo sola.

– Intenta resistir todo lo que puedas. – dijo Takuto. – En cuanto podamos te enviaremos apoyo; hasta entonces, contamos contigo.

– Por supuesto, déjamelo a mí. – dijo Forte guiñándole el ojo antes de cortar la comunicación.

Aunque por fuera intentaba proyectar confianza, Forte en realidad estaba un poco preocupada. Después de inutilizar el otro lanzamisiles del satélite, verificó su estado actual. Los escudos del Happy Trigger estaban al 70%, y la energía al 65%, todo después de haber peleado ella sola durante este rato. El único lado positivo era que todavía tenía bastante munición, al haber utilizado los propios proyectiles del satélite enemigo en su contra.

Si estuviera al máximo, tal vez podría lidiar con todas esas naves frente a ella sola, pero en estas condiciones... no, no podía pensar en ello. Takuto y las demás contaban con ella. Se prometió a sí misma que los protegería y que no iba a morir aquí ni ahora.

– Vamos, Happy Trigger. Tendré que llevarte un poco más allá de tus límites hoy, ¡por favor no me falles!

Dejando atrás al ahora inútil satélite, Forte aceleró su nave, y gritó furiosa para darse fuerza antes de empezar a abrir fuego contra la flota enemiga. Iba a derribar a todas las que pudiera hasta que las demás pudieran acudir en su ayuda.

Ignorando por el momento esa ligera migraña que empezaba a pulsarle en la cabeza.

...

A pesar del aviso de Forte, Takuto no canceló su orden previa, y en cuanto el tiempo límite se cumplió, el Elsior comenzó a moverse por el corredor a toda máquina. El comandante apretó las manos con fuerza en los reposabrazos de su silla. Aunque todavía no los alcanzaba la flota de atrás, sabía que no podían bajar la guardia.

– Comunicación de la Brigada Angel en la retaguardia. – avisó Almo. Takuto autorizó la abertura del canal, y al instante apareció Mint en pantalla.

– ¡Takuto-san! ¡El enemigo nos está sobrepasando! – dijo la peliazul.

– Entiendo. Vaya que son persistentes. – dijo Takuto con fastidio. – ¿Cuánto falta para que atravesemos el corredor?

– ¡Mejor quéjate con el enemigo! – dijo Lester. – ¡Sala de máquinas, necesitamos más velocidad!

– ¡Chicas, necesitamos que resistan un poco más! ¡En cuanto salgamos de aquí iniciaremos el Chrono Drive, sólo un poco más de tiempo!

– ¡Entendido! – dijo Mint antes de cortar comunicaciones.

Takuto se volvió a reclinar en su silla, mordiéndose el labio inferior. Esto estaba resultando más difícil de lo que pensaba, y no había mucho más que pudiera hacer excepto dar órdenes y confiar en sus subordinadas.

O al menos, así fue hasta que una alarma de ataque lo sacó de su estupor.

– ¡La nave insignia acaba de lanzar un proyectil de largo alcance hacia nosotros! – informó Coco. – ¡No hay tiempo para maniobras evasivas!

– ¡Levanten los escudos! – ordenó Takuto. – ¡Toda la energía a las pantallas deflectoras posteriores!

Segundos después, efectivamente recibieron el impacto, pero los escudos lograron mitigarlo, y sólo sintieron una pequeña sacudida. Aun así, por si las dudas, Takuto pidió un informe de daños, y el reporte de Almo le trajo una mala noticia.

– ¡El proyectil llevaba una carga electromagnética que afectó nuestros sensores! – informó la operadora de pelo morado. – ¡La computadora de navegación se congeló, no podemos trazar el curso!

– ¿Cuánto tiempo tardará en reiniciarse? – preguntó Lester.

– ¡Por lo menos unos diez minutos! – dijo Almo. – ¡Pero no tenemos ese tiempo ahora!

– ¡Cambien a control manual! – ordenó Takuto. – ¡Transfieran el control de navegación a mi estación!

– ¡Pero Comandante Mayers...!

– ¡Háganlo! – volvió a insistir, con tono aún más autoritario.

Normalmente, el Elsior no requería de un timonel humano ya que la computadora se encargaba de casi todos los requerimientos de navegación, y sólo tenían que darle órdenes, pero tras ese ataque electromagnético se quedarían a ciegas. Afortunadamente, había un sistema de control manual, y Takuto como todos los oficiales de su rango o superior tenía una licencia de pilotaje en caso de emergencias.

Un panel de control apareció frente a la silla del comandante, y Takuto puso sus manos en las ranuras para escanearlas y activarlo. Aparte de la navegación, también le daba control sobre las armas principales del Elsior, y la pantalla holográfica le dio una vista amplia del exterior, con un par de retículas de objetivo que indicaban hacia dónde apuntaban los cañones primarios del Elsior.

– ¡Los cazas pertenecientes a los Hellhounds nos están flanqueando! – informó Coco. – ¡La Brigada Angel los está persiguiendo ahora!

– ¡Dejen que nos alcancen, pero no bajen la marcha! – ordenó Takuto. – ¡Tenemos que salir del corredor lo más pronto posible!

Takuto sabía perfectamente lo que estaba haciendo. Los Hellhounds intentarían atacarlos de frente, tomando ventaja de la velocidad de sus cazas buscando cortar su avance. Pero él ya los estaba esperando, sólo necesitaba que se pusieran a tiro.

Los cinco cazas negros venían los adelantaron, y al girar se pusieron en formación de ataque antes de disparar una lluvia de misiles hacia el Elsior. Afortunadamente, las pantallas deflectoras absorbieron casi todos los impactos, y Takuto fijó las retículas de objetivo en el centro de la formación antes de disparar con ambos cañones.

El disparo, aunque potente, fue evadido sin problemas, pero el objetivo de Takuto era que rompieran la formación, y aún tenía algo más para darles. Envió una señal codificada a los Emblem Frames de lo que estaba planeando, diciendo "prepárense para los fuegos artificiales", e inició una cuenta regresiva de veinte segundos antes de poner su plan en marcha.

– ¿Seguro que esto funcionará, Takuto? – preguntó Lester.

– No se lo van a esperar, te lo aseguro. – replicó el comandante muy confiado.

– Cinco segundos para disparar... cuatro... tres... dos... uno... ¡FUEGO! – dijo Almo.

De inmediato soltaron la carga, que estalló alrededor de ellos en... una lluvia de chispas de colores vibrantes y cambiantes por todas partes. Rojo, amarillo, azul, verde, púrpura... era un espectáculo de colores.

Los cazas enemigos ejecutaron maniobras evasivas por reflejo, sólo para llevarse una sorpresa de darse cuenta que el "ataque" resultaron ser unos inofensivos fuegos artificiales. Sin embargo, cumplieron con su propósito: en el shock del ataque falso, se quedaron inmóviles por un momento y la Brigada Angel pudo aprovecharse de eso para dispararles con todo. Takuto aprovechó también de activar los lanzatorpedos laterales para rematarlos un poco, en medio de todo el caos que se generó.

– Daños serios confirmados en los cazas enemigos. – dijo Coco. – Dos de ellos están emprendiendo la retirada ahora, los otros tres están retrocediendo.

– El lanzador de fuegos artificiales... no creí que se te ocurriría utilizar eso, de todas las cosas. – comentó Lester.

– Pero funcionó, ¿verdad? Te dije que no se lo esperarían. – replicó Takuto con una sonrisa, antes de abrir un canal con la Brigada Angel en la retaguardia. – Atención, Angels, informe de la situación.

– Vamos bien, las naves enemigas están bajando el ritmo. – dijo Milfie.

– Aunque dos de esos tipos se nos escaparon. – agregó Ranpha. – Tch, son muy rápidos para huir, como siempre.

– ¿Y la nave insignia? – preguntó Lester.

– Parece estar cambiando de curso, es posible... – dijo Mint, deteniéndose en seco, como si acabara de darse cuenta de algo. – No, Takuto-san, creo que tenemos más problemas.

– ¿Qué sucede?

– Según mis sensores, la nave insignia enemiga está dirigiéndose hacia el campo gravitatorio en el extremo izquierdo del corredor. – Mint proyectó sobre su pantalla una imagen de radar con una flecha de curso hacia la susodicha área. – Si no me equivoco, tratará de usarlo para dar un salto de parábola en arco, e interceptarnos en el frente.

– Ingenioso, con eso además no gastará energía y nos ganará algunos kilómetros de ventaja. – admitió Lester. – Tendremos que abrirnos paso a la fuerza entre la flota del frente.

– Ese siempre fue el plan. – dijo Takuto. En eso, notó que los indicadores de escudos y energía del Happy Trigger se acercaban peligrosamente al 50%, lo que significaba que necesitaría ayuda pronto. – Vanilla, Forte tiene problemas, ve al frente para darle apoyo.

– Entendido... – replicó la peliverde.

– ¡El resto de ustedes, mantengan posiciones y sigan protegiendo al Elsior! – ordenó Takuto. – ¡No permitan que ninguna nave enemiga se acerque a nosotros!

– ¡SÍ SEÑOR! – corearon Mint, Ranpha y Milfie.

Takuto cortó comunicaciones y volvió a concentrarse en dirigir la nave por el corredor. Esa mujer llamada Sherry parecía estar decidida a atraparlos a como diera lugar, pero él no iba a dejar que ni ella ni nadie los detuviera.

Si quería una pelea de frente con él, la iba a tener.

...

Forte no recordaba cuándo fue la última vez que se llevó al límite de esta forma. Lo único que tenía en su mente era que debía proteger al Elsior, y al hombre que lo comandaba. Eso era lo que le estaba dando fuerzas en ese momento, y con todas las naves a las que se estaba enfrentando, era afortunado. Se estaba asegurando de no desperdiciar ni un solo misil, siempre buscando destruir o causar daños críticos en cuanto se pusieran a tiro, al tiempo que se veía forzada a maniobrar entre el fuego cruzado que le lanzaba la flota negra.

– ¿Es todo lo que tienen? – dijo mientras maniobraba entre dos oleadas de misiles que pasaron muy cerca de ella. – ¡Comparados con ese traste gigante, ustedes no son nada!

Efectivamente, las naves enemigas no tenían ni de cerca el mismo poder de fuego que el satélite de ataque, que ahora era simplemente un enorme peso muerto luego de que ella le neutralizó todas sus armas. Si no fuese porque era demasiado grande para meterlo en el Elsior, haría que se lo llevaran como trofeo o para desmantelarlo y analizarlo.

– ¿Qué me pasa? – se preguntó. – Creo que empiezo a desvariar.

Tenía que concentrarse. Los enemigos frente a ella seguían implacables y tenía que derribar a todos los posibles. Sin embargo, con todo lo que llevaba combatiendo, tuvo un desliz cuando una ronda de micromisiles le sacudió por el costado derecho, y afortunadamente reaccionó justo a tiempo para evitar un impacto directo, pero algunos lograron hacerle mella en uno de sus motores. El sensor de alerta comenzó a pitarle, y mientras estaba intentando arreglarlo para estabilizarse, un escuadrón de drones kamikazes ya venía hacia ella.

Por reflejo, Forte cerró los ojos esperando el impacto inminente, pero este nunca llegó. En su lugar, su radar le alertó de otra señal, pero no era de un enemigo. Un rayo láser de color verde detuvo en seco a los drones, y al mirar Forte vio al Harvester tomando la punta y activando su escudo satelital para contener las explosiones.

– Forte-san, ¿te encuentras bien? – preguntó Vanilla por el canal de comunicaciones.

– Gracias, Vanilla, me salvaste. – dijo Forte con gratitud. Al instante, el Harvester soltó nanomáquinas reparadoras sobre el Happy Trigger, arreglando el daño del motor y al mismo tiempo recargando sus escudos, que a ese punto ya habían bajado al 43%.

En ese momento, otras dos señales enemigas aparecieron en el radar, y al verificar se percató que eran dos de los cazas pertenecientes a los Hellhounds. Por lo visto habían decidido venir por ellas.

– Tch, ahora no tenemos tiempo para ustedes. – masculló Forte molesta. – Me haré cargo de ustedes rápido para ocuparme de lo que importa.

Los dos cazas rompieron formación, con uno de ellos viniendo directo hacia ella, mientras el otro iba a perseguir a Vanilla. Los dos abrieron con un duelo de misiles frontal que se impactaron mutuamente, neutralizándose entre sí. Pasándose de largo, Forte pudo vislumbrar brevemente la ventana en la cabina, y se percató de que era el pelirrojo que se hacía llamar Red-Eye el que pilotaba el caza enemigo.

– No sé por qué no me sorprende. – murmuró al verlo.

De inmediato tomó distancia y se posicionó para dispararle con los cañones de riel. Los escudos del Emblem Frame negro repelieron el fuego, y rápidamente contraatacó, forzándola a elevarse para buscar un mejor ángulo. El radar le alertó que le estaba arrojando otro salvo de misiles, los cuales venían demasiado rápido como para intentar evadirlos de manera tradicional, así que probó otra cosa.

El Happy Trigger comenzó a hacer un giro de alerón como un taladro, provocando que los misiles se desviaran en un curso en espiral hasta que convergieron y se impactaron entre ellos. La maniobra funcionó, aunque los giros dejaron a Forte algo mareada y desorientada por un momento, siendo traída de vuelta a la realidad por otra ronda de disparos de vulcan, viendo que su oponente había aprovechado de tomar posición de nuevo para atacarla por sorpresa.

– Bastardo... ¡ahora te vas a enterar!

En cuanto volvió a estabilizarse, Forte volvió a contraatacar, pero el desgraciado logró esquivar sus disparos y contraatacarle, y sin perder tiempo ella empezó a abrirle fuego con todo lo que tenía, empezando a desesperarse por derribarlo, pero este lograba escapársele de sus intentos. La pelirroja apretaba los dientes, poniéndose cada vez más furiosa al no lograr acertarle.

– Cálmate, Forte... no te precipites... – se dijo intentando calmarse.

Hizo un diagnóstico rápido de su condición actual. Aunque sus escudos estaban casi al máximo gracias a Vanilla, su nivel de energía estaba por debajo del 40%, y se estaba quedando sin munición. Podría intentar regresar al Elsior para repostar, pero si lo hacía, ese sujeto podría perseguirla y poner en peligro a la nave, y también a Takuto.

Lo que significaba que tenía que deshacerse de él primero. Necesitaba guiarlo hacia una trampa, pero no había obstáculos alrededor... excepto por...

– El satélite, eso es.

Una sonrisa diabólica se formó en el rostro de la pelirroja. El satélite no podía atacar luego de que ella inutilizó sus armas, pero seguía siendo un enorme obstáculo, y podía usarlo como escudo de los ataques de ese Red-Eye. Con eso en mente, fingió una retirada dando la vuelta, y se aseguró que él la persiguiera. Se dirigió hacia el satélite, y volvió a maniobrar ejecutando giros de alerón de lado a lado para desviar los misiles y que se estrellaran entre sí, creando pantallas de humo.

– Vamos, ven por mí si eres tan rudo, cara rajada. – murmuró Forte.

Forte decidió aprovechar los misiles que le quedaban para desviar un poco la atención del enemigo. Comenzó a volar describiendo rizos entre los "brazos" del satélite, intentando hacer que el Emblem Frame negro cometiera un error, haciendo giros muy cercanos entre sí casi rozando al satélite. Le sorprendió que ese sujeto fuera capaz de seguirle el paso en ese tipo de maniobras, hasta que finalmente...

Al pasar por debajo de uno de los brazos, el Emblem Frame negro no midió bien por donde iba, y se golpeó una de sus alas, lo que le hizo perder el control momentáneamente.

– ¡Bingo! ¡Ahora sí ya te tengo!

Forte inmediatamente tomó la oportunidad y comenzó a dispararle sin piedad una ráfaga de vulcan y misiles, haciéndole pedazos los motores en cuestión de segundos. En medio de la explosión, sin embargo, la cabina se desprendió y salió propulsada fuera del área. El muy listo había vuelto a eyectarse para salvar su vida.

Y lo más extraño de todo, una vez que estuvo fuera de rango, le envió una transmisión de comunicaciones. ¿Todavía tenía algo que decirle después de haberlo derrotado?

– Todavía... no he extinguido la llama de tu vida... – dijo Red-Eye en tono muy serio.

– Lo único que estoy oyendo es a un mal perdedor. – replicó Forte con sorna. – ¿O estás tratando de verte genial? Porque estás fallando, mejor ríndete.

– ... Hablas demasiado, mujer...

– ¿Dices eso luego que te venció una mujer? – replicó ella. – Qué hombre tan patético y quejica. Deberías animarte un poco, como Takuto.

– ¡Eso es cierto! – intervino la voz de Takuto, que al parecer también se había unido al canal. – Un hombre debe ser alegre. Si no, nunca tendrás éxito con las chicas.

– ... ¿Cómo conectaste esas dos cosas? – preguntó Forte, aunque por dentro intentaba aguantarse la risa. En realidad, le pareció bastante gracioso.

– Hablen ahora... mientras pueden. – replicó Red-Eye. – Tarde o temprano... les arrancaré sus lenguas...

– ¿Oh? ¡Quiero ver que lo intentes! – lo desafió Forte. – ¡Estaré lista cuando quieras volver por la revancha!

Y diciendo eso, la transmisión se cortó. El radar le indicó que la cápsula de escape se alejaba del área, y como ya no representaba una amenaza, tuvo que resistirse a la tentación de terminar de derribarlo para que no volviera más. Pero al menos, no tendría que preocuparse por él de momento.

Ahora, había otras cosas a las que debía dar prioridad.

– Takuto, voy a regresar al Elsior para repostar. – dijo Forte por el canal que seguía abierto. – La flota enemiga se está agrupando a la salida del corredor.

– Bien, date prisa y prepárate. – dijo Takuto. – Por cierto, ¿estás bien? Pareces estar algo pálida.

– Tranquilo, no es nada. Puedo seguir con esto todo el día. – aseguró Forte, antes de cortar la comunicación.

Ahora que tenían un breve respiro, debía aprovechar para ir a repostar. Se había deshecho del mayor peligro que representaba el satélite de ataque, pero hasta que no atravesaran a la flota enemiga e iniciaran el Chrono Drive hacia Trasnsbaal, no estarían a salvo.

La pregunta que Forte se hacía era, ¿podría resistir hasta entonces?

Esta historia continuará...



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